Reinado soberano

Reinado soberano

5/1/2016

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Habiendo subido [Cristo] al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades. (1 Pedro 3:22)

 a1En todo el Antiguo como en el Nuevo Testamento, a la diestra de Dios se presenta como el lugar de preeminencia, poder y autoridad por toda la eternidad. Ese es el lugar adonde fue Jesucristo cuando hubo realizado su obra en la cruz, y allí es donde gobierna hoy.

 Romanos 8:34 dice: “Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”. Su posición a la diestra de Dios le da autoridad sobre todas las cosas creadas.

 Cristo asumió su posición de supremacía después que “ángeles, autoridades y potestades” se habían sujeto a Él (1 P. 3:22), es decir, cuando Cristo declaró su triunfo a los demonios encarcelados. La cruz y la resurrección fueron los que sometieron a Él a las huestes angelicales. Cuando ascendió al cielo, asumió su debida posición y reina soberano sobre todos.

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Reinado de Uzías

2 Crónicas 26-29

Reinado de Uzías

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(2 R. 15.1-7)

a126:1 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, el cual tenía dieciséis años de edad, y lo pusieron por rey en lugar de Amasías su padre.

Uzías edificó a Elot, y la restituyó a Judá después que el rey Amasías durmió con sus padres.

De dieciséis años era Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén.

E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre.

Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó.

Y salió y peleó contra los filisteos, y rompió el muro de Gat, y el muro de Jabnia, y el muro de Asdod; y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de los filisteos.

Dios le dio ayuda contra los filisteos, y contra los árabes que habitaban en Gur-baal, y contra los amonitas.

Y dieron los amonitas presentes a Uzías, y se divulgó su fama hasta la frontera de Egipto; porque se había hecho altamente poderoso.

Edificó también Uzías torres en Jerusalén, junto a la puerta del ángulo, y junto a la puerta del valle, y junto a las esquinas; y las fortificó.

10 Asimismo edificó torres en el desierto, y abrió muchas cisternas; porque tuvo muchos ganados, así en la Sefela como en las vegas, y viñas y labranzas, así en los montes como en los llanos fértiles; porque era amigo de la agricultura.

11 Tuvo también Uzías un ejército de guerreros, los cuales salían a la guerra en divisiones, de acuerdo con la lista hecha por mano de Jeiel escriba, y de Maasías gobernador, y de Hananías, uno de los jefes del rey.

12 Todo el número de los jefes de familia, valientes y esforzados, era dos mil seiscientos.

13 Y bajo la mano de éstos estaba el ejército de guerra, de trescientos siete mil quinientos guerreros poderosos y fuertes, para ayudar al rey contra los enemigos.

14 Y Uzías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, yelmos, coseletes, arcos, y hondas para tirar piedras.

15 E hizo en Jerusalén máquinas inventadas por ingenieros, para que estuviesen en las torres y en los baluartes, para arrojar saetas y grandes piedras. Y su fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso.

16 Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso.

17 Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Jehová, varones valientes.

18 Y se pusieron contra el rey Uzías, y le dijeron: No te corresponde a ti, oh Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, porque has prevaricado, y no te será para gloria delante de Jehová Dios.

19 Entonces Uzías, teniendo en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira; y en su ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso.

20 Y le miró el sumo sacerdote Azarías, y todos los sacerdotes, y he aquí la lepra estaba en su frente; y le hicieron salir apresuradamente de aquel lugar; y él también se dio prisa a salir, porque Jehová lo había herido.

21 Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada, por lo cual fue excluido de la casa de Jehová; y Jotam su hijo tuvo cargo de la casa real, gobernando al pueblo de la tierra.

22 Los demás hechos de Uzías, primeros y postreros, fueron escritos por el profeta Isaías, hijo de Amoz.

23 Y durmió Uzías con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de los sepulcros reales; porque dijeron: Leproso es. Y reinó Jotam su hijo en lugar suyo.

