Desafíos recientes

Desafíos recientes

Autor: Carl F. H. Henry

a1En debates recientes, la autoridad de las Escrituras ha sido comprometida por algunos eruditos que, queriendo reconciliar diferencias, han estado dispuestos a aceptar la infiltración de enseñanzas que dependen de la cultura. Algunas de las enseñanzas del apóstol Pablo sobre las mujeres, o sus puntos de vista acerca de una reunión de Israel en Palestina, son descartados como reflexiones de la enseñanza rabínica de aquel tiempo y, por lo tanto, como evidencia de la limitada perspectiva cultural de Pablo. Obviamente, la enseñanza bíblica coincide con la tradición judía en algunos puntos. Pero cuando la tradición hebrea era elevada al estado de norma considerada superior o que modificaba y contradecía las Escrituras, Jesús siempre criticaba esa tradición. Que el apóstol Pablo en alguna instancia haya enseñado lo que también era enseñado por tradición histórica arraigada en el Antiguo Testamento no prueba nada; en otras ocasiones él era altamente crítico de las tradiciones rabínicas.

El punto de vista evangélico siempre ha sido que lo que enseñan los escritores bíblicos inspirados, lo enseñan no como derivado de la simple tradición sino como inspirado por Dios; en su proclamación tenían la mente del Espíritu para distinguir lo que era divinamente aprobado o desaprobado en la tradición corriente. Es una perspectiva más correcta, por lo tanto, hablar de elementos en los cuales la tradición judía reflejaba revelaciones proféticas y hablar de elementos en los cuales se apartaba de ella. Una vez que el principio de la «dependencia cultural» se introduce en el contenido de la enseñanza bíblica, es difícil establecer criterios objetivos para distinguir entre lo que es supuestamente autoritativo y no autoritativo en la doctrina apostólica. Entonces, el punto de vista de Pablo sobre la homosexualidad podría ser considerado como culturalmente prejuiciado, al igual que su punto de vista sobre la autoridad jerárquica, o también el asunto de la autoridad de las Escrituras.

En un desarrollo posterior, algunos eruditos recientes han buscado atribuirles a las Escrituras sólo una autoridad «funcional», como un estimulante de transformación de la vida interior, dejando de lado su autoridad conceptual-proposicional. Algunos teólogos neo-protestantes actuales—por ejemplo, Karl Barth, Rudolf Bultmann, Paul Tillich y Fritz Buri—identifican el supuesto aspecto autoritativo de las Escrituras en elementos radicalmente divergentes, y hasta contradictorios. Todos ellos se apartan del punto de vista evangélico histórico (sostenido, por ejemplo, por B. B. Warfield en The Inspiration and Authority of the Bible [La inspiración y la autoridad de la Biblia], 1948), que la autoridad de las Escrituras se concentra en su exposición de verdades divinas reveladas, que constituyen la regla de fe y principios morales. El punto de vista «funcional» que refleja David H. Kelsey en The Uses of Scripture in Recent Theology [Los usos de la escritura en la teología reciente] (1975) rechaza la finalidad de cualquiera de los puntos de vista divergentes y los acepta igualmente (sin importar lo conflictivos o contradictorios que puedan ser). Las afirmaciones de la autoridad externa están subordinadas a una supuesta autoridad interna que altera dinámicamente la vida de la comunidad de fe. A pesar de profesar su no discriminación de puntos de vista divergentes, tal teoría debe, por supuesto, excluir explícitamente el énfasis tradicional evangélico sobre la verdad objetiva de la Biblia. Pero una vez que la validez de la enseñanza bíblica en su totalidad o en parte es dejada de lado, no queda ninguna razón persuasiva de por qué la vida de una persona deba ser transformada. La vida de alguien puede ser transformada en patrones alternativos y aun expresamente opuestos, o ajustada algunas veces de una forma y otras veces de otra, o transformada en correlación con ideas derivadas de fuentes no cristianas y anticristianas, como también lo puede ser en correlación con ideas derivadas de la Biblia.

