El triunfo de Cristo

El triunfo de Cristo

imgres4/20/2016

También Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. (1 Pedro 3:18)

 Es increíble pensar que alguien que era perfectamente justo muriera por los injustos. Pilato tenía razón cuando dijo de Jesús: “Ningún delito hallo en este hombre” (Lc. 23:4). Las acusaciones presentadas contra nuestro Señor fueron inventadas. Los testigos fueron sobornados, y el fallo condenatorio era ilícito.

Pero Cristo triunfó en medio de ese injusto sufrimiento al llevarnos a Dios. Y aunque los creyentes nunca sufrirán como sustitutos ni redentores, Dios puede usar nuestra reacción cristiana ante el sufrimiento injusto para atraer a otros a Él.

Así que, cuando el Señor nos pida que suframos por su causa, debemos comprender que solo se nos pide que soportemos lo que Él mismo soportó de manera que podamos llevar a otros a Él.

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David captura a Rabá

1 Crónicas 20-23

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David captura a Rabá

(2 S. 12.26-31)

a120  Aconteció a la vuelta del año, en el tiempo que suelen los reyes salir a la guerra, que Joab sacó las fuerzas del ejército, y destruyó la tierra de los hijos de Amón, y vino y sitió a Rabá. Mas David estaba en Jerusalén; y Joab batió a Rabá, y la destruyó.

Y tomó David la corona de encima de la cabeza del rey de Rabá, y la halló de peso de un talento de oro, y había en ella piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Además de esto sacó de la ciudad muy grande botín.

Sacó también al pueblo que estaba en ella, y lo puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.

Los hombres de David matan a los gigantes

(2 S. 21.18-22)

Después de esto aconteció que se levantó guerra en Gezer contra los filisteos; y Sibecai husatita mató a Sipai, de los descendientes de los gigantes; y fueron humillados.

Volvió a levantarse guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar.

Y volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre de grande estatura, el cual tenía seis dedos en pies y manos, veinticuatro por todos; y era descendiente de los gigantes.

Este hombre injurió a Israel, pero lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David.

Estos eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y de sus siervos.

David censa al pueblo

(2 S. 24.1-25)

21  Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel.

Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa.

Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel?

Mas la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab, y recorrió todo Israel, y volvió a Jerusalén y dio la cuenta del número del pueblo a David.

Y había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada.

Entre éstos no fueron contados los levitas, ni los hijos de Benjamín, porque la orden del rey era abominable a Joab.

Asimismo esto desagradó a Dios, e hirió a Israel.

Entonces dijo David a Dios: He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy locamente.

Y habló Jehová a Gad, vidente de David, diciendo:

10 Ve y habla a David, y dile: Así ha dicho Jehová: Tres cosas te propongo; escoge de ellas una que yo haga contigo.

11 Y viniendo Gad a David, le dijo: Así ha dicho Jehová:

12 Escoge para ti: o tres años de hambre, o por tres meses ser derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus adversarios, o por tres días la espada de Jehová, esto es, la peste en la tierra, y que el ángel de Jehová haga destrucción en todos los términos de Israel. Mira, pues, qué responderé al que me ha enviado.

13 Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia. Ruego que yo caiga en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo; pero que no caiga en manos de hombres.

14 Así Jehová envió una peste en Israel, y murieron de Israel setenta mil hombres.

15 Y envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando él estaba destruyendo, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: Basta ya; detén tu mano. El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán jebuseo.

16 Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio.

17 Y dijo David a Dios: ¿No soy yo el que hizo contar el pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová Dios mío, sea ahora tu mano contra mí, y contra la casa de mi padre, y no venga la peste sobre tu pueblo.

18 Y el ángel de Jehová ordenó a Gad que dijese a David que subiese y construyese un altar a Jehová en la era de Ornán jebuseo.

19 Entonces David subió, conforme a la palabra que Gad le había dicho en nombre de Jehová.

20 Y volviéndose Ornán, vio al ángel, por lo que se escondieron cuatro hijos suyos que con él estaban. Y Ornán trillaba el trigo.

21 Y viniendo David a Ornán, miró Ornán, y vio a David; y saliendo de la era, se postró en tierra ante David.

22 Entonces dijo David a Ornán: Dame este lugar de la era, para que edifique un altar a Jehová; dámelo por su cabal precio, para que cese la mortandad en el pueblo.

23 Y Ornán respondió a David: Tómala para ti, y haga mi señor el rey lo que bien le parezca; y aun los bueyes daré para el holocausto, y los trillos para leña, y trigo para la ofrenda; yo lo doy todo.

24 Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste.