Reinado de Jotam

(2 R. 15.32-38)

27:1 De veinticinco años era Jotam cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jerusa, hija de Sadoc.

E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Uzías su padre, salvo que no entró en el santuario de Jehová. Pero el pueblo continuaba corrompiéndose.

Edificó él la puerta mayor de la casa de Jehová, y sobre el muro de la fortaleza edificó mucho.

Además edificó ciudades en las montañas de Judá, y construyó fortalezas y torres en los bosques.

También tuvo él guerra con el rey de los hijos de Amón, a los cuales venció; y le dieron los hijos de Amón en aquel año cien talentos de plata, diez mil coros de trigo, y diez mil de cebada. Esto le dieron los hijos de Amón, y lo mismo en el segundo año y en el tercero.

Así que Jotam se hizo fuerte, porque preparó sus caminos delante de Jehová su Dios.

Los demás hechos de Jotam, y todas sus guerras, y sus caminos, he aquí están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.

Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y dieciséis reinó en Jerusalén.

Y durmió Jotam con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y reinó en su lugar Acaz su hijo.

Reinado de Acaz

(2 R. 16.1-20)

28:1 De veinte años era Acaz cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén; mas no hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre.

Antes anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes fundidas a los baales.

Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había arrojado de la presencia de los hijos de Israel.

Asimismo sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, en los collados, y debajo de todo árbol frondoso.

Por lo cual Jehová su Dios lo entregó en manos del rey de los sirios, los cuales lo derrotaron, y le tomaron gran número de prisioneros que llevaron a Damasco. Fue también entregado en manos del rey de Israel, el cual lo batió con gran mortandad.

Porque Peka hijo de Remalías mató en Judá en un día ciento veinte mil hombres valientes, por cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres.

Asimismo Zicri, hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías hijo del rey, a Azricam su mayordomo, y a Elcana, segundo después del rey.

También los hijos de Israel tomaron cautivos de sus hermanos a doscientos mil, mujeres, muchachos y muchachas, además de haber tomado de ellos mucho botín que llevaron a Samaria.

Había entonces allí un profeta de Jehová que se llamaba Obed, el cual salió delante del ejército cuando entraba en Samaria, y les dijo: He aquí, Jehová el Dios de vuestros padres, por el enojo contra Judá, los ha entregado en vuestras manos; y vosotros los habéis matado con ira que ha llegado hasta el cielo.

10 Y ahora habéis determinado sujetar a vosotros a Judá y a Jerusalén como siervos y siervas; mas ¿no habéis pecado vosotros contra Jehová vuestro Dios?

11 Oídme, pues, ahora, y devolved a los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos; porque Jehová está airado contra vosotros.

12 Entonces se levantaron algunos varones de los principales de los hijos de Efraín, Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum, y Amasa hijo de Hadlai, contra los que venían de la guerra.

13 Y les dijeron: No traigáis aquí a los cautivos, porque el pecado contra Jehová estará sobre nosotros. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestras culpas, siendo muy grande nuestro delito, y el ardor de la ira contra Israel.

14 Entonces el ejército dejó los cautivos y el botín delante de los príncipes y de toda la multitud.

15 Y se levantaron los varones nombrados, y tomaron a los cautivos, y del despojo vistieron a los que de ellos estaban desnudos; los vistieron, los calzaron, y les dieron de comer y de beber, los ungieron, y condujeron en asnos a todos los débiles, y los llevaron hasta Jericó, ciudad de las palmeras, cerca de sus hermanos; y ellos volvieron a Samaria.

16 En aquel tiempo envió a pedir el rey Acaz a los reyes de Asiria que le ayudasen.

17 Porque también los edomitas habían venido y atacado a los de Judá, y habían llevado cautivos.

18 Asimismo los filisteos se habían extendido por las ciudades de la Sefela y del Neguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna también con sus aldeas, y Gimzo con sus aldeas; y habitaban en ellas.

19 Porque Jehová había humillado a Judá por causa de Acaz rey de Israel, por cuanto él había actuado desenfrenadamente en Judá, y había prevaricado gravemente contra Jehová.

20 También vino contra él Tiglat-pileser rey de los asirios, quien lo redujo a estrechez, y no lo fortaleció.

21 No obstante que despojó Acaz la casa de Jehová, y la casa real, y las de los príncipes, para dar al rey de los asirios, éste no le ayudó.

22 Además el rey Acaz en el tiempo que aquél le apuraba, añadió mayor pecado contra Jehová;

23 porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, y dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también ofreceré sacrificios a ellos para que me ayuden; bien que fueron éstos su ruina, y la de todo Israel.

24 Además de eso recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los quebró, y cerró las puertas de la casa de Jehová, y se hizo altares en Jerusalén en todos los rincones.

25 Hizo también lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a los dioses ajenos, provocando así a ira a Jehová el Dios de sus padres.

26 Los demás de sus hechos, y todos sus caminos, primeros y postreros, he aquí están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.

27 Y durmió Acaz con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo metieron en los sepulcros de los reyes de Israel; y reinó en su lugar Ezequías su hijo.

Reinado de Ezequías

(2 R. 18.1-3)

29  Comenzó a reinar Ezequías siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías.

E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre.

Ezequías restablece el culto del templo

En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las reparó.

E hizo venir a los sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental.

Y les dijo: !!Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia.

Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová nuestro Dios; porque le dejaron, y apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová, y le volvieron las espaldas.

Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron incienso, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel.

Por tanto, la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, a execración y a escarnio, como veis vosotros con vuestros ojos.

Y he aquí nuestros padres han caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres fueron llevados cautivos por esto.

10 Ahora, pues, yo he determinado hacer pacto con Jehová el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira.

11 Hijos míos, no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante de él y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso.

12 Entonces se levantaron los levitas Mahat hijo de Amasai y Joel hijo de Azarías, de los hijos de Coat; de los hijos de Merari, Cis hijo de Abdi y Azarías hijo de Jehalelel; de los hijos de Gersón, Joa hijo de Zima y Edén hijo de Joa;

13 de los hijos de Elizafán, Simri y Jeiel; de los hijos de Asaf, Zacarías y Matanías;

14 de los hijos de Hemán, Jehiel y Simei; y de los hijos de Jedutún, Semaías y Uziel.

15 Estos reunieron a sus hermanos, y se santificaron, y entraron, conforme al mandamiento del rey y las palabras de Jehová, para limpiar la casa de Jehová.

16 Y entrando los sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, sacaron toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, al atrio de la casa de Jehová; y de allí los levitas la llevaron fuera al torrente de Cedrón.

17 Comenzaron a santificarse el día primero del mes primero, y a los ocho del mismo mes vinieron al pórtico de Jehová; y santificaron la casa de Jehová en ocho días, y en el día dieciséis del mes primero terminaron.

18 Entonces vinieron al rey Ezequías y le dijeron: Ya hemos limpiado toda la casa de Jehová, el altar del holocausto, y todos sus instrumentos, y la mesa de la proposición con todos sus utensilios.

19 Asimismo hemos preparado y santificado todos los utensilios que en su infidelidad había desechado el rey Acaz, cuando reinaba; y he aquí están delante del altar de Jehová.

20 Y levantándose de mañana, el rey Ezequías reunió los principales de la ciudad, y subió a la casa de Jehová.

21 Y presentaron siete novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para expiación por el reino, por el santuario y por Judá. Y dijo a los sacerdotes hijos de Aarón que los ofreciesen sobre el altar de Jehová.

22 Mataron, pues, los novillos, y los sacerdotes recibieron la sangre, y la esparcieron sobre el altar; mataron luego los carneros, y esparcieron la sangre sobre el altar; asimismo mataron los corderos, y esparcieron la sangre sobre el altar.

23 Después hicieron acercar delante del rey y de la multitud los machos cabríos para la expiación, y pusieron sobre ellos sus manos;

24 y los sacerdotes los mataron, e hicieron ofrenda de expiación con la sangre de ellos sobre el altar, para reconciliar a todo Israel; porque por todo Israel mandó el rey hacer el holocausto y la expiación.

25 Puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios y arpas, conforme al mandamiento de David, de Gad vidente del rey, y del profeta Natán, porque aquel mandamiento procedía de Jehová por medio de sus profetas.

26 Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas.

27 Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel.

28 Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas; todo esto duró hasta consumirse el holocausto.

29 Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron.

30 Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron.

31 Y respondiendo Ezequías, dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora a Jehová; acercaos, pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la casa de Jehová. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todos los generosos de corazón trajeron holocaustos.

32 Y fue el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes, cien carneros y doscientos corderos, todo para el holocausto de Jehová.

33 Y las ofrendas fueron seiscientos bueyes y tres mil ovejas.

34 Mas los sacerdotes eran pocos, y no bastaban para desollar los holocaustos; y así sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los demás sacerdotes se santificaron; porque los levitas fueron más rectos de corazón para santificarse que los sacerdotes.

35 Así, pues, hubo abundancia de holocaustos, con grosura de las ofrendas de paz, y libaciones para cada holocausto. Y quedó restablecido el servicio de la casa de Jehová.

36 Y se alegró Ezequías con todo el pueblo, de que Dios hubiese preparado el pueblo; porque la cosa fue hecha rápidamente.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

Amor e infierno ¿una contradicción?

Mayo 1

Amor e infierno ¿una contradicción?

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Lectura bíblica: Lucas 16:19–31

Y el que no fue hallado inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Apocalipsis 20:15

a1—¡No digas esa palabra! —gritó el amigo de Armando.

Armando lo miró sorprendido:
—¿Qué palabra? ¿Infierno? Es que estaba explicando que la Biblia dice que el infierno es…
—¡No digas esa palabra! —interrumpió su amigo.
—¿Por qué? —preguntó Armando—. No estaba mandando a nadie al infierno ni maldiciéndolos.

Es posible que a tus amigos no les importa hacer bromas acerca del infierno. Pero si empiezas a hablar de él como lo hace la Biblia, explicando que realmente el infierno existe, tus amigos posiblemente se desilusionen. Sí, si Dios es tan absolutamente amante, tus amigos quieren saber por qué creó un lugar donde los seres humanos estarán separados de él para siempre. ¿Y por qué manda a la gente a un lugar tan terrible?

Buenas preguntas. La Biblia dice que Jesús —que amó tanto al mundo como para morir por él— un día dará “retribución a los que no han conocido a Dios y a los que no obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús. Ellos serán castigados con eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:8, 9). Ese es el lugar que llamamos infierno.

El infierno puede ser difícil de comprender y aun más difícil de explicar, pero esto es lo más importante que podemos saber de él: el infierno es algo que elegimos o no.
La cuestión es que Dios no va a forzar a nadie a amarlo. Nosotros elegimos amar o no amar a Dios. Su plan para salvar por medio de Jesús es hacer todo lo que está dentro de su cariñoso poder para invitarnos a amarlo.

Pero cuando alguien se niega a aceptar el amor de Dios que invita, no le quita su libertad. No va a forzar a nadie a ir al cielo si no quieren andar en su compañía por la eternidad. Por eso infierno es el lugar donde un Dios muy paciente envía a los que se niegan a obedecerle y a ir por el camino de él. Intenta ganarlos, pero al final dice: “¡Bueno, si así lo quieres, así será!”.

