¿CUÁL ES EL ORIGEN DEL UNIVERSO?

Autor: William Lane Craig

¿CUÁL ES EL ORIGEN DEL UNIVERSO?

a1El punto diez, con respecto al contorno de la visión científica del mundo, plantea la cuestión de los orígenes del cosmos. Es la pregunta crucial de la creación: ¿cuál es el origen del universo? ¿Por qué existe? La Biblia comienza con las palabras: «Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra». Nos enseña así que el universo tuvo un principio. La Biblia no dice que este principio haya sido reciente. Eso es una inferencia equivocada basada en la suma de las edades de diversas figuras del Antiguo»Testamento. Pero las genealogías del Antiguo Testamento no pretenden registrar todas las generaciones y, en todo caso, dicho recuento solo nos llevaría a la creación de la vida sobre la Tierra (cf. Génesis 1:2) y no al origen mismo del universo (cf. Génesis 1:1). Desde la antigüedad hasta el siglo veinte, la doctrina bíblica de que el universo tiene un origen ha sido repudiada tanto por la filosofía griega como por el ateísmo moderno. A pesar de esto, la Iglesia se ha mantenido firme en su afirmación de la creación temporal del universo a partir de la nada.

Luego, en 1929, sucedió algo alarmante. Un científico, llamado Edwin Hubble, descubrió que la luz de las galaxias más alejadas parecían más rojas de que lo que era de esperar. La conclusión insólita a la que Hubble arribó fue que la luz es más roja porque el universo se está separando, está en expansión. Esto afecta, por lo tanto, la luz de las galaxias, ya que cada vez se alejan más de nosotros.

Pero esta es la parte interesante: Hubble no solo demostró que el universo se está expandiendo sino que se está expandiendo igual en todas las direcciones. Para hacemos una idea de esto, imaginemos un globo con botones pegados a su superficie. Al inflarlo, los botones se alejan entre sí cada vez más, aunque están bien adheridos en un lugar. Estos botones se asemejan a las galaxias en el espacio. Como el espacio se está expandiendo, todas las galaxias están cada vez más alejadas entre sí.

Increíblemente, esto implica que si nos retraemos en el tiempo, todo debió estar antes más y más próximo entre sí. Al final, en algún momento del pasado finito, todo el universo conocido estaba concentrado en un punto matemático, que los científicos llaman la «singularidad», a partir de la cual el universo ha estado expandiéndose desde entonces.

Cuanto más nos retraemos en el tiempo, más denso se toma el universo, hasta que, al final, se llega a un punto de densidad infinita a partir del cual comenzó a expandirse. Este suceso inicial se conoce como el «big bang», o la gran explosión.

El suceso que marca el principio del universo llega a ser más increíble cuando se tiene en cuenta que no existía nada antes de este. No existía nada antes de la singularidad, porque está en los límites del espacio físico y del tiempo. Representa, por lo tanto, el origen, no solo de la materia y de la energía, sino también del espacio físico y del tiempo mismo. Los físicos John Barrow y Frank Tipler observan: «En esta singularidad comienza la existencia del espacio y del tiempo; literalmente no existía nada antes de la singularidad, por lo que, si el universo se originó allí, verdaderamente tendríamos una creación de la nada».

Se trata de una conclusión profundamente inquietante para cualquiera que la reflexione, porque hay una pregunta que no se puede suprimir: ¿por qué existe el universo en vez de la nada? No puede haber ninguna causa natural y física para la gran explosión dado que, en palabras del filósofo Quentin Smith: «Pertenece analíticamente al concepto de la singularidad cosmológica que no es el efecto de hechos físicos anteriores. La definición de singularidad … conlleva que es imposible extender el marco espacio temporal más allá de la singularidad…lo que obliga a descartar la idea de que la singularidad es un efecto de algún proceso natural anterior». Sir Arthur Eddington, al considerar el inicio del universo, opinaba que la expansión del mismo era un concepto tan prepotente e increíble que «Me siento indignado de que alguien pueda creer en él, excepto yo mismo». Al final, se vio obligado a concluir: «El principio parece presentar dificultades insalvables a menos que acordemos considerarlo como un evento francamente sobrenatural».

