¿PAZ DE DIOS? …

¿PAZ DE DIOS? …

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Pablo Martini
Programa No. 2016-09-24

En mi labor de consejero espiritual, cuando confronto a alguien por su conducta, muchas veces me he encontrado con un argumento como el siguiente: “Pero, yo tengo paz de Dios en lo que estoy haciendo, así que lo seguiré haciendo de todos modos”. A lo que yo le respondo: “También Jonás tuvo tanta paz en el barco que hasta se durmió. Sin embargo estaba desobedeciendo tácitamente su voluntad”. No debes confundir “Paz de Dios” con “falsa ilusión de seguridad”. El pecado reiterado, abrazado y no confesado, o confesado livianamente (que da igual), produce en nosotros cierto adormecimiento espiritual donde la conciencia se va silenciando, así llegamos a asumir ese silencio de nuestras conciencias como aprobación de parte de Dios, cuando en realidad Él no ha dicho ni una sola palabra al respecto. Cuando escuchamos solamente lo que queremos escuchar estamos comenzando a perder la audición. A esta actitud el Señor la llamó “tardanza para oír, o sordera de corazón”, refiriéndose a los hipócritas fariseos. A la tibia iglesia de Laodicea también les dijo que tenían oídos pero no para oír, a tal punto que estaba parado a la puerta llamando y ellos ni enterados.
La paz de Dios, la verdadera, se siente adentro, casi no se puede explicar con palabras. Tiene más que ver con el sentir interior que con las circunstancias externas. Aún puedes llegar a experimentar la verdadera paz en medio de la peor tormenta, y puedes estar rodeado de tranquilidad pero yendo en dirección contraria. Por supuesto que Dios se va a encargar de hacértelo saber. Lo hizo con Jonás enviando una fuerte tempestad, a tal punto que la nave se hundía. Cuando decides voluntariamente dar las espaldas a Dios y no escuchas ningún consejo, cada área de tu vida comenzará a meterse en problemas. Es entonces cuando en actitud sincera y arrepentida debes buscar asistencia del cielo y decir: “Me equivoqué”, y volver a empezar.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Cuando escuchamos solamente lo que queremos escuchar estamos comenzando a perder la audición.

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Visión de las cuatro bestias

Daniel 7-9

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Visión de las cuatro bestias

7 En el año primero del rey Belsasar de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones en su mente[a], estando en su cama. Entonces escribió el sueño y relató el resumen[b] de él[c]. Habló Daniel, y dijo: Miraba yo en mi visión nocturna, y he aquí, los cuatro vientos del cielo agitaban el gran mar; y cuatro bestias enormes, diferentes unas de otras, subían del mar. La primera era como un león y tenía alas de águila. Mientras yo miraba, sus alas le fueron arrancadas, fue levantada del suelo y puesta sobre dos pies, como un hombre, y le fue dado corazón de hombre. Y he aquí, otra segunda bestia, semejante a un oso, estaba levantada de un costado, y en su boca, entre sus dientes, tenía tres costillas; y le dijeron así: “Levántate, y devora mucha carne.” Después de esto seguí mirando, y he aquí, otra más, semejante a un leopardo que tenía sobre su dorso[d] cuatro alas de ave; la bestia tenía cuatro cabezas, y le fue dado dominio. Después de esto seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, una cuarta bestia, terrible, espantosa y en gran manera fuerte que tenía enormes dientes de hierro; devoraba, desmenuzaba y hollaba los restos con sus pies. Era diferente de todas las bestias que le antecedieron y tenía diez cuernos. Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí, otro cuerno, uno pequeño, surgió entre ellos, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él; y he aquí, este cuerno tenía ojos[e] como los ojos de un hombre, y una boca que hablaba con mucha arrogancia[f].

Seguí mirando
hasta que se establecieron tronos,
y el Anciano de Días se sentó.
Su vestidura era blanca como la nieve,
y el cabello de su cabeza como lana pura,
su trono, llamas de fuego,
y sus ruedas, fuego abrasador.
10 Un río de fuego corría,
saliendo de delante de El.
Miles de millares le servían,
y miríadas de miríadas estaban en pie delante de El.
El tribunal se sentó,
y se abrieron los libros.

11 Entonces yo seguí mirando a causa del ruido de las palabras arrogantes[g] que el cuerno decía; seguí mirando hasta que mataron a la bestia, destrozaron su cuerpo y lo echaron a las llamas del fuego. 12 A las demás bestias, se les quitó el dominio, pero les fue concedida una prolongación de la vida por un tiempo determinado.

13 Seguí mirando en las visiones nocturnas,
y he aquí, con las nubes del cielo
venía uno como un Hijo de Hombre,
que se dirigió al Anciano de Días
y fue presentado ante El.
14 Y le fue dado dominio,
gloria y reino[h],
para que todos los pueblos, naciones y lenguas
le sirvieran.
Su dominio es un dominio eterno
que nunca pasará,
y su reino uno
que no será destruido.

15 A mí, Daniel, se me angustió por dentro[i] el espíritu, y las visiones de mi mente[j]seguían turbándome. 16 Me acerqué a uno de los que estaban allí de pie y le pedí que me dijera la verdad acerca de todo esto. Y me respondió, dándome a conocerla interpretación de estas cosas: 17 “Estas bestias enormes, que son cuatro, son cuatro reyes que se levantarán de la tierra. 18 “Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y poseerán el reino para siempre, por los siglos de los siglos.”19 Entonces quise saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era diferente de todas las demás[k], y en gran manera terrible, con sus dientes de hierro y sus garras de bronce, y que devoraba, desmenuzaba y hollaba los restos con sus pies, 20 y la verdad acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otrocuerno que había surgido, delante del cual cayeron tres de ellos, es decir, el cuerno que tenía ojos y una boca que hablaba con mucha arrogancia[l], y cuya apariencia era mayor que la de sus compañeros. 21 Mientras yo miraba, este cuerno hacía guerra contra los santos y prevalecía sobre ellos, 22 hasta que vino el Anciano de Días y se hizo[m] justicia a favor de los santos del Altísimo, y llegó el tiempo cuando los santos tomaron posesión del reino.

23 Dijo así: “La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, que será diferente de todos los otros reinos; devorará toda la tierra, la hollará y la desmenuzará. 24 “Y los diez cuernos de este reino son diez reyes que se levantarán, y otro se levantará después de ellos; él será diferente de los anteriores y subyugará a tres reyes. 25 “Y él proferirá palabras contra el Altísimo y afligirá a los santos del Altísimo, e intentará cambiar los tiempos y la ley; y le serán entregados en sus manos por un tiempo[n], por tiempos[o] y por medio tiempo[p]. 26 “Pero el tribunal se sentará para juzgar, y su dominio le será quitado, aniquilado y destruido para siempre[q]. 27 “Y la soberanía[r], el dominio y la grandeza de todos los reinos debajo de todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Su reinoserá un reino eterno, y todos los dominios le servirán y le obedecerán.” 28 Hasta aquí la revelación[s]. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron en gran manera y mi rostro palideció[t], pero guardé el asunto en mi corazón.

Visión del carnero y del macho cabrío

8 En el año tercero del reinado del rey Belsasar, se me apareció a mí, Daniel[u], una visión, después de aquella que se me había aparecido anteriormente[v].Cuando miré en la visión, sucedió que al mirar, yo me encontraba en la ciudadela de Susa, que está en la provincia de Elam, y vi en la visión que yo estaba junto al río[w] Ulai. Alcé, pues, mis ojos y miré, y he aquí que un carnero estaba delante del río[x]. Tenía dos cuernos, y los dos cuernos eran altos, pero uno era más alto que el otro, y el más alto creció[y] el último. Vi al carnero dando cornadas al oeste, al norte y al sur, y ninguna bestia podía mantenerse en pie delante de él, y nadie podía librarse de su poder[z]. Hacía lo que quería, y se engrandeció.

Estando yo observando, he aquí, un macho cabrío venía del occidente sobre la superficie de toda la tierra sin tocar el suelo; el macho cabrío tenía un cuerno prominente entre los ojos. Se dirigió al carnero que tenía los dos cuernos, que yo había visto parado delante del río[aa], y lo acometió con la furia de su poder. Lo vi venir junto al carnero, y enfurecido contra él, hirió al carnero y le rompió los dos cuernos, y el carnero no tenía fuerza para mantenerse en pie delante de él; lo arrojó en tierra y lo pisoteó, y no hubo nadie que librara al carnero de su poder[ab].El macho cabrío se engrandeció sobremanera, pero en cuanto llegó a ser poderoso, el gran cuerno se le rompió, y en su lugar le salieron cuatro cuernosprominentes hacia los cuatro vientos del cielo.

Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho hacia el sur, hacia el oriente y hacia la Tierra Hermosa[ac]. 10 Creció hasta el ejército del cielo, e hizo caer a la tierra parte del ejército y de las estrellas, y las pisoteó. 11 Se engrandeció hasta igualarse con el Jefe[ad] del ejército, le quitó su sacrificio continuo y fue derribado el lugar de su santuario. 12 Y el ejército será entregado al cuerno junto con el sacrificio continuo a causa de la transgresión; arrojará por tierra la verdad y hará su voluntad y prosperará. 13 Oí entonces hablar a un santo, y otro santo dijo al que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del sacrificio continuo, de la transgresión que espanta, y de que el lugar santo y el ejército sean pisoteados?14 Y le[ae] respondió: Por dos mil trescientas tardes y mañanas; entonces el lugar santo será restaurado[af].

15 Y sucedió que después que yo, Daniel, había visto la visión, y trataba de comprenderla[ag], he aquí, vi de pie, ante mí, uno con apariencia de hombre. 16 Y oí una voz de hombre entre las márgenes del Ulai, que gritaba y decía: Gabriel, explícale a éste la visión. 17 El se acercó adonde yo estaba, y cuando llegó, me aterroricé y caí sobre mi rostro, pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, que la visión se refiere al tiempo del fin. 18 Mientras él hablaba conmigo, caí en un sueño profundo con mi rostro en tierra; él me tocó y me hizo incorporar donde yo estaba.19 Y dijo: He aquí, te voy a dar a conocer lo que sucederá al final de la ira, porquese refiere al tiempo señalado del fin. 20 El carnero que viste, con los dos cuernos,representa a los reyes de Media y de Persia. 21 Y el macho cabrío peludorepresenta al reino[ah] de Grecia, y el cuerno grande que está entre sus ojos es el primer rey. 22 Y el cuerno roto y los cuatro cuernos que salieron en su lugarrepresentan cuatro reinos que se levantarán de su nación, pero no con su poder.

23 Y al final de su reinado[ai],
cuando los transgresores se acaben,
se levantará un rey,
insolente[aj] y hábil en intrigas[ak].
24 Su poder será grande, pero no por su propio poder;
destruirá[al] en forma extraordinaria,
prosperará y hará su voluntad;
destruirá[am] a los poderosos y al pueblo santo[an].
25 Y por su astucia
hará que el engaño prospere por su influencia[ao];
él se engrandecerá en su corazón,
y destruirá[ap] a muchos que están confiados[aq].
Aun se levantará contra el[ar] Príncipe de los príncipes,
pero será destruido sin intervención humana[as].
26 Y la visión de las tardes y de las mañanas
que ha sido relatada, es verdadera;
pero tú, guarda en secreto la visión,
porque se refiere a muchos días aún lejanos.

27 Yo, Daniel, me sentí agotado y enfermo algunos días. Después me levanté y atendí los asuntos del rey; pero yo estaba espantado a causa de la visión, y no había nadie que la interpretara[at].

Oración de Daniel por su pueblo

9 En el año primero de Darío, hijo de Asuero, descendiente[au] de los medos, que fue constituido rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo, Daniel, pude entender en los libros el número de los años en que, por palabra del Señor que fue revelada al profeta Jeremías, debían cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años. Volví[av] mi rostro a Dios el Señor para buscarle enoración y súplicas, en ayuno, cilicio y ceniza. Y oré al Señor mi Dios e hice confesión y dije: Ay, Señor, el Dios grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia para los que le aman y guardan sus mandamientos, hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho lo malo, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. No hemos escuchado a tus siervos los profetas que hablaron en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. Tuya es la justicia, oh Señor, y nuestra la vergüenza en el rostro, como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los que están cerca y a los que están lejos en todos los países adonde los has echado, a causa de las infidelidades que cometieron contra ti. Oh Señor, nuestra es la vergüenza del rostro, y de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque hemos pecado contra ti. Al Señor nuestro Dios pertenece la compasión y el perdón, porque[aw] nos hemos rebelado contra El, 10 y no hemos obedecido la voz del Señor nuestro Dios para andar en sus enseñanzas[ax], que El puso delante de nosotros por medio[ay] de sus siervos los profetas. 11 Ciertamente todo Israel ha transgredido tu ley y se ha apartado, sin querer obedecer tu voz; por eso ha sido derramada sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios, porque hemos pecado contra El. 12 Y El ha confirmado las palabras que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron[az], trayendo sobre nosotros gran calamidad, pues nunca se ha hecho debajo del[ba]cielo nada como lo que se ha hecho contra Jerusalén. 13 Como está escrito en la ley de Moisés, toda esta calamidad ha venido sobre nosotros, pero no hemos buscado el favor[bb] del Señor nuestro Dios, apartándonos de nuestra iniquidad y prestando atención a[bc] tu verdad. 14 Por tanto, el Señor ha estado guardando esta[bd] calamidad y la ha traído sobre nosotros; porque el Señor nuestro Dios es justo en todas las obras que ha hecho, pero nosotros no hemos obedecido su voz. 15 Y ahora, Señor Dios nuestro, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te has hecho un nombre, como hoy se ve, hemos pecado, hemos sido malos. 16 Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia[be], apártese ahora tu ira y tu furor de tu ciudad, Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados y de las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos los que nos rodean. 17 Y ahora, Dios nuestro, escucha la oración de tu siervo y sus súplicas, y haz resplandecer tu rostro sobre tu santuario desolado, por amor de ti mismo, oh Señor[bf]. 18 Inclina tu oído, Dios mío, y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre; pues no es por nuestros propios méritos[bg] que presentamos[bh] nuestras súplicas delante de ti, sino por tu gran compasión. 19 ¡Oh Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y actúa! ¡No tardes, por amor de ti mismo, Dios mío! Porque tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.

La profecía de las setenta semanas

20 Aún estaba yo hablando, orando y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando[bi] mi súplica delante del Señor mi Dios por el santo monte de mi Dios, 21 todavía estaba yo hablando en oración, cuando Gabriel, el hombre a quien había visto en la visión al principio, se me acercó, estando yo muy cansado[bj], como a la hora de la ofrenda de la tarde. 22 Me instruyó, habló conmigo y dijo: Daniel, he salido ahora para darte sabiduría y entendimiento. 23 Al principio de tus súplicas se dio la orden[bk], y he venido para explicártela, porque eres muy estimado[bl]; pon atención a la orden y entiende la visión.

24 Setenta semanas[bm] han sido decretadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a[bn] la transgresión, para terminar con el pecado[bo], para expiar la iniquidad, para traer justicia eterna, para sellar la visión y la profecía[bp], y para ungir el lugar santísimo[bq]. 25 Has de saber y entender que desde la salida de la orden para restaurar y reconstruir a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe[br], habrásiete semanas y sesenta y dos semanas; volverá a ser edificada, con plaza[bs] y foso, pero en tiempos de angustia. 26 Después de las sesenta y dos semanas el Mesías[bt] será muerto[bu] y no tendrá nada[bv], y el pueblo del príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario. Su fin vendrá con inundación; aun hasta el fin habrá guerra; las desolaciones están determinadas[bw]. 27 Y él hará un pacto firme con muchos por una semana, pero a la mitad de la semana pondrá fin al sacrificio y a la ofrenda de cereal. Sobre el ala de abominaciones[bx] vendrá el desolador[by], hasta que una destrucción completa, la que está decretada, sea derramada sobre el desolador[bz].

Notas al pie:

  1. Daniel 7:1 Lit., de su cabeza
  2. Daniel 7:1 O, el principio
  3. Daniel 7:1 Lit., las palabras
  4. Daniel 7:6 O, costado
  5. Daniel 7:8 Lit., en este cuerno había ojos
  6. Daniel 7:8 Lit., hablaba grandes cosas
  7. Daniel 7:11 Lit., grandes
  8. Daniel 7:14 O, soberanía
  9. Daniel 7:15 Lit., en medio de su envoltura; i.e., del cuerpo
  10. Daniel 7:15 Lit., cabeza
  11. Daniel 7:19 Lit., todas ellas
  12. Daniel 7:20 Lit., grandes cosas
  13. Daniel 7:22 Lit., se dio
  14. Daniel 7:25 I.e., año(s)
  15. Daniel 7:25 I.e., año(s)
  16. Daniel 7:25 I.e., año(s)
  17. Daniel 7:26 Lit., para aniquilar y destruir hasta el fin
  18. Daniel 7:27 O, el reino
  19. Daniel 7:28 Lit., el fin de la palabra
  20. Daniel 7:28 Lit., mi brillantez cambió sobre mí
  21. Daniel 8:1 Lit., yo, Daniel
  22. Daniel 8:1 Lit., al principio
  23. Daniel 8:2 O, canal
  24. Daniel 8:3 O, canal
  25. Daniel 8:3 Lit., subió
  26. Daniel 8:4 Lit., mano
  27. Daniel 8:6 O, canal
  28. Daniel 8:7 Lit., mano
  29. Daniel 8:9 I.e., Palestina
  30. Daniel 8:11 O, Príncipe
  31. Daniel 8:14 Así en algunas versiones antiguas; en el T.M., me
  32. Daniel 8:14 Lit., justificado
  33. Daniel 8:15 Lit., busqué entendimiento
  34. Daniel 8:21 Lit., rey
  35. Daniel 8:23 O, soberanía
  36. Daniel 8:23 Lit., fuerte de rostro
  37. Daniel 8:23 O, en hablar ambiguo
  38. Daniel 8:24 O, corromperá
  39. Daniel 8:24 O, corromperá
  40. Daniel 8:24 Lit., de los santos
  41. Daniel 8:25 Lit., mano
  42. Daniel 8:25 O, corromperá
  43. Daniel 8:25 O, seguros
  44. Daniel 8:25 O, se opondrá el
  45. Daniel 8:25 Lit., sin mano
  46. Daniel 8:27 Lit., la diera a conocer
  47. Daniel 9:1 Lit., de la simiente
  48. Daniel 9:3 Lit., Puse
  49. Daniel 9:9 O, aunque
  50. Daniel 9:10 O, leyes
  51. Daniel 9:10 Lit., mano
  52. Daniel 9:12 Lit., jueces que nos juzgaron
  53. Daniel 9:12 Lit., de todo el
  54. Daniel 9:13 Lit., ablandando el rostro
  55. Daniel 9:13 O, teniendo entendimiento de
  56. Daniel 9:14 Lit., velando sobre la
  57. Daniel 9:16 Lit., todas tus justicias
  58. Daniel 9:17 Lit., por amor del Señor
  59. Daniel 9:18 Lit., nuestras justicias
  60. Daniel 9:18 Lit., hacemos caer
  61. Daniel 9:20 Lit., haciendo caer
  62. Daniel 9:21 Lit., cansado con cansancio; otra posible lectura es: se me acercó volando velozmente
  63. Daniel 9:23 Lit., salió la palabra
  64. Daniel 9:23 Lit., eres deseado
  65. Daniel 9:24 O, Unidades de siete, y así en el resto del cap.
  66. Daniel 9:24 O, impedir
  67. Daniel 9:24 Otra posible lectura es: para sellar pecados
  68. Daniel 9:24 Lit., el profeta
  69. Daniel 9:24 O, al Santo de los santos
  70. Daniel 9:25 O, un príncipe ungido
  71. Daniel 9:25 O, calle
  72. Daniel 9:26 O, el ungido
  73. Daniel 9:26 O, cortado
  74. Daniel 9:26 O, a nadie
  75. Daniel 9:26 O, guerra será decretada a las desolaciones
  76. Daniel 9:27 O, cosas detestables
  77. Daniel 9:27 O, que causa horror
  78. Daniel 9:27 O, que causa horror

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EL LEGALISMO Y EL ESPÍRITU HIPERCRÍTICO

 

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EL LEGALISMO Y EL ESPÍRITU HIPERCRÍTICO

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Sugel Michelén

Pocas cosas pueden tener un mayor potencial de división en las iglesias que el legalismo, porque el legalismo promueve un espíritu hipercrítico que impide la verdadera comunión cristiana. El legalismo, como bien ha dicho alguien, eleva las preferencias personales a la categoría de mandatos bíblicos; ¡y ay de aquel que no se someta a las reglas!

Alguien escribió siete pasos sencillos para convertirse en un legalista:

1.     Inventa reglas que no están en la Biblia.

2.     Esfuérzate por cumplir esas reglas.

3.     Castígate a ti mismo cuando no las cumplas.

4.     Enorgullécete cuando las obedezcas.

5.     Constitúyete a ti mismo en juez de los demás.

6.     Enójate con aquellos que rompan tus reglas o que tengan reglas distintas a las tuyas.

7.     “Golpea” a los perdedores.

Por eso Pablo tiene que advertir a los Colosenses: “Que nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo” (Col. 2:16).

Pablo sabía que los legalistas no se contentan con seguir sus propias reglas para ganar el favor de Dios, sino que quieren meter a todo el mundo en el mismo molde.

Y es lógico que así sea. Si yo me siento superior a los demás por las reglas que guardo, debo “ayudar” a los demás a alcanzar mi estatura espiritual siguiendo mis reglas.

En la parábola de Lc. 15, es obvio que el hermano mayor se sentía superior a su hermano menor y que había generado hostilidad hacia él (“ese hijo tuyo”, vers. 30). Eso es lo que produce el legalismo. Un espíritu de superioridad que es al mismo tiempo hostil hacia los demás.

Y ¿saben una cosa? La razón por la que muchas personas se mantienen alejadas de las iglesias es porque perciben ese síndrome del hermano mayor en muchos de los que están dentro.

Es interesante notar que el Señor concluye esta parábola dejando al hermano mayor fuera de la fiesta, y al hermano menor dentro de ella. El Señor no vino a buscar a los que se creen justos, sino a llamar a los pecadores al arrepentimiento. Para disfrutar de esa fiesta, lo primero que necesitamos es saber que somos pecadores.

Y si eso es lo que somos a final de cuentas, ¿por qué ese espíritu de superioridad? ¿Qué tú tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?

© Por Sugel Michelén. Todo Pensamiento Cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

 

OPORTUNIDADES PERDIDAS

OPORTUNIDADES PERDIDAS

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Pablo Martini
Programa No. 2016-08-23

Alguien dijo con acierto que muchas veces los regalos de Dios vienen envueltos en papel periódico. ¡Qué gran verdad! Es en este contexto que el Señor anima en Mateo 7:7 a pedir, llamar, buscar, sin perder las esperanzas, porque aunque a ti te parezca que esto que te está sucediendo no te conviene, puede ser enviado por Dios con un propósito sublime y eterno, que va mucho más allá de tu comprensión. Muchas veces, las cosas que más nos irritan en nuestro diario andar son enviadas por Dios para moldearnos y fortalecernos, para capacitarnos para lo que aún resta de nuestro peregrinar por este mundo. Si perdemos la calma y tratamos de espantar de nuestra vista todo aquello que no aceptamos, podemos perder bendiciones. Hay mucha sabiduría en aprender a aceptar cada cosa que se interpone en nuestro camino, sea buena o mala, sea blanca o negra, como enviada por Dios. Porque dice Romanos 8:28 que “Todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios”.
Las oportunidades muy pocas veces vienen rotuladas como tales. Nuestros prejuicios y temores, nuestra desconfianza crónica instalada en el mecanismo de defensa de nuestro ser por traiciones y abusos del pasado, nos condicionan al momento de acepar los tratos de las personas sin vengatividad y los de Dios con mansedumbre. Él sabe lo que hace, nuestra integridad está en sus manos y en esas premisas eternas que sustentan nuestra fe debemos basar la vida presente y futura. Un amigo inoportuno, ¡qué interrupción para mi organizada agenda! O más bien: ¿Qué necesitará mi amigo en que yo pueda ayudarle?… Una enfermedad, ¡justo ahora que necesito estar con todas mis fuerzas!, o más bien: Tal vez alguien que se encuentre débil puede ser animado con mi actitud optimista frente a esta enfermedad que me aqueja… Suena diferente, ¿verdad? Cambia tu óptica. Cuando obras controlado por la compasión, aprenderás a ver cada aparente problema, como una oportunidad potencial de amar. ¡Haz la prueba!

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Muchas veces, las cosas que más nos irritan en nuestro diario andar son enviadas por Dios para moldearnos y fortalecernos.

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El arroyo se ha secado

23 Septiembre 2016

El arroyo se ha secado

chuck_swindoll
por Charles R. Swindoll

1 Reyes 17:5-7

Una mañana, Elías notó que el arroyo no estaba fluyendo sobre las piedras, ni tampoco corriendo como antes. Puesto que su vida dependía de ese arroyo, se puso a observarlo con cuidado. En los días siguientes observó que el agua era cada vez menos, hasta que se redujo a un hilillo. Luego, una mañana, ya no había agua, solo arena húmeda. Los fuertes vientos pronto hicieron desvanecer incluso esa humedad y la arena se endureció. No pasó mucho tiempo sin que se formasen grandes grietas en el lecho reseco del río, ya no había más agua; el arroyo se había secado.

¿Le suena familiar esta clase de experiencia? Hubo un tiempo en que usted conoció la satisfacción de tener una respetable cuenta bancaria, un negocio próspero, una carrera emocionante y en expansión, un emocionante y magnifico ministerio cristiano. Pero el arroyo se ha secado.

Hubo un tiempo en que conoció la satisfacción de usar su voz para cantar las alabanzas del Señor. Pero después desarrolló un tumor en las cuerdas vocales, lo cual requirió una cirugía; pero la operación quitó más que el tumor; se llevó también su melodiosa voz. El arroyo se ha secado.
Su esposo o esposa se ha vuelto indiferente, y hace poco le pidió el divorcio. Ya no hay amor y tampoco ninguna promesa de cambio. El arroyo se ha secado.

Personalmente he tenido períodos en los que el arroyo se ha secado, y me he encontrado haciéndome preguntas a mí mismo en cuanto a las cosas que he creído y que he predicado durante años. ¿Qué sucedió? ¿Es que Dios se murió? No. Es que mi visión se volvió un poco borrosa. Las circunstancias hicieron que mi pensamiento se volviera un poco confuso. Levantaba mis ojos al cielo, y ya no podía ver a Dios tan claramente. Y para agravar el problema, sentía como si Él no me estuviera oyendo. Los cielos se me volvieron de bronce. Le hablaba, y no escuchaba ninguna respuesta. Mi arroyo se secó.

Eso fue lo que le sucedió a Juan Bunyan en Inglaterra del siglo diecisiete. Predicaba contra la incredulidad de su tiempo, y las autoridades lo echaron en prisión. Su arroyo de oportunidad y de libertad se secó. Pero gracias a que Bunyan creía firmemente que Dios estaba vivo, convirtió esa prisión en un lugar de alabanza, servicio y creatividad cuando comenzó a escribir su libro El Progreso del Peregrino, la alegoría más famosa en la historia de la lengua inglesa. Los arroyos secos no eliminan el plan providencial de Dios. Muchas veces, lo que hacen es que su plan surja.

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2016 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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Sueño y locura de Nabucodonosor

Daniel 4-6

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Sueño y locura de Nabucodonosor

4 [a]Nabucodonosor, rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Que abunde vuestra paz[b]. Me ha parecido bien declarar las señales y maravillas que ha hecho conmigo el Dios Altísimo.

¡Cuán grandes son sus señales,
y cuán poderosas sus maravillas!
Su reino es un reino eterno,
y su dominio de generación en generación.

[c]Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa y próspero en mi palacio.Tuve[d] un sueño que me hizo temblar; y estas fantasías, estando en mi cama, y las visiones de mi mente[e] me aterraron. Por lo cual di órdenes que trajeran ante mí a todos los sabios de Babilonia para que me dieran a conocer la interpretación del sueño. Entonces vinieron los magos[f], los encantadores, los caldeos[g] y los adivinos y les[h] conté el sueño; pero no pudieron darme su interpretación. Pero al fin vino ante mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, en quien está el espíritu de los dioses santos[i], y yo le[j] conté el sueño, diciendo:“Oh Beltsasar, jefe de los magos, ya que sé que en ti está el espíritu de los dioses santos y que ningún misterio te confunde, declárame las visiones del sueño que he visto, y su interpretación. 10 “Y las visiones de mi mente[k], que viestando en mi cama, fueron así:

Vi un árbol en medio de la tierra,
cuya altura era muy grande.
11 “El árbol creció y se hizo fuerte,
su copa[l] llegaba hasta el cielo,
y era visible desde los confines de la tierra.
12 “Su follaje era hermoso y su fruto abundante,
y en él había alimento para todos.
Debajo de él hallaban sombra las bestias del campo,
las aves del cielo hacían morada en sus ramas,
y de él se alimentaban todos los seres vivientes[m].

13 “En las visiones de mi mente[n] que vi estando en mi cama, he aquí, un vigilante, un santo, descendió del cielo. 14 “Clamando fuertemente, dijo así:

‘Derribad el árbol, cortad sus ramas,
arrancad su follaje, desparramad su fruto;
huyan las bestias que están debajo de él,
y las aves de sus ramas.
15 ‘Pero dejad en tierra el tocón[o] con[p] sus raíces,
con ataduras de hierro y bronce
entre la hierba del campo;
que se empape con el rocío del cielo,
y comparta[q] con las bestias la[r] hierba de la tierra.
16 ‘Sea cambiado su corazón de hombre,
y séale dado corazón de bestia,
y pasen sobre él siete tiempos[s].
17 ‘Esta sentencia es por decreto de los vigilantes,
y la orden es por decisión de los santos,
con el fin de que sepan los vivientes
que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres,
y se lo da a quien le place,
y pone sobre él al más humilde de los hombres.’

18 “Este es el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, he tenido[t]. Y tú, Beltsasar, dime su interpretación, ya que ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretación; pero tú puedes, porque el espíritu de los dioses santos está en ti.”

19 Entonces Daniel, a quien llamaban Beltsasar, se quedó atónito por un momento, y le turbaron sus pensamientos. El rey habló, y dijo: “Beltsasar, no dejes que el sueño ni su interpretación te turben.” Beltsasar respondió, y dijo: “Señor mío; sea el sueño para los que te odian, y su interpretación para tus adversarios. 20 “El árbol que viste, que se hizo fuerte y corpulento, cuya copa[u] llegaba hasta el cielo y que era visible en toda la tierra, 21 y cuyo follaje era hermoso y su fruto abundante, y en el que había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, 22 eres tú, oh rey, que te has hecho grande y fuerte, y tu grandeza ha crecido y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra. 23 “Y en cuanto al vigilante, al santo que el rey vio, que descendía del cielo y decía: ‘Derribad el árbol y destruidlo, pero dejad el tocón con[v] sus raíces en la tierra, con ataduras de hierro y bronce en la hierba del campo, y que se empape con el rocío del cielo, y que comparta[w] con las bestias del campo, hasta que pasen sobre él siete tiempos[x],’24 esta es la interpretación, oh rey, y este es el decreto del Altísimo que ha venido sobre mi señor el rey: 25 Serás echado de entre los hombres, y tu morada estará con las bestias del campo, y te darán hierba para comer como al ganado, y serás empapado con el rocío del cielo; y siete tiempos[y] pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres y que lo da a quien le place. 26 “Y en cuanto a la orden de dejar el tocón con[z] las raíces del árbol, tu reino te será afirmado[aa] después que reconozcas que es el Cielo el quegobierna. 27 “Por tanto, oh rey, que mi consejo te sea grato: pon fin a[ab] tus pecados haciendo justicia, y a tus iniquidades mostrando misericordia a los pobres; quizás sea prolongada tu prosperidad.”

28 Todo esto le sucedió al rey Nabucodonosor. 29 Doce meses después, paseándose por la azotea del palacio real de Babilonia, 30 el rey reflexionó[ac], y dijo: “¿No es ésta la gran Babilonia que yo he edificado como residencia[ad] real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad?” 31 Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando una voz vino[ae] del cielo: “Rey Nabucodonosor, a ti se te declara: El reino te ha sido quitado, 32 y serás echado de entre los hombres, y tu morada estará con las bestias del campo; te darán hierba para comer como al ganado, y siete tiempos[af] pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres, y que lo da a quien le place.” 33 En aquel mismo instante se cumplió la palabra acerca de Nabucodonosor: fue echado de entre los hombres, comía hierba como el ganado y su cuerpo se empapó con el rocío del cielo hasta que sus cabellos crecieron como las plumas de las águilas y sus uñas como las de las aves.

34 Pero al fin de los días, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo, y recobré mi razón[ag], y bendije al Altísimo y alabé y glorifiqué al que vive para siempre;

porque su dominio es un dominio eterno,
y su reino permanece de generación en generación.
35 Y todos los habitantes de la tierra son considerados como nada,
mas El actúa conforme a su voluntad en el ejército del cielo
y entre los habitantes de la tierra;
nadie puede detener[ah] su mano,
ni decirle: “¿Qué has hecho?”

36 En ese momento recobré mi razón[ai]. Y mi majestad y mi esplendor me fueron devueltos para gloria de mi reino, y mis consejeros[aj] y mis nobles vinieron a buscarme; y fui restablecido en mi reino[ak], y mayor grandeza me fue añadida.37 Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y glorifico al Rey del cielo, porque sus obras son todas verdaderas[al] y justos[am] sus caminos; El puede humillar a los que caminan con soberbia.

El festín y la escritura en la pared

5 El rey Belsasar dio un gran banquete a mil de sus nobles, y en presencia de los mil se puso a beber vino. Mientras saboreaba el vino, Belsasar ordenó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor su padre[an] había sacado del templo queestaba en Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas. Entonces trajeron los vasos de oro que habían sido sacados del templo, la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas bebieron en ellos. Bebieron vino y alabaron a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra.

De pronto aparecieron los dedos de una mano humana y comenzaron a escribir frente al candelabro sobre lo encalado de la pared del palacio del rey, y el rey vio el dorso[ao] de la mano que escribía. Entonces el rostro del rey palideció[ap], y sus pensamientos lo turbaron, las coyunturas de sus caderas se le relajaron y sus rodillas comenzaron a chocar una contra otra. El rey gritó fuertemente que trajeran a los encantadores, a los caldeos[aq] y a los adivinos. El rey habló, y dijo a los sabios de Babilonia: Cualquiera que pueda leer esta inscripción y declararme su interpretación, será vestido de púrpura, llevará un collar de oro al cuello y tendrá autoridad como tercero[ar] en el reino. Entonces entraron todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la inscripción ni dar a conocer al rey su interpretación. Y el rey Belsasar se turbó en gran manera, su rostro palideció aún más[as]; también sus nobles quedaron perplejos.

10 La reina, al enterarse de las palabras del rey y de sus nobles, entró en la sala[at]del banquete y[au] tomando la palabra, dijo: ¡Oh rey, vive para siempre! No te turben tus pensamientos ni se mude tu semblante[av]. 11 Hay un hombre en tu reino en quien está el espíritu de los dioses santos[aw]; y en los días de tu padre se halló en él luz, inteligencia y sabiduría como la sabiduría de los dioses. Y tu padre, el rey Nabucodonosor, tu padre el rey[ax], lo nombró jefe de los magos[ay], encantadores, caldeos[az] y adivinos, 12 debido a que se halló un espíritu extraordinario, conocimiento e inteligencia, interpretación de sueños, explicación de enigmas y solución de problemas difíciles en este hombre, Daniel, a quien el rey llamaba Beltsasar. Llámese, pues ahora, a Daniel, y él declarará la interpretación.

13 Entonces Daniel fue traído ante el rey. El rey habló y dijo a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los deportados[ba] de Judá, que el rey mi padre trajo de Judá? 14 He oído de ti que el espíritu de los dioses[bb] está en ti, y que luz, inteligencia y extraordinaria sabiduría se hallan en ti. 15 Ahora mismo los sabios y encantadores fueron traídos delante de mí para que leyeran esta inscripción y me dieran a conocer su interpretación, pero no pudieron declarar la interpretación del escrito[bc]. 16 Mas yo he oído decir de ti que puedes dar interpretaciones y resolver problemas difíciles. Ahora, si puedes leer la inscripción y darme a conocer su interpretación, serás vestido de púrpura y llevarás un collar de oro al cuello, y tendrás autoridad como tercero[bd] en el reino.

17 Entonces Daniel respondió, y dijo delante del rey: Sean para ti tus regalos y da tus recompensas a otro. Yo leeré, sin embargo, la inscripción al rey y le daré a conocer su interpretación. 18 Oh rey[be], el Dios Altísimo concedió a tu padre Nabucodonosor soberanía[bf], grandeza, gloria y majestad. 19 Y a causa de la grandeza que El le concedió, todos los pueblos, naciones y lenguas temían y temblaban delante de él; a quien quería, mataba, y a quien quería, dejaba con vida; exaltaba a quien quería, y a quien quería humillaba. 20 Pero cuando su corazón se enalteció y su espíritu se endureció en su arrogancia, fue depuesto de su trono real y su gloria le fue quitada. 21 Y fue echado de entre los hombres[bg], su corazón se hizo semejante al de las bestias y con los asnos monteses tuvo su morada. Se le dio a comer hierba como al ganado y su cuerpo se empapó con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo domina sobre el reino de los hombres y que pone sobre él a quien le place. 22 Mas tú, su hijo[bh] Belsasar, no has humillado tu corazón aunque[bi] sabías todo esto, 23 sino que te has ensalzado contra el Señor del cielo; y han traído delante de ti los vasos de su templo[bj], y tú y tus nobles, tus mujeres y tus concubinas, habéis estado bebiendo vino en ellos y habéis alabado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden; pero al Dios que tiene en su mano tu propio aliento y es dueño de todos tus caminos, no has glorificado; 24 por lo cual El envió de su presencia la mano[bk] que trazó esta inscripción.

25 Y ésta es la inscripción que fue trazada: Mene[bl], Mene[bm], Tekel[bn], Ufarsin[bo].26 Esta es la interpretación del escrito[bp]: Mene: Dios ha contado tu reino y le ha puesto fin. 27 Tekel: has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso.28 Peres: tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y persas[bq].

29 Entonces Belsasar ordenó que vistieran a Daniel de púrpura y le pusieran un collar de oro al cuello, y que proclamaran acerca de él, que él tenía ahoraautoridad como tercero[br] en el reino.

30 Aquella misma noche fue asesinado Belsasar, rey de los caldeos. 31 [bs]Y Darío el medo recibió el reino cuando tenía sesenta y dos años.

Daniel en el foso de los leones

6 [bt]Le pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas que gobernaran en todo el reino, y sobre ellos, tres funcionarios (uno de los cuales era Daniel) a quienes estos sátrapas rindieran cuenta, para que el rey no fuera perjudicado. Pero[bu] este mismo Daniel sobresalía entre[bv] los funcionarios y sátrapas porque había en él un espíritu extraordinario, de modo que el rey pensó ponerlo sobre todo el reino. Entonces los funcionarios y sátrapas buscaron un motivo para acusar a Daniel con respecto a los asuntos del reino; pero no pudieron encontrar ningún motivo de acusación ni evidencia alguna de corrupción, por cuanto él era fiel, y ninguna negligencia ni corrupción podía hallarse en él.Entonces estos hombres dijeron: No encontraremos ningún motivo de acusación contra este Daniel a menos que encontremos algo contra él en relación con la ley de su Dios. Estos funcionarios y sátrapas, de común acuerdo[bw], fueron entonces al rey y le dijeron así: ¡Rey Darío, vive para siempre! Todos los funcionarios del reino, prefectos, sátrapas, altos oficiales y gobernadores, han acordado que el rey promulgue un edicto y ponga en vigor el mandato de que cualquiera que en el término de treinta días haga petición a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. Ahora pues, oh rey, promulga el mandato y firma el documento para que no sea modificado, conforme a la ley de los medos y persas, que no puede ser revocada[bx]. Por tanto, el rey Darío firmó el documento, esto es, el mandato.

10 Cuando Daniel supo que había sido firmado el documento, entró en su casa (en su aposento superior tenía ventanas abiertas en dirección a Jerusalén), y como[by]lo solía hacer antes, continuó arrodillándose tres veces al día, orando y dando gracias delante de su Dios. 11 Entonces estos hombres, de común acuerdo[bz], fueron y encontraron a Daniel orando y suplicando delante de su Dios; 12 por lo cual se presentaron ante el rey y le hablaron tocante al mandato real: ¿No firmaste un mandato que cualquier hombre que en el término de treinta días hiciera petición a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, fuera echado en el foso de los leones? El rey respondió, y dijo: La orden[ca] es cierta, conforme a la ley de los medos y persas, que no puede ser revocada[cb]. 13 Entonces ellos respondieron y dijeron al rey: Daniel, que es uno de los deportados[cc] de Judá, no te hace caso, oh rey, ni del mandato que firmaste, sino que tres veces al día hace su oración.14 Al oír estas palabras, el rey se afligió mucho y se propuso librar a Daniel; y hasta la puesta del sol estuvo buscando la manera de librarlo. 15 Entonces aquellos hombres vinieron de común acuerdo[cd] al rey y le dijeron[ce]: Reconoce, oh rey, que es ley de los medos y persas que ningún mandato o edicto que el rey establezca, puede ser revocado.

16 El rey entonces dio órdenes que trajeran a Daniel y lo echaran en el foso de los leones. El rey habló a Daniel y le dijo: Tu Dios, a quien sirves con perseverancia, El te librará. 17 Trajeron una piedra y la pusieron sobre la boca del foso; el rey la sellócon su anillo y con los anillos de sus nobles, para que nada pudiera cambiarse de lo ordenado en cuanto a Daniel. 18 Después el rey se fue a su palacio y pasó la noche en ayuno; ningún entretenimiento fue traído ante él y se le fue el sueño.

19 Entonces el rey se levantó al amanecer, al rayar el alba, y fue a toda prisa al foso de los leones. 20 Y acercándose al foso, gritó a Daniel con voz angustiada. El rey habló a Daniel y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, tu Dios, a quien sirves con perseverancia, ¿te ha podido librar de los leones? 21 Entonces Daniel respondió al[cf] rey: Oh rey, vive para siempre. 22 Mi Dios envió su ángel, que cerró la boca de los leones, y no me han hecho daño alguno porque fui hallado inocente[cg] ante El; y tampoco ante ti, oh rey, he cometido crimen alguno. 23 El rey entonces se alegró mucho y mandó sacar a Daniel del foso. Cuando Daniel fue sacado del foso, no se encontró en él lesión alguna, porque había confiado en su Dios. 24 El rey dio órdenes que trajeran a aquellos hombres que habían acusado falsamente a[ch] Daniel, y que los echaran, a ellos, a sus hijos y a sus mujeres en el foso de los leones. No habían llegado aún al fondo del foso, cuando ya los leones se habían apoderado de ellos y triturado todos sus huesos.

25 Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitaban en toda la tierra: Que abunde vuestra paz[ci]. 26 De parte mía se proclama un decreto de que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen delante del Dios de Daniel,

porque El es el Dios viviente que permanece para siempre,
y su reino no será destruido
y su dominio durará para siempre[cj].
27 El es el que libra y rescata, hace señales y maravillas
en el cielo y en la tierra,
el que ha librado a Daniel del poder[ck] de los leones.

28 Y este mismo Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el Persa.

Notas al pie:

  1. Daniel 4:1 Los vers. 1-3 aparecen en el texto aram. como 3:31-33
  2. Daniel 4:1 O, vuestro bienestar
  3. Daniel 4:4 En aram., cap. 4:1
  4. Daniel 4:5 Lit., Vi
  5. Daniel 4:5 Lit., cabeza
  6. Daniel 4:7 O, sacerdotes adivinos, y así en el vers. 9
  7. Daniel 4:7 O, astrólogos
  8. Daniel 4:7 Lit., ante ellos
  9. Daniel 4:8 O posiblemente, el espíritu del Dios santo, y así en el resto del cap.
  10. Daniel 4:8 Lit., ante él
  11. Daniel 4:10 Lit., cabeza
  12. Daniel 4:11 O, altura
  13. Daniel 4:12 Lit., toda carne
  14. Daniel 4:13 Lit., cabeza
  15. Daniel 4:15 O, cepa, y así en los vers. 23 y 26
  16. Daniel 4:15 Lit., de
  17. Daniel 4:15 Lit., sea su porción
  18. Daniel 4:15 O, en la
  19. Daniel 4:16 I.e., años
  20. Daniel 4:18 Lit., he visto
  21. Daniel 4:20 O, altura
  22. Daniel 4:23 Lit., de
  23. Daniel 4:23 Lit., sea su porción
  24. Daniel 4:23 I.e., años
  25. Daniel 4:25 I.e., años
  26. Daniel 4:26 Lit., de
  27. Daniel 4:26 Lit., duradero
  28. Daniel 4:27 O, redime ahora
  29. Daniel 4:30 Lit., respondió
  30. Daniel 4:30 Lit., casa
  31. Daniel 4:31 Lit., respondió
  32. Daniel 4:32 I.e., años
  33. Daniel 4:34 Lit., conocimiento
  34. Daniel 4:35 Lit., golpear
  35. Daniel 4:36 Lit., conocimiento
  36. Daniel 4:36 O, altos oficiales
  37. Daniel 4:36 O, soberanía
  38. Daniel 4:37 Lit., verdad
  39. Daniel 4:37 Lit., justicia
  40. Daniel 5:2 O, antepasado, y así en el resto del cap.
  41. Daniel 5:5 Lit., la palma
  42. Daniel 5:6 Lit., se le cambió su brillantez
  43. Daniel 5:7 O, astrólogos
  44. Daniel 5:7 O, un triumviro
  45. Daniel 5:9 Lit., su brillantez cambió en él
  46. Daniel 5:10 Lit., casa
  47. Daniel 5:10 Lit., la reina
  48. Daniel 5:10 Lit., se cambie tu brillantez
  49. Daniel 5:11 O posiblemente, el Espíritu del Dios santo
  50. Daniel 5:11 U, oh rey
  51. Daniel 5:11 O, sacerdotes adivinos
  52. Daniel 5:11 O, astrólogos
  53. Daniel 5:13 Lit., hijos del destierro
  54. Daniel 5:14 O posiblemente, el Espíritu de Dios
  55. Daniel 5:15 Lit., de la palabra
  56. Daniel 5:16 O, un triumviro
  57. Daniel 5:18 Lit., Tú, oh rey
  58. Daniel 5:18 O, el reino
  59. Daniel 5:21 Lit., hijos del hombre
  60. Daniel 5:22 O, descendiente
  61. Daniel 5:22 Lit., por cuanto
  62. Daniel 5:23 Lit., casa
  63. Daniel 5:24 Lit., la palma de la mano
  64. Daniel 5:25 O, una mina (50 siclos), del verbo contar
  65. Daniel 5:25 O, una mina (50 siclos), del verbo contar
  66. Daniel 5:25 O, un siclo, del verbo pesar
  67. Daniel 5:25 O, y medios siclos, del verbo dividir (singular aram., peres)
  68. Daniel 5:26 Lit., de la palabra
  69. Daniel 5:28 Aram.: paras
  70. Daniel 5:29 O, un triumviro
  71. Daniel 5:31 En aram., cap. 6:1
  72. Daniel 6:1 En aram., cap. 6:2
  73. Daniel 6:3 Lit., Entonces
  74. Daniel 6:3 Lit., sobre
  75. Daniel 6:6 O, en grupo
  76. Daniel 6:8 Lit., nunca dejará de ser
  77. Daniel 6:10 O, porque
  78. Daniel 6:11 O, en grupo
  79. Daniel 6:12 Lit., palabra
  80. Daniel 6:12 Lit., nunca dejará de ser
  81. Daniel 6:13 Lit., hijos del destierro
  82. Daniel 6:15 O, en grupo
  83. Daniel 6:15 Lit., y dijeron al rey
  84. Daniel 6:21 Lit., habló con el
  85. Daniel 6:22 Lit., inocencia fue hallada en mí
  86. Daniel 6:24 Lit., habían comido los pedazos de
  87. Daniel 6:25 O, vuestro bienestar
  88. Daniel 6:26 Lit., hasta el fin
  89. Daniel 6:27 Lit., de la mano

La Biblia de las Américas (LBLA)Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation

NUEVAS OPORTUNIDADES

NUEVAS OPORTUNIDADES

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Pablo Martini
Programa No. 2016-08-22

¿Llegaste alguna vez a ese punto en tu vida en el que tus sueños tan “Soñados” se desmoronaron? O ¿Estás en un momento donde te has cansado de frustraciones y fracasos?… TODOS pasamos por esto por lo menos una vez en la vida. Frustrarse es parte de pertenecer a la humanidad. No sería sana una vida donde solamente existiesen los logros exitosos y los sueños cumplidos. Es mas no sería posible. La vida sin frustraciones no existe, y aprender a sobrevivir a esto es todo un desafío, un aprendizaje que te lleva al crecimiento y a la madurez de carácter. El problema es que a veces, las frustraciones son “Traducidas en FRACASO”, generando un sentimiento de invalidez e inutilidad que nublan la posibilidad de futuro y de proyecto. Es ahí cuando UNA NUEVA OPORTUNIDAD es necesaria para empezar otra vez, renovando las fuerzas, las expectativas, la Fe y la confianza en que Dios es dador de NUEVAS OPORTUNIDADES TODOS LOS DIAS.
Dice el rey David en el Salmo 103: “Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana tus dolencias, el que rescata tu vida del hoyo, el que te corona de favores y misericordias, el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.” Dice Pete Wilson en su libro: Plan B “Dios es especialista en resurrecciones”. El hecho es que tú así lo creas. Muchas personas han “tirado la toalla” cuando un nuevo comienzo estaba a la vuelta de la esquina, abandonando a metros antes de llegar. La Biblia define este motor interior para alcanzar, iniciar y culminar nuevos proyectos con una de las palabras más cortas, solo dos letras: FE. Tan sencilla pero tan necesaria, tan fácil de escribir o pronunciar, pero a la vez tan difícil de cultivar y atesorar. Sólo con asistencia divina y un espíritu quebrantado ante la cruz, podrás recibir el regalo de Su fe y recobrar fuerzas para un nuevo comienzo. Inténtalo hoy mismo.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

No sería sana una vida donde solamente existiesen los logros exitosos y los sueños cumplidos. Es mas no sería posible.

Disponible en Internet en: http://www.labibliadice.org

Contenido publicado con autorización de:
La Biblia Dice
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Quito-Ecuador

Un paso a la vez

22 Septiembre 2016

Un paso a la vez

chuck_swindoll
por Charles R. Swindoll

1 Reyes 17:4

La dirección de Dios incluye también su provisión. Dios dice: «Ve al arroyo, yo te sustentaré.» En su libro, It is Toward Evening (Se hace de Noche), Vance Havner cuenta la historia de un grupo de agricultores que cultivaban algodón en el sureste de los Estados Unidos cuando el devastador parásito invadió los sembrados. Estos hombres habían invertido todos sus ahorros, dedicado sus tierras y puesto toda sus esperanzas en el algodón. Pero luego llegó el parásito. No pasó mucho tiempo sin que pareciera que todos ellos estarían destinados a vivir de la beneficencia.

Pero los agricultores, como personas resueltas e ingeniosas que son, dijeron: «Bueno, no podremos sembrar algodón, así que sembraremos maní.» Asombrosamente, el maní les produjo más dinero que lo que habrían ganado jamás sembrando algodón. Cuando los agricultores se dieron cuenta de que aquello que parecía un desastre, en realidad había sido una bendición, erigieron un enorme e impresionante monumento en honor al parásito; un monumento de aquello que ellos habían creído los iba a destruir.

«A veces caemos en una aburrida rutina, tan monótona como cultivar algodón años tras año,» dice Havner, quien era un viejo y experimentado hombre de Dios cuando escribió estas palabras. «Luego Dios envía el parásito. Nos saca violentamente de nuestra rutina, y tenemos que encontrar nuevas maneras de vivir. Los reveses económicos, una gran aflicción, un padecimiento físico, la pérdida de una posición. ¡Cuántos han llegado a ser mejores agricultores por causa de un problema, y tener una mejor cosecha en sus almas! Lo mejor que nos ha sucedido a algunos de nosotros fue que tuviéramos nuestro propio ‘parásito’.»
Cuando Dios dirige, Él también provee. Eso fue lo que sostuvo a Elías durante su experiencia en el campamento de entrenamiento.

Tenemos que aprender a confiar en Dios un día a la vez. ¿Notó usted que Él nunca le dijo a Elías cuál sería el segundo paso, hasta que este dio el primero? Dios le dijo a su profeta que fuera donde Acab. Cuando Elías llegó al lugar, Dios le dijo lo que debía decir, el Señor le indicó: «Ve ahora al arroyo». No le dijo a Elías qué iba a suceder en Querit; simplemente le dijo: «Ve al arroyo y escóndete.» Elías no conocía el futuro, pero sí tenía la promesa de Dios: «Te sostendré mientras estés allí.» Y Dios no le comunicó el paso siguiente sino hasta que el arroyo se secó.

Tenemos que aprender a confiar en Dios un día a la vez. —Charles R. Swindoll

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2016 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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Daniel y sus compañeros en la corte de Nabucodonosor

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Daniel y sus compañeros en la corte de Nabucodonosor

1 En el año tercero del reinado de Joacim, rey de Judá, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jerusalén y la sitió. Y el Señor entregó en sus manos a Joacim, rey de Judá, y algunos de los utensilios de la casa de Dios; los llevó a la tierra de Sinar, a la casa de su dios[a], colocando[b] los utensilios en la casa del tesoro de su dios[c]. Entonces el rey mandó[d] a Aspenaz, jefe de sus oficiales[e], que trajera de los hijos de Israel a algunos de la familia[f] real y de los nobles, jóvenes en quienes no hubiera defecto alguno, de buen parecer, inteligentes en toda rama delsaber, dotados de entendimiento y habilidad para discernir y que tuvieran la capacidad para servir[g] en el palacio del rey; y le mandó que les enseñara la escritura y la lengua de los caldeos. El rey les asignó una ración diaria de los manjares del rey y del vino que él bebía, y mandó que los educaran[h] por tres años, al cabo de los cuales entrarían al servicio[i] del rey. Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. Y el jefe de los oficiales les puso nuevos nombres: a Daniel le puso Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego.

Se propuso Daniel en su corazón no contaminarse con los manjares del rey ni con el vino que él bebía, y pidió al jefe de los oficiales que le permitiera no contaminarse. Dios concedió a Daniel hallar favor[j] y gracia ante el jefe de los oficiales, 10 y el jefe de los oficiales dijo a Daniel: Temo a mi señor el rey, porque él ha asignado vuestra comida y vuestra bebida; ¿por qué ha de ver vuestros rostros más macilentos que los de los demás jóvenes de vuestra edad? Así pondríais en peligro[k] mi cabeza ante el rey. 11 Pero Daniel dijo al mayordomo a quien el jefe de los oficiales había nombrado sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: 12 Te ruego que pongas a prueba a tus siervos por diez días, y que nos den legumbres para comer y agua para beber. 13 Que se compare después[l] nuestra apariencia en tu presencia con la apariencia de los jóvenes que comen los manjares del rey, y haz con tus siervos según lo que veas.

14 Los escuchó, pues, en esto y los puso a prueba por diez días. 15 Al cabo de los diez días su aspecto parecía mejor y estaban más rollizos[m] que todos los jóvenes que habían estado comiendo los manjares del rey. 16 Así que el mayordomo siguió suprimiendo[n] los manjares y el vino que debían beber, y les daba legumbres.

17 A estos cuatro jóvenes Dios les dio conocimiento e inteligencia en toda clase deliteratura[o] y sabiduría; además Daniel entendía toda clase de visiones y sueños.18 Al cabo de los días que el rey había fijado[p] para que fueran presentados[q], el jefe de los oficiales los trajo ante Nabucodonosor. 19 El rey habló con ellos, y de entre todos ellos no se halló ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; entraron, pues, al servicio[r] del rey. 20 Y en todo asunto de sabiduría y[s]conocimiento que el rey les consultó, los encontró diez veces superiores a todos los magos[t] y encantadores que había en todo su reino. 21 Daniel estuvo allí hasta el año primero del rey Ciro.

El sueño del rey

2 En el año segundo del reinado de Nabucodonosor, éste tuvo sueños[u], y se turbó su espíritu y no podía dormir[v]. Mandó llamar el rey[w] a los magos[x], los encantadores, los hechiceros y a los caldeos[y], para que le explicaran al rey sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron ante el rey. Y el rey les dijo: He tenido un sueño[z], y mi espíritu se ha turbado por el deseo de entender[aa] el sueño.

Y hablaron los caldeos al rey en arameo[ab]: ¡Oh rey, vive para siempre! Cuenta el sueño a tus siervos, y nosotros te declararemos la interpretación. El rey respondió y dijo a los caldeos: Mis órdenes son firmes[ac]: si no me dais a conocer el sueño y su interpretación, seréis descuartizados y vuestras casas serán reducidas a escombros[ad]. Pero si me declaráis el sueño y su interpretación, recibiréis de mí regalos, recompensas y grandes honores; por tanto, declaradme el sueño y su interpretación. Respondieron ellos por segunda vez, y dijeron: Refiera el rey su sueño a sus siervos, y declararemos la interpretación.Respondió el rey, y dijo: Ciertamente sé que queréis ganar[ae] tiempo, porque veis que mis órdenes son firmes, que si no me declaráis el sueño, hay una sola sentencia[af] para vosotros. Porque os habéis concertado para hablar delante de mí palabras falsas y perversas[ag] hasta que cambie la situación[ah]. Por tanto, decidme el sueño para que yo sepa que me podéis dar su interpretación. 10 Los caldeos respondieron al[ai] rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto al[aj] rey, puesto que ningún gran rey o gobernante jamás ha pedido cosa semejante a ningún mago[ak], encantador o caldeo. 11 Lo que el rey demanda es difícil y no hay nadie que lo pueda declarar al[al] rey sino los dioses cuya morada no está entre los hombres[am]. 12 A causa de esto el rey se indignó y se enfureció en gran manera y mandó matar a todos los sabios de Babilonia. 13 Y se publicó el decreto[an] de que mataran a todos los sabios; buscaron también a Daniel y a sus amigos para matarlos.

14 Entonces Daniel habló con discreción y sensatez a Arioc, capitán de la guardia[ao] del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia; 15 habló y dijo a Arioc, capitán del rey: ¿Por qué es tan riguroso[ap] el decreto[aq] del rey? Entonces Arioc informó a Daniel sobre el asunto. 16 Y Daniel fue a pedirle al rey que le diera tiempo[ar] para declarar la interpretación al rey.

17 Entonces Daniel fue a su casa e informó el asunto a sus amigos Ananías, Misael y Azarías, 18 para que pidieran misericordia del Dios del cielo acerca de este misterio, a fin de que no perecieran Daniel y sus amigos con el resto de los sabios de Babilonia. 19 Entonces el misterio fue revelado a Daniel en una visión de noche. Daniel entonces bendijo al Dios del cielo. 20 Daniel habló, y dijo:

Sea el nombre de Dios bendito por los siglos de los siglos,
porque la sabiduría y el poder son de El.
21 El es quien cambia los tiempos y las edades;
quita reyes y pone reyes;
da sabiduría a los sabios,
y conocimiento a los entendidos[as].
22 El es quien revela lo profundo y lo escondido;
conoce lo que está en tinieblas,
y la luz mora con El.
23 A ti, Dios de mis padres, doy yo gracias y alabo,
porque me has dado sabiduría y poder,
y ahora me has revelado lo que te habíamos pedido,
pues el asunto del rey nos has dado a conocer.

24 Después fue Daniel adonde estaba Arioc, a quien el rey había designado para dar muerte a los sabios de Babilonia. Fue y le habló así: No des muerte a los sabios de Babilonia; llévame ante el rey, y declararé al rey la interpretación.

25 Entonces Arioc se apresuró a llevar a Daniel ante el rey, y le dijo así: He hallado a un hombre entre los deportados[at] de Judá que dará a conocer al rey la interpretación. 26 El rey respondió, y dijo a Daniel, a quien llamaban Beltsasar: ¿Eres tú capaz de darme a conocer el sueño que he visto y su interpretación?27 Respondió Daniel ante el rey, y dijo: En cuanto al misterio que el rey quiere saber, no hay sabios, encantadores, magos[au] ni adivinos que puedan declararlo al rey. 28 Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y El ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los días. Tu sueño y las visiones que has tenido[av] en tu cama eran éstos: 29 A ti, oh rey, en tu cama te surgieron pensamientos sobre lo que habrá de suceder en el futuro[aw], y el que revela los misterios te ha dado a conocer lo que sucederá. 30 En cuanto a mí, me ha sido revelado este misterio, no porque yo tenga[ax] más sabiduría que cualquierotro viviente, sino con el fin de dar a conocer al rey la interpretación, y para que tú entiendas los pensamientos de tu corazón.

31 Tú, oh rey, tuviste una visión, y he aquí, había una gran estatua; esa estatua eraenorme y su brillo extraordinario; estaba en pie delante de ti y su aspecto eraterrible. 32 La cabeza de esta estatua era de oro puro, su pecho y sus brazos de plata, y su vientre y sus muslos de bronce, 33 sus piernas de hierro, sus pies en parte de hierro y en parte de barro. 34 Estuviste mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos, y golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro, y los desmenuzó. 35 Entonces fueron desmenuzados, todos a la vez[ay], el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro; quedaron como el tamo de las eras en verano, y el viento se los llevó sin que quedara rastro alguno de ellos. Y la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra.

36 Este es el sueño; ahora diremos ante el rey su interpretación. 37 Tú, oh rey, eres rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado el reino[az], el poder, la fuerza y la gloria; 38 y dondequiera que habiten los hijos de los hombres, las bestias del campo o las aves del cielo, El los ha entregado en tu mano y te ha hecho soberano de todos ellos; tú eres la cabeza de oro. 39 Después de ti se levantará otro reino, inferior a ti, y luego un tercer reino, de bronce, que gobernará sobre toda la tierra. 40 Y habrá un cuarto reino, tan fuerte como el hierro; y así como el hierro desmenuza y destroza todas las cosas, como el hierro que tritura, así él desmenuzará y triturará a todos éstos. 41 Y lo que viste, los pies y los dedos, parte de barro de alfarero y parte de hierro, será un reino dividido; pero tendrá la solidez del hierro, ya que viste el hierro mezclado con barro corriente[ba]. 42 Y así como los dedos de los pies eran parte de hierro y parte de barro cocido, así parte del reino será fuerte y parte será frágil. 43 En cuanto al hierro mezclado con barro corriente[bb] que has visto, se mezclarán mediante[bc] simiente humana; pero no se unirán el uno con el otro, como no se mezcla el hierro con el barro. 44 En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, yeste reino no será entregado[bd] a otro pueblo; desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre, 45 tal como viste que una piedra fue cortada del monte sin ayuda de manos y que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha hecho saber al rey lo que sucederá en el futuro[be]. Así, pues, el sueño es verdadero y la interpretación fiel.

46 Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro, se postró ante Daniel, y ordenó que le ofrecieran presentes[bf] e incienso[bg]. 47 El rey habló a Daniel, y dijo: En verdad que vuestro Dios es Dios de dioses, Señor de reyes y revelador de misterios, ya que tú has podido revelar este misterio. 48 Entonces el rey engrandeció a Daniel y le dio muchos y espléndidos regalos, y le hizo gobernador sobre toda la provincia de Babilonia y jefe supremo[bh] sobre todos los sabios de Babilonia. 49 Por solicitud de Daniel, el rey puso sobre la administración de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y a Abed-nego, mientras que Danielquedó en la corte[bi] del rey.

La imagen de oro

3 El rey Nabucodonosor hizo una estatua[bj] de oro cuya altura era de sesenta codos[bk] y su anchura de seis codos; la levantó en el llano de Dura, en la provincia de Babilonia. Y el rey Nabucodonosor mandó reunir a los sátrapas, prefectos y gobernadores, los consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y todos los gobernantes de las provincias para que vinieran a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. Entonces se reunieron los sátrapas, prefectos y gobernadores, los consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y todos los gobernantes de las provincias para la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y todos estaban de pie delante de la estatua que Nabucodonosor había levantado. Y el heraldo proclamó con fuerza: Se os ordena a vosotros, pueblos, naciones y lenguas, que en el momento en que oigáis el sonido del cuerno, la flauta, la lira[bl], el arpa[bm], el salterio[bn], la gaita y toda clase de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; pero el que no se postre y adore, será echado inmediatamente[bo] en un horno de fuego ardiente. Por tanto, en el momento en que todos los pueblos oyeron el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita[bp] y toda clase de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado.

Sin embargo[bq] en aquel tiempo algunos caldeos se presentaron y acusaron a[br]los judíos. Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: ¡Oh rey, vive para siempre!10 Tú, oh rey, has proclamado un decreto de que todo hombre que oiga el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, se postre y adore la estatua de oro, 11 y el que no se postre y adore, será echado en un horno de fuego ardiente. 12 Pero hay algunos judíos a quienes has puesto sobre la administración de la provincia de Babilonia, es decir, Sadrac, Mesac y Abed-nego, y estos hombres, oh rey, no te hacen caso; no sirven a tus dioses ni adoran la estatua de oro que has levantado.

13 Entonces Nabucodonosor, enojado y furioso, dio orden de traer a Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos hombres, pues, fueron conducidos ante el rey.14 Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad Sadrac, Mesac y Abed-nego que no servís a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he levantado? 15 ¿Estáis dispuestos ahora, para que cuando oigáis el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adoráis, inmediatamente[bs] seréis echados en un horno de fuego ardiente; ¿y qué dios será el que os libre de mis manos?16 Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: No necesitamos darte una respuesta acerca de este asunto. 17 Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Pero si no lo hace, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado.

Librados del horno de fuego

19 Entonces Nabucodonosor se llenó de furor, y demudó su semblante contra Sadrac, Mesac y Abed-nego. Respondió ordenando que se calentara el horno siete veces más de lo que se acostumbraba calentar. 20 Y mandó que algunos valientes guerreros de su ejército ataran a Sadrac, Mesac y Abed-nego, y losecharan en el horno de fuego ardiente. 21 Entonces estos hombres fueron atados y arrojados con sus mantos[bt], sus túnicas[bu], sus gorros y sus otras ropas en el horno de fuego ardiente. 22 Como la orden[bv] del rey era apremiante[bw] y el horno había sido calentado excesivamente, la llama del fuego mató a los que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. 23 Pero estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed-nego cayeron, atados, en medio del horno de fuego ardiente.

24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantándose apresuradamente preguntó[bx] a sus altos oficiales: ¿No eran tres los hombres que echamos atados en medio del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Ciertamente, oh rey. 25 El rey respondió y dijo: ¡Mirad! Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno[by], y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses. 26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente y[bz] dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid acá. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. 27 Y los sátrapas, los prefectos, los gobernadores y los altos oficiales del rey se reunieron para ver a estos hombres, cómo el fuego no había tenido efecto[ca] alguno sobre sus cuerpos, ni el cabello de sus cabezas se había chamuscado, ni sus mantos[cb] habían sufrido daño alguno[cc], ni aun olor del fuego había quedado en ellos.

28 Habló Nabucodonosor y dijo: Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego que ha enviado a su ángel y ha librado a sus siervos que, confiando en El, desobedecieron la orden[cd] del rey y entregaron sus cuerpos antes de servir y adorar a ningún otro dios excepto a su Dios. 29 Por tanto, proclamo un decreto de que todo pueblo, nación o lengua que diga blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego sea descuartizado y sus casas reducidas a escombros[ce], ya que no hay otro dios que pueda librar de esta manera. 30 Entonces el rey hizo prosperar a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.

Notas al pie:

  1. Daniel 1:2 O, sus dioses
  2. Daniel 1:2 Lit., llevando
  3. Daniel 1:2 O, sus dioses
  4. Daniel 1:3 O, dijo
  5. Daniel 1:3 O, eunucos, y así en el resto del cap.
  6. Daniel 1:3 Lit., simiente
  7. Daniel 1:4 Lit., estar de pie
  8. Daniel 1:5 O, criaran
  9. Daniel 1:5 Lit., estarían de pie delante
  10. Daniel 1:9 Lit., misericordia
  11. Daniel 1:10 Lit., haríais culpable
  12. Daniel 1:13 Lit., Que se vea
  13. Daniel 1:15 Lit., llenos de carne
  14. Daniel 1:16 Lit., llevándose
  15. Daniel 1:17 O, escritura
  16. Daniel 1:18 Lit., dicho
  17. Daniel 1:18 Lit., traídos
  18. Daniel 1:19 Lit., estuvieron de pie delante
  19. Daniel 1:20 Lit., de
  20. Daniel 1:20 O, sacerdotes adivinos
  21. Daniel 2:1 Lit., Nabucodonosor soñó sueños
  22. Daniel 2:1 Lit., su sueño se fue de sobre él
  23. Daniel 2:2 Lit., Dijo el rey que llamaran
  24. Daniel 2:2 O, sacerdotes adivinos
  25. Daniel 2:2 O, astrólogos, y así en el resto del cap.
  26. Daniel 2:3 Lit., Soñé un sueño
  27. Daniel 2:3 Lit., saber
  28. Daniel 2:4 El texto está escrito en aram. desde aquí hasta el cap. 7:28
  29. Daniel 2:5 Otra posible lectura es: La palabra se ha ido de mí; y así en el vers. 8
  30. Daniel 2:5 Lit., muladares
  31. Daniel 2:8 Lit., comprar
  32. Daniel 2:9 O, ley
  33. Daniel 2:9 Lit., palabra falsa y perversa
  34. Daniel 2:9 Lit., el tiempo
  35. Daniel 2:10 Lit., delante del
  36. Daniel 2:10 Lit., del
  37. Daniel 2:10 O, sacerdote adivino
  38. Daniel 2:11 Lit., delante del
  39. Daniel 2:11 Lit., no está con carne
  40. Daniel 2:13 O, la ley
  41. Daniel 2:14 O, los verdugos
  42. Daniel 2:15 O, apremiante
  43. Daniel 2:15 O, la ley
  44. Daniel 2:16 O, le señalara un tiempo
  45. Daniel 2:21 Lit., conocedores del entendimiento
  46. Daniel 2:25 Lit., hijos del destierro
  47. Daniel 2:27 O, sacerdotes adivinos
  48. Daniel 2:28 Lit., de tu cabeza
  49. Daniel 2:29 Lit., después de esto
  50. Daniel 2:30 Lit., que esté en mí
  51. Daniel 2:35 Lit., como uno
  52. Daniel 2:37 O, la soberanía
  53. Daniel 2:41 Lit., barro de lodo
  54. Daniel 2:43 Lit., barro de lodo
  55. Daniel 2:43 O, con
  56. Daniel 2:44 Lit., dejado
  57. Daniel 2:45 Lit., después de esto
  58. Daniel 2:46 O, una ofrenda
  59. Daniel 2:46 Lit., y olores gratos
  60. Daniel 2:48 Lit., jefe de los prefectos
  61. Daniel 2:49 Lit., puerta
  62. Daniel 3:1 O, imagen, y así en el resto del cap.
  63. Daniel 3:1 Un codo equivale aprox. a 45 cm.
  64. Daniel 3:5 O, cítara, y así en el resto del cap.
  65. Daniel 3:5 O, lira triangular, y así en el resto del cap.
  66. Daniel 3:5 O, una especie de arpa, y así en el resto del cap.
  67. Daniel 3:6 O, en la misma hora
  68. Daniel 3:7 Así en muchos mss. y en algunas versiones antiguas; el T.M. omite: la gaita
  69. Daniel 3:8 Lit., Por tanto
  70. Daniel 3:8 Lit., comieron los pedazos de
  71. Daniel 3:15 O, en la misma hora
  72. Daniel 3:21 O, pantalones
  73. Daniel 3:21 O, calzas
  74. Daniel 3:22 Lit., palabra
  75. Daniel 3:22 O, severa
  76. Daniel 3:24 Lit., respondió y dijo
  77. Daniel 3:25 Lit., no hay daño en ellos
  78. Daniel 3:26 Lit., respondió, y
  79. Daniel 3:27 Lit., poder
  80. Daniel 3:27 O, pantalones
  81. Daniel 3:27 Lit., cambio
  82. Daniel 3:28 Lit., y cambiaron la palabra
  83. Daniel 3:29 Lit., muladar

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La misión de la iglesia es misión en santidad

La misión de la iglesia es misión en santidad

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(Efesios 1:1–14; 4:17–5:5; 5:6–6:20; 3:14–21)

Es difícil hablar de la santidad de la iglesia. En la ecclesiología hemos tenido que crear algunas distinciones cuidadosas—tales como: visible vs. invisible; forma vs. esencia; ideal vs. real; institución vs. comunidad y perfecta vs. imperfecta— con el propósito de entender el dolor que tenemos por la falta de santidad en la Iglesia. El agua de la santidad fluye fuerte y profundamente en Efesios. También hemos visto que aquí los «santos» son una imagen dominante. Pablo llama a los efesios a una vida santa (5:1–21), llamados a ser luz en las tinieblas (5:8–14), a combatir el mal y los poderes del aire como soldados listos para la guerra (6:10–18). Todo esto afirma la confesión del Credo de los Apóstoles concerniente a la santidad de la Iglesia: «Creo en la santa iglesia universal».

Recibimos por fe la santidad de la Iglesia (Efesios 1:1–4). Es un don de Dios, afirmado por Él mismo como su propósito para nosotros. Pablo empieza su epístola con un himno antiguo en donde se exaltan diez bendiciones que describen la misión de Dios a través de las edades. Este pensamiento se expresa en forma de una letanía de alabanza a las obras de las tres Personas de la Trinidad. ¿Qué ha hecho Dios por nosotros? Nosotros somos:

Por el Padre: 1. escogidos, 2. hechos santos, 3. predestinados, 4. adoptados
CORO: para la alabanza de su gloria

Por el Hijo: 5. redimidos, 6. perdonados, 7. hechos conocedores del misterio, 8. unidos en Cristo, 9. herederos con él.
CORO: para la alabanza de su gloria

Por el Espíritu: 10. sellados
CORO: para la alabanza de su gloria

Con el lenguaje poético de este himno se explica nuestra naturaleza como pueblo santo de Dios. Recibimos esta afirmación por fe porque no podemos verla. Cuando miramos nuestras vidas como individuos no vemos mucha santidad. Con la boca confesamos que somos santos (como en Efesios 1:1); pero con la mente sabemos, y con el corazón sentimos, que somos pecadores andando como los gentiles en la vanidad de nuestras mentes, Efesios 4:17.

Así proseguimos, luchando individual y colectivamente por alcanzar la santidad que se expresa en la idea de ser el Cuerpo de Cristo (Efesios 4:17–5:14). Pablo, el apóstol de los gentiles, condena una serie de prácticas realizadas por ellos y hace brillar la luz resplandeciente de la Palabra sobre ciertos aspectos culturales de sus seguidores señalando las prácticas equivocadas que deben modificarse en la vida de aquellos que han llegado a ser un «nuevo hombre» (4:24). Estas vidas transformadas crean orgánicamente una nueva cultura transformada. Pablo enfatiza unas prácticas y unas actitudes muy personales como son: la sensualidad, la lascivia y la inmoralidad (4:19, 22; 5:3); la avaricia (4:19, 28 5:3), el hurto (4:28); la falta de diligencia en el trabajo (4:28); el lenguaje profano (4:29; 5:4) la amargura y la cólera (4:26–27, 31); la mentira (4:25) y la codicia (5:5). El apóstol llama a los miembros de la congregación a ser «hijos de luz», cada uno dando su iluminación por medio de los «frutos de bondad, justicia y verdad» con tal de que su luz haga desvanecer las tinieblas en las vidas de otros y pueda a su vez llamarlos a «despertar» y «levantarse de los muertos» para que «Cristo brille» en ellos (Efesios 5:8–14).

En el contexto de este pasaje, Pablo sólo habla de la conducta individual. Él quiere que sepamos que la iglesia como organismo se ve afectada por la manera en que los miembros hablan, cómo llevan a cabo sus trabajos, cómo usan o abusan de sus cuerpos, cómo piensan y se autoevalúan, y cómo se relacionan con los que sufren necesidad. Así que la santidad de la Iglesia queda directamente afectada por la vida de cada «nueva criatura». Cada miembro demuestra ser parte del Cuerpo de Cristo en su forma de vivir en el mundo. La manera de pagar nuestros impuestos, de administrar nuestra familia y nuestras finanzas, de votar políticamente, y de hablar en público o en privado tiene una conexión íntima con la santidad de la Iglesia.

Por el hecho de ser miembros del cuerpo, cuando confesamos nuestra creencia en la santidad de la Iglesia, confesamos nuestro compromiso con nuestra propia santidad. Esto incluye el llamado a la transformación de la cultura, la economía, la política, la educación y aún el estilo de vida de los creyentes.58 Pablo desea que reconozcamos que nuestra santidad se vive dentro de las situaciones de la vida personal individual como una expresión de la santidad de la Iglesia. (Efesios 5:6–6:20).

La Iglesia como una comunidad de «los hijos de luz» (5:8) ilumina las partes más oscuras del mundo a través de la santidad de sus miembros, tanto individual como colectivo. Matero dice que los discípulos de Jesús son «la luz del mundo» (Mateo 5:14). También, Pablo dice que la santidad de la Iglesia se relaciona con la santidad en la adoración (Efesios 5:19–20), la santidad en la organización y sumisión de la iglesia local (5:21),59 la santidad en relaciones matrimoniales (5:22–33), la santidad en ser padres de familia (6:1–4) y la santidad en el trabajo (6:5–9).

La santidad de la Iglesia en la sociedad es nuestro punto de batalla, «no contra sangre y carne sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (6:12). En medio de tan gran maldad individual y colectiva, la Iglesia nunca debe pensar que la fuerza política y económica puede reemplazar la fuerza de la santidad de la Iglesia en Cristo Jesús. La Iglesia organizada así como individualmente debe mantenerse firme en la verdad. Es decir, debe estar rodeada de la verdad como con un cinturón alrededor de su cuerpo; poniéndose el evangelio como si fuera calzado; y manteniendo la fe como un escudo de defensa contra la opresión y el pesimismo. La Iglesia debe proclamar la salvación con certeza, pregonar la Palabra de Dios como un golpe de ofensiva contra el mal, y orar fervientemente como una contraseña que presenta las necesidades del mundo a Dios (Efesios 6:10–20). Una vez que la Iglesia se haya vestido con la armadura que Pablo describe, estará lista para comenzar a cambiar al mundo a través del ejercicio de la verdadera santidad misionera.

La verdadera santidad crece en amor (Efesios 3:17b–19). En Efesios 3:14–21 Pablo describe con detalle la santidad como un «poder en el hombre interior por su Espíritu» (3:16), como «Cristo habita por la fe en vuestros corazones» (3:17) siendo «llenos de toda la plenitud de Dios» (3:19). ¿Qué es lo que está al centro de la santa presencia de Dios en la Iglesia? ¡Amor! «En esto conocerán que sois mis discípulos, en que os améis los unos a los otros», dijo Jesús (Juan 13:35 ver Juan 15:10–12). No hay otra actividad que identifique completamente al cristiano y a la Iglesia con su Señor, que el amor. ¿Cuál es la esencia de toda la ley y los profetas? El amor a Dios y el amor al prójimo (Deut 6:5; Lev. 19:18; Mat. 19:19; 22:39; Mr. 12:31; Rom. 13:9; Gal. 5:14; Stg. 2:8). Pablo también desafía a la iglesia de Efeso en ser «arraigados y cimentados en amor» para que ellos puedan «comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura y de conocer el amor de Cristo» (3:17–19). El amor es el poder de la Iglesia en el mundo. Como historiador de la iglesia, Kenneth Scott Latourette demostró que el amor era el poder transformador más radical que desató una fuerza incalculable a través de los discípulos de Jesús y que finalmente conquistó al Imperio Romano.60 «Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos» (Juan 15:13). Y es aquí donde se halla la santidad de la Iglesia. «Esto os mando», dijo Jesús. «que os améis unos a otros» (Juan 15:17). Con esto vemos la profundidad de la afirmación del Credo, «Creo en la santa iglesia universal (católica), la comunión de los santos».

58 Véase por ejemplo, Ronald J. Sider, Rich Christians in an Age of Hunger (Downers Grove, Ill.: Inter-Varsity, 1977); idem, ed., Cry Justice! The Bible on Hunger and Poverty (New York: Paulist, 1980).

59 A Greek-English Lexicon of the New Testament traduce hypotassomenoi aquí como «entregándose voluntariamente en amor».

60 Vease Kenneth S. Latourette, A History of the Expansion of Christianity, 7 vols., vol. 1, The First Five Centuries (New York: Harper, 1937–45; repr. Ed., Grand Rapids: Zondervan, 1970), 163–69; idem, A History of Christianity (New York: Harper and Row, 1953), 105–8.

Van Engen, C. (2004). El pueblo misionero de Dios (pp. 58–61). Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío.