¿Qué es la Iglesia?

The Master’s Seminary

Serie: 90 Segundos de Teología

¿Qué es la Iglesia?

Lucas Alemán

Lucas Alemán es director de educación en español y profesor de Antiguo Testamento en The Master’s Seminary, y director ejecutivo de la Sociedad Teológica Cristiana. Además, es pastor en la Iglesia Bíblica Berea en North Hollywood, California. En 2016, Lucas comenzó a enseñar en The Master’s Seminary como miembro adjunto de la facultad. Si bien sus cursos de especialización son panorama del Antiguo Testamento, gramática de hebreo y exégesis de hebreo, él también da clases de exégesis de griego y teología. En 2018, se unió a la facultad de tiempo completo. Lucas y su esposa, Clara, tienen dos hijos, Elías Agustín y Enoc Emanuel.

¿Quién escribió la epístola a los Hebreos?

The Master’s Seminary

¿Quién escribió la epístola a los Hebreos?

Josías Grauman

La autoría de la epístola a los Hebreos se ha discutido y debatido por años. Hay diferencia de opiniones y a menudo es objeto de discusiones acaloradas, especialmente en el mundo académico. En este artículo explicaré de manera breve por qué pienso que la autoría de esta preciosa carta debe dejarse en el anonimato.

Nadie la firmó.

Pablo comienza sus trece cartas con la misma palabra cada vez. No hay excepción. ¿Piensas que Hebreos es la única excepción? Esto es posible, pero me parece aún más notable que ninguna evidencia sólida de la autoría paulina proviene de la iglesia primitiva, lo cual es bastante extraño a la luz del hecho de que Pablo declara explícitamente que escribió todas sus cartas de la misma manera, con la intención de eliminar a los impostores (2 Tes 3:17). Si Pablo escribió Hebreos, parece probable que la evidencia hubiera sido tan abrumadora como sus otras cartas.

Hebreos 2:3–4 es inconsistente con la argumentación apostólica de Pablo.

El autor de Hebreos se distancia de aquellos que recibieron el evangelio directamente de Jesús y no se incluye en el grupo de hombres que Dios autenticó mediante milagros. Esta es ciertamente una afirmación extraña si proviene de Pablo. Pablo declara que sus credenciales apostólicas incluían recibir su evangelio de Cristo mismo, no de ningún hombre, (Gál 1:12) y realizar señales, prodigios y milagros. (2 Cor 12:12)

Por otro lado, otros argumentan que los apóstoles sí confirmaron el evangelio de Pablo y sí experimentó sus milagros, así que esto es consistente con su experiencia. Si bien eso puede ser cierto, mi punto es que no es consistente con su argumentación. Veamos un ejemplo. ¿Por qué el apóstol Juan habla del hecho de que el evangelio le fue confirmado por Pedro que hizo milagros? Si bien esto es cierto, sería ilógico argumentar en ese sentido, ya que disminuiría la propia autoridad apostólica de Juan con respecto a las cosas que él mismo tocó con sus manos. (cf. 1 Jn 1:1)

La gramática de Hebreos es diferente a los otros escritos de Pablo.

Esto es imposible de probar en español, y si no lees griego, me temo que tendrás que aprender. La buena noticia es que solo tendrás que tomar un año de griego para abrir una carta paulina y comenzar a leer (con ayudas de vocabulario). La mala noticia es que cuando abres la carta a los Hebreos te perderás irremediablemente, porque el griego de los Hebreos es, bueno, bastante más complicado que las cartas de Pablo. El griego de Hebreos es más parecido al griego clásico, como Lucas, y menos parecido al griego de los escritores judíos en el Nuevo Testamento. Además, como nota al margen, la epístola a los Hebreos suele citar el Antiguo Testamento mucho más cercano a la Septuaginta griega de lo que Pablo lo hace, quien generalmente traduce directamente del hebreo.[1]

La teología es consistente, pero tiene su propio énfasis.

Permíteme ser claro: Cada libro de la Biblia tiene a Dios como Su autor y es absolutamente consistente con la realidad, consigo mismo y con el resto de la Escritura. Sin embargo, la naturaleza divina de la Escritura no erradica su elemento humano. Los autores humanos escribieron con su propio vocabulario y énfasis.

Por ejemplo, en los escritos de Pablo, él a menudo habla de la salvación como un evento pasado: Él nos salvó (Tit 3:5). Sin embargo, el autor de Hebreos generalmente habla de la salvación como un evento futuro, afirmado que seremos salvos si perseveramos hasta el final (cf. Heb 1:14; 9:28; 2:3–5, donde el autor equipara el mundo venidero con la salvación). Ahora, por supuesto, ambos autores entendieron ambas realidades, y ambos autores nos instan a tener la seguridad de una salvación pasada y de perseverar hasta el final, pero los autores las enfatizan de manera diferente.

De hecho, creo que las personas a menudo malinterpretan el libro de Hebreos cuando esperan que sea paulino. Por ejemplo, ¿qué pasaría si pensáramos que Pablo escribió el libro de Santiago? Santiago 2:24 sería bastante confuso, porque Pablo usa constantemente la palabra “justificar” para querer decir “declarar justo” (Ro 3:28). La clave para entender Santiago 2:24 es entender que Jesús (Lc 7:35) y Su medio hermano Jacobo usan la palabra “justificar” más como la palabra en español para querer decir “vindicar.” Por lo tanto, Santiago 2:23 declara que Abraham fue contado como justo en Génesis 15:6 cuando creyó, pero no fue sino hasta 7 capítulos después que fue vindicado como creyente, cuando sacrificó a su hijo Isaac en el altar.