25 Y dio David a Ornán por aquel lugar el peso de seiscientos siclos de oro.

26 Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz, e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto.

27 Entonces Jehová habló al ángel, y éste volvió su espada a la vaina.

El lugar para el templo

28 Viendo David que Jehová le había oído en la era de Ornán jebuseo, ofreció sacrificios allí.

29 Y el tabernáculo de Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar del holocausto, estaban entonces en el lugar alto de Gabaón;

30 pero David no pudo ir allá a consultar a Dios, porque estaba atemorizado a causa de la espada del ángel de Jehová.

22  Y dijo David: Aquí estará la casa de Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para Israel.

Preparativos para el templo

Después mandó David que se reuniese a los extranjeros que había en la tierra de Israel, y señaló de entre ellos canteros que labrasen piedras para edificar la casa de Dios.

Asimismo preparó David mucho hierro para la clavazón de las puertas, y para las junturas; y mucho bronce sin peso, y madera de cedro sin cuenta.

Porque los sidonios y tirios habían traído a David abundancia de madera de cedro.

Y dijo David: Salomón mi hijo es muchacho y de tierna edad, y la casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por excelencia, para renombre y honra en todas las tierras; ahora, pues, yo le prepararé lo necesario. Y David antes de su muerte hizo preparativos en gran abundancia.

Llamó entonces David a Salomón su hijo, y le mandó que edificase casa a Jehová Dios de Israel.

Y dijo David a Salomón: Hijo mío, en mi corazón tuve el edificar templo al nombre de Jehová mi Dios.

Mas vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú has derramado mucha sangre, y has hecho grandes guerras; no edificarás casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra delante de mí.

He aquí te nacerá un hijo, el cual será varón de paz, porque yo le daré paz de todos sus enemigos en derredor; por tanto, su nombre será Salomón,[a] y yo daré paz y reposo sobre Israel en sus días.

10 El edificará casa a mi nombre, y él me será a mí por hijo, y yo le seré por padre; y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre.

11 Ahora pues, hijo mío, Jehová esté contigo, y seas prosperado, y edifiques casa a Jehová tu Dios, como él ha dicho de ti.

12 Y Jehová te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel, guardes la ley de Jehová tu Dios.

13 Entonces serás prosperado, si cuidares de poner por obra los estatutos y decretos que Jehová mandó a Moisés para Israel. Esfuérzate, pues, y cobra ánimo; no temas, ni desmayes.

14 He aquí, yo con grandes esfuerzos he preparado para la casa de Jehová cien mil talentos de oro, y un millón de talentos de plata, y bronce y hierro sin medida, porque es mucho. Asimismo he preparado madera y piedra, a lo cual tú añadirás.

15 Tú tienes contigo muchos obreros, canteros, albañiles, carpinteros, y todo hombre experto en toda obra.

16 Del oro, de la plata, del bronce y del hierro, no hay cuenta. Levántate, y manos a la obra; y Jehová esté contigo.

17 Asimismo mandó David a todos los principales de Israel que ayudasen a Salomón su hijo, diciendo:

18 ¿No está con vosotros Jehová vuestro Dios, el cual os ha dado paz por todas partes? Porque él ha entregado en mi mano a los moradores de la tierra, y la tierra ha sido sometida delante de Jehová, y delante de su pueblo.

19 Poned, pues, ahora vuestros corazones y vuestros ánimos en buscar a Jehová vuestro Dios; y levantaos, y edificad el santuario de Jehová Dios, para traer el arca del pacto de Jehová, y los utensilios consagrados a Dios, a la casa edificada al nombre de Jehová.

Distribución y deberes de los levitas

23  Siendo, pues, David ya viejo y lleno de días, hizo a Salomón su hijo rey sobre Israel.

Y juntando a todos los principales de Israel, y a los sacerdotes y levitas,

fueron contados los levitas de treinta años arriba; y fue el número de ellos por sus cabezas, contados uno por uno, treinta y ocho mil.

De éstos, veinticuatro mil para dirigir la obra de la casa de Jehová, y seis mil para gobernadores y jueces.

Además, cuatro mil porteros, y cuatro mil para alabar a Jehová, dijo David, con los instrumentos que he hecho para tributar alabanzas.

Y los repartió David en grupos conforme a los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.

Los hijos de Gersón: Laadán y Simei.

Los hijos de Laadán, tres: Jehiel el primero, después Zetam y Joel.

Los hijos de Simei, tres: Selomit, Haziel y Harán. Estos fueron los jefes de las familias de Laadán.

10 Y los hijos de Simei: Jahat, Zina, Jeús y Bería. Estos cuatro fueron los hijos de Simei.

11 Jahat era el primero, y Zina el segundo; pero Jeús y Bería no tuvieron muchos hijos, por lo cual fueron contados como una familia.

