El niño y el desarrollo del concepto de Dios

La formación espiritual del niño

Betty S. de Constance

Parte 1

Una filosofía de enseñanza para la formación espiritual del niño

Capítulo 3

El niño y el desarrollo del concepto de Dios

a1Entre las áreas de desarrollo y formación en la vida de cada persona, hay dos que no son muy evidentes, pero que afectan en forma profunda todo lo que somos y hacemos. Son las áreas que tienen que ver con nuestra auto-imagen y con nuestra imagen de Dios. Creo que cada persona vive la vida queriendo responder a estos dos grandes interrogantes: ¿Quién soy yo? y ¿Quién es Dios? Vamos definiendo las respuestas a través de múltiples circunstancias y experiencias a lo largo de toda la vida. Lamentablemente, ningún proceso formativo es libre de las distorsiones que causa el pecado, y gran parte de la tarea de la iglesia es ayudar a las personas a corregir los conceptos equivocados que tienen acerca de su propia persona y acerca de Dios. El proceso de corrección de estos conceptos nos llevará toda la vida, pero la etapa de mayor influencia formativa es la de la niñez. Durante esa etapa estamos rodeados de personas que, para bien o mal, son capaces de transmitirnos conceptos acerca de nosotros mismos y de Dios por medio de la coherencia de sus vidas, sus actitudes, sus palabras y sus maneras de interactuar con nosotros.

La tarea del maestro en la iglesia, por supuesto, está ligada profundamente a estos procesos de aclaración y corrección de conceptos. Él, aún más que cualquier otra persona en la iglesia, está influenciando en forma positiva o negativa lo que sus alumnos aprenden sobre su valor como personas y sobre la persona de Dios. Esta tarea no es de poca importancia. La verdadera madurez espiritual se logra recién cuando hay una completa integración de un sano concepto propio con una correcta comprensión de Dios. Jesús enfatizó esta gran verdad en su respuesta a un experto en la ley cuando dijo: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente.” Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37–39). Es imprescindible que los que somos parte de los procesos de formación espiritual de los niños estemos evaluando y corrigiendo continuamente nuestras propias respuestas a estas dos grandes preguntas.

La importancia de conocer las limitaciones cognoscitivas del niño

¿Cuáles son los elementos que contribuyen a la formación de un concepto más correcto de la imagen de Dios en los niños? Hay varios factores que tenemos que tomar en cuenta aquí, y uno de ellos es la necesidad que tenemos como adultos de comprender el desarrollo cognoscitivo del niño. Sin profundizar mucho el tema, podemos destacar algunas áreas importantes en el desarrollo intelectual del niño que han de afectar su comprensión de lo que le enseñamos acerca de Dios. Es importante reconocer que todo lo que hacemos con el niño dentro del marco de la iglesia está siendo comprendido dentro del contexto de la iglesia como “la casa de Dios”. Él está formando sus primeras actitudes acerca de Dios, la Biblia y la iglesia. El maestro que ama al niño, que comprende sus limitaciones, que cumple con sus promesas con él y que lo valora como persona está ayudando para que el niño perciba a Dios así en relación con su persona. En cambio, si el niño siente rechazo, desprotección, incomodidad física y desconfianza frente a las personas que le enseñan en la iglesia, conceptuará a Dios con las mismas características hacia él.

Mi padre, después de cumplir los ochenta años, pasó varios años enseñando la Biblia a niños preescolares en guarderías cristianas. Una tarde, en medio del recreo, un niño de cuatro años le pidió que lo levantara en sus brazos. Mi padre lo hizo, y el niño tomó su rostro entre sus pequeñas manos y dijo: “Abuelo, tú debes ser Jesús.” Siempre pienso en ese incidente cuando veo a maestros entre sus grupos de niños. ¿Qué ejemplo de Jesús estamos transmitiendo mediante el trato que tenemos con ellos?