En otras palabras, creer que Pablo escribió Hebreos a menudo puede conducir a un estudio comparativo con otras frases paulinas que creo que pueden malinterpretar fácilmente el empuje y la severidad de las exhortaciones de la epístola a los Hebreos

Respondiendo a argumentos comunes a favor de la autoría paulina

Primero, algunos argumentan que el idioma de Hebreos es diferente al de Pablo porque Pablo generalmente escribía a los griegos y esta vez estaba escribiendo a los hebreos. Esto ciertamente podría explicar por qué se utiliza la Septuaginta. Sin embargo, ¡cuán increíblemente extraño sería para Pablo escribir normalmente a los gentiles con un griego muy judío, pero luego, en su epístola a los Hebreos donde está hablando con los judíos sobre cosas judías, él elige escribir en un griego más clásico!

Segundo, algunos argumentan que Hebreos es diferente porque Pablo usó un secretario que influyó considerablemente en la gramática. Si bien esto no explica por qué Pablo no incluyó su nombre en la carta, se puede encontrar un paralelo en 1 y 2 Pedro,
donde Silas ciertamente jugó un papel en refinar el griego de 1 Pedro (1 Pe 5:12).

Tercero, algunos argumentan que Hebreos fue un sermón que Pablo habló y que luego se escribió una pequeña exhortación al final (cf. Heb 13:22). Esto es posible y explicaría las muchas conexiones paulinas a lo largo del libro (Heb 13:23), así como las variaciones de estilo en la escritura. Sin embargo, es imposible de probar.

Entonces, ¿quién escribió el libro de Hebreos? Dios lo hizo. De hecho, creo que el autor de Hebreos no firmó la carta deliberadamente enfatizar únicamente el mensaje que quería comunicar. Me encanta que incluso dentro del libro de Hebreos, el autor a menudo elimina intencionalmente referencias a otros autores humanos. Él cita el Antiguo Testamento con frases como: “uno ha testificado en cierto lugar” (2:6) o “como Él ha dicho” (4:3) o “como dice el Espíritu Santo” (3:7).

Esto es a propósito. Él no quería que sus lectores vieran un pasaje como davídico, sino como divino. No es solo algo que un humano frágil escribió hace años; es algo que el Dios Todopoderoso está diciendo en este momento. (Heb 12:25) Y si esto era cierto para los Salmos, bueno, también es cierto para nosotros cuando leemos el libro de Hebreos.

[1] Paul Ellingworth tiene más información en su introducción a Hebreos en el NIGTC si deseas listas actuales de términos diferentes y diferencias gramaticales.

Josías Grauman

Josías es licenciado en idiomas bíblicos por The Master’s University y con Maestría en Divinidad por The Master’s Seminary. Sirvió durante cinco años como capellán del Hospital General de Los Angeles (California), y sirvió como misionero por dos años en la Ciudad de México. En la actualidad , está encomendado como anciano de la iglesia Grace Community Church donde sirviendo en el ministerio hispano. Josías y su esposa Cristal tienen tres hijos.

Una roca inamovible

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Una roca inamovible

Heber Torres 

El cambio forma parte de la realidad del ser humano. Solo tienes que mirarte en el espejo. Las personas cambian de aspecto, cambian de dieta, cambian de rutina, cambian de amistades, cambian de casa y cambian de trabajo. Aquello que en un momento de tu vida fue parte esencial, con el tiempo, apenas lo recordarás vagamente.

Pero el que los seres humanos cambien no es algo necesariamente malo. De hecho, la palabra de Dios enseña que es precisamente un enorme cambio el que tiene lugar en la vida de todos aquellos que son alcanzados por el evangelio. El creyente genuino está siendo progresivamente transformado. Día a día deja de ser lo que un día fue para llegar a ser lo que nunca ha sido. Y eso inevitablemente va a producir cambios en su forma de pensar, en su forma de actuar y en su forma de vivir.

La condición del cristiano es otra: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas» (2 Co. 5:17). El deseo del cristiano es otro: «Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia» (Fil. 1:21). La prioridad del cristiano es otra: «si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios» (Col. 3:1).

Sin embargo, hay uno que no está sujeto a cambios de ningún tipo. Y es que «Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos» (He. 13:8). Esto lo sitúa en una categoría en la que solamente Dios tiene cabida, de la que se desprenden al menos tres implicaciones importantes:

1) Sus atributos no cambian

Los atributos son aquellas cualidades que hacen de algo lo que realmente es y no otra cosa. Para que llegues a ser lo que eres necesitas aprender. Necesitas experimentar. Necesitas fracasar o tener éxito. Necesitas tiempo. En definitiva, necesitas cambiar. Sin embargo, Él no es una criatura más. No pertenece a la larga lista de seres creados. La Biblia afirma que Cristo es eterno. Él no tiene principio ni final. Toda existencia comienza con Él y todo final depende de Él. Y siendo Dios, la Escritura enseña que también es inmutable. De la misma forma que Santiago dice que en Dios no existe cambio ni sombra de variación (Stg. 1:17), Hebreos 13:8 confirma que en Cristo tampoco.

Cristo nunca ha sido menos de lo que debería ser y no puede ser más de lo que siempre ha sido. No ha necesitado retocar nada de su persona. No ha tenido que corregir nada de su carácter. No ha mejorado, ni ha empeorado con los años. Él «es el mismo ayer y hoy y por los siglos». No hay un día en el que Cristo sea más fiel que otro. No hay una tarde en la que Cristo es más misericordioso que otra. Él es siempre igual, perfecto, inmejorable e insuperable. Cristo es supremo.

2) Su autoridad no cambia

Jesús mismo dijo a sus discípulos «Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy» (Jn. 13:13). La Biblia nos enseña que Él es el siervo sufriente, pero también el monarca y Señor de la historia. Conforme a su naturaleza, Cristo tiene el derecho de demandar el servicio y la devoción de todas sus criaturas. Y, de acuerdo con sus atributos, cuenta con la capacidad de lograr sus planes y llevar a cabo sus propósitos. Colosenses 1:15–17 afirma que «Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen».