12 Los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel, ellos cuatro.

13 Los hijos de Amram: Aarón y Moisés. Y Aarón fue apartado para ser dedicado a las cosas más santas, él y sus hijos para siempre, para que quemasen incienso delante de Jehová, y le ministrasen y bendijesen en su nombre, para siempre.

14 Y los hijos de Moisés varón de Dios fueron contados en la tribu de Leví.

15 Los hijos de Moisés fueron Gersón y Eliezer.

16 Hijo de Gersón fue Sebuel el jefe.

17 E hijo de Eliezer fue Rehabías el jefe. Y Eliezer no tuvo otros hijos; mas los hijos de Rehabías fueron muchos.

18 Hijo de Izhar fue Selomit el jefe.

19 Los hijos de Hebrón: Jerías el jefe, Amarías el segundo, Jahaziel el tercero, y Jecamán el cuarto.

20 Los hijos de Uziel: Micaía el jefe, e Isías el segundo.

21 Los hijos de Merari: Mahli y Musi. Los hijos de Mahli: Eleazar y Cis.

22 Y murió Eleazar sin hijos; pero tuvo hijas, y los hijos de Cis, sus parientes, las tomaron por mujeres.

23 Los hijos de Musi: Mahli, Edar y Jeremot, ellos tres.

24 Estos son los hijos de Leví en las familias de sus padres, jefes de familias según el censo de ellos, contados por sus nombres, por sus cabezas, de veinte años arriba, los cuales trabajaban en el ministerio de la casa de Jehová.

25 Porque David dijo: Jehová Dios de Israel ha dado paz a su pueblo Israel, y él habitará en Jerusalén para siempre.

26 Y también los levitas no tendrán que llevar más el tabernáculo y todos los utensilios para su ministerio.

27 Así que, conforme a las postreras palabras de David, se hizo la cuenta de los hijos de Leví de veinte años arriba.

28 Y estaban bajo las órdenes de los hijos de Aarón para ministrar en la casa de Jehová, en los atrios, en las cámaras, y en la purificación de toda cosa santificada, y en la demás obra del ministerio de la casa de Dios.

29 Asimismo para los panes de la proposición, para la flor de harina para el sacrificio, para las hojuelas sin levadura, para lo preparado en sartén, para lo tostado, y para toda medida y cuenta;

30 y para asistir cada mañana todos los días a dar gracias y tributar alabanzas a Jehová, y asimismo por la tarde;

31 y para ofrecer todos los holocaustos a Jehová los días de reposo,[b]* lunas nuevas y fiestas solemnes, según su número y de acuerdo con su rito, continuamente delante de Jehová;

32 y para que tuviesen la guarda del tabernáculo de reunión, y la guarda del santuario, bajo las órdenes de los hijos de Aarón sus hermanos, en el ministerio de la casa de Jehová.

Footnotes:

  1. 1 Crónicas 22:9 Esto es, Pacífico.
  2. 1 Crónicas 23:31 Aquí equivale a sábado.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

Vivir al borde

Abril 20

Vivir al borde

devocionales_para_la_familia

Lectura bíblica: Romanos 12:1, 2

No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento. Romanos 12:2

a1Hace cientos de años en Inglaterra, el rey tenía que escoger cocheros para el carruaje real tirado a caballos. Le hizo una pregunta a cada cochero:
—Si me estuvieras llevando por un camino en la montaña lleno de curvas, ¿hasta qué punto podrías acercarte al borde del camino sin caer por la barranca?

El primer cochero se jactó:
—Soy un conductor excelente, Su Majestad. Podría manejar llevando el carruaje hasta 50 centímetros del borde a toda velocidad sin desbarrancarme.

El segundo cochero se jactó:
—Mi habilidad y experiencia no tienen paralelos, Su Majestad. Yo podría conducir su carruaje a 15 centímetros del borde.

Pero el tercero respondió:
—Yo no arriesgaría su vida, Su Majestad. Yo conduciría el carruaje lo más lejos posible del borde.

El rey escogió al tercer cochero. Era el único más interesado en la seguridad del rey que en presumir.

Existe una actitud que aparece en muchas personas, tanto jóvenes como viejas: “Quiero ver hasta qué punto puedo acercarme al borde sin meterme en problemas”. Lo único que quieren saber de la escuela es: “¿Qué es lo menos que puedo estudiar y todavía aprobar las materias?”. Su único dilema en cuanto a llevarse bien con sus padres es: “¿Cuánto les puedo mentir sin que me descubran?”. Su única pregunta en cuanto a tener su vida organizada es: “¿Cuánto desorden puedo tener en mi habitación?”. Y cuando se trata de servir a Dios, se preguntan: “¿Cuánto puedo pecar y salirme con la mía?”.