El asunto de la autoridad bíblica difícilmente puede ser separado del interés en la validez racional y objetividad histórica de las Escrituras. Pero los evangélicos sostienen que la autoridad de la Biblia es una autoridad divina; y no todas las verdades o declaraciones históricamente correctas caen en esa categoría. La Escritura es autoritativa porque es la Palabra de Dios. Los profetas y apóstoles elegidos, algunos de ellos llamados por Dios a pesar de su propia indiferencia o aun hostilidad—por ejemplo, el profeta Jeremías y el apóstol Pablo—, testificaron que recibieron la verdad de Dios por inspiración divina. La religión judeo-cristiana se basa en la revelación histórica y en la redención; en lugar de indiferencia hacia los asuntos de la historia, la Biblia mantiene un punto de vista distintivo de historia linear ajeno al de las religiones y filosofías antiguas.

Algunas de las consecuencias del rechazo

Las suposiciones básicas del secularismo moderno mitigan de antemano la fuerza personal de muchas afirmaciones históricas cristianas. Como resultado, los jóvenes son tentados, especialmente en una época moralmente permisiva, a rechazar como supersticiones las afirmaciones especiales de las Escrituras. A veces, aun los cristianos adultos muestran cierta clase de incomodidad en cuanto a la Biblia: tal vez se sometan a sus profundos juicios éticos, pero culturalmente están condicionados a enfrentar algunas de sus afirmaciones autoritativas con grandes reservas. Tal vez el lenguaje bíblico les suene extraño y la noción de escritos revelados sobrenaturalmente o inspirados les puede parecer un eco del pasado históricamente condicionado. Debido a que viven casi dos mil años después de la época de Jesús de Nazaret, algunos pensadores contemporáneos tienden a rechazar como previas a la crítica, que no se pueden criticar o arcaicas las confiadas afirmaciones de la autoridad de la Biblia que se encuentran en las confesiones históricas cristianas. A ellos tal vez les parezca contrario a la tendencia moderna, o aun repulsivo, reconocer a las Escrituras como la regla divina de fe y conducta. Ningún principio de las tradiciones religiosas heredadas sufre más agravio que el que afirma la autoridad total de la Biblia. ¿Es tan increíble que una obra literaria traducida al inglés usando alrededor de 770.000 palabras, impresa en unas 1.000 pequeñas páginas, y que se puede reducir fotográficamente a un pequeño negativo pueda ser aceptada por los cristianos como la Palabra de Dios?

Sin embargo, mirando la historia de la teología y la filosofía, queda claro que siempre fallan los esfuerzos por preservar la realidad del Dios Creador-Redentor vivo aparte de la autoridad de la palabra bíblica. Aun la teología neo-ortodoxa de «encuentro divino», que enfatiza como lo hizo la autorevelación distintiva y personal de Dios, muy pronto se volvió a alternativas existencialistas y finalmente a la especulación de la muerte de Dios. El Dios trino es sin duda la «premisa ontológica» sobre la cual se funda la fe cristiana histórica, pero el caso para el teísmo bíblico parece requerir su revelación definitiva en la inspirada Palabra de la Escritura.

La autoridad bíblica ha sido oscurecida innecesariamente colocando en la Biblia toda clase de autoridades secundarias y terciarias—libros apócrifos, tradición eclesiástica e interpretación cúltica. En siglos pasados, algunos eruditos mediadores revisaron a veces ciertas doctrinas bíblicas, y otros críticos más radicales rechazaron completamente los artículos de fe que chocaban con la tendencia de su época. En nuestro propio siglo, tales alteraciones acumulativas, aunadas al punto de vista naturalista de la realidad, han llegado a su punto culminante. El énfasis cristiano histórico sobre la autoridad bíblica ha sido totalmente repudiado en algunos lugares. Los regímenes declarados oficialmente ateos en países comunistas, por ejemplo, pueden usar todos los recursos políticos y académicos para menoscabar el punto de vista teísta. Aun después de firmar la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, pueden reprimir el testimonio cristiano y el evangelismo, y castigar a los que no apoyan el absolutismo estatal sin críticas, y en el mejor de los casos, permiten una distribución muy restringida de la Biblia. En otras partes del mundo, los agravios a la autoridad bíblica de parte de eruditos críticos han precipitado dudas en muchas comunidades académicas influyentes.

