CARACTERÍSTICAS DE LA MADUREZ CRISTIANA
CARACTERÍSTICAS DE LA MADUREZ CRISTIANA
1. En primer lugar vemos que Dios el Padre y Cristo son modelos de madurez. En Mateo 5.48 leemos «…sed pues, vosotros perfectos (téleioi),como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto (téleiós)» y en Efesios 4.13: «hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto (téleiov), a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo».
2. En segundo lugar, la madurez se alcanza a través del seguimiento de Cristo: «Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto («téleios»), anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme» (Mateo 19.21). Pablo también se presenta como modelo al decir en «Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo» (1 Corintios 11.1).
3. La madurez es necesaria para adquirir sabiduría y discernimiento 1 Corintios 2.6 «Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez (teleíois); y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen…» (Hebreos 5.14) «…pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez («teleíwv»), para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal».
4. La madurez no es opción, es un mandato. Es un llamado a responsabilidad Mateo 5.48a: «… sed pues, vosotros perfectos (téleioi),… [como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto (téleiós)]».
5. La madurez se desarrolla en relación al otro:
a. La madurez es alcanzada colectivamente. Efesios 4.13: «hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto (téleiov) a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo».
b. La Escritura y los dones de los hermanos dentro de la iglesia se nos han dado como herramienta para crecer en la madurez. Efesios 4.7–13: «Sin embargo, a cada uno de nosotros le ha sido conferida la gracia conforme a la medida de la dádiva de Cristo. Por esto dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres. Pero esto de que subió, ¿qué quiere decir, a menos que hubiera descendido también a las partes más bajas de la tierra? El que descendió es el mismo que también ascendió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto (téleiov), a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo».
c. La madurez se expresa en nuestro pensamiento y actitud hacia el otro. Filipenses 3:15 dice: «Los que son «téleioi» tengan este pensar»; 1 Corintios 14.20: «Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros (téleioi) en el modo de pensar». El contexto de esta frase es el hecho que algunos en la iglesia insistían en hablar en lenguas sin tomar en cuenta al simple oyente en la iglesia que no entendía lo que decía. Pablo le dice que la madurez se expresa en el pensamiento y actitud respecto al otro que tengo al lado en la iglesia y se preocupa más en edificarlo que en desplayarse en cuanto a sus propios dones espirituales.
d. La madurez se alcanza y demuestra en hechos de amor que requieren desprenderse de sí mismo. Mateo 19.21: «Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto («téleios»), anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme». Para el joven rico esto era muy difícil, hasta imposible (vv. 22–26).
e. La madurez cristiana se manifiesta en actos de amor hacia el otro que van más allá de la capacidad de nuestra naturaleza pecaminosa. Mateo 5.43–48 «Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen; de modo que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen eso mismo los gentiles?… sed pues, vosotros perfectos (téleioi), como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto (téleiós)».
f. La madurez es un motivo de intercesión entre los hermanos. Colosenses 4.12: «Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos (téleioi) en todo lo que Dios quiere».
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