Algunas personas se sintieron comprensiblemente perturbadas por la idea de que el universo, aparentemente, hubiera sido creado de la nada. Intentaron, por lo tanto, descubrir el modo de eludir la singularidad inicial y recuperar la idea de un universo eterno, pero todo fue en vano. La historia de la cosmología del siglo veinte ha sido la historia de reiteradas refutaciones de dichas teorías no estándares y la corroboración de la teoría de la Gran Explosión. El veredicto, abrumadoramente mayoritario, de la comunidad científica ha sido que ninguna de estas teorías alternativas son superiores a la teoría de la Gran Explosión. Una y otra vez, los modelos que pretenden evitar las implicaciones del modelo estándar de un principio absoluto del universo han tenido que ser rechazados por insostenibles o por no poder probar la ausencia de un principio. Por ejemplo, en algunas de dichas teorías, como en la de un universo oscilatorio (que se expande y contrae indefinidamente) o la de un universo caóticamente inflacionario (que genera continuamente nuevos universos), si bien los hipotéticos universos tienen un futuro potencialmente infinito, tienen en cambio un pasado finito. Las teorías de un universo fluctuando en el vacío (que postulan un vacío eterno que dio origen a nuestro universo) no pueden explicar por qué, si el vacío era eterno, no podemos observar un universo infinitamente viejo. Si bien estas teorías circulan de vez en cuando en la prensa popular, dichos modelos han sido abandonados por casi todos los teóricos de hoy.

Uno de los intentos recientes más celebrados para evitar la singularidad inicial ha sido postulado por la teoría de Gravedad Cuántica de Stephen Hawking, que en su momento recibió mucha atención en la prensa popular, gracias a su éxito de ventas A Brief History of Time [Una breve historia del tiempo]. Según su teoría, el pasado es finito pero no tienen ningún principio o límite. Hawking no teme sacar conclusiones teológicas de su modelo. Escribe: «El universo no tendría ni principio ni fin y no sería ni creado ni destruido.

Simplemente, sería. ¿Qué lugar queda entonces para un Creador?».

Por desgracia, para los detractores de la creación, el modelo de Hawking no puede ser una descripción realista del universo. Para mencionar solo un aspecto: él presupone que el universo existe en un tiempo imaginario en vez de en un tiempo real. Esto significa que, en sus ecuaciones, Hawking usa números imaginarios para las coordenadas de tiempo, números como la raíz cuadrada de ,1. El problema es que dichos números no son más que algoritmos matemáticos o funciones sin significado físico. Ya, en 1920, Eddington exploró lo que llamó el «truco» de usar números imaginarios para definir las coordenadas del tiempo, pero concluyó que «no era muy productivo» para especular acerca de las implicancias que podía tener porque, según él, «no se trata más que de instrumentos analíticos». El tiempo imaginario, dijo, era meramente un instrumento ilustrativo que «no correspondía a ninguna realidad física».

Asombrosamente, en un libro más reciente, The Nature of Space and Time [La naturaleza del espacio y el tiempo] (1996), Hawking reconoce precisamente esto. Dice: «Una teoría física no es más que un modelo matemático y no tiene sentido preguntarse si corresponde a la realidad … Lo que importa es que la teoría pueda predecir los resultados de las mediciones». Ahora bien, si lo único que hace la teoría de Hawking es esto, es obvio que no elimina un verdadero principio para el universo ni la necesidad de un Creador. Se trata simplemente de usar términos matemáticos para redescribir el universo con un principio singular de manera tal que la singularidad no figure en la redescripción. En cualquier caso, la teoría de Hawking, de interpretarse de manera realista, todavía implica un origen absoluto del universo, aunque no se haya originado en una singularidad, como postula la teoría de la Gran Explosión. Su modelo no tiene un punto de principio sino que tiene solo un pasado finito y, por lo tanto, un origen absoluto. El mismo Hawking se encarga de resumir la situación: «Casi todos hoy creen que el universo, y el tiempo mismo, tuvo su principio con la Gran Explosión».

Dadas las obvias implicancias teológicas planteadas por un origen del universo a partir de la nada es factible esperar que se continúen proponiendo teorías alternativas al modelo de la Gran Explosión, en un intento de restaurar un universo eterno. Paul Steinhardt, de la Universidad de Princeton, recientemente fue objeto de gran cobertura en la prensa popular por su nuevo modelo cíclico o ekpirótico del universo. Estas propuestas alternativas deberían ser recibidas con beneplácito y cotejadas con la evidencia, porque el patrón continuado de fracasos de dichos modelos alternativos no hace más que corroborar la predicción de un principio absoluto según el modelo estándar de la Gran Explosión, aumentando la credibilidad de esta teoría. A pesar de la predisposición contraria de muchas personas, la evidencia acumulada apoya consistentemente la visión de un universo creado de la nada. ].M. Wersinger, profesor de física de la Universidad de Auburn, hace las siguientes observaciones:

«Al principio, la comunidad científica era reacia a aceptar la idea del nacimiento del universo.