Aun en medio de la confusión y de la oposición, su dominio es total y global. Su hegemonía es imparable e invencible, porque nada está fuera de su control soberano. ¡Nunca lo ha estado! Ni la vida ni la muerte, ni los poderosos ni la humanidad al completo pueden desviarse de lo que Él permite, de lo que Él desea, de lo que Él ha establecido. Por eso, el cristiano no solamente contempla la grandeza de Cristo, sino que obedece y se somete ante la autoridad de aquel que lo es todo en todo. Y lo hace con gratitud y contentamiento (Sal. 119:72, 127).

3) Su actualidad no cambia

Muchas personas hoy viven preocupadas por lo que deparará un mañana que parece más incierto que nunca. En estas últimas semanas, un virus microscópico ha vuelto a poner de manifiesto una realidad que la palabra de Dios revela desde sus primeras páginas: el sistema de este mundo es frágil. Tu vida no es más que un soplo. Todo lo que tienes se desvanece fácilmente. En cuestión de minutos, los gobiernos más fuertes pueden verse comprometidos, las grandes compañías pierden todo su valor y tus proyectos y planes se desbaratan. Sin embargo, la Biblia enseña que hay uno en quién puedes poner toda tu confianza sin temor a ser defraudado, uno cuya sangre no deja de ser efectiva para purificar a todo el que se acerca a Él. Mientras tanto, Cristo no cesa, ni por un segundo, de interceder a favor de los que son suyos (1 Jn. 1:9; 2:1).

Él es la roca inamovible. Ni viento ni tormenta alguna lograrán desplazarlo un milímetro del lugar en el que siempre ha estado. Sus atributos no cambian. Su autoridad no varía. Su actividad no cesa. Y, por tanto, su actualidad no pasa. Siempre es pertinente. Siempre es apropiado. Siempre es oportuno. Puedes descansar seguro, porque aquel que es el mismo ayer, hoy y por los siglos lo ha prometido: «yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt. 28:20b).

Heber Torres
Haber Torres

Es profesor de teología en el Seminario Berea (León, España) y pastor en la Iglesia Evangélica de Marín (España). Dirige el sitio «Las cosas de Arriba», que incluye podcast y blog. Está casado con Olga y juntos tienen tres hijos: Alejandra, Lucía y Benjamín.

Martín Lutero y la seguridad de la salvación

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Martín Lutero y la seguridad de la salvación

Angel Cardoza

El tema de la seguridad de la salvación es uno que ha causado gran duda y preocupación en la iglesia. Muchos cristianos suelen buscar certeza en sí mismos y en sus acciones, mas al ver sus faltas llegan a experimentar incertidumbre y preguntarse si Dios los ha dejado, si han perdido la salvación o si realmente nunca lo fueron. Si somos honestos, el sentir esta inseguridad no nos permite experimentar un gozo pleno en Cristo.

Su pecado le causaba culpa, a tal punto que vivía en una constante depresión

Ideas erróneas 

Martin Lutero, quien fue el propulsor principal de la reforma protestante, durante mucho tiempo estuvo perturbado por dudas y preocupaciones. Su pecado le causaba culpa, a tal punto que vivía en una constante depresión. Ahora, en gran parte su tormento se debía a las enseñanzas antibíblicas que aprendió desde muy temprana edad y que fueron afianzadas a lo largo de su carrera como fraile de la iglesia católica. Una de estas falsas enseñanzas, aún predominante en la Iglesia Católica hoy, fue enseñada inicialmente por Tomás de Aquino y luego confirmada en el concilio de Trento:

“Si alguno dijere, que tiene una certeza absoluta e infalible de seguridad de tener el don de perseverancia hasta el final, a menos que haya aprendido esto por revelación especial; sea anatema”.

En los primeros escritos de Lutero se pueden ver reflejos de esta doctrina. En sus comentarios sobre el libro de Romanos (1515-1516), en 3:22, un versículo que claramente habla de la justicia de Dios a través de Jesús, Lutero comentó: “…ya que no somos capaces de saber si contamos con toda palabra de Dios o negar alguna… Tampoco somos capaces de saber si realmente somos justificados o salvos”. Este tipo de comentarios nos hace ver que Lutero no había llegado a una convicción plena del significado real del evangelio, ya que estaba opacado por la falsa interpretación bíblica de la Iglesia Católica.

«Mas el justo por la fe vivirá»

Sin embargo, un día mientras meditaba en la Escritura en su oficina en Wittenberg, al leer Romanos 1:17 –“Mas el justo por la fe vivirá”– inició un cambio en su interior. Esa noche Lutero no pudo dejar de pensar en ese pasaje. El Espíritu Santo obró en él de tal manera que no podía contenerse ante tal verdad. Lutero entendió que lo que aprendió en el catolicismo, y que por tantos años había enseñado, era contrario a la Palabra. Y es que Dios establece que la salvación es algo que viene solo por su gracia, y por ende los hombres no podemos ganarla. Esa gracia de Dios solo puede ser obtenida a través de la fe en Cristo Jesús.

Luego de revelarse contra las herejías del catolicismo, Lutero hizo un énfasis especial en enseñar que la verdad del evangelio trae certeza al creyente. Esto es apreciado en su énfasis en la doctrina de la justificación solo por fe o “Sola Fide”. De acuerdo a Lutero, la justificación solo por fe y no por obras es el punto en el cual está sostenida la iglesia de Cristo. Es por medio de esta que el creyente puede recibir el perdón de Dios por sus pecados y ser justificado delante de Él (Jn. 3:165:246:28-29Ro. 3:284:55:114:23Gá. 2:16Ef. 2:8-10…).

¿Qué nos enseña la experiencia de Lutero?

