EL GOZO QUE NOS AGUARDA

EL GOZO QUE NOS AGUARDA

la-verdad-para-hoy

10/7/2016

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.

Santiago 1:2

alimentemos_el_almaEl gozo que sentimos en nuestras pruebas puede ser uno de los mayores gozos que experimentemos. Como una de las principales razones de que Dios envíe pruebas a nuestra vida es para probar la autenticidad de nuestra fe, ¿qué mejor ocasión para tener gozo que en una experiencia de sufrimiento que ha probado la realidad de nuestra salvación? Una seguridad fortalecida de nuestra salvación y de la confianza de que Dios cuida de nosotros, como se manifiesta en la realidad de que nuestro sufrimiento no pudo quebrantar nuestra fe ni separarnos de su amor, es causa de la mayor felicidad.

El verdadero gozo no es una emoción efímera y superficial. El gozo genuino resulta de factores mucho más profundos que de las circunstancias que brindan felicidad superficial. Si está atravesando las circunstancias negativas de la vida, andando a duras penas en la duda y el desaliento, ha olvidado que el verdadero gozo radica en la confianza de que su vida está escondida con Cristo en Dios. En la providencia de Dios, ese gozo y esa seguridad pueden ser más fuertes durante una prueba.

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ESTRATEGIAS INTELIGENTES

ESTRATEGIAS INTELIGENTES

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 Pablo Martini
Programa No. 2016-10-07

alimentemos_el_almaEn nuestra cotidiana lucha contra el pecado debemos identificar tres áreas en que seremos atacados  y tres estrategias de defensa diferente. Existen los pecados ocasionales o circunstanciales. Esos que cometemos sin premeditarlos. Fuimos “sorprendidos por alguna falta”, Satanás nos engañó, tuvimos un mal día, estábamos débiles y caímos. No hay excusas, para nada, pero ocupan un lugar diferente a otros pecados intencionales y calculados. En este caso la confesión sincera y la supervisión del error cometido para que no se vuelva a repetir y tornarse un hábito puede ser suficiente.

Hay otras situaciones donde el pecado se ha vuelto habitual y ha parasitado nuestra conducta como un huésped oculto y nocivo. Si ese pecado depende de un lugar o una persona específica, algo que tú consciente y voluntariamente vas a buscar pudiendo evitarlo, el consejo de Dios es “córtalo y échalo de ti”. Ya sea tu mano, o tu ojo, tu T.V. o  tu Internet,  ese amigo o esa amiga. En estos casos es mejor perder algo aunque sea valioso para mí en esta tierra que, por intentar conservarlo, perderme la eternidad. En estos casos la resistencia no funciona. Debemos tener una actitud más radical.

Pero está el tercer grupo, no son pecados circunstanciales pues ya se han instalado en mi conducta, pero tampoco dependen de mí como en el caso anterior. Más bien se presentan sin previo aviso o son activados por circunstancias cotidianas que conviven con nosotros, que no podemos evitar, aunque quisiéramos. Estas circunstancias detonan esa debilidad que ya se ha hecho crónica. Aquí, es recomendable el uso inteligente de la Biblia, Palabra de Dios, que cual una escoba limpia el camino del cristiano de toda basura. Memoriza versículos, guárdalos en tu mente, y cuando ese mecanismo de tentación se active, activa tu mecanismo de resistencia repitiendo el texto memorizado a la mañana. Si en tu corazón has guardado sus dichos no pecarás contra Dios. No ignoramos las maquinaciones de Satanás, por lo tanto presentemos una batalla inteligente.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Es mejor morirse de hambre que pedirle comida al diablo.

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Reinado del libertador

Miqueas 5-7

9781586403546

Reinado del libertador


alimentemos_el_alma5
 
[a]Agrúpate ahora en tropas, hija de guerreros[b];

han[c] puesto sitio contra nosotros.
Con una vara herirán en la mejilla al juez de Israel.
[d]Pero tú, Belén Efrata,
aunque eres[e] pequeña entre las familias de Judá,
de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel.
Y sus orígenes[f] son desde tiempos antiguos,
desde los días de la eternidad[g].
Por tanto, El los abandonará[h] hasta el tiempo
en que dé a luz la que ha de dar a luz.
Entonces el resto de sus hermanos
volverá a los hijos de Israel.
Y El se afirmará y pastoreará su rebaño
con el poder del Señor,
con la majestad del nombre del Señor su Dios.
Y permanecerán[i],
porque en aquel tiempo[j] El será engrandecido
hasta los confines de la tierra.
Y El[k] será nuestra paz.

Cuando el asirio invada nuestra tierra,
y cuando huelle nuestros palacios[l],
levantaremos contra él
siete pastores y ocho príncipes del pueblo[m].
Y ellos pastorearán la tierra de Asiria con espada,
la tierra de Nimrod en sus puertas;
El nos librará del asirio
cuando invada nuestra tierra
y huelle nuestro territorio.

Entonces el remanente de Jacob,
en medio de muchos pueblos,
será como rocío que viene del Señor,
como lluvias sobre la hierba
que no espera al hombre
ni aguarda a los hijos de los hombres.
Y será el remanente de Jacob
entre las naciones,
en medio de muchos pueblos,
como león entre las fieras de la selva,
como leoncillo entre los rebaños de ovejas,
que si pasa,
huella y desgarra,
y no hay quien libre.
Se alzará tu mano contra tus adversarios,
y todos tus enemigos serán exterminados.

10 Y sucederá en aquel día —declara el Señor
que exterminaré tus caballos de en medio de ti,
y destruiré tus carros.
11 También exterminaré las ciudades de tu tierra,
y derribaré todas tus fortalezas.
12 Exterminaré las hechicerías de tu mano,
y no tendrás más adivinos.
13 Exterminaré tus imágenes talladas
y tus pilares sagrados de en medio de ti,
y ya no te postrarás más
ante la obra de tus manos.
14 Arrancaré tus Aseras[n] de en medio de ti,
y destruiré tus ciudades.
15 Y con ira y furor tomaré venganza
de las naciones que no obedecieron.

Juicio de Dios contra su pueblo

6 Oíd ahora lo que dice el Señor:
Levántate, litiga con los montes,
y oigan las colinas tu voz.
Oíd, montes, la acusación[o] del Señor,
y vosotros, perdurables cimientos de la tierra,
porque el Señor tiene litigio contra su pueblo,
y con Israel entablará juicio.
Pueblo mío, ¿qué te he hecho,
o en qué te he molestado? ¡Respóndeme!
Pues yo te hice subir de la tierra de Egipto,
y de la casa de servidumbre[p] te redimí,
y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a Miriam.
Pueblo mío, acuérdate ahora
de lo que maquinó Balac, rey de Moab,
y de lo que le respondió Balaam, hijo de Beor,
desde Sitim hasta Gilgal,
para que conozcas[q] las justicias del Señor.

La injusticia y su castigo

¿Con qué me presentaré al Señor
y me postraré ante el Dios de lo alto?
¿Me presentaré delante de El con holocaustos,
con becerros de un año?
¿Se agrada el Señor de millares de carneros,
de miríadas de ríos de aceite?
¿Ofreceré[r] mi primogénito por mi rebeldía,
el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?
El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno.
¿Y qué es lo que demanda el Señor de ti,
sino sólo practicar la justicia[s], amar la misericordia[t],
y andar humildemente con tu Dios?

La voz del Señor clamará a la ciudad
(prudente es temer tu nombre):
Oíd, oh tribu, ¿quién ha señalado su tiempo[u]?
10 ¿Hay todavía alguien en casa del impío
con tesoros de impiedad
y medida[v] escasa que es maldita?
11 ¿Puedo justificar balanzas falsas[w]
y bolsa de pesas engañosas?
12 Porque los[x] ricos de la ciudad están llenos de violencia,
sus habitantes hablan mentiras
y su lengua es engañosa en su boca.
13 Por eso yo también te haré enfermar, hiriéndote,
asolándote por tus pecados.
14 Tú comerás, pero no te saciarás,
y tu vileza[y] estará en medio de ti.
Apartarás, pero nada salvarás,
y lo que salves, yo lo entregaré a la espada.
15 Sembrarás, pero no segarás;
pisarás la oliva, pero no te ungirás con aceite,
y la uva, pero no beberás vino.
16 Han sido guardados los estatutos de Omri
y todas las obras de la casa de Acab,
y andas en sus consejos.
Por tanto te entregaré a la destrucción,
y a tus[z] habitantes para burla,
y soportaréis el oprobio de mi pueblo.

Lamento por la corrupción de Israel

¡Ay de mí!, porque soy
como los recogedores de frutos de verano, como los rebuscadores en la vendimia.
No hay racimo de uvas que comer,
ni higo temprano que tanto deseo[aa].
Ha desaparecido[ab] el bondadoso[ac] de la tierra,
y no hay ninguno recto entre los hombres.
Todos acechan para derramar sangre,
unos a otros se echan la red.
Para el mal las dos manos[ad] son diestras.
El príncipe pide, y también el juez, una recompensa;
el grande habla de lo que desea su alma,
y juntos lo traman.
El mejor de ellos es como un zarzal,
y el más recto como un seto de espinos.
El día que pongas tus centinelas,
tu castigo llegará.
¡Entonces será su confusión!
No os fiéis del vecino,
ni confiéis en el amigo.
De la que reposa en tu seno,
guarda tus labios[ae].
Porque el hijo trata con desdén al padre,
la hija se levanta contra la madre,
y la nuera contra su suegra;
los enemigos del hombre son los[af] de su propia casa.