Otro aspecto del desarrollo cognoscitivo de los niños es su dificultad en entender elementos abstractos, simbólicos y figurativos. Su capacidad para entender abstracciones se desarrolla recién alrededor de los diez u once años de edad. Su aprendizaje es en forma concreta y literal y es necesario tener siempre esto presente. Esto se hace muy complicado cuando nos damos cuenta de que la gran mayoría de los conceptos espirituales son abstracciones. En una ocasión, una maestra estaba enseñando a los niños sobre la doctrina del Espíritu Santo y utilizó el ejemplo del bautismo de Jesús cuando el Espíritu Santo descendió sobre él en forma de paloma. Un niño de la clase fue de paseo con su familia esa tarde y visitaron una plaza en el centro donde había una gran cantidad de palomas. Los padres se sorprendieron cuando exclamó: “¡Mamá! ¡Mira cuántos Espíritus Santos hay en la plaza!” El niño estaba simplemente demostrando su pensamiento literal.

Me contaron que en otra iglesia un niño preescolar comentó a su madre que esa mañana en la iglesia “había visto a Jesús.” La madre le hizo varias preguntas para tratar de entender el porqué de esta revelación y el niño insistió diciendo: “¡Sí, lo vi! Tenía traje negro y corbata y vino a la clase a buscar la ofrenda.” Otra vez más la necesidad de pensar en forma concreta resultó en una interpretación propia de lo que había dicho la maestra: “Vamos a dar nuestras ofrendas a Jesús.” Ojalá el ujier que buscó la ofrenda hubiese tratado bien a los niños, porque si los tratara mal, el trato venía de “Jesús”. Éstas son algunas de las complicaciones que se deben tomar en cuenta en la enseñanza de niños dentro de la iglesia.

La importancia de las relaciones afectivas en la formación de la imagen de Dios

Otro factor que influye mucho en el desarrollo de la imagen de Dios en los niños es la relación afectiva que tienen con los adultos que representan autoridad para ellos. Lo más importantes en este sentido son los padres, por supuesto. La Dra. Rebeca Land, una especialista en terapia familiar, dice: “En una forma muy real, la formación más temprana del concepto de Dios en el niño es el resultado directo del tipo de cuidado que recibe de sus padres.” Podríamos ampliar el concepto y decir que afecta de la misma manera el tipo de cuidado que recibe de todas las personas en autoridad sobre él, especialmente los que le enseñan la Palabra de Dios. El niño ha de sentirse amado por Dios si es amado por estas personas, y si ese amor es expresado hacia él en maneras que puede entender. El niño se siente amado si es respetado, tomado en cuenta, escuchado, cuidado y tocado con amor. El Dr. Ross Campbell en su libro SI AMAS A TU HIJO menciona la importancia de mirarle directamente a los ojos al niño cuando uno le habla. Es una manera sencilla de mostrarle respeto y de tomarlo en serio.

Por otro lado, si el niño es tratado con violencia física o verbal, con indiferencia o con rigidez, o si es abandonado física o emocionalmente, estos tratos también contribuirán a formar un concepto negativo de Dios. Es imposible comprender el amor de Dios fuera de los parámetros del amor que hemos recibido nosotros mismos. Los recuerdos dolorosos de la niñez donde no hubo afecto son demasiado profundos y siguen afectando el concepto de Dios aun en los años de vida adulta.

El efecto de la disciplina en la formación de la imagen de Dios

También contribuyen a la formación de la imagen de Dios las formas de disciplina que recibe el niño en su niñez. Debemos hacer una distinción entre disciplina y castigo. La disciplina correcta es una expresión de amor que es definida por la necesidad que tiene el niño de tener límites en su vida. La disciplina correcta corrige las conductas erradas y estimula conductas apropiadas. En cambio, el castigo es percibido por el niño como rechazo y, a menudo, provoca la rebeldía. Escuché a un padre decir que el castigo es señal de que la disciplina no ha sido adecuada. Las formas de disciplina que recibe el niño producen efectos mucho más allá que sus conductas. También tienen un efecto profundo sobre sus actitudes. Si recibe una disciplina coherente que se lleva a cabo dentro de los parámetros de sus capacidades de niño, se afirmará su valor como persona y le otorgará mucha seguridad en su desarrollo. En cambio, si la disciplina que recibe es abusiva o severa en extremo, el niño ha de adquirir la percepción de ser de poco valor como persona. Empieza a creer que nunca llegará a la medida que los adultos esperan de él. Ante estas experiencias negativas, él irá asumiendo culpa por todas las cosas que le salen mal y su espíritu quedará herido, quedando en él la sensación de que no sirve o que no puede.