Si quieres tener seguridad de salvación, el lugar donde empezar no es en tus sentimientos sino en tu entendimiento; luego los sentimientos seguirán

A lo largo de la historia de la iglesia, algo que podemos notar de aquellos que tuvieron batallas personales similares a la de Lutero, en cuanto a la seguridad de su salvación, es que encontraron respuesta en la Palabra de Dios. Como dijo Martyn Lloyd-Jones, “Si quieres tener seguridad de salvación, el lugar donde empezar no es en tus sentimientos sino en tu entendimiento; luego los sentimientos seguirán. La manera de tener seguridad no es tratar de sentir algo, sino tener esa verdad absoluta”.

Luego de recibir tan gran convicción y seguridad en la Palabra de Dios, Lutero escribió:

“Los sentimientos vienen y van, los sentimientos son engañosos. Mi seguridad es la Palabra de Dios, nada más vale la pena creer. Aunque todo mi corazón se sienta condenado, queriendo alguna muestra dulce, existe algo más grande que mi corazón cuya Palabra no puede ser quebrantada. Confiaré en la inmutable Palabra de Dios hasta que el alma y cuerpo sean separados. Porque, aunque todas las cosas pasen, su Palabra permanecerá para siempre.»

No es fructífero para el creyente vivir en una incertidumbre constante en cuanto a su salvación. A pesar de que llegue la duda, el creyente genuino no puede dejar que permanezca en él, ya que esta puede ser una muestra de falta de su confianza en que Dios permanece fiel a su Palabra (Juan 5:24Ro. 8:1Fil. 1:6). Y es ahí donde radica el asunto: es Dios que permanece fiel a su promesa, quien honra el sacrificio de Cristo por nuestros pecados.  Qué gozo trae el saber que nuestra salvación no está fundamentada en nosotros, pero en Dios, quien es fiel por la eternidad.

Angel Cardoza sirvió como líder juvenil y maestro en la Iglesia Cristiana de la Comunidad en Republica Dominicana. En la actualidad cursa una Maestria en Divinidad (M.Div.) en The Master’s Seminary. Forma parte de la iglesia Grace Community Church, donde sirve enseñando en estudios bíblicos hogareños. Él y su esposa Yamel tienen dos hijas.

Qué podemos aprender de los liberales

The Master’s Seminary

Qué podemos aprender de los liberales

Nathan Busenitz

Cada primavera, en mi clase de historia de la iglesia, nos toca estudiar una breve descripción de los teólogos alemanes del siglo 19 y principios del siglo 20.

Es una especie de cátedra deprimente, ya que vemos la triste historia de la intersección entre el escepticismo y la erudición, podemos ver la catástrofe que desató la duda y la incredulidad desenfrenada. Y cómo a pesar de vivir en el mismo país de la Reforma, muchos teólogos protestantes alemanes abandonaron las doctrinas históricas del cristianismo bíblico debido a la popularidad del racionalismo de la Ilustración. Al hacerlo, naufragaron sus propias almas y devastaron la fe de millones de personas.

Promotores de la alta crítica, como Johann Eichhorn y David Strauss, negaron la inspiración y la infalibilidad de la Biblia. Según ellos, Moisés no escribió el Pentateuco y los cuatro evangelios no fueron escritos por Mateo, Marcos, Lucas o Juan. Para empeorar las cosas, sugirieron que el Jesús de la Biblia no es el mismo que el Jesús real de la historia. En su «búsqueda del Jesús histórico,» los críticos crearon un «Jesús» de su propia imaginación, y en esencia trataron de reducirlo a un buen tipo que nunca pudo hacer un milagro, nunca afirmó ser Dios y fue mal interpretado en gran parte por el judaísmo del primer siglo.

Por otra parte, teólogos liberales como de Friedrich Schleiermacher a Albrecht Ritschl, trataron desmantelar las verdades de la Biblia. En gran parte buscaban una nueva base sobre sobre la cual basar su nueva versión artificial del cristianismo. Algunos encontraron tal base en la experiencia personal de la filosofía del romanticismo mientras que otros lo encontraron en la ética moral del evangelio social. Pero al negar las principales doctrinas del cristianismo (como la muerte sustitutiva de Cristo y su resurrección corporal), el liberalismo negó la esencia misma del mensaje del evangelio (cp. 1 Corintios 15:3-4). Como Richard Niebuhr lo explicó al resumir el derrumbe de la teología liberal, el liberalismo afirma que: «Dios sin ira trajo hombres sin pecado a un reino sin juicio a través de las ministraciones de un Cristo sin cruz» (The Kingdom of God in America, 193).

Como se puede imaginar, el material en esta clase es como ver un choque de trenes catastrófico…vemos cómo teólogo tras teólogo se salen y abandonan los rieles de los fundamentos más básicos del cristianismo bíblico.

Pero en medio del caos y la carnicería doctrinal, existen lecciones que podemos aprender de los teólogos liberales alemanes y promotores de la alta crítica, incluso si la mayoría de lo que podemos aprender es un ejemplo negativo.

7 lecciones que debemos aprender de los teólogos liberales alemanes:

1. La forma de evangelizar a los escépticos no es mediante el diluir el evangelio. Muchos de los teólogos liberales pensaron que podrían hacer el cristianismo más atractivo a luz de la filosofía racionalistas de la Iluminación si abandonasen la autenticidad histórica del texto y si llegasen a redefinir el evangelio como otra cosa que salvación del pecado por medio de Jesucristo (para hacerlo así menos ofensivo para las mentes modernas). Pero al hacerlo, terminaron deshicieron el mismo evangelio que pensaban que estaban ayudando a preservar.

2. La verdadera religión se puede perder en una sola generación. La mayoría de los liberales alemanes fueron los hijos de ministros protestantes ortodoxos. El hecho de que dieron la espalda a la fe de sus padres es trágico. Es por eso que yo le recuerdo a mis estudiantes en el seminario que en primer lugar necesitan asegurarse de que están pastoreando sus propias familias.

