12. LOS MALOS ENTENDIDOS

12. LOS MALOS ENTENDIDOS

David Logacho
2016-04-23

a1Saludos cordiales amable oyente. Gracias por su sintonía. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Este estudio bíblico es parte de la serie titulada: Gigantes al Acecho. Al hablar de gigantes, me refiero a aquellas cosas contra las cuales todos nosotros tenemos que luchar en nuestro diario vivir. Cosas como el desánimo, la crítica, el temor, el chisme, la culpa, la dureza de corazón, el complejo de inferioridad, los celos, la soledad, y eso sólo para mencionar algunos. Gracias a Dios, los creyentes hemos recibido el poder para conquistar estos gigantes, pero a pesar de ello, muchas veces permitimos que algunos de estos gigantes nos tengan dominados y de esa manera nos arrastramos por la vida a pesar de que pudiéramos volar. En esta oportunidad vamos a tratar acerca de otro gigante, igualmente peligroso. Se llama los malos entendidos.

Un dicho popular afirma que ningún comedido sale con la bendición de Dios. ¿Se ha puesto a pensar en el fundamento de este dicho? Una de las posibles razones es porque no siempre nuestras buenas acciones o buenas palabras son bien interpretadas o bien comprendidas por los demás. Se produce lo que llamamos un malentendido. Una de las más brillantes ilustraciones de lo que es un malentendido lo leí en el libro Tres Pasos Adelante, Dos para Atrás de Charles Swindoll. Este autor cuenta que el jefe de un bufete jurídico acostumbraba en el día de Acción de Gracias, entregar a sus empleados un pavo listo para llevarlo a la casa y prepararlo para la cena de acción de gracias. Uno de sus empleados era un joven abogado, soltero. Como vivía solo, no podía en absoluto aprovechar un pavo tan grande, sin mencionar siquiera que no tenía la menor idea de cómo preparar adecuadamente un pavo. Pero por no desairar a su jefe, año tras año recibía su pavo aunque no sabía que hacer con él. Cierto año, los compañeros de trabajo de este joven abogado, sabiendo que el pavo no significaba nada para él, decidieron jugarle una broma. Sustituyeron el pavo que iba recibir por un paquete de piedras, muy bien envueltas para que parezca un pavo de verdad y para que no sospeche nada, le pusieron un cuello un una cola de un verdadero pavo. Llegó el día de acción de gracias. El joven abogado recibió lo que él creía que era un pavo de verdad y luego de agradecer a su jefe por su regalo se marchó a su casa. Tomó un autobús y se sentó pensando que hacer esta vez con ese pavo tan grande y pesado. De pronto se subió al autobús un hombre que tenía una apariencia bastante cansada.

El único puesto libre que encontró este pobre hombre de mirada perdida fue justo a lado de nuestro joven abogado. Se sentó y los dos empezaron a hablar de la vida. El abogado supo entonces que aquel hombre de figura maltrecha había estado todo el día buscando empleo y no había logrado nada, que tenía una familia muy grande y que se estaba preguntando qué llevaría a su casa por el día de acción de gracias. Fue allí, en ese preciso instante cuando al joven abogado se le ocurrió una magnífica idea. Por fin llegó la hora de hacer una obra de caridad, se dijo: Le regalaré mi pavo a este desdichado. Luego le vino otro pensamiento. Este pobre hombre se puede ofender si le regalo un pavo, será mejor si le ofrezco vender en lo que tenga. Así que preguntó al hombre: ¿Cuánto me daría por este pavo? El pobre hombre dijo: Lo único que tengo es un par de dólares y unos pocos centavos. Vendido, exclamó el abogado. El hombre sacó los dos dólares y las monedas que tenía y con sonrisa en los labios recibió a cambio ese enorme envoltorio que se suponía era un pavo. Se despidió del abogado y se bajó del autobús, no sin antes oír las palabras del abogado: Que Dios lo bendiga. Que se divierta mucho el día de acción de gracias. ¿Puede imaginar lo que sucedió cuando este hombre llegó a su hogar? Quizá entró gritando: Me encontré un hombre que prácticamente me regaló un enorme pavo. La dicha se habrá transformado en tristeza y rabia cuando al quitar la envoltura se encontró con piedras en lugar de pavo.

El lunes siguiente, el abogado regresó a su trabajo. Sus amigos se morían de la curiosidad por saber lo que había ocurrido con el supuesto pavo. Cuando el abogado contó la historia, todos sus amigos quería morirse. Sin quererlo, por bien hacer, el abogado vendió una cuantas piedras envueltas como un pavo por un par de dólares con unos pocos centavos y sus amigos fueron sus cómplices. Esto es un malentendido. Una acción bien intencionada que sin embargo sale mal y causa dolor a alguien. Todos hemos pasado por situaciones parecidas, quizá no tan espectaculares como las del relato, pero ¿Cuándo fue la última vez que usted dijo algo o hizo algo con la mejor de las intenciones y sin embargo todo salió tan mal que se arrepintió de haberlo dicho o haberlo hecho? A lo mejor no fue hace mucho tiempo, porque los malos entendidos suelen ocurrir con bastante frecuencia. Cuando uno es víctima de un malentendido queda malherido, porque inmediatamente uno es criticado o difamado o investigado, o como decimos familiarmente, uno se mete en un lío gordo. A nadie le gusta pasar por esta situación y justamente de esto es de lo que se aprovecha el gigante de los malos entendidos para acorralarnos y dominarnos. Este gigante nos gritará en la cara: ¿Ya ves lo que pasó? ¿Viste que por hacer bien saliste mal parado? No seas necio, la próxima vez no hagas nada aunque estés en condiciones de hacerlo, para que no pases vergüenza una vez más. Dominados por este gigante, nos volvemos apáticos a las necesidades espirituales, emocionales y físicas de los demás. Decidiremos que lo mejor será vivir nuestra vida sin pensar siquiera en los demás. Vive tu vive y deja que otros vivan la suya. Si llegamos a este estado de cosas, el gigante de los malos entendidos habrá logrado una resonante victoria. Y cuántos han llegado a esta lamentable condición.

Me refiero a personas que alguna vez hicieron algo para ayudar a alguien pero fueron malentendidos y hoy no mueven ni un dedo para ayudar a nadie. La clave está entonces en cómo conquistar a este poderoso gigante. Para ello, primero reconozca que usted no es el único que ha sido víctima de un malentendido. No piense que hay algo raro en usted que hace que los demás no entiendan correctamente sus palabras o sus actos. No hay tal, todos nosotros somos víctimas del malentendido. Es un mal universal. Una cosa es lo que pensamos, otra la que sale de nuestros labios, otra la que llega a los oídos de nuestro interlocutor y otra la que llega a la mente de nuestro interlocutor. Es la falencia de la comunicación y la fuente de todos los malos entendidos. La única forma de evitar malos entendidos sería dejando de hablar con todos.

Pero trate de pasar una sola hora con otros sin decir una palabra. Verá que es imposible. Entonces es perfectamente posible que usted y yo y cualquier otra persona seamos mal entendidos. Los malos entendidos son como algunas bacterias en nuestro organismo. Tenemos que vivir con ellas. Segundo, entregue la situación a Dios. Diga al Señor en oración: Dios, aquí estoy otra vez. He sido mal entendido. Me siento herido. Tengo la razón pero nunca me lo creerían. Encárgate tú de poner en claro mi buena intención en todo este asunto. Esta, amable oyente es la única salida sensata antes los malos entendidos. No trate de aclarar por usted mismo que sus intenciones fueron buenas. Los hombres sólo vemos las acciones. No podemos ver las intenciones. Si usted entra al tortuoso camino de aclarar esto y aquello para que a todos les conste que sus intenciones eran buenas, sólo conseguirá hundirse más y más en el profundo pozo del mal entendido. Tercero, ore al Señor para que le dé sabiduría, discernimiento y tino para hacer o decir cosas. Antes de hacer o decir algo medite en la forma como lo va a hacer o en las palabras que va a decir. Si por alguna razón sospecha que algo que va a decir puede prestarse para ser mal entendido, no lo diga o dígalo de otra manera. El hablar impulsivo o el actuar impulsivo nos puede conducir a los malos entendidos.