El equilibrio en la disciplina que ejercen los adultos sobre los niños debe asemejarse a la disciplina que forma parte de nuestra vida con Dios. Él no hace demandas sobre nosotros que no podemos cumplir sino que promete estar a nuestro lado para ayudarnos a cumplirlas. “El Señor disciplina a los que ama” (Hebreos 12:6). Más de lo que creemos o entendemos, la disciplina equilibrada y bien llevada lleva al niño a formar un concepto correcto de Dios. La realidad es que, habiendo llegado a ser adultos, muchas personas reflejan la disciplina que recibieron de niños al percibir a Dios como un verdugo, enojado siempre, injusto, caprichoso y deleitándose en castigar a sus hijos.

En nuestros intentos de controlar las conductas de los niños recurrimos muchas veces a las amenazas. Repetimos las mismas amenazas que nuestros padres nos gritaron en nuestra propia niñez. Nosotros sabemos que no estamos hablando en serio cuando decimos estas cosas, pero nos olvidamos de que el niño no lo entiende así. Él cree absolutamente en lo que dicen los adultos y lo toma muy en serio. Como tal, nuestras amenazas huecas sólo sirven para asustarlo y terminan causándole confusión y ansiedad. Lógicamente, afectan también el concepto que irá formando de Dios. Entre las muchas amenazas que se escuchan por ahí se encuentran expresiones como éstas: “¡Dios te va a castigar! ¡Si haces eso otra vez, no te quiero más! ¡Si no dejas de llorar, te dejo aquí y me voy! ¡Pórtate bien o te mato!” Todas estas expresiones son amenazas que, por supuesto, los padres no van a llevar a cabo. Pero el niño, por su forma de entender las cosas, nunca puede estar seguro de eso. Lo que sí se va formando en él es una percepción de la no confiabilidad de las personas en autoridad sobre él, y esa percepción, por lógica, se transfiere también a Dios.

El efecto de conceptos religiosos mal interpretados en la formación de la imagen de Dios

Todo lo que se hace y se dice dentro de la iglesia tiene un impacto profundo sobre el concepto de Dios que el niño está formando. Dos cosas afectan esto. Uno es el trato que recibe de parte de las personas en autoridad. El otro es que por lo general todas las cosas que se hacen o que se dicen en la iglesia no están orientadas hacia el niño y, por tanto, fácilmente pueden ser mal interpretadas por él. Igualmente, el vocabulario religioso que utilizamos tiende a ser muy arcaico y desconocido por los niños. Ellos escuchan canciones y oraciones cargadas de expresiones muy simbólicas y difíciles de entender con el vocabulario limitado que tienen. Cuando el niño no entiende una frase o una palabra, su tendencia es sustituir alguna palabra que suena parecido y que sí es conocida por él. Todos los que trabajamos con los niños hemos escuchado sus interpretaciones tan originales. Una niña escuchó cantar muchas veces el himno que comienza: “Nunca, Dios mío, cesarán mis labios de bendecirte y cantar tu gloria.” Por muchos años creyó que la letra decía: “Nunca, Dios mío, besarás mis labios”. Otro niño preguntó quién era “La hermana Déjaque.” Cuando nadie supo contestarle, agregó: “Sí, es la que siempre se mueve, porque la canción dice: “Oh, hermana Déjaque se mueva.” Evidentemente, era su interpretación de un coro contemporáneo que habla del mover del Espíritu Santo sobre su pueblo.