3. El liberalismo alemán no representa una forma divergente del cristianismo, sino que en realidad es una nueva religión. Si decimos que el evangelio no es histórico entonces ya no es el evangelio. El apóstol Pablo hace este punto claro en 1 Corintios 15, donde afirma que si Jesús realmente no hubiese resucitado de los muertos, entonces seríamos necios y nuestra fe vana.

4. Los liberales honraron la duda al llamarla noble y honestidad intelectual. En realidad, dudar la palabra de Dios es un pecado atroz, un pecado que Satanás mismo ha estado promoviendo desde el Jardín del Edén (Génesis 3). Dudar de la Palabra de Dios es hacer de Dios un mentiroso y es intercambiar el evangelio verdadero por un evangelio imaginario. Como Agustín dijo el hereje Fausto, «Usted debe decir claramente que no cree que el evangelio de Cristo. Pues el creer lo que le place y no creer lo que le place, es creerse a usted mismo y no en el evangelio» (Contra Fausto, 17.3).

5. El liberalismo alemán nos enseña que las ideas tienen consecuencias, y que las malas ideas tienen muy malas consecuencias. Millones de personas en los últimos siglos fueron trágicamente desviados a través de la influencia de los teólogos liberales. La advertencia de Santiago 3:1 ciertamente parece apta: «Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.»

6. El evangelio social de los liberales todavía está vivo  en muchas iglesias protestantes. El escepticismo de los críticos sigue siendo una parte muy importante de los estudios bíblicos en el mundo académico. Futuros pastores deben estar preparados a hacer frente a este tipo de errores con la verdad bíblica (Tito 1:9).

7. La alta crítica se basa en la noción de que la sabiduría del hombre supera a la sabiduría revelada por Dios. Éste es el colmo de la arrogancia, pero no es de sorprendernos, ya que el mismo Pablo señaló que la sabiduría de Dios parece locura al mundo (1 Corintios 1:18). Debemos protegernos contra la tentación de desear la alabanza mundana y elogio académico. Al ser fieles al evangelio seremos necesariamente considerados fuera de moda a los ojos de muchos de los principales pensadores filosóficos del día de hoy. Si bien debemos evitar el anti-intelectualismo, por un lado también debemos protegernos contra el encanto de todo lo que es popular en la comunidad académica secular.

Nathan Busenitz (Ph.D.) es profesor de teología histórica en The Master’s Seminary. Después de haber servido como asistente personal de John MacArthur, Nathan llegó a formar parte del profesorado de TMS en el 2009. Él y su familia viven en Los Ángeles, California.

Publicado originalmente en ingles aquí.

Nathan Busenitz

Nathan Busenitz

Nathan Busenitz is the Dean of Faculty and Associate Professor of Theology at The Master’s Seminary. He is also one of the pastors of Cornerstone, a fellowship group at Grace Community Church.

¿De qué manera unifica el reino de Dios a toda la Biblia?

The Master’s Seminary

¿De qué manera unifica el reino de Dios a toda la Biblia?

Lucas Alemán

Hay muchos temas importantes en la Biblia: la gloria de Dios, el pacto, la salvación, la ley, la promesa, el pueblo de Dios, el juicio, etc. Aunque todos estos temas son importantes y merecen ser estudiados de manera seria, hay un gran tema que predomina y le da coherencia a todos los demás temas y ese es el reino de Dios.

Todos los otros temas explican partes del reino de Dios, pero solo el reino de Dios explica el todo. Desde el primer capítulo de la Biblia, se presenta a Dios como el rey que crea un reino y dos ciudadanos, Adán y Eva, más específicamente, para que «ejerzan dominio» sobre la creación (Gn. 1:26–28). Sin embargo, en Génesis 3, un «insurrecto» los engaña para que quebranten su lealtad al rey y se rebelen contra Dios. Este episodio en el plan de redención marca la caída de la humanidad y, como resultado, toda la creación es sometida a los efectos devastadores del pecado que existen hasta el día de hoy. En el versículo 15 de ese mismo capítulo, Dios promete que solo la «simiente» de la mujer derrotará a este «insurrecto» y revertirá los efectos de la caída, haciendo que los ciudadanos de su reino «ejerzan dominio» sobre su creación de una vez por todas.

Desde ese entonces, los ciudadanos han estado esperando a esta “simiente”, que en el Nuevo Testamento se identifica como Jesucristo, el rey (Lc. 1:32–33; 22:29; 1 Ti. 6:15). Su redención a través de la expiación es la base para la restauración del reino, donde «ya no habrá más maldición» y todos los ciudadanos «reinarán [juntamente con él] por los siglos de los siglos» (Ap. 22:3, 5). Así es como el reino de Dios unifica a toda la Biblia de manera orgánica con Jesucristo como el punto más alto del plan de redención.

Lucas Alemán

Lucas Alemán es director de educación en español y profesor de Antiguo Testamento en The Master’s Seminary, y director ejecutivo de la Sociedad Teológica Cristiana. Además, es pastor en la Iglesia Bíblica Berea en North Hollywood, California. En 2016, Lucas comenzó a enseñar en The Master’s Seminary como miembro adjunto de la facultad. Si bien sus cursos de especialización son panorama del Antiguo Testamento, gramática de hebreo y exégesis de hebreo, él también da clases de exégesis de griego y teología. En 2018, se unió a la facultad de tiempo completo. Lucas y su esposa, Clara, tienen dos hijos, Elías Agustín y Enoc Emanuel.

¿Cuáles son las diferentes categorías de estudio en la teología?

The Master’s Seminary

¿Cuáles son las diferentes categorías de estudio en la teología?

Lucas Alemán

El estudio de la teología —la sistemática, más específicamente— está compuesto de diez categorías. Aunque hay muchas clasificaciones y se puede organizar de diferentes maneras, es importante comenzar por algún punto para facilitar el estudio.

La categoría más fundamental de todas es la bibliología pues identifica a la única fuente verdadera de toda la verdad cristiana: las sagradas Escrituras. Es por medio de las proposiciones en estas Escrituras que Dios ha revelado aspectos de su ser divino, como sus atributos o perfecciones, de manera más completa. En esto consiste la segunda categoría, a saber, la teología propia.

La cristología es la doctrina de la persona y la obra del Señor Jesucristo, su encarnación, la humillación durante su vida terrenal y su exaltación dentro del plan de redención —algo crucial para la fe cristiana porque si Cristo no es lo que alegó ser, entonces su expiación fue deficiente—. La doctrina de la pneumatología es la cuarta categoría que describe a la persona y obra del Espíritu Santo a lo largo de todas las Escrituras, desde Génesis hasta Apocalipsis.

La antropología es la doctrina de la humanidad que, a diferencia del secularismo, busca entender al hombre desde la perspectiva de Dios. La hamartiología, que es la sexta categoría en el estudio de la teología, está intrínsecamente relacionada con la antropología, pues define directamente a la humanidad como caída, corrompida en su relación con Dios, con otras personas y con la creación. Esta doctrina afecta obviamente a la soteriología, la doctrina de la salvación, ya que la humanidad necesita ser rescatada del pecado.

La angeleología, a menudo ignorada en el estudio de la teología, intenta captar todo lo que las Escrituras revelan respecto a los ángeles, tanto los que son santos como los que son malignos. La novena categoría es la eclesiología que define a la iglesia como «el lugar más preciado de la tierra», como dijo Charles Spurgeon. Y, por último, está la escatología que trata con los sucesos del final de los tiempos como la culminación de los propósitos redentores de Dios. Las diez categorías se relacionan entre sí debido a la naturaleza orgánica de la revelación divina y, por ende, redundan en la gloria misma de Dios.

#90segundosdeteología

Lucas Alemán

Lucas Alemán

Lucas Alemán es director de educación en español y profesor de Antiguo Testamento en The Master’s Seminary, y director ejecutivo de la Sociedad Teológica Cristiana. Además, es pastor en la Iglesia Bíblica Berea en North Hollywood, California. En 2016, Lucas comenzó a enseñar en The Master’s Seminary como miembro adjunto de la facultad. Si bien sus cursos de especialización son panorama del Antiguo Testamento, gramática de hebreo y exégesis de hebreo, él también da clases de exégesis de griego y teología. En 2018, se unió a la facultad de tiempo completo. Lucas y su esposa, Clara, tienen dos hijos, Elías Agustín y Enoc Emanuel.

Cristo como cabeza en la historia de la Iglesia

The Master’s Seminary

Cristo como cabeza en la historia de la Iglesia

Michael Mahoney

Cristo es la cabeza de la Iglesia. Este no es un asunto benigno que puede ignorarse. Es una doctrina que ha llegado a la Iglesia actual, habiendo navegando en un mar de sangre. Hay hombres que han defendido esta verdad con sus propias vidas. ¿Cómo es que hay páginas y memorias manchadas de sangre y aun así esta verdad se encuentra en el abandono en muchas vidas, púlpitos e iglesias?

En una época cuando los papas y sacerdotes usurpaban el puesto de Cristo como cabeza de la Iglesia, hombres como Juan Huss murieron en la hoguera por defender esta verdad. Huss en su obra monumental titulada «La Iglesia», escribió:

Cristo es la cabeza eternal de cada iglesia particular y de la Iglesia universal por virtud de su divinidad, y es la cabeza interna de la Iglesia universal en virtud de su humanidad; y estas dos naturalezas, divina y humana, son un solo Cristo, quién es la cabeza de su esposa, la Iglesia universal, y esto es la totalidad de los predestinados.[1]

Huss recalcó la verdad que la Iglesia siempre ha tenido y ahora tiene a Cristo como su cabeza, de quién no puede desprenderse, ya que es la esposa tejida a Él, su cabeza, por un amor que nunca termina»[2]. Huss tuvo la audacia de desafiar al Papa. De hecho, afirmó lo siguiente: «La cabeza de la Iglesia no es un papa quién está corrompido través de la ignorancia y el amor al dinero»[3].  Negó que hombre alguno fuese la cabeza de la Iglesia. Ellos pidieron su vida por dicha postura. ¡No se debe perder el significado del sacrificio que Cristo ha hecho por los suyos como cabeza de su iglesia!

Huss no fue el único mártir. Ha habido muchos a través de los siglos. Martín Lutero encontró los sermones de Huss y fue tan conmovido por ellos que se involucró en la misma lucha. Uniéndose a las filas de Huss y Lutero, se encuentran también Calvino, Knox y Wesley. Los que defendieron y escribieron de esta verdad con convicción y entendimiento fueron gigantes de la fe a quiénes deberíamos emular. Todos los grandes reformadores y predicadores a través de los siglos entendieron cuán preciosa es esta gran verdad. Todo creyente debe tener un celo incesante por restaurar la verdad de que Cristo es la cabeza de la Iglesia. El llamado es a una defensa apasionada, vigorizante e incansable de esta verdad eterna, tal como lo hizo Lutero: «Nos pueden despojar de bienes, nombre, hogar, el cuerpo destruir, mas siempre ha de existir de Dios el Reino eterno»[4]. El creyente debe unirse a la declaración de Spurgeon:

No seamos lentos en declarar con valor inquebrantable, una vez más, que los reyes y príncipes y parlamentos no tienen jurisdicción legal sobre la Iglesia de Jesucristo, ¡y que el mejor de los monarcas no tiene derecho a reclamar esos derechos reales que Dios ha dado a su Hijo unigénito! ¡Sólo Jesús es la cabeza de su reino espiritual, la Iglesia! Y todos los que vengan a ella a ejercer poder son usurpadores y anticristos —¡y no deben ser respetados en su autoridad por la Iglesia verdadera del Dios viviente![5]—.

El creyente debe unirse a las filas de aquellos que han dado tanto sacrificialmente. La historia brinda un testimonio de peso de la importancia vital que esta verdad debe tener en la vida del creyente y en la Iglesia.

Hay una plétora de ejemplos en la historia de cómo la defensa enérgica de esta verdad produjo un fundamento teológico sólido para la vida de la Iglesia. Por ejemplo, la batalla por esta verdad alcanzó un nivel febril en Escocia bajo la influencia de hombres como Juan Knox. Knox predicaba fervientemente que Cristo era la Cabeza de la iglesia. Esa predicación lo puso en conflicto con el gobierno de turno. Hubo hombres que dieron sus vidas por afirmar que no se someterían a la corona o al Papa. Desde 1625 y hasta 1675, el pueblo escocés fue masacrado por afirmar esto. Se reunían para protestar que Cristo había sido reemplazado por el hombre. Por eso fueron llamados «los pactantes». Los hombres se reunieron para redactar un pacto nacional que el pueblo escocés ratificaría, declarando que Jesucristo es la cabeza de la Iglesia, no el Papa, ni el rey o la reina. Blaikie escribe de este momento en la historia:

El intento por el partido de gobierno [la corona inglesa] de forzar una nueva liturgia en la Iglesia, cuyo uso sería vinculante bajo las penas más altas, mostraron una determinación por dejar de lado la autoridad de Cristo, y tiranizar a su herencia incluso en la región más sagrada de la adoración.[6]

La batalla se desató, pero la gente no dejaría que nadie fuse la cabeza de la Iglesia sino Cristo. Blaikie escribió lo siguiente: «Por la fuerza de la reacción, la Iglesia fue lanzada a la aseveración más completa de las afirmaciones de Cristo como cabeza de la iglesia, y el glorioso privilegio que es que la iglesia siga a su cabeza divina. Entre más se pensaba esta verdad, más gloriosa parecía»[7].  Entre más se defendía esta verdad, más magnífica venía a ser a la Iglesia. ¿Cómo es posible que la Iglesia haya perdido su pasión por esta verdad tan gloriosa? ¿Cómo puede ser que la Iglesia misma haya quitado a Cristo de su lugar de preeminencia después que se ha hecho tanto sacrificio? ¿Cómo puede la Iglesia silenciar la voz de Cristo removiendo su palabra de su lugar exaltado? Esta verdad debe ser defendida, guardada y protegida. Ora que la Iglesia vuelva a recuperar sus amarres en el mar de una cultura rebelde y obstinada que mira la verdad de Cristo como cabeza de forma negativa y que rehusa someterse a cualquier autoridad.

 

[1] John Huss, «De Ecclesia» (New York, NY: Charles Scribner’s Sons: 1915), 28.

            [2] Ibíd., 29.

            [3] Mark Galli y Ted Olsen, «131 Christians Everyone Should Know» (Nashville, TN: 2000), 371.

            [4] Del himno «Castillo fuerte», escrito por Martín Lutero en 1529.

            [5] Sermón no. 839 («La cabeza de la iglesia») predicado el 1 de noviembre de 1868, por C. H. Spurgeon, en el Metropolitan Tabernacle, Newington.

            [6] William G. Blaikie, «The Preachers of Scottland» (Edinburgh, UK: T. & T. Clark, 1888), 97.

            [7] Ibíd.

 

Michael Mahoney se unió al personal de Grace Community Church en 2004 como pastor asociado de Ministerios Españoles. Actualmente se desempeña como pastor de administración en Grace Church (Sun Valley, Los Ángeles, California, Estados Unidos). Michael Mahoney tiene antecedentes misioneros en América Latina y también ha servido como pastor principal de una iglesia durante ocho años en Oxnard, California. Michael recibió su M.Div. de The Master’s Seminary.

Mahoney también ha servido como intérprete de himnos cristianos junto al Grupo Musical de Gracechurch. Él y su esposa, Madeline, tienen dos hijas y un hijo.

https://www.gracechurch.org/espanol

Discipulando durante la cuarentena

The Master’s Seminary

Discipulando durante la cuarentena

Joseph Grewe

Durante esta crisis global, muchas actividades de la sociedad se han detenido. Sin embargo, la Gran Comisión de Jesucristo a su Iglesia de «[hacer] discípulos de todas las naciones», sigue vigente «hasta el fin del mundo» (Mt. 28:18–20). Cristo dejó instrucciones claras y precisas. La misión de la Iglesia no se detiene ni se detendrá a pesar de alguna catástrofe o virus global.

La capacitación de la Iglesia

Efesios 4:11–12 afirma que Cristo dio hombres calificados a la Iglesia para ser apóstoles, profetas, evangelistas y, en nuestros tiempos, pastores y maestros, «a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio». Gracias a Dios, aún en medio de la crisis, los pastores y maestros siguen predicando la palabra de Dios con relativa facilidad. Por medio de sermones en Facebook o estudios bíblicos en Zoom, los pastores y maestros siguen cumpliendo con la responsabilidad de capacitar a los santos. Sin embargo, eso no es todo lo que debe hacerse para capacitar a los santos.