Piense antes de hablar. Piense antes de actuar. Cuarto, si a pesar de poner todo su empeño para no ser malentendido igual es malentendido, no se desanime, ponga el asunto en la mano del Señor y siga haciendo cosas buenas. No se quede atado por el gigante del malentendido. Que con la ayuda del Señor logremos conquistar al temible gigante del malentendido.

10 razones por las que algunos predicadores no predican expositivamente

10 razones por las que algunos predicadores no predican expositivamente

11745681_1659442680945335_1012750566774099539_n

Kevin Halloran

a1La predicación expositiva es la práctica que mejor permite a Dios hablar por Sí mismo a través de Su Palabra. El factor que alimenta el deseo de entrenar donde sirvo, Leadership Resources International, a los pastores en la predicación expositiva es nuestra convicción de que cuando la Palabra de Dios es claramente proclamada y aplicada a la vida, los pecadores son salvos, las vidas son cambiadas, y los creyentes crecen en madurez y conocimiento de Dios.

Para muchos de nosotros que estamos acostumbrados a la predicación expositiva, el practicarla parece obvio. ¿Por qué alguien NO querría predicar su sermón directamente de la Palabra de Dios? Después de todo, ¡Pablo manda a Timoteo a que predique la Palabra (2 Timoteo 4:2)!

Lo que parece obvio para nosotros posiblemente no lo sea para otros. Bajo la superficie de sus titubeos existen varias razones: posiblemente están influidos por diferentes convicciones, por una falta de conocimiento, por un mal entendimiento o mala aplicación de la verdad Escritural, o simplemente por una preferencia personal.

Mientras que no creemos que la predicación expositiva es el único tipo de predicación que Dios usa (la predicación temática bíblicamente fundada puede ser muy útil en ciertos  momentos), creemos que la predicación expositiva debe ser la práctica central de los predicadores y la dieta  principal de las congregaciones. Entonces, ¿por qué no siempre es así? ¿Por qué muchos pastores no predican expositivamente? Aquí 10 razones.

Razón #1: No conocen el deseo de Dios para la predicación.

Dios desea que nosotros hablemos fielmente lo que Él ha comunicado (vea Éxodo 4:10-16; Jeremías 23:9-40; Juan 7:16, 8:28-29). Actuamos como mensajeros que transmiten las palabras que Dios ha dicho, como si Dios rogase por medio de nosotros (2 Corintios 5:20).

Parte del entrenamiento de Leadership Resources se hace a través de traductores a pastores que no hablan inglés. Si nos diéramos cuenta de que un traductor comunicó algo diferente de lo que fue dicho, nos molestaríamos porque el traductor se estaría desviando de su propósito principal. Nuestro papel al predicar es como un traductor: necesitamos recibir y transmitir fielmente el mensaje de Dios.

Razón #2: No consideran a la Biblia como relevante para nuestros días.

Aquellos que piensan que la Biblia no es relevante para el día de hoy no entienden ni el propósito ni lo eterno de las Escrituras. El plan de Dios para las Escrituras es doble: comunicar a unas personas específicas en un tiempo específico y también preservar Su mensaje para las generaciones futuras.Romanos 15:4 dice, “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. Las modas culturales vienen y van, pero “la Palabra del Señor permanece para siempre” (1 Pedro 1:25).

Razón #3: Tienen una percepción incorrecta de cómo usar la Biblia en la predicación.

Hay un adagio conocido que dice, “Un texto sin un contexto es un pretexto”. Esto significa que uno puede decir cualquier cosa que se quiera cuando se toma un verso o pasaje fuera de sus contextos bíblicos, históricos y literarios. La Biblia no es un libro de hechizos mágicos; ni es una bolsa de nueces mixtas que nos permite escoger lo que nos gusta y evadir lo que no nos gusta. Cuando predicamos la Biblia, o cuando la citamos, tenemos que decir lo que la Biblia está diciendo; nada más y nada menos.

Razón #4: No están equipados para predicar la Palabra.

85% de los pastores alrededor del mundo tienen poco o nada de entrenamiento formal de la Biblia y simplemente no están equipados para predicar la Palabra. Además, la falta de experiencia en escuchar buenas ejemplos de mensajes expositivos contribuyen a esto.

Razón #5: No tienen suficiente tiempo para prepararse.

El ministerio pastoral muchas veces parece ser un trabajo interminable. Algunos predicadores no piensan que tienen tiempo para prepararse en la Palabra cada semana porque otras responsabilidades pastorales les quitan todo su tiempo de preparación. Para pastores solitarios en iglesias pequeñas, esto parece ser especialmente difícil. Si este es usted, reevalúe su horario para que el alimentar a su congregación con la Palabra de Dios desde el púlpito sea la prioridad. El crecimiento, la madurez y productividad espiritual de su congregación dependen de ello.

Razón #6: No quieren prepararse en la Palabra.

Algunos tienen el tiempo suficiente para prepararse en la Palabra, pero simplemente no lo quieren hacer. Tal vez prefieren la facilidad de compartir historias de lecciones que han aprendido, o puede ser que sean muy perezosos para esforzarse en hacer el duro trabajo de manejar la Palabra de Dios correctamente en la predicación. Predicador: siga el mandato de Pablo a Timoteo y, “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).

Razón #7: Solo han escuchado malos ejemplos de predicación expositiva.

Algunos igualan el término “predicación expositiva” con conferencias académicas secas, que citan demasiado el griego que no aplican nada a su vida. No debemos permitir que los malos ejemplos de predicación expositiva enturbien el mandato bíblico de predicar la Palabra de Dios (2 Timoteo 4:2). Laverdadera predicación expositiva explica el texto de la Escritura, comunica la intención del autor, y aplica su mensaje a nuestros oyentes.

Razón #8: Piensan que predicar la Palabra estorba la obra del Espíritu en la predicación.

Muchos creen en la falsa dicotomía de que predicar un mensaje de un texto de la Escritura no permite “el mover del Espíritu”. En realidad, los predicadores deben predicar la Palabra en el poder del Espíritu. El Espíritu Santo es el autor de la Escritura y quien ilumina su significado (2 Pedro 1:21). En vez de estorbar, el Espíritu ayuda a los oyentes a recibir la Palabra por la fe (1 Corintios 2:1-5).

Razón #9: Su congregación prefiere otros tipos de predicación.

Un amigo mío recientemente le preguntó a alguien por qué le gusta la iglesia donde asiste. El hombre contestó, “Porque no predican de la Biblia”. Desafortunadamente, esto es algo muy común.

Pablo le advirtió a Timoteo que la gente “no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4:3-4). No todos quieren oír la Biblia siendo predicada. Por eso, predicar la Biblia puede que nos lleve al sufrimiento. En tales situaciones, debemos ser sobrios en todo, soportar las aflicciones, hacer la obra del evangelista y cumplir nuestro ministerio (2 Timoteo 4:5).

Razón #10: No ven a las Escrituras como autoridad.

Rechazar la autoridad de las Escrituras deja a los predicadores golpeando al aire en una cultura en constante cambio, con un mensaje que tiene poca o ninguna semejanza con cristianismo bíblico. La autoridad de las Escrituras es lo que le da al predicador y a su congregación la confianza en su mensaje, porque él está proclamando el mensaje de Dios y no el suyo propio.

La tarea del predicador

Si usted ha permitido que cualquiera de estas diez razones le distraigan de explicar y aplicar claramente las Escrituras, comprométase consigo mismo a cambiar. La Palabra de Dios es demasiado importante para que nosotros proclamemos cualquier otra cosa.

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”, 2 Timoteo 3:16-4:2.

Llevados a Cristo

Llevados a Cristo

imgres

4/23/2016

Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. (Juan 6:44)

a1Jesucristo es el que presenta a los hombres y a las mujeres a Dios. Aquellos a quienes Él lleva a la presencia del Padre todos tienen repugnancia de su pecado, deseo de ser perdonados y anhelo de conocer a Dios. Esas actitudes son la obra de Dios al llevarnos a Cristo. De modo que una respuesta al mensaje del evangelio comienza con un cambio de actitud hacia el pecado y hacia Dios.

 Más allá de ese cambio inicial en la actitud está la transformación efectuada en cada creyente en el momento de la salvación. Cristo no murió solamente para pagar el castigo del pecado: murió para transformarnos.

Abandonado por casi todos sus discípulos, Cristo sufría en las tinieblas y la agonía de la cruz mientras clamaba: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mt. 27:46). Esos fueron momentos en los que Jesús sintió gran rechazo y hostilidad. Pero por esas mismas circunstancias Cristo triunfó al expiar por el pecado y proporcionar una manera de que hombres y mujeres sean presentados a Dios y transformados. Era un triunfo que Él mismo pronto proclamaría (1 P. 3:19-20).

http://www.gracia.org/recursos.aspx?page=Devocional

 

Salomón pide sabiduría

2 Crónicas 1-3

imgres

Salomón pide sabiduría

(1 R. 3.3-15)

a11:1  Salomón hijo de David fue afirmado en su reino, y Jehová su Dios estaba con él, y lo engrandeció sobremanera.

Y convocó Salomón a todo Israel, a jefes de millares y de centenas, a jueces, y a todos los príncipes de todo Israel, jefes de familias.

Y fue Salomón, y con él toda esta asamblea, al lugar alto que había en Gabaón; porque allí estaba el tabernáculo de reunión de Dios, que Moisés siervo de Jehová había hecho en el desierto.

Pero David había traído el arca de Dios de Quiriat-jearim al lugar que él le había preparado; porque él le había levantado una tienda en Jerusalén.

Asimismo el altar de bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, estaba allí delante del tabernáculo de Jehová, al cual fue a consultar Salomón con aquella asamblea.

Subió, pues, Salomón allá delante de Jehová, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo de reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos.

Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé.

Y Salomón dijo a Dios: Tú has tenido con David mi padre gran misericordia, y a mí me has puesto por rey en lugar suyo.

Confírmese pues, ahora, oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre; porque tú me has puesto por rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra.

10 Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?

11 Y dijo Dios a Salomón: Por cuanto hubo esto en tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey,

12 sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti.

13 Y desde el lugar alto que estaba en Gabaón, delante del tabernáculo de reunión, volvió Salomón a Jerusalén, y reinó sobre Israel.

Salomón comercia en caballos y en carros

(1 R. 10.26-29; 2 Cr. 9.25-28)

14 Y juntó Salomón carros y gente de a caballo; y tuvo mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros y con el rey en Jerusalén.

15 Y acumuló el rey plata y oro en Jerusalén como piedras, y cedro como cabrahigos de la Sefela en abundancia.

16 Y los mercaderes del rey compraban por contrato caballos y lienzos finos de Egipto para Salomón.

17 Y subían y compraban en Egipto un carro por seiscientas piezas de plata, y un caballo por ciento cincuenta; y así compraban por medio de ellos para todos los reyes de los heteos, y para los reyes de Siria.