»El modelo de la gran explosión no solo parecía dar la razón a la idea judeo-cristiana de un principio para el mundo, sino que también parecía requerir la intervención de una creación sobrenatural. ..

»Se requirió tiempo, observaciones y cuidadosas verificaciones de las predicciones del modelo de la gran explosión, antes de que la comunidad científica se convenciera y aceptara la idea de una génesis cósmica.

»La gran explosión es un modelo muy productivo que, por su fuerza, se impuso a una comunidad científica reacia».

Contra toda expectativa, la ciencia corroboró la predicción de la Biblia del principio del universo.

 

¿QUIÉN CREO A DIOS? Edición en español publicada por Editorial Vida – 2007 Miami, Florida

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

 

¡Gracias a Dios por esos codos!

Octubre 5

¡Gracias a Dios por esos codos!

Lectura bíblica: 1 Corintios 12:1–7

Pero a cada cual le es dada la manifestación del Espíritu, para provecho mutuo. 1 Corintios 12:7

a1Cuando piensas en las partes más importantes de tu cuerpo, es seguro que no piensas en los codos. Tu vida no depende ellos, como depende de tu corazón. No te dan la capacidad de razonar, como tu cerebro. Ni siquiera te ayudan a oír ni a oler.

Pero tu vida sería bastante difícil sin los codos. Estira los brazos e imagínate la vida sin estas coyunturas. No te podrías arreglar el cabello, cepillarte los dientes ni embocar la comida. No podrías tocar la flauta, la corneta ni el violín, aunque quizá podrías arreglártelas para pegar algunas notas bajas en el trombón. Y te verías muy tieso tratando de maniobrar el bate de béisbol o de lanzar una pelota al aro.

Los codos no son bellos. Pero sin ellos, la vida no andaría muy bien.

Pablo dice que el cuerpo de Cristo está compuesto de personas que tienen distintos dones espirituales, habilidades especiales para servir a otros creyentes y alcanzar a los que no lo conocen. La Biblia promete que tú posees una o más de estas habilidades únicas. Dios quiere que uses tus dones para expresar su amor a través de ti.

Los dones espirituales incluyen muchas habilidades, desde predicar y enseñar hasta dar, alentar y mostrar misericordia. Quizá todavía estás tratando de descubrir cuál es tu don espiritual. O quizá tengas miedo de que no tengas ninguno. No te preocupes. Lo tienes, y Dios sabe exactamente cuál es.

Esa es una verdad que aceptas por fe, o sea que Dios lo dijo, así que puedes confiar que es verdad aunque en este momento no sepas exactamente cuál es tu don. Puedes quedarte tranquilo y disfrutar de la seguridad de que Dios tiene alguna habilidad especial que puso dentro de ti. Y puedes estar seguro de que te la mostrará a medida que vas aprendiendo cómo brindarte a los demás.

Ten en cuenta lo siguiente: Algunos dones parecen mucho más importantes que otros. Pero así como nuestros codos juegan un papel importante en el cuerpo humano, cada don espiritual es necesario en el cuerpo de Cristo. Un don no es mejor que otro, porque “el mismo Dios es el que realiza todas las cosas en todos” (1 Corintios 12:6).

Por tus dones, eres importante no sólo para Dios, sino para el mundo entero. Quizá creas que sólo eres un codo. Pero ya sea que lo sepas o no, eres una parte imprescindible del plan de Dios.

¡Nadie más puede hacer la obra que te ha diseñado a ti para hacer!

PARA DIALOGAR
¿De qué manera has usado tus talentos y dones espirituales para beneficiar a tus prójimos?

PARA ORAR
Señor, ayúdanos a usar nuestros dones para servirte a ti, y para ser de bendición a nuestros prójimos.

PARA HACER
¿Estás pensando cómo descubrir tu don espiritual? Empieza por ofrecer tu ayuda a diversas actividades en tu iglesia. ¡Las cosas que disfrutas y que haces bien te darán una buena pauta acerca de tus dones espirituales!

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.