Cuando los amigos nos dejan

Febrero 3

Cuando los amigos nos dejan

Lectura bíblica: Mateo 26:36–46

Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo. Mateo 26:38

a1Beto se sintió como si le hubieran dado un martillazo en la cabeza cuando su mejor amigo con quien jugaba baloncesto se mudó con su familia a otra ciudad. La soledad agobiaba a Laura después de que su amiga Samanta falleció de leucemia. Rodolfo se sintió totalmente rechazado cuando dos de sus amigos no creyentes decidieron que él era demasiado “santulón” para ser amigo de ellos. Lorena se sintió marginada cuando las chicas de la iglesia no la invitaron a la casa de una de ellas para pasar la noche.
Sentimos la soledad cuando alguien se aleja de nosotros. Pensamos que podemos contar con que un amigo esté siempre con nosotros. Pero, de pronto —o a veces paulatinamente— ese amigo desaparece. A veces los amigos deciden dejarnos: encuentran otro amigo, sus intereses cambian o simplemente ya no les caemos bien. Y a veces no es que los amigos decidan alejarse de nosotros —sencillamente no tienen otra alternativa— como cuando se mudan o se mueren.
¿Conoces ese sentimiento de total soledad? Jesús también lo conoce. Te comparto lo que Jesús podría decirte acerca de tu soledad:

• “Quizá has sentido soledad —o hasta dolor— porque se mudó o falleció alguien que amas. Yo sé lo que es ese sentimiento. Mi buen amigo Lázaro murió, y compartí el dolor que sentían sus hermanas María y Marta. Perder a Lázaro fue como si me hubieran atravesado el corazón con un puñal. Y lloré”. (Ver Juan 11:35).
• “Una de las experiencias más feas de mi vida sucedió poquito antes de morir en la cruz. Había vivido tres años de intensa actividad con mis doce amigos más cercanos. Juntos todo el tiempo, habíamos comido, viajado y ayudado a mucha gente. Pero mi amigo Judas me traicionó (ver Mateo 26:49). ¿Alguna vez te has detenido a pensar cómo me sentí cuando me traicionó alguien tan cercano?”.
• “Llevé a los otros once discípulos conmigo para orar antes de ir a la cruz (ver Mateo 26:36–46). Sabía que pronto enfrentaría una situación peor de lo que podía imaginarme: morir por los pecados de cada ser humano sobre la tierra. Por eso le pedí a Pedro, Santiago y Juan que oraran conmigo. Pero ¡se durmieron! Justo cuando más los necesitaba, mis mejores amigos me fallaron”.

Jesús sabe lo que significa que alguien cercano nos abandone. Su corazón se conmueve cuando lloras porque estás triste y solo. Él siente tu soledad. Pasó por las mismas dificultades que las tuyas, por eso comprende tu dolor.
PARA DIALOGAR: ¿Cuándo te ha abandonado un amigo? ¿Recurriste a Dios para que te consolara?
PARA ORAR: Señor, creo que nos amas y que te sientes mal cuando nos sentimos mal nosotros. Gracias por poner tus brazos consoladores alrededor de nosotros.
PARA HACER: ¿Has sentido el consuelo de Dios envolverte como un gran y fuerte abrazo? Busca hoy a alguno que necesita recibir de ti ese consuelo.
McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.


Deja un comentario