El poder de la Palabra de Dios

Sin embargo, la Biblia permanece como el libro que más se imprime, más se traduce y es leído con más frecuencia en el mundo. Sus palabras han sido guardadas en el corazón de multitudes como ningún otro libro. Todos los que han recibido sus dones de sabiduría y promesas de nueva vida y poder al principio eran hostiles a la naturaleza de su mensaje redentor, y muchos eran enemigos de sus enseñanzas y demandas espirituales. En todas las generaciones ha sido demostrado su poder de desafiar a gente de toda raza y nación. Los que aman este libro porque provee esperanza futura, trae significado y poder al presente y correlaciona un pasado pecaminoso con la gracia perdonadora de Dios no experimentarían tal recompensa interior si no hubieran conocido la verdad revelada autoritativa y divinamente. Para el cristiano evangélico, las Escrituras son la Palabra de Dios dada en la forma objetiva de verdades proposicionales por medio de los profetas y apóstoles divinamente inspirados, y el Espíritu Santo es el dador de fe a través de esa Palabra.

Bibliografía

Bruce, F. F. The New Testament Documents: Are They Reliable? 1960. Publicado en español como ¿Son fidedignos los documentos del Nuevo Testamento? en 1972.

Childs, Brevard. Introduction to the Old Testament as Scripture [Introducción al Antiguo Testamento como escritura], 1979.

Henry, Carl F. H. God, Revelation, and Authority [Dios, revelación y autoridad], 1979.

Machen, J. Gresham. Christianity and Liberalism [Cristianismo y liberalismo], 1923.

Robinson, John A. T. Redating the New Testament [Fechando de nuevo el Nuevo Testamento], 1976.

Warfield, B. B. The Inspiration and Authority of the Bible [La inspiración y la autoridad de la Biblia], 1948.

Comfort, P. W., & Serrano, R. A. (2008). El Origen de la Biblia (p. 17). Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc.

Menú 7. ¿Cada cuánto voy a Dios?

Menú 7. ¿Cada cuánto voy a Dios?

a1Antes de hablar de nuestro compromiso con la iglesia te quiero preguntar cómo está nuestro compromiso con Dios. Mucha gente ve la iglesia como un lugar activista donde puede conocer gente, ser un buen cristiano y desarrollarse como tal. Eso es cierto en parte, pero la realidad es que todo lo que hacemos debería partir de nuestra genuina relación con Dios en intimidad, no en una serie de actividades en un calendario. Mucha gente dice que está bien con Dios pero nunca está con Él a solas.

Mi vecino del quinto piso y yo tenemos muy buena relación. No tengo ningún problema con él, nunca se ha molestado conmigo ni yo con él, nos tratamos con respeto y nunca he hecho nada que le molestara. Qué relación tan impresionante ¿no? Pues no. La verdad es que estoy bien con el vecino del quinto porque tal relación no existe. Solo lo veo de vez en cuando, yo no lo molesto, ni él tampoco a mí.

Así es muy fácil decir que estoy bien con él. Y creo que a muchos cristianos nos pasa lo mismo. Nos decimos unos a otros que estamos bien con Dios, y quizás es debido a falta de relación con Dios y no porque invirtamos mucho tiempo en conocerlo. De hecho, cuando uno pasa tiempo a solas con Dios, de verdad, se da cuenta de que las cosas no están tan bien como creíamos y nace en nosotros un deseo de cambiar para mejorar nuestra relación con Jesús.