Por supuesto, es imposible evitar este tipo de mal entendidos, pero por lo menos tendríamos que estar atentos para aclararlos cada vez que escuchamos esta clase de confusión. Es importante recordar que el niño no está tratando de ser gracioso, sino que se esfuerza siempre por entender lo simbólico y figurativo de nuestro lenguaje religioso. Si no hay personas que le ayudan a aclarar su confusión, asimilará conceptos erróneos y hasta ridículos acerca de Dios.

Otra área de confusión para los niños tiene que ver con las celebraciones religiosas. Se crea mucha confusión en ellos por las maneras en que llevamos a cabo los programas dentro de la iglesia para eventos como la Navidad o la semana de Pascua. Un niño quiso ilustrar lo que era para él la Pascua. Dibujó un conejo clavado sobre una cruz. Su intento respondía a la confusión creada en su mente por la diversidad de símbolos que rodean este evento tan importante en el calendario de la iglesia. El énfasis en los huevos de Pascua, en Papá Noel y en otros elementos tradicionales que no tienen nada que ver con los relatos bíblicos confunden porque nadie les explica cuáles son los elementos verdaderos, o cuáles los bíblicos, y cuáles son representativos de la tradición y la cultura. Nosotros, que trabajamos en la formación espiritual del niño, debemos comprender la forma de pensar de ellos y ser sensibles a esta mezcla de estímulos que reciben tanto de los medios como de la iglesia. Debemos hacer lo posible para expresar en lenguaje sencillo y claro lo que son las verdades y doctrinas básicas que son representadas por estas dos fiestas importantes.

El vocabulario religioso también resulta sumamente confuso para los niños en otra área. Me refiero a las formas en las cuales les explicamos el plan de salvación. Yo creo, personalmente, que cometemos los errores más graves con ellos dentro de este contexto. En lugar de simplificar este elemento básico de la fe, la disfrazamos con símbolos que crean más confusión. Además, en el afán de tener programas exitosos usamos todo tipo de disfraces, esperando que un niño tome en serio el mensaje que esté dado por un payaso o por una verdura graciosa. No presentaríamos el evangelio de esta manera a los adultos porque sería una falta de respeto. Pero lo hacemos con los niños, porque el único criterio que aplicamos es si al niño le gusta o no. El niño se interesa por cualquier cosa novedosa. No nos detenemos para preguntar qué entienden ellos acerca de Dios por estas presentaciones. Ni tampoco queremos admitir que muchas veces estamos utilizando un cierto manipuleo de sus emociones para conseguir el fin que deseamos, aprovechando el hecho de que el niño tiende a responder en sumisión a la autoridad de un adulto. Yo creo que a través de nuestras presentaciones muchas veces estamos siendo de tropiezo a los niños porque estamos llenando sus mentes de elementos que crean confusión en vez de guiarlos a Dios por un camino claro y coherente. Me parece que tenemos que pensar seriamente sobre cómo estamos afectando el desarrollo del concepto de Dios en los niños y cambiar muchos de los métodos que utilizamos.

El efecto de los medios de comunicación en la formación de la imagen de Dios

Es necesario reconocer el efecto alarmante que los medios de comunicación están teniendo sobre la vida del niño actual. Aunque éste es un tema extenso que merece una investigación cuidadosa, quiero señalar ciertos factores. Un área sumamente preocupante es la violencia como una forma de adquirir el poder. Los primeros conceptos que va adquiriendo el niño sobre el uso de la violencia y el poder vienen por los medios de comunicación, especialmente por la televisión. Por lo tanto, lo que se le enseña en la iglesia sobre el poder de Dios será interpretado por lo que ya aprendió en la televisión o en los video-juegos. Me contó una maestra cómo en su iglesia un niño había hecho la declaración con firmeza de que no le interesaba seguir a Jesús porque “él era un perdedor”. Prefería seguir al superhéroe (y nombró uno de moda) porque tenía más poder y nadie lo podía matar. Quizás otros niños no se expresan en una forma tan tajante, pero este ejemplo sirve para mostrar la confusión que los programas de televisión pueden crear en la mente del niño. Nuestro énfasis debe ser el hecho de que el poder que tiene Dios no se basa en la destrucción de personas, sino en que él hace posible que se transformen desde adentro hacia fuera y que su poder hace posible que convivamos en paz y amor el uno con el otro, sin buscar formas de vengarnos. La enseñanza bíblica debe representar una fuerza de resistencia frente al alud de violencia que inunda la vida de los niños de hoy.

