El Origen de la BIBLIA
La autoridad e inspiración de la Biblia
La Biblia
Autor: F. F. Bruce
La palabra «Biblia» se deriva, a través del latín, de la palabra griega biblia (libros); se refiere específicamente a los libros que la iglesia cristiana reconoce como canónicos. El uso cristiano más temprano de ta biblia (los libros) en este sentido se dice que fue en 2 Clemente 14:2 (circa 150 d.C.): «los libros y los apóstoles declaran que la iglesia … ha existido desde el principio». (Compare Daniel 9:2, NVI: «Yo, Daniel, logré entender ese pasaje de las Escrituras», donde la referencia es al cuerpo de los escritos proféticos del Antiguo Testamento.) La palabra griega biblion (cuyo plural es biblia) es un diminutivo de biblos, que en la práctica denota cualquier clase de documento escrito, pero originalmente uno escrito en papiro.
Un término sinónimo de «la Biblia» es «los escritos» o «las Escrituras» (en el griego, hai graphai, ta grammata), usados con frecuencia en el Nuevo Testamento para indicar los documentos del Antiguo Testamento en su totalidad o en parte. Por ejemplo, Mateo 21:42 dice: «¿Nunca leísteis en las Escrituras?» (en tais graphais). El pasaje paralelo, Marcos 12:10, tiene el singular, refiriéndose al texto particular citado: «¿Ni aun esta escritura habéis leído?» (ten graphen tauten). 2 Timoteo 3:15 habla de «las Sagradas Escrituras» (ta hiera grammata), y el siguiente versículo dice: «Toda la Escritura es inspirada por Dios» (pasa graphe theopneustos). En 2 Pedro 3:16 (NVI), «todas» las epístolas de Pablo están incluidas junto con «las demás Escrituras» (tas loipas graphas), refiriéndose probablemente a los escritos del Antiguo Testamento y los Evangelios.
Contenido y autoridad
Entre los cristianos, para los que el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento juntos constituyen la Biblia, no hay un acuerdo completo sobre su contenido. Algunas ramas de la iglesia siríaca no incluyen 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis en el Nuevo Testamento. Las comunidades romanas y griegas incluyen varios libros en el Antiguo Testamento además de los que componen la Biblia hebrea; estos libros adicionales forman parte de la Septuaginta cristiana.
Aunque están incluidos, junto con uno o dos más, en la Biblia protestante inglesa completa, la Iglesia de Inglaterra (al igual que la Iglesia Luterana) sigue la enseñanza de Jerónimo que sostiene que pueden ser leídos «para ejemplos de la vida e instrucción de costumbres; pero que no se deben aplicar para establecer ninguna doctrina» (Artículo VI). Otras iglesias reformadas no le dan ningún estado canónico. La Biblia Etiópica incluye 1 Enoc y el libro de los Jubileos.
En las comunidades romanas, griegas y algunas otras antiguas, la Biblia, junto con las tradiciones vivas de la iglesia en algún sentido, constituye la autoridad suprema. Por otro lado, en las iglesias de la Reforma, sólo la Biblia es la corte final de apelaciones en asuntos de práctica y doctrina. Así es que el Artículo VI de la Iglesia de Inglaterra afirma: «La Santa Escritura contiene todas las cosas necesarias para la salvación; así que lo que no se lea allí, ni pueda ser probado por ella, no se le debe requerir a ningún hombre, para que no sea creído como un artículo de la fe, o sea enseñado como un requisito, o necesario para la salvación». Para el mismo efecto, la Confesión de Fe de Westminster (1.2) cataloga los 39 libros del Antiguo Testamento y los 27 del Nuevo Testamento como «todos … dados por inspiración de Dios para que sean la regla de fe y de conducta».
Comfort, P. W., & Serrano, R. A. (2008). El Origen de la Biblia (p. 4). Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc.
