Orientación para maestros de adolescentes y jóvenes
La formación espiritual del niño
Betty S. de Constance
Parte 3
Una metodología práctica para la enseñanza bíblica de los niños
Capítulo 17
Orientación para maestros de adolescentes y jóvenes
La etapa de la adolescencia es un tiempo caracterizado por los cambios físicos, sociales y cognoscitivos en el desarrollo de la persona. Durante esa fase de la vida, el adolescente tiene como tarea principal la de formar y consolidar su identidad. Con su capacidad de ir independizándose, el adolescente enfrenta el nuevo desafío de tomar decisiones que van a afectar su vida de adulto. Tiene que construir su propia escala de valores, sus identificaciones con lo que espera llegar a lograr, y una definición de sí mismo. No es una tarea fácil, pero le es mucho más leve si puede contar con el respaldo y soporte de adultos cercanos que lo aman y que le ofrecen modelos de vidas íntegras.
La adolescencia es también una etapa muy importante en el desarrollo espiritual. En medio de todos los cambios en su vida, el adolescente puede abrirse a Dios de una forma nueva y genuina, experimentando una relación personal y comprometida con el Señor. Pero la vida del adolescente puede también llevarlo a muchos altibajos en sus emociones y generalmente tiene que enfrentar nuevas dudas, desilusiones y tentaciones. Por eso es importante que la familia y la iglesia estén preparados para guiar al adolescente en una vida auténtica y dinámica en el Señor.
La serie Adolescentes está preparada como herramienta para el desafío de acompañar al adolescente en su vida. Los libros tienen como objetivo que los alumnos puedan conocer personalmente a Jesucristo y crecer en él. Los temas tratados en cada libro apuntan a la vida real del adolescente y le ofrecen una base bíblica para ir tomando decisiones y formando su identidad en Cristo. El adolescente mismo descubre por sí mismo los principios bíblicos mientras aprende a estudiar e investigar la Palabra.
En cada lección hay actividades que procuran que el alumno adquiera conocimientos bíblicos. Se busca confrontar lo que la Biblia enseña con la práctica de la sociedad o con la opinión personal. Las Escrituras tienen un mensaje para hoy, el que en muchas ocasiones contradice la enseñanza popular. Es necesario que el adolescente descubra el mensaje de Dios y que, de esta manera, sea transformado por las Escrituras.
Una característica importante del adolescente es el valor que tiene para él la pertenencia a un grupo. Las lecciones están escritas para que los alumnos puedan crecer también como grupo y compartir sus experiencias, ideas y pensamientos. Pueden ser usadas tanto para el discipulado como para la enseñanza de una clase. Las lecciones son participativas y prácticas, enfocadas a las necesidades y a la vida del adolescente.
Las partes de la clase
La incentivación o introducción
Ésta es la primera y, según algunos expertos en educación, la parte más importante de la clase, ya que del éxito de esta actividad depende que el resto de la clase tenga algún afecto en la vida de los alumnos. En la incentivación se busca atraer la atención de los alumnos. Pero, por otro lado, una buena incentivación predispone al alumno a integrar los conocimientos adquiridos en el desarrollo de la lección con su vida diaria. El maestro, entonces, preparará esta parte de la clase con mucho cuidado y atención, utilizando los distintos métodos sugeridos.
El desarrollo de la lección o los tiempos de estudio y reflexión
Esta sección hace hincapié en la adquisición de conocimientos bíblicos. Se busca que el alumno conozca nuevas verdades de la Palabra de Dios. El mensaje de las Escrituras siempre es pertinente a nuestra situación, pero debemos encontrar formas nuevas para aplicar estas verdades bíblicas a la vida. Para cumplir correctamente la Palabra de Dios, debemos conocer la realidad en la cual estamos inmersos; por ello, en casi todas las actividades, el alumno deberá reflexionar acerca de su situación y su entorno.
En las lecciones se utiliza una Hoja de Trabajo (HT) que se fotocopia para cada alumno. El maestro funciona como una guía para lograr que cada pequeño grupo de trabajo, analice y descubra por sí mismo cuáles son las enseñanzas bíblicas. Todos los alumnos deben tener la oportunidad de participar en clase. Una persona aprende mucho más cuando descubre las cosas por sí misma. Por otra parte, el adolescente necesita interactuar con el grupo y confrontar sus ideas y creencias con los demás. De esta manera, va definiendo y afirmando sus valores y su fe en Dios. Además, las lecciones sirven para fortalecer el sentido de grupo y lograr que ellos tengan un lugar para ser escuchados y aceptados mientras comparten el crecimiento espiritual.
La aplicación y conclusión
No es suficiente conocer las verdades de Dios, hay que vivirlas. Esta sección apunta a la aplicación práctica de estos principios. El alumno descubre cómo ponerlos en práctica en su vida. Usando varios métodos, la conclusión engloba los elementos manejados durante la clase, llevando al alumno a un compromiso de vida con el Señor Jesús.
Bibliografía recomendada
Benson, C. A. El arte de enseñar. Miami, Editorial Caribe, 122 páginas.
Benson, C. H. La escuela dominical en acción. San José, Editorial Caribe, 1971. 122 páginas.
Bolton, Barbara. Ayudando a los pequeños. Terrassa, Editorial CLIE, 1982. 202 páginas.
Bolton, Barbara y Charles Smith. Trabajando con los niños. Terrassa, Editorial CLIE, 1982. 202 páginas.
Campbell, Ross. Si amas a tu hijo. Caparra Terrace, Editorial Betania, 1986. 144 páginas.
Dobson, James. Atrévete a disciplinar. Miami, Vida, 1976. 223 páginas.
——— Cómo criar a un niño especial. Terrassa, Editorial CLIE, 1979. 250 páginas.
——— La felicidad del niño. Miami, Editorial Vida, 1978. 206 páginas.
——— El amor debe ser firme. Miami, Editorial Vida, 1990. 288 páginas.
Drescher, John. Siete necesidades básicas del niño. El Paso, Editorial Mundo Hispano, 1983. 112 páginas.
Gangler, Kenneth. 24 Ideas para mejorar su enseñanza. Puebla, México, Ediciones Las Américas, 1992. 166 páginas.
Hancock, Maxine. Vidas en formación. Los años preescolares. Miami, Editorial Vida, 1979. 222 páginas.
Haytead, Wesley. No se puede empezar demasiado pronto. Terrassa, Editorial CLIE, 197. 144 páginas.
Hendricks, Howard G. Enseñando para cambiar vidas. Editorial Unilit, 1990. 142 páginas.
Larson, Jim. Disfrute enseñando. Terrassa, Editorial CLIE, 1978. 118 páginas.
LeBar, Lois y Miguel Berg. Llamados a enseñar. Miami, Editorial Caribe, 1977. 159 páginas.
LeBar, Lois. Rosita asiste a la clase de prepárvulos. Puebla, México, Ediciones Las Américas, S/F. 223 páginas.
Martin, William. Fundamentos para el educador evangélico. Miami, Editorial Vida, 1987. 112 páginas.
Mijares, L. y V. Campbell. Manual para el departamento cuna. El Paso, Casa Bautista de Publicaciones, 1960. 100 páginas.
Mow, Anna. Tu hijo, del nacimiento al nuevo nacimiento. Terrassa, Editorial CLIE, 1975. 109 páginas.
Pearmar, Myen. Enseñando con éxito en la escuela dominical. Miami, Editorial Vida, 1991. 127 páginas.
Perez, Humberto. El maestro y la forma de la verdad. Editorial Caribe, 1995. 240 páginas.
Somoza, Ana. Aprendiendo a enseñar la Biblia. Buenos Aires, Publicaciones Alianza, 1990. 174 páginas.
Strauss, Richard. Hijos confiados y cómo crecen. Caparra Terrace, Editorial Betania, 1977. 183 páginas.
Stuckland, Jenell. Cómo guiar a los preescolares. El Paso, Casa Bautista de Publicaciones, 1988. 240 páginas.
Town, Elmar. La escuela dominical dinámica. Miami, Editorial Vida, 1979. 175 páginas.
Willis, Wesley R. La enseñanza eficaz, Puebla, México, Ediciones Las Américas, 1993. 119 páginas.
Zuck, Roy B. Poder espiritual en la enseñanza. Puebla, México, Ediciones Las Américas, 1973. 126 páginas.
De Constance, B. S. (2004). La formación espiritual del niño (3a edición, pp. 165–170). Buenos Aires, Argentina: Publicaciones Alianza.