La edificación de la Iglesia

En el plan que Cristo dejó, los miembros del cuerpo son capacitados «para la obra del ministerio», es decir, para «la edificación del cuerpo de Cristo» (Ef. 4:12). Pablo subraya la maravillosa realidad que el crecimiento espiritual, marcado por la conformidad de cada miembro de la Iglesia a la imagen de Cristo (4:13), no depende solo de la actividad de los pastores y maestros, sino también de la participación de cada miembro del cuerpo. Van de la mano. La edificación de la Iglesia ocurre también cuando cada miembro «[habla] la verdad en amor» y sirve «conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro» (4:15–16). ¡La edificación de la Iglesia no es la obra de un puñado de hombres, sino de todos funcionando según los dones que el Señor otorga! La implicación es evidente: El trabajo de discipular a hombres y mujeres a la madurez en Cristo (4:13–14) requiere la ardua labor (Col. 1:29) de toda la iglesia aun durante la cuarentena.

La advertencia

Sin embargo, hay un peligro para el creyente: La tentación de acomodarse. El peligro presentado por la crisis es la tentación de dejar que los pastores y maestros hagan todo. Es natural pensar así y acomodarse, particularmente durante una crisis. Temporalmente, la Iglesia no tiene los medios normales de discipulado y ministerio interpersonal que naturalmente se dan al estar juntos. No se puede animar al hermano decaído después del servicio dominical, tampoco se puede aconsejar a la nueva pareja mientras cenan juntos en casa, ni mucho menos tomar un café con el hermano que está luchando con un pecado personal. Sin estas oportunidades habituales, el creyente puede acomodarse por pereza o por una simple falta de costumbre o adaptación, dejando a los pastores y maestros con toda la responsabilidad. Esta manera de pensar y actuar —o de no actuar— debe ser rechazada. El mandato de Cristo es claro, y todo creyente tiene la responsabilidad de edificar a sus hermanos.

El plan de acción

Es necesario y vital que el creyente sea proactivo, sabiendo cuál es su responsabilidad como miembro del cuerpo de Cristo. Ante la imposibilidad de reunirse con otros, el creyente debe recurrir a medios no tradicionales, pero igualmente útiles, para ministrarse mutuamente. No importa cómo. El punto es hacerlo. Presentar a todo hombre completo en Cristo es una tarea ardua (Col. 1:29), y mucho más en las circunstancias actuales. El creyente debe ser intencional en su labor y hacer de sus conversaciones algo más que simplemente hablar de noticias, enfermos, o el virus. Pablo brinda un patrón ejemplar, ya que tiene la misma meta: La edificación del cuerpo «a fin de presentar a todo hombre completo en Cristo» (Col. 1:28). Los principios esbozados por Pablo en Colosenses 1:28 sirven de guía práctica para el creyente en estos momentos.

Proclama a Cristo

En primer lugar, Pablo proclamaba a Cristo para presentar a todo hombre perfecto en Cristo (1:28). El crecimiento del creyente en semejanza a Cristo ocurre al mirar a Cristo y contemplarlo, mientras el Espíritu lo transforma (2 Co. 3:18). Por eso el apóstol hablaba de la supremacía de Cristo (Col. 1:15–19), la obra de Cristo (1:20–22), las riquezas sobreabundantes de Cristo (2:1–3), la suficiencia de Cristo (2:10), y la centralidad de nuestra unión con Cristo en la santificación (2:23–3:10). Si vas a ministrar y edificar a tu hermano en estos días difíciles, comienza con proclamarle a Cristo.

Amonesta

Segundo, Pablo amonestaba a todo hombre (1:28). Esto tiene que ver con aconsejar, advertir e instruir. Tu corazón (Jer. 17:9), el diablo (Jn. 8:44; Ap. 12:9) y el pecado (He. 3:13) son engañosos, y por eso deben «[exhortarse] los unos a los otros cada día […] no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado» (3:13). Busca amonestar —aconsejar, advertir e instruir— y ser amonestado de maneras prácticas haciendo preguntas como la siguiente: «¿Con qué pecados estás luchando esta semana?». Tienes que estar listo para abrirte también (Prov. 28:13). Además, sé humilde y amoroso al exhortar a tu hermano.

Enseña con sabiduría

Tercero, Pablo enseñaba con sabiduría (Col. 1:28). Durante esta crisis abundan los recursos en redes sociales; sin embargo, no todo es bueno. Hay mucha falsa enseñanza también. La falsa enseñanza inhibe el crecimiento y madurez (Ef. 4:14). Por eso, en amor y con toda sabiduría, debes corregir a tu hermano cuando caiga en la trampa de falsas enseñanzas y enseñarle la sana doctrina «que de una vez para siempre fue entregada a los santos que de una vez para siempre fue entregada a los santos» (Jud. 3).

La responsabilidad

La responsabilidad es de todos. No te acomodes. Usa tu tiempo diligentemente. No descuides el plan de Cristo para el cuidado y crecimiento de su esposa, la Iglesia. El plan de Cristo involucra a cada creyente ministrando para la edificación del cuerpo; es decir, para «poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo» (Col. 1:28).

Estos son tiempos diferentes, muy particulares y difíciles, pero con una gran oportunidad. Busca comunicarte con tu hermano por teléfono o por medios electrónicos, aún y cuando no sea lo más cómodo o placentero para ti. Cristo te llama a negar tus deseos egoístas o tu comodidad y a sacrificarte para servir a su Iglesia. Obedece gozosamente a tu Señor y busca edificar activamente a tus hermanos. Proclama a Cristo y, en amor, humildad y con toda sabiduría, exhorta y enseña. Al hacer esto, Cristo será glorificado (Jn. 15:8) y su iglesia edificada (Ef. 4:11–16).

Joseph Grewe

Joseph Grewe

Joseph Grewe es oriundo de Spokane, WA. (M.Div. Candidate) y sirve en el ministerio

hispano de Grace Community Church en Los Angeles, CA. Actualmente está terminando

suentrenamiento en The Master´s Seminary para servir como misionero de Grace

Community Church en León, España. Joe, como cariñosamente se le conoce, está

Casado con Hannah desde el 2017, y juntos tienen una hija, Pearl Mae.

Tomado de: The Master’s Seminary Blog

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