Dios, fuente de luz y salvación

Pero yo pondré mis ojos en el Señor,
esperaré en el Dios de mi salvación;
mi Dios me oirá.
No te alegres de mí, enemiga mía.
Aunque caiga, me levantaré,
aunque more en tinieblas, el Señor es mi luz.

La indignación del Señor soportaré,
porque he pecado contra El,
hasta que defienda mi causa y establezca mi derecho.
El me sacará a la luz,
y yo veré su justicia.
10 Entonces mi enemiga lo verá,
y se cubrirá de vergüenza la que me decía:
¿Dónde está el Señor tu Dios?
Mis ojos la contemplarán;
entonces[ag] será pisoteada[ah]
como el lodo de las calles.
11 Viene el día para la edificación de tus muros;
aquel día se extenderán tus límites.
12 Viene el día cuando ellos vendrán[ai] hasta ti
desde Asiria y las ciudades de Egipto;
desde Egipto hasta el Río[aj],
de mar a mar y de monte a monte.
13 Y la tierra será desolada a causa de sus habitantes,
por el fruto de sus obras.

14 Pastorea a tu pueblo con tu cayado,
el rebaño de tu heredad[ak],
que mora solo en el bosque,
en medio de un campo fértil[al].
Que se apacienten en Basán y Galaad
como en los días de antaño.
15 Como en los días de tu salida de la tierra de Egipto,
te[am] mostraré milagros.
16 Verán las naciones y se avergonzarán
de todo su poderío;
se pondrán la mano sobre la boca,
sus oídos se ensordecerán.
17 Lamerán el polvo como la serpiente,
como los reptiles de la tierra.
Saldrán temblando de sus fortalezas[an],
al Señor nuestro Dios vendrán amedrentados,
y temerán delante de ti.
18 ¿Qué Dios hay como tú, que perdona la iniquidad
y pasa por alto la rebeldía del remanente de su heredad[ao]?
No persistirá en[ap] su ira para siempre,
porque se complace en la misericordia.
19 Volverá a compadecerse de nosotros,
hollará nuestras iniquidades.
Sí, arrojarás a las profundidades del mar
todos nuestros[aq] pecados.
20 Otorgarás a Jacob la verdad[ar]
y a Abraham la misericordia,
las cuales juraste a nuestros padres
desde los días de antaño.

Notas al pie:

  1. Miqueas 5:1 En el texto heb., cap. 4:14
  2. Miqueas 5:1 Lit., tropa
  3. Miqueas 5:1 Lit., ha
  4. Miqueas 5:2 En el texto heb., cap. 5:1
  5. Miqueas 5:2 Lit., para ser
  6. Miqueas 5:2 O, apariciones
  7. Miqueas 5:2 O, de antaño
  8. Miqueas 5:3 Lit., entregará
  9. Miqueas 5:4 O, habitarán seguros
  10. Miqueas 5:4 Lit., ahora
  11. Miqueas 5:5 Lit., éste
  12. Miqueas 5:5 O, nuestras fortalezas
  13. Miqueas 5:5 Lit., de hombres
  14. Miqueas 5:14 I.e., símbolos de madera de una deidad femenina
  15. Miqueas 6:2 O, el litigio
  16. Miqueas 6:4 Lit., esclavos
  17. Miqueas 6:5 Lit., para conocer
  18. Miqueas 6:7 Lit., Daré
  19. Miqueas 6:8 O, el derecho
  20. Miqueas 6:8 O, lealtad
  21. Miqueas 6:9 Lit., lo ha señalado
  22. Miqueas 6:10 Lit., efa; un efa equivale aprox. a 22 litros
  23. Miqueas 6:11 Lit., de impiedad
  24. Miqueas 6:12 Lit., sus
  25. Miqueas 6:14 O posiblemente, desperdicio
  26. Miqueas 6:16 Lit., sus
  27. Miqueas 7:1 Lit., mi alma desea
  28. Miqueas 7:2 Lit., perecido
  29. Miqueas 7:2 O, leal
  30. Miqueas 7:3 Lit., palmas
  31. Miqueas 7:5 Lit., las aberturas de tu boca
  32. Miqueas 7:6 Lit., los hombres
  33. Miqueas 7:10 Lit., ahora
  34. Miqueas 7:10 Lit., se convertirá en lugar pisoteado
  35. Miqueas 7:12 Lit., él vendrá
  36. Miqueas 7:12 I.e., el Eufrates
  37. Miqueas 7:14 O, posesión
  38. Miqueas 7:14 O, del Carmelo
  39. Miqueas 7:15 Lit., le
  40. Miqueas 7:17 Lit., lugares seguros
  41. Miqueas 7:18 O, posesión
  42. Miqueas 7:18 Lit., No se aferrará a
  43. Miqueas 7:19 Así en varias versiones antiguas el T.M. dice: sus
  44. Miqueas 7:20 O, fidelidad

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