LA SABIDURIA DE DIOS

LA SABIDURIA DE DIOS

10/17/2016

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Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios.

Santiago 1:5

alimentemos_el_almaCuando se le esté probando, debe reconocer que necesita fortaleza, y tiene que buscar un mayor recurso para resistir en medio de la prueba: Dios mismo. La búsqueda de la sabiduría es la búsqueda suprema del hombre. A quienes conocen y aman al Señor, Él provee de esa sabiduría.

Esa sabiduría no es especulación filosófica, sino los absolutos de la voluntad de Dios; la sabiduría divina que es pura y pacífica (Santiago 3:17). La sabiduría divina da por resultado la debida conducta en todos los asuntos de la vida. Cuando algunos cristianos tienen problemas, su primera reacción es acudir de inmediato a algún otro recurso humano. Aunque Dios puede obrar por medio de otros creyentes, su reacción inicial ante las pruebas debe ser pedirle a Dios directamente la sabiduría que le permitirá a usted sentir gozo y ser obediente en la búsqueda y el cumplimiento de la voluntad de Dios.

El versículo de hoy es una orden de orar. Es tan obligatoria como la orden de Pablo de “orad sin cesar” (1 Tesa. 5:17). Las pruebas tienen el propósito de que seamos más dependientes de Dios al hacernos comprender que no tenemos suficientes recursos humanos.

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Viviendo a la expectativa

17 Octubre 2016

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Viviendo a la expectativa
por Charles R. Swindoll

1 Reyes 18:41-46

alimentemos_el_almaElías estaba a la expectativa. “A la séptima vez dijo: ‘He aquí, veo una pequeña nube, como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar”. Lo único que tenía Elías era una nube pequeñita, no más grande que la palma de la mano de un hombre, en medio de esa inmensa extensión de mar y cielo. ¡Pero era suficiente! Tenía tanta fe en la promesa de Dios, que actuó en base a lo que Él esperaba que fuera a suceder.

Entonces dijo: “Ve y di a Acab: ‘Unce tu carro y desciende, no sea que te detenga la lluvia’” (1Reyes 18:44).

Lo único que Elías vio fue una pequeña nube, pero él dijo, en realidad: “Acab, ponle a tu carro neumáticos para la lluvia. ¡Se acerca un diluvio!” El ojo humano vio solo una nubecita, pero el ojo de la fe de Elías vio la promesa de Dios. Acab se habría encogido de hombros: “Bueno, ¿y eso qué?» Pero Elías gritó dentro de sí mismo: “¡Dios está cumpliendo su palabra, finalmente!”

¿Vive usted a la expectativa? ¿Le emocionan las cosas pequeñas? ¿Imagina lo improbable y espera lo imposible? La vida está llena de y rebosante de oportunidades para ver la mano de Dios en las cosas pequeñas. Pero sólo los más sensibles de sus siervos las ven, sonríen y están a la expectativa.

Los niños pueden enseñarnos mucho en cuanto a esta clase de expectativa. ¿Alguna vez ha escuchado orar a un niño? La fe de ellos no conoce límites. ¿Y quiénes son los menos sorprendidos cuando Dios responde la oración? Los niños.

A medida que envejecemos, nos volvemos demasiado sofisticados para eso. Usamos frases como: «Seamos realistas en cuanto a esto.» Perdemos esa expectativa, ese apremio de esperanza, ese delicioso e infantil gozo de la fe que nos mantiene llenos de emoción y entusiasmo. ¡Que el Señor nos libre de un apagado, indiferente y lánguido encogimiento de hombros! Pero el Señor dice: «Mira, yo no he cambiado; me sigue encantando hacer cosas imposibles. ¡Me encanta darte sorpresas!»

El Dios de Elías era el Dios que cumplía sus promesas. Era el Dios de las cosas imposibles. Por eso, con la fe de un niño, Elías le dijo a Acab. «Prepárate, porque va a llover. Lo sé, porque hay una pequeña nube allá arriba que se está preparando para descargar la abundancia de Dios.»

La vida está llena de oportunidades para ver la mano de Dios en cosas pequeñas.—Charles R. Swindoll

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2016 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

NECESITAMOS DEL OTRO

NECESITAMOS DEL OTRO

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Pablo Martini
Programa No. 2016-10-17

alimentemos_el_almaLos animales marinos, a diferencia de los terrestres, no pueden, por sí mismos, limpiarse la piel combatiendo a los parásitos. Por ello, acuden a verdaderos “centros de limpieza”. En cada arrecife hay un rincón donde otros animales se encargan de esta tarea. Cada vez que un pez quiere ser limpiado se dirige a este sector y se queda muy quieto. A veces un cambio de color del pez es una clara señal de que espera un “servicio”. Como el pez mariposa, de largo hocico, que es  “atendido” por un camarón que se encarga de picotearle los parásitos. En ocasiones estos camarones limpian las heridas de los peces comiéndose los tejidos muertos y facilitando la cicatrización. La audacia de los camarones llega a tal punto que se los ha visto introducirse en la boca de las morenas para limpiar su interior, más allá de lo que podría creerse, la morena no tiene ninguna actitud ofensiva sobre este pequeño limpiador, quizás su docilidad se base en el hecho de que necesita de él diariamente. En este tipo de relación, llamada “simbiosis”, los dos individuos obtienen un beneficio.

En el diseño de Dios, Él colocó tanto en los animales como en el ser humano, el principio de necesidad mutua. Nos necesitamos los unos a los otros, sin embargo, el ser humano a veces demuestra su grado de orgullo al no aceptar ese principio. Nos negamos, muchas veces, a buscar ayuda en otro, porque creemos que si demuestro mi necesidad, entonces soy débil. La verdad es que somos débiles, y por eso necesitamos primero de Dios y luego de alguien más. Creo que tenemos mucho que aprender de los animales. El Señor le preguntó a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? No lo sé, respondió. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano? (Génesis 4:9). Esta misma actitud la practicamos a diario negando ser atendidos y negando atención a nuestros semejantes. Ignoramos que somos nosotros los únicos perjudicados.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

El que vive diciendo que no necesita de nadie muere solo.

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Genealogía de Jesucristo

Mateo 1-4

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Genealogía de Jesucristo

alimentemos_el_alma1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.

Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos;Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, y Esrom a Aram[a]; Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón;Salmón engendró, de Rahab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, y Obed engendró a Isaí; Isaí engendró al rey David.

Y David engendró a Salomón de la que había sido mujer de Urías. Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa[b]; Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías; Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías; 10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón[c], y Amón[d]a Josías; 11 Josías engendró a Jeconías[e] y a sus hermanos durante la[f]deportación a Babilonia.

12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel; 13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor;14 Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud; 15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, y Matán a Jacob; 16 Jacob engendró a José, el marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo[g].

17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones; y desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo[h], catorce generaciones.

Nacimiento de Jesucristo

18 Y el nacimiento de Jesucristo fue como sigue. Estando su madre Maríadesposada[i] con José, antes de que se consumara el matrimonio[j], se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo. 19 Y José su marido, siendo unhombre justo y no queriendo difamarla, quiso abandonarla[k] en secreto. 20 Pero mientras pensaba en esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño[l] que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados.22 Todo esto sucedió[m] para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo: 23 He aqui, la virgen concebira y dara a luz un hijo, y le pondran por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros. 24 Y cuando despertó[n] José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer; 25 y la conservó virgen[o] hasta que dio a luz un hijo[p]; y le puso por nombre Jesús.

Visita de los magos

Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos[q] del rey Herodes, he aquí, unos magos[r] del oriente llegaron a Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle. Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él. Entonces, reuniendo a todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo, indagó de ellos dónde había de nacer el Cristo[s]. Y ellos le dijeron: En Belén de Judea, porque así está escrito por el[t] profeta:

“Y tu, Belen, tierra de Juda,
de ningun modo eres la mas pequeña entre los principes de Juda;
porque de ti saldra un Gobernante
que pastoreara a mi pueblo Israel.”

Entonces Herodes llamó a los magos en secreto y se cercioró con ellos del tiempo en que había aparecido[u] la estrella. Y enviándolos a Belén, dijo: Id y buscad con diligencia al Niño; y cuando le encontréis, avisadme para que yo también vaya y le adore. Y habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí, la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo sobre el lugar donde estaba el Niño. 10 Cuando vieron la estrella, se regocijaron sobremanera con gran alegría. 11 Y entrando en la casa, vieron al Niño con su madre María, y postrándose le adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra. 12 Y habiendo sido advertidos por Dios en sueños que no volvieran a Herodes, partieron para su tierra por otro camino.

Huida a Egipto

13 Después de haberse marchado ellos, un[v] ángel del Señor se le apareció* a José en sueños, diciendo: Levántate, toma al Niño y a su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes va a buscar al Niño para matarle[w]. 14 Y él, levantándose, tomó de noche al Niño y a su madre, y se trasladó a Egipto; 15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor habló por medio del profeta, diciendo: De Egipto llame a mi Hijo.

La matanza de los niños

16 Entonces Herodes, al verse burlado por los magos, se enfureció en gran manera, y mandó matar a todos los niños que había en Belén y en todos sus alrededores, de dos años para abajo, según el tiempo que había averiguado de los magos. 17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por medio del profeta Jeremías, cuando dijo:

18 Se oyo una voz en Rama,
llanto y gran lamentacion;
Raquel que llora a sus hijos,
y que no quiso ser consolada
porque ya no existen.

Retorno a Nazaret

19 Pero cuando murió Herodes, he aquí, un ángel del Señor se apareció* en sueños a José en Egipto, diciendo: 20 Levántate, toma al Niño y a su madre y vete a la tierra de Israel, porque los que atentaban contra[x] la vida del Niño han muerto.21 Y él, levantándose, tomó al Niño y a su madre, y vino a la tierra de Israel. 22 Pero cuando oyó que Arquelao reinaba sobre Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá; y advertido por Dios en sueños, partió para la región de Galilea;23 y llegó y habitó en una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo que fue dicho por medio de los profetas: Será llamado Nazareno.

Predicación de Juan el Bautista

3 En aquellos días llegó* Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Porque este es aquel a quien se refirió el[y] profeta Isaías, diciendo:

Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
haced derechas sus sendas