Mas carne, más barata y a gusto del consumidor
Mas carne, más barata y a gusto del consumidor
Te invito a una hamburguesa cerca de mi casa porque tengo ganas de hablarte de Dios y de la iglesia, pero no quiero sonar demasiado religioso aunque muchas veces lo soy a mi pesar. En lugar de quedar contigo en un “templo” prefiero comentarte algunas cosas en un burger. He escrito algo, me gustaría que lo leyeras, sé que ahora leer no está de moda pero, esta vez, prefiero escribirlo para que no se me quede nada en el tintero. Si quieres podemos hablar de lo que he escrito, paramos cuando quieras, pregúntame o contesta mis preguntas, pero no te quedes ahí pasmado mientras te acabas la última patata. Tomemos decisiones, creo que está en nuestras manos hacer que nuestras vidas cambien.
¿Sabes? Nuestra vida espiritual se parece a esta hamburguesería, tanto en cosas buenas como en malas.
¿Qué vas a pedir?
Menú 1. Abriendo el apetito
Voy a ser sincero, veo mucha gente que “va a la iglesia” como si fuera a un “burger”. Es lo primero que me viene a la mente al ver mi propia vida cristiana y tal vez la de muchos.
Seguir a Jesús es lo mejor que podemos hacer, todo un reto que nos motiva a avanzar y a no conformarnos con lo que otros han hecho, pero creo que lo hemos entendido mal, que no somos responsables con lo que se nos ha otorgado.
Le hemos quitado importancia a todo lo que Dios nos ofrece y lo hemos convertido en comida rápida, en un producto que ofrecemos para saciar nuestras necesidades del momento.
Llevamos una vida de iglesia acomodada y a gusto del consumidor, una iglesia de la burguesía, hecha por nosotros y para nosotros.
Escuchamos Su Palabra como si fuera una hamburguesa que tiene que saber muy bien, pero poco nos interesa si realmente nos alimentará y será de provecho para nuestras vidas o nos convertirá en obesos espirituales acostumbrados a que nos lo den todo y ahora, y sin quemar ni un gramo de grasa espiritual.
Sampedro, Á. (2013). Igleburger (pp. 10–12). Álex Sampedro.