Pacto de Salomón con Hiram

(1 R. 5.1-18; 7.13-14)

Determinó, pues, Salomón edificar casa al nombre de Jehová, y casa para su reino.

Y designó Salomón setenta mil hombres que llevasen cargas, y ochenta mil hombres que cortasen en los montes, y tres mil seiscientos que los vigilasen.

Y envió a decir Salomón a Hiram rey de Tiro: Haz conmigo como hiciste con David mi padre, enviándole cedros para que edificara para sí casa en que morase.

He aquí, yo tengo que edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, para consagrársela, para quemar incienso aromático delante de él, y para la colocación continua de los panes de la proposición, y para holocaustos a mañana y tarde, en los días de reposo,[a] nuevas lunas, y festividades de Jehová nuestro Dios; lo cual ha de ser perpetuo en Israel.

Y la casa que tengo que edificar, ha de ser grande; porque el Dios nuestro es grande sobre todos los dioses.

Mas ¿quién será capaz de edificarle casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerlo? ¿Quién, pues, soy yo, para que le edifique casa, sino tan sólo para quemar incienso delante de él?

Envíame, pues, ahora un hombre hábil que sepa trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en púrpura, en grana y en azul, y que sepa esculpir con los maestros que están conmigo en Judá y en Jerusalén, los cuales dispuso mi padre.

Envíame también madera del Líbano: cedro, ciprés y sándalo; porque yo sé que tus siervos saben cortar madera en el Líbano; y he aquí, mis siervos irán con los tuyos,

para que me preparen mucha madera, porque la casa que tengo que edificar ha de ser grande y portentosa.

10 Y he aquí, para los trabajadores tus siervos, cortadores de madera, he dado veinte mil coros de trigo en grano, veinte mil coros de cebada, veinte mil batos de vino, y veinte mil batos de aceite.

11 Entonces Hiram rey de Tiro respondió por escrito que envió a Salomón: Porque Jehová amó a su pueblo, te ha puesto por rey sobre ellos.

12 Además decía Hiram: Bendito sea Jehová el Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que dio al rey David un hijo sabio, entendido, cuerdo y prudente, que edifique casa a Jehová, y casa para su reino.

13 Yo, pues, te he enviado un hombre hábil y entendido, Hiram-abi,

14 hijo de una mujer de las hijas de Dan, mas su padre fue de Tiro; el cual sabe trabajar en oro, plata, bronce y hierro, en piedra y en madera, en púrpura y en azul, en lino y en carmesí; asimismo sabe esculpir toda clase de figuras, y sacar toda forma de diseño que se le pida, con tus hombres peritos, y con los de mi señor David tu padre.

15 Ahora, pues, envíe mi señor a sus siervos el trigo y cebada, y aceite y vino, que ha dicho;

16 y nosotros cortaremos en el Líbano la madera que necesites, y te la traeremos en balsas por el mar hasta Jope, y tú la harás llevar hasta Jerusalén.

17 Y contó Salomón todos los hombres extranjeros que había en la tierra de Israel, después de haberlos ya contado David su padre, y fueron hallados ciento cincuenta y tres mil seiscientos.

18 Y señaló de ellos setenta mil para llevar cargas, y ochenta mil canteros en la montaña, y tres mil seiscientos por capataces para hacer trabajar al pueblo.

Salomón edifica el templo

(1 R. 6.1-38)

Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo.

Y comenzó a edificar en el mes segundo, a los dos días del mes, en el cuarto año de su reinado.

Estas son las medidas que dio Salomón a los cimientos de la casa de Dios. La primera, la longitud, de sesenta codos, y la anchura de veinte codos.

El pórtico que estaba al frente del edificio era de veinte codos de largo, igual al ancho de la casa, y su altura de ciento veinte codos; y lo cubrió por dentro de oro puro.

Y techó el cuerpo mayor del edificio con madera de ciprés, la cual cubrió de oro fino, e hizo realzar en ella palmeras y cadenas.

Cubrió también la casa de piedras preciosas para ornamento; y el oro era oro de Parvaim.

Así que cubrió la casa, sus vigas, sus umbrales, sus paredes y sus puertas, con oro; y esculpió querubines en las paredes.

Hizo asimismo el lugar santísimo, cuya longitud era de veinte codos según el ancho del frente de la casa, y su anchura de veinte codos; y lo cubrió de oro fino que ascendía a seiscientos talentos.

Y el peso de los clavos era de uno hasta cincuenta siclos de oro. Cubrió también de oro los aposentos.

10 Y dentro del lugar santísimo hizo dos querubines de madera, los cuales fueron cubiertos de oro.

11 La longitud de las alas de los querubines era de veinte codos; porque una ala era de cinco codos, la cual llegaba hasta la pared de la casa, y la otra de cinco codos, la cual tocaba el ala del otro querubín.

12 De la misma manera una ala del otro querubín era de cinco codos, la cual llegaba hasta la pared de la casa, y la otra era de cinco codos, que tocaba el ala del otro querubín.

13 Estos querubines tenían las alas extendidas por veinte codos, y estaban en pie con los rostros hacia la casa.

14 Hizo también el velo de azul, púrpura, carmesí y lino, e hizo realzar querubines en él.

Las dos columnas

(1 R. 7.15-22)

15 Delante de la casa hizo dos columnas de treinta y cinco codos de altura cada una, con sus capiteles encima, de cinco codos.

16 Hizo asimismo cadenas en el santuario, y las puso sobre los capiteles de las columnas; e hizo cien granadas, las cuales puso en las cadenas.

17 Y colocó las columnas delante del templo, una a la mano derecha, y otra a la izquierda; y a la de la mano derecha llamó Jaquín, y a la de la izquierda, Boaz.

Footnotes:

  1. 2 Crónicas 2:4 Aquí equivale a sábado.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

¿Quién se mete en tu mundo?

Abril 23

¿Quién se mete en tu mundo?

devocionales_para_la_familia

Lectura bíblica: Filipenses 2:5–11

Cristo Jesús… se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Filipenses 2:5, 7

a1El pequeño Lucas se puso loco de contento cuando vino a visitarlo su tío favorito. El tío Miguel prácticamente se lanzó por la puerta para tirarse al suelo y jugar con Lucas. El tío Miguel sabía construir rascacielos altísimos con los Legos. Le daba a los muñecos superhéroes aún más superpoderes. Sabía imitar el sonido de los soldaditos y los autos de juguete y un montón de otros sonidos. Y el tío Miguel nunca se cansaba de jugar con Lucas.

No importa cuánto has crecido, necesitas adultos que demuestren interés en tus actividades y tus cosas. Tu necesidad de recibir atención es satisfecha cuando un adulto que te quiere deja su mundo de adulto y pasa un rato en tu mundo.

Dios tiene el propósito de que recibamos ese tipo de atención de parte de nuestros familiares. Cuando recibimos esa atención, sabemos que somos importantes para ellos, y para Dios. Sentimos que valemos. Sentimos que somos de bastante valor como para que alguien nos dedique su tiempo.

No obstante, no importa cuánto amor sentimos en nuestro hogar, todavía necesitamos saber esta realidad: Jesucristo dejó su mundo, el cielo, y vino a nuestro mundo —la Tierra pecadora— para demostrar su amor por nosotros. Aunque merecía estar sentado en las alturas en el trono celestial, se convirtió en un ser humano para poder tirarse al piso y estar con nosotros. Ese es el mensaje de Filipenses 2:5–8. Dios es el que satisface tu necesidad de recibir atención.

Dios sigue prestándote atención a ti y prestando atención a tu mundo. Escucha estas verdades:

• Dios te valora tanto que permanece a tu lado día tras día en la persona del Espíritu Santo (ver Juan 14:16).
• Dios sabe cada detalle de tu vida. Te conocía antes de nacer (ver Salmo 139:13–16).
• Dios conoce tus luchas. Te invita: “Echad sobre él toda vuestra ansiedad, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).
• Dios no podría estar más cerca. Momento a momento está allí mismo contigo. Está tan cerca que uno de los nombres de Cristo es Emanuel, que significa “Dios con nosotros” (Mateo 1:23).

Al dejar que estas verdades saturen tu mente y corazón, tendrás un concepto nuevo de ti mismo. Comenzarás a verte como realmente eres: una persona de gran valor.

PARA DIALOGAR:
¿Cómo ha mostrado Jesús verdadero interés por ti?¿Qué indica eso acerca de cuánto te ama?

PARA ORAR:
Pídele a Dios que te ayude a verte como él te ve.

PARA HACER:
Memoriza un versículo que te recuerde cuánto vales para Dios.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

«¡ME CELÓ CON SU PROPIA MADRE!»

23 abr 2016

«¡ME CELÓ CON SU PROPIA MADRE!»

cr

por Carlos Rey

a1En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio http://www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

«Hace más de cuatro años terminé con una novia…. Ella se enfermó de celos, y me acosaba con sus comportamientos. Yo… tomé el valor suficiente para terminar la relación….

»Un año después hice amistad con una joven… y poco tiempo después nos hicimos novios. La relación que llevo con ella es única y muy hermosa. Sin duda la amo mucho y no deseo desprenderme de ella. Tenemos planes de matrimonio, y de verdad eso es lo que quiero.

»Pero de hace un año hasta la actualidad ha tenido comportamientos… que muestran sus celos al igual que mi anterior novia. Ha sido muy terrible porque ya ni siquiera conservo mi paz. Me ha celado con sus hermanas… con desconocidas, ¡y el colmo fue cuando me celó con su propia madre!

»Verdaderamente no le he dado motivos para que me cele de esta manera….

»He estado muy cerca de terminar nuestra relación. No sé qué hacer. ¿Seré el culpable de esta situación? ¿O es simple casualidad que dos novias se hayan vuelto celosas extremas?»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimado amigo:

»Es prudente de su parte que se haya preguntado si será culpable de esa situación, ya que siempre que algo nos sucede con frecuencia, debiéramos hacer una evaluación a ver si nosotros somos los causantes. Sin embargo, si todo lo que dice usted es cierto, entonces el único error que ha cometido es la clase de jovencita por la que siente atracción.

»En muchos casos, los celos que no se justifican provienen de una acentuada inseguridad. ¿Lo atraen jovencitas inseguras porque así usted puede convertirse en su príncipe azul? ¿Acaso lo intimidan las jóvenes que se sienten más seguras de sí mismas? Si la respuesta es que no, entonces tal vez esta no sea más que una infeliz coincidencia.

»El apóstol Pablo incluyó los celos en su lista de pecados junto con otros tales como la idolatría y la inmoralidad,1 así que está claro que los celos son un hábito pecaminoso que puede superarse con la ayuda de Dios. Si su novia no está dispuesta a reconocer que los celos que siente son pecaminosos y que ella necesita arrepentirse de ellos, entonces la relación entre ustedes dos no tiene remedio. En cambio, si ella sí está dispuesta, el proceso de sobreponerse a los celos recibirá un gran impulso si ella puede consultar con un consejero acerca de esa inseguridad que la atormenta.

»Esa falta de paz que usted está sintiendo es una clara señal de peligro a la que debe prestar atención. ¿Por qué habría de querer usted casarse con una persona que siempre le produce tensión y ansiedad a causa de lo que ella pudiera hacer en cualquier momento? Ni siquiera considere el casarse con esa jovencita hasta que los celos que ella siente se hayan convertido en un recuerdo del pasado…. Si de veras la ama, usted será capaz de esperar el tiempo que sea necesario.»

Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar la pestaña en http://www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 248.

http://www.conciencia.net/