Los medios de comunicación también endiosan a los cantantes, los actores de cine y los deportistas, mostrando sus vidas como algo para emular. A la vez, los valores distorsionados y la incoherencia de vida de estos artistas, quienes llegan a ser los ídolos de los niños y adolescentes, crean ambigüedad en cuanto a los verdaderos principios cristianos sobre la moral y la ética. La iglesia, y en forma más directa los padres cristianos, se sienten amenazados por este constante bombardeo de imágenes e influencias que afectan a sus niños. Y los niños, por su lado, se sienten solos, sin espacio seguro donde pueden expresar sus inquietudes. A la vez nosotros, los adultos que debemos responder a sus interrogantes, nos encontramos demasiado ocupados como para estar escuchándoles, dejándoles sin una orientación correcta.

Debido a estas influencias mundanas que invaden continuamente nuestras vidas hoy día, creo que como nunca antes en la historia, nosotros los adultos debemos involucrarnos en las vidas de los niños, siendo para ellos una presencia estable y confiable en todo momento. El hecho de ser personas accesibles al niño, con un interés genuino en los diversos aspectos de su vida, permitirá que éste encuentre fuerza para resistir los valores falsos del mundo. A la vez, esta relación de afecto y confianza ayudará a sembrar los elementos para desarrollar una relación sentida con Dios. El niño necesita ver en el adulto un ejemplo de amor, estabilidad y compromiso de fe que le ayudará a él a emular esos mismos valores y a formar, como consecuencia, un concepto correcto de Dios.

Sin el compromiso de adultos que aman a Dios y se dedican al ministerio de los niños, hemos de ir retrocediendo ante las influencias invasoras del mundo secular. Una parte fundamental de este proceso de resistencia tiene que ver con el desarrollo de un concepto sano e íntegro de quién es Dios. Lo que el niño aprende en su niñez determinará lo que será como adulto. Cuando necesito inspiración en esta singular tarea, o cuando me siento desanimado, traigo a mi mente las palabras de Jesús: “El Rey les responderá: Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí” (Mateo 25:40).

De Constance, B. S. (2004). La formación espiritual del niño (3a edición, pp. 29–37). Buenos Aires, Argentina: Publicaciones Alianza.

El aceite de la viuda

2 Reyes 4-6

El aceite de la viuda

a14:1  Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos.

Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite.

El le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.

Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.

Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite.

Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.

Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.

Eliseo y la sunamita

Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer.

Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios.

10 Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él.

11 Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió.

12 Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, vino ella delante de él.

13 Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.

14 Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo.

15 Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la puerta.

16 Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva.

17 Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.

18 Y el niño creció. Pero aconteció un día, que vino a su padre, que estaba con los segadores;

19 y dijo a su padre: !!Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre dijo a un criado: Llévalo a su madre.

20 Y habiéndole él tomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió.

21 Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta, se salió.

22 Llamando luego a su marido, le dijo: Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y regrese.

23 El dijo: ¿Para qué vas a verle hoy? No es nueva luna, ni día de reposo.[a] Y ella respondió: Paz.

24 Después hizo enalbardar el asna, y dijo al criado: Guía y anda; y no me hagas detener en el camino, sino cuando yo te lo dijere.

25 Partió, pues, y vino al varón de Dios, al monte Carmelo.

Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la sunamita.

26 Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas: ¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido, y a tu hijo? Y ella dijo: Bien.

27 Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; pero el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.

28 Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo que no te burlases de mí?

29 Entonces dijo él a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi báculo en tu mano, y ve; si alguno te encontrare, no lo saludes, y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño.

30 Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.

31 El entonces se levantó y la siguió. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el báculo sobre el rostro del niño; pero no tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para encontrar a Eliseo, y se lo declaró, diciendo: El niño no despierta.

32 Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su cama.

33 Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová.

34 Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor.

35 Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos.

36 Entonces llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo.

37 Y así que ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo, y salió.

Milagros en beneficio de los profetas

38 Eliseo volvió a Gilgal cuando había una grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo que dijo a su criado: Pon una olla grande, y haz potaje para los hijos de los profetas.

39 Y salió uno al campo a recoger hierbas, y halló una como parra montés, y de ella llenó su falda de calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era.

40 Después sirvió para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, gritaron diciendo: !!Varón de Dios, hay muerte en esa olla! Y no lo pudieron comer.

41 El entonces dijo: Traed harina. Y la esparció en la olla, y dijo: Da de comer a la gente. Y no hubo más mal en la olla.

42 Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da a la gente para que coma.

43 Y respondió su sirviente: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que coma, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará.

44 Entonces lo puso delante de ellos, y comieron, y les sobró, conforme a la palabra de Jehová.

Eliseo y Naamán

5:1  Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso.

Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán.

Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.

Entrando Naamán a su señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel.

Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel.

Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos.

Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra.

Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí.

Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.

Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo.

10 Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio.

11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra.

12 Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.

13 Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?

14 El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.

15 Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo.

16 Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso.

17 Entonces Naamán dijo: Te ruego, pues, ¿de esta tierra no se dará a tu siervo la carga de un par de mulas? Porque de aquí en adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni ofrecerá sacrificio a otros dioses, sino a Jehová.

18 En esto perdone Jehová a tu siervo: que cuando mi señor el rey entrare en el templo de Rimón para adorar en él, y se apoyare sobre mi brazo, si yo también me inclinare en el templo de Rimón; cuando haga tal, Jehová perdone en esto a tu siervo.

19 Y él le dijo: Ve en paz. Se fue, pues, y caminó como media legua de tierra.

20 Entonces Giezi, criado de Eliseo el varón de Dios, dijo entre sí: He aquí mi señor estorbó a este sirio Naamán, no tomando de su mano las cosas que había traído. Vive Jehová, que correré yo tras él y tomaré de él alguna cosa.

21 Y siguió Giezi a Naamán; y cuando vio Naamán que venía corriendo tras él, se bajó del carro para recibirle, y dijo: ¿Va todo bien?

22 Y él dijo: Bien. Mi señor me envía a decirte: He aquí vinieron a mí en esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego que les des un talento de plata, y dos vestidos nuevos.

23 Dijo Naamán: Te ruego que tomes dos talentos. Y le insistió, y ató dos talentos de plata en dos bolsas, y dos vestidos nuevos, y lo puso todo a cuestas a dos de sus criados para que lo llevasen delante de él.

24 Y así que llegó a un lugar secreto, él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en la casa; luego mandó a los hombres que se fuesen.

25 Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Giezi? Y él dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte.

26 El entonces le dijo: ¿No estaba también allí mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas?

27 Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve.

Eliseo hace flotar el hacha

6:1  Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho.

Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagamos allí lugar en que habitemos. Y él dijo: Andad.

Y dijo uno: Te rogamos que vengas con tus siervos. Y él respondió: Yo iré.

Se fue, pues, con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron la madera.

Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: !!Ah, señor mío, era prestada!

El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro.

Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó.

Eliseo y los sirios

Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi campamento.

Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí.

10 Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho; y así lo hizo una y otra vez con el fin de cuidarse.

11 Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel?

12 Entonces uno de los siervos dijo: No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta.

13 Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a prenderlo. Y le fue dicho: He aquí que él está en Dotán.

14 Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad.

15 Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: !!Ah, señor mío! ¿qué haremos?

16 El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.

17 Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

18 Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo.

19 Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta la ciudad; seguidme, y yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a Samaria.