Entonces al liderazgo de la iglesia se les ocurre una gran idea para decirles a los jóvenes cómo deben tener una comunión con el Señor, y los invitan a empezar ¡una relación con Dios de 5 minutos! Pero creo que esto es fruto de una mentalidad igleburger. ¿Cómo es posible comenzar una relación de verdad dedicando 5 minutos al día para empezar? ¿Te imaginas que en un gimnasio te dijeran: “Dedícale 5 minutos al día para empezar”? ¿O con tu novia: “Hablemos de momento solo 5 minutos al día”? Es ridículo. Chicos, jamás le digáis eso a vuestra novia si no queréis probar la ira en forma de mano femenina, pero firme, que se acerca irremediablemente a vuestro rostro.

Hablemos en serio, hemos querido embotellar a Dios, venderlo como un producto de telemarketing prometiendo cambios inmediatos con el mínimo esfuerzo, con el mínimo tiempo posible de inversión. Con 5 minutos.

Y la verdad es que lo más importante en nuestra vida debería ser el tiempo que invertimos con Dios, a solas.

“Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos”. Salmos 84:10.

¿Podemos decir lo que dijo este compositor y sentir que es cierto en nuestra vida?

Seamos consecuentes con lo que creemos y tomemos como prioridad apartar un tiempo diario con Dios en oración y escuchándolo a través de la palabra; tómatelo con naturalidad, y no mires el reloj, Dios es más grande que todo eso.

Sampedro, Á. (2013). Igleburger (pp. 40–41). Álex Sampedro.

¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

Autor: LEE STROBEL

¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

a1Cuando se les pide a los cristianos que presenten evidencia de que sus creencias están basadas en la verdad y no en leyendas o ilusiones, invariablemente mencionan la resurección de Jesús. Las razones, según J.L. Packer, profesor emérito de Regent College, son numerosas y de importancia crítica:

«La resurrección, eso dicen, es la demostración de la deidad de Jesús, dio validez a sus enseñanzas, culminó su obra de expiación por el pecado, confirmó su dominio cósmico presente y su próxima reaparición como Juez, nos asegura que su perdón, presencia y poder personal en la vida de las personas de hoy es un hecho, y garantiza a todos los creyentes su propia repersonificación por la resurrección en el mundo venidero».

Cuando se depende tanto de la realidad de la resurrección de Jesús es alentador saber que este hecho sobrenatural está extensamente documentado en los registros históricos. Incluso, el poco convencido, Sir Lionel Luckhoo, identificado en el Libro Guinness de los Récords Mundiales como el abogado mas exitoso del mundo, se vio obligado a concluir después de un anális exhaustivo de la evidencia: «Digo inequívocamente que la evidencia a favor de la resurrección de Jesucristo es tan abrumadora que obliga a aceptar los hechos por las pruebas aportadas y no deja absolutamente lugar a duda».

La evidencia comienza con la muerte de Jesús por medio de una flagelación y crucifixión brutales. Los hechos demuestran la falsedad de las teorías según las cuales simplemente se desmayó sobre la cruz, para luego recuperar la conciencia con el aire fresco del sepulcro. «El peso de la evidencia historica y médica indica fielmente que Jesús estaba muerto antes de que se le infligiera la herida en el costado derecho», según un artículo en la prestigiosa revista de medicina Journal of the American Medical Association. «Por consiguiente, las interpretaciones basadas en la premisa de que Jesús no murió en la cruz parecerían estar en contraposición con la evidencia médica moderna».

Y a pesar de la sugerencia de John Dominic Crossan, en el documental de Jennings, (cf. pág 124) de que el cuerpo de Jesús posiblemente quedó sobre la cruz como «carroña para los cuervos y perros vagabundos», el erudito liberal fallecido, John A.T. Robinson, de la Universidad de Cambridge, afirmó que la sepultura de Jesús «es uno de los hechos más antiguos y mejor testimoniados que tenemos acerca de Jesús».