Las personas útiles para Dios tienen la actitud del tercer cochero. Piensan: “Para honrar a Dios, veré qué lejos del borde puedo quedarme”.

La batalla entre el bien y el mal se libra dentro de nosotros. Según Romanos 12:2 tu mente es el campo de batalla. Para ser diferente, tienes que renovar tu mente, tienes que pensar como piensa Jesús. Pierde allí la batalla, y la pierdes en tus acciones. Si dejas que tu mente tenga pensamientos acerca de hacer cosas malas, por ejemplo, te será fácil ceder a la menor presión para hacer el mal. Pero si llenas tu mente de pensamientos acerca de hacer el bien y seguir a Dios, tus acciones serán más y más como las de Cristo. ¡Serás transformado!

Si quieres vivir para Dios no dejarás que sólo cambie tu conducta. Dejarás que te cambie de adentro para afuera.

PARA DIALOGAR
¿Qué opinas de tu Dios, quien te ayuda a cambiar de adentro para afuera?

PARA ORAR
Señor, cambia nuestra vida de adentro para afuera. Ayúdanos a pensar de un modo distinto para poder actuar de la manera que te agrada a ti.

PARA HACER
¿Existen áreas en tu vida que hacen que te acerques lo más que puedas al borde? Si no estás seguro, tus padres y otros familiares quizá puedan ayudarte. ¡Habla con Dios acerca de cómo a él le gustaría cambiar esas situaciones!

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

«SÍMBOLO DE PAZ Y ALEGRÍA»

20 abr 2016

«SÍMBOLO DE PAZ Y ALEGRÍA»

cr

por Carlos Rey

(Aniversario de la Muerte de Mario Moreno «Cantinflas»)

a1Todo el Barrio Latino de Nueva York estuvo alborotado ese día. Hubo desfiles populares, marchas militares tocadas por magníficas bandas, banderas, confeti, cohetes y pancartas. Era el 4 de mayo de 1983.

Ese día, por iniciativa de las Naciones Unidas, Cantinflas, el popular comediante mexicano, fue declarado «Símbolo de paz y alegría de las Américas». Entre los maestros de ceremonias que animaron la celebración estuvieron otros dos grandes actores hispanos: Ricardo Montalbán y José Ferrer. Si hubieran decidido postergar la celebración diez años, habrían tenido que referirse a Cantinflas en el pretérito, ya que falleció el 20 de abril de 1993. Menos mal que aprovecharon la vida del genio artístico para celebrarla.

«No deja de tener su nota inspiradora este homenaje a Mario Moreno “Cantinflas” —comenta el Hermano Pablo algún tiempo después en un mensaje a la conciencia—…. Porque es aleccionador celebrar a un hombre que sabe hacer reír y que encarna la sencillez, la bondad, la resignación del pobre, el desinterés y el altruismo.

»Indica que todavía se aprecian en el mundo las virtudes de Cantinflas. Y como Mario Moreno también en la vida real es un hombre generoso, altruista, filántropo, humilde y desinteresado —señala el Hermano Pablo—, el homenaje tiene doble significado.

»Ya he mencionado más de una vez a este famoso actor hispano —sigue disertando acerca de Cantinflas aquel admirador suyo, conocido también por su nombre artístico y no por su apellido—. Me gusta destacar que él siempre ha encarnado al hombre del pueblo, al hombre sufrido, resignado, paciente, no exento de alguna picardía pero siempre de un gran corazón con un gran desinterés.»

Y de ahí el Hermano Pablo pasa a definirlo de un modo escueto, totalmente opuesto al estilo que hizo famoso al actor:

«En una sola palabra, Cantinflas es el hombre manso. Y la Biblia dice en uno de sus pasajes más notables: «Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.»1Palabras del Señor Jesucristo mismo en el Sermón del Monte.

»No son los generales prepotentes, ni los políticos astutos, ni los financistas sin más alma que el dólar, ni los eclesiásticos altaneros, quienes encarnan la paz y la alegría, sino los mansos….

»Jesús alabó a los mansos, a los humildes, a los pacificadores, a los resignados y a los que sienten hambre y sed de justicia, y los llamó bienaventurados», concluye el Hermano Pablo. Si queremos contar con la aprobación de Dios, más vale que nos esforcemos por imitar, al igual que Cantinflas, estas virtudes de los bienaventurados.2

Mt 5:5 (RVR-1960)

Mt 5:3-10

http://www.conciencia.net/