20 Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban en medio de Samaria.

21 Cuando el rey de Israel los hubo visto, dijo a Eliseo: ¿Los mataré, padre mío?

22 El le respondió: No los mates. ¿Matarías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua, para que coman y beban, y vuelvan a sus señores.

23 Entonces se les preparó una gran comida; y cuando habían comido y bebido, los envió, y ellos se volvieron a su señor. Y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel.

Eliseo y el sitio de Samaria

24 Después de esto aconteció que Ben-adad rey de Siria reunió todo su ejército, y subió y sitió a Samaria.

25 Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas por cinco piezas de plata.

26 Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le gritó, y dijo: Salva, rey señor mío.

27 Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del granero, o del lagar?

28 Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío.

29 Cocimos, pues, a mi hijo, y lo comimos. El día siguiente yo le dije: Da acá tu hijo, y comámoslo. Mas ella ha escondido a su hijo.

30 Cuando el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestidos, y pasó así por el muro; y el pueblo vio el cilicio que traía interiormente sobre su cuerpo.

31 Y él dijo: Así me haga Dios, y aun me añada, si la cabeza de Eliseo hijo de Safat queda sobre él hoy.

32 Y Eliseo estaba sentado en su casa, y con él estaban sentados los ancianos; y el rey envió a él un hombre. Mas antes que el mensajero viniese a él, dijo él a los ancianos: ¿No habéis visto cómo este hijo de homicida envía a cortarme la cabeza? Mirad, pues, y cuando viniere el mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada. ¿No se oye tras él el ruido de los pasos de su amo?

33 Aún estaba él hablando con ellos, y he aquí el mensajero que descendía a él; y dijo: Ciertamente este mal de Jehová viene. ¿Para qué he de esperar más a Jehová?

Footnotes:

  1. 2 Reyes 4:23 Aquí equivale a sábado.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)Copyright © 1960 by American Bible Society

Testimonio de un testigo ocular

Abril 7

Testimonio de un testigo ocular

Lectura bíblica: 1 Corintios 15:5–9

Luego apareció a más de quinientos hermanos a la vez. 1 Corintios 15:6

a1Don Pascual entró en la comisaría con cara de terror. Con los ojos desorbitados y los pelos canosos de punta, dijo al comisario:
—Uno de esos platos voladores acaba de aterrizar otra vez en mi maizal.

El comisario se mordió los labios para no reírse. No era la primera vez que escuchaba esto.
—Y esta vez, ¿qué aspecto tenía? —preguntó el comisario.
—Más o menos del tamaño de mi segadora, con lucecitas de Navidad por dentro.
—La última vez se parecía a la nave Enterprise, de “Viaje a las estrellas”.
—Sí señor, pero eso fue la vez pasada —aclaró don Pascual—. Eso fue cuando el capitán Picard salió de la nave y me habló.
—Y esta vez, ¿le habló alguien, don Pascual?
—Por supuesto —dijo don Pascual—. Fueron unos seis seres, que se parecían algo a los Muppets.
—¿Y qué querían esos Muppets del espacio, don Pascual?
—Querían un poco de mi maíz para llevar a casa. Les dije que estaba bien, y entonces Elmo y Oscar pelaron dos mazorcas y, bam, desaparecieron.

El comisario se inclinó hace adelante, y muy serio preguntó:
—Don Pascual, ¿alguien más alcanzó a ver esos seres que se parecían a los Muppets? ¿Su esposa? ¿Sus hijos?

Don Pascual meneó lentamente la cabeza:
—No, para cuando regresé a casa para contarle a doña Betty, hacía rato que habían desaparecido en el espacio… igual como el capitán Picard y la nave Enterprise.

No podemos menos que preguntarnos por qué los platos voladores que tantos dicen haber visto nunca aterrizan en lugares como el centro de la Ciudad de México, donde millones de personas podrían verlos. Es difícil creer en seres extraterrestres cuando sólo se le aparecen a una o dos personas a la vez.
Jesús no fue tan difícil de ver después de su resurrección. No se le apareció a sólo unas pocas personas: ¡Se apareció a cientos en su cuerpo resucitado! Su victoria sobre la muerte no era para mantenerla en secreto. Él quería que sus seguidores lo vieran con vida. Él quería que la gente supiera que su resurrección era una realidad, no un cuento inventado. Él quería que fuera fácil aun para nosotros en la actualidad creer que la resurrección fue un hecho real. ¡Menos mal que Jesús no se escondió en algún maizal! Dejó que mucha gente lo viera a fin de que pudiéramos saber que verdaderamente resucitó.

PARA DIALOGAR
¿Por qué hizo Dios que su plan fuera tan fácil de observar?

PARA ORAR
Gracias, Señor, por trazar un plan para salvarnos y por dejar que tantas personas te vieran. Abre los ojos de nuestros amigos que todavía no han visto la verdad.

PARA HACER
¿Tienes algún amigo que cree que la resurrección es un cuento ridículo e inventado? ¡Cuéntale la realidad!

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

«MI FAMILIA NO SABE NADA»

7 abr 2016

«MI FAMILIA NO SABE NADA»

por Carlos Rey

a1En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio http://www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

«Hace una semana nos enteramos de que [mi novia] está embarazada…. Aún estoy estudiando. Por eso es que ella decidió no decir de quién es el niño que espera. Al parecer, su mamá la va a apoyar, pero mi familia no sabe nada. Le he pedido al Señor, arrepentido, que me dé otra oportunidad y que ese niño no nazca o sea mentira que está embarazada. No sé qué hacer. Siento pena por ella, y pienso en lo que será después.»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimado amigo:

»No hay duda de que usted tiene razón para sentir pena por su novia. Y tiene razón para estar preocupado por lo que ha de suceder. Sin embargo, rogarle a Dios que convierta lo ocurrido en nada más que una pesadilla es poco realista e irresponsable. Ha hecho bien al pedirle perdón a Dios, pero no espere que Él, por arte de magia, elimine las consecuencias de lo que usted ha hecho.

»… A fin de guardar el secreto [debido a que usted aún está estudiando, su novia] ha decidido negarse a revelar el nombre suyo como el padre del bebé. Como resultado, es probable que la gente crea que ella ha tenido relaciones sexuales con varios hombres y que no sabe cuál de ellos es el padre. Esa clase de chismes hará que sea peor aún la situación en que ella se encuentra.

»Si su novia no proviene de una familia con recursos económicos adecuados, es muy probable que el incremento de gastos tarde o temprano la obliguen a buscar ayuda monetaria de parte de usted, tal vez hasta en los tribunales de justicia. Cuando usted termine sus estudios y consiga un empleo, puede estar casi seguro de que se le pedirá o exigirá que sustente económicamente a su hijo o hija.

»Sería mucho mejor que le dijera a su familia ahora lo que ha sucedido y asumiera la responsabilidad por la criatura que ha engendrado. Entonces usted y su novia, con sus padres y los de ella, podrían decidir qué es lo que más le conviene al niño. Nosotros creemos que el permitir que padres amorosos lo adopten es la mejor opción para los jóvenes estudiantes. Como padres adoptivos que somos, sabemos que hay miles de matrimonios que no han podido tener sus propios hijos biológicos y están esperando tener un hijo al que puedan amar durante toda la vida.

»Sin embargo, si deciden no darlo en adopción, usted tendrá que cambiar sus planes para participar de lleno en la vida de su hijo. Ningún niño merece crecer sin la presencia de su padre, y con frecuencia a quienes les toca crecer en esas condiciones afrontan años de rechazo y marginación social.

»Usted optó por quebrantar las leyes de Dios y tener una relación sexual antes del matrimonio, y eso quiere decir que optó por correr el riesgo de que su novia quedara embarazada. Ahora debe decidir hacer lo correcto por el bien de su hijo y por el bien de su novia.»

Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo ingresar en el sitio http://www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 383.

http://www.conciencia.net/