El caso afirmativo de su resurrección ha sido descrito, de manera extensa, en numerosos libros y revistas académicas. Los siguientes cuatro puntos, sin embargo, nos dan una idea de por qué, como dijo William Lane Craig, con un giro retórico característico: «el tipo de escepticismo expresado por los integrantes del Seminario de Jesús … no solo no es capaz de representar el consenso de la academia sino que está bastante injustificado».

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

¿Dónde está el chiste?

Octubre 27

¿Dónde está el chiste?

Lectura bíblica: Efesios 5:3, 4

No se nombren más entre vosotros… la conducta indecente, ni tonterías ni bromas groseras, cosas que no son apropiadas; sino más bien, acciones de gracias. Efesios 5:3, 4

a1¿Has escuchado un buen chiste en el grupo de chicos? ¿Tienes uno que te gustaría contar ahora, durante el devocional familiar? Quizá no.

Sabes por experiencia con qué facilidad las conversaciones entre muchachos o entre chicas y aun entre chicos y chicas pueden pasar a la categoría de groserías. Quizá hayas escuchado algunos chistes comiquísimos, pero que te quemaban los oídos.

Tema para comentar: ¿Te parece bien que la misma boca que dice “Amo a Jesús” diga también “¿Oíste el chiste del….?”. ¿Por qué sí o por qué no?

Quizá te preguntes por qué tanto alboroto por esto. En ese caso, contesta esto: Si los chistes verdes no tienen nada de malos, ¿por qué no corres a tu casa para contárselos a tu mamá? Si no le cuentas la mayor parte de las cosas cómicas a tu mamá, te conviene ir pensando por qué. El hecho es que las groserías nos hacen pensar que nuestro cuerpo es sucio… que está bien burlarse del sexo opuesto… y que nuestro cuerpo que se va desarrollando a un ritmo diferente y tomando formas diferentes es de alguna manera defectuoso.

El apóstol Pablo identificó tres clases de cosas que conviene evitar:
La conducta indecente. Es indecente cuando decimos malas palabras, hacer del pecado un chiste es como revolcarnos en el barro.

Tonterías. Los chistes verdes por lo general son de temas que ni tienes idea qué quieren decir; con frecuencia quieres dar la impresión de que sí sabes. Pablo los llamó literalmente “las palabras de retardados”.

Bromas groseras. Estas son acerca de los fabulosos miembros de tu cuerpo —o tus funciones corporales— o los miembros del cuerpo o funciones corporales de algún otro.
Como creyentes en un Dios puro y santo, son “cosas que no son apropiadas”. Dicho de otra manera, no son cosas para nosotros, están fuera de lugar y no cumplen los requisitos de Dios.

Entonces, ¿hay algo mejor? ¡Las acciones de gracias!

¿Qué tiene que ver eso con este tema? No significa que metas en tus conversaciones un “¡Alabado sea Jesús!” en el lugar donde antes hubieras dicho un chiste grosero. Significa que tienes cosas mejores de las cuales hablar.

Y eso es porque tienes dentro de ti cosas mejores. Jesús dijo que “de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34).

¿Son la “conducta indecente, [las] …tonterías y [las] …bromas groseras” lo único que tienes adentro? ¡Por supuesto que no! Dios te está transformado desde adentro para afuera. Por eso, ¡deja que tu hablar demuestre lo que está haciendo en ti!

PARA DIALOGAR
¿De qué manera puedes darle un giro de 180 grados a una conversación grosera? ¿Cuáles son algunas cosas mejores de las que hablar?

PARA ORAR
Señor, tú nos has dado un corazón limpio. Ayúdanos a tener una boca limpia.

PARA HACER
Si tienes malas costumbres en tu modo de hablar, pídele a un amigo creyente que te ayude a vigilar tu boca y limpiarla.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.