El infierno es algo que escoges o no, pero la Biblia no deja ninguna duda sobre lo horrible que es. Es un lugar muy lejos de Dios, su pueblo y de todo lo bueno.
El infierno es algo que el no creyente escoge y donde tendrá que vivir para siempre. Por eso Dios nos encarga la tarea de hablar con las personas a nuestro alrededor que no creen en él. ¡Quiere que los ayudamos a saber que Jesús es el Hijo de Dios, y que vino para ser su Salvador y Rey!

PARA DIALOGAR
¿Es el infierno una realidad? ¿Es injusto? ¿Cómo nos muestra realmente el gran amor de Dios?

PARA ORAR
Señor, que no perdamos ninguna oportunidad para compartir el amor de Cristo con nuestros amigos no creyentes, para que disfruten del cielo con nosotros.

PARA HACER
Dialoguen sobre cómo puede explicar sabiamente a alguien que no ha confiado en Jesús por qué tiene que haber un lugar como el infierno.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Una fe grande como un agujero en el techo

Abril 30

Una fe grande como un agujero en el techo

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Lectura bíblica: Marcos 2:1–12

Y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Marcos 2:5

a1—¡Oye! ¿qué pasa ahí arriba? —se para repentinamente un escriba vestido de una magnífica túnica, interrumpiendo a Jesús que está enseñando. Señala enojado a un palo que aparece por el techo de la casa repleta de gente. Otros líderes de aspecto importante se levantan alterados, observando cómo el palo va abriendo un agujero grande, derramando adobe y polvo sobre los que están abajo.

El público mira fijamente el agujero donde se ven cuatro pares de manos rompiendo las baldosas del techo. Enseguida esas manos bajan una litera; en ella está un hombre que no se puede mover. El hombre paralítico está sufriendo físicamente. Tiene que depender de sus familiares y amigos en todo lo que necesita. También sufre espiritualmente porque es un pecador que necesita perdón.

Esos son los datos principales del hombre en la litera, pero ¿quiénes eran los cuatro señores que hicieron un agujero en el techo para poner a su amigo enfrente de Jesús?
La Biblia no nos da nombres, pero es lógico suponer que eran hombres comunes que tenían un amigo que necesitaba a Jesús. Eran como nosotros: personas comunes con amigos necesitados.

Y estos hombres comunes pudieron valerse del poder de Jesús.

Lo hicieron así. Tenían una fe bastante grande como para creer que Jesús haría algo por su amigo que sufría… bastante grande como para cortar un agujero en el techo… bastante grande como para derramar trozos de adobe y polvo sobre la gente abajo, luego mirar en la habitación con esperanza, mientras Jesús enfocaba su atención en el paralítico. Jesús, que tiene poder sobre la enfermedad y el pecado, vio la fe de ellos y usó su autoridad para sanar al paralítico.

Piénsalo. El hombre está acostado de espalda, sin poder mover un músculo. Quizá hacía años que estaba así. Entonces Jesús dice: “A ti te digo, ¡levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!” (Marcos 2:11). Y, de pronto, el hombre se pone de pie y se está moviendo como todos los demás en el cuarto. ¡Qué poder!

Jesús tiene todo el poder de Dios. Aun así, no tienes que preocuparte de que Jesús irrumpa en tu vida, invada tus actividades y te obligue a recibir su ayuda. Él es el único ser en el universo que necesitas para derrotar todos los obstáculos de la vida: físicos, mentales y espirituales. Pero él no te va a empujar. Tiene paciencia. Se mantiene listo. Está disponible para aplicar su autoridad en tu vida y en la de tus amigos y familiares. Lo único que tienes que hacer es pedirle que lo haga.

PARA DIALOGAR
¿Qué cosas difíciles estás viviendo en este mismo momento en que podrías aprovechar la ayuda de Jesús?

PARA ORAR
Túrnense para orar por las necesidades mutuas.

PARA HACER
¿Tienes algún amigo que necesita el poder de Jesús? Puedes empezar a ayudar orando. Luego traza planes para explicarle cómo Jesús está listo para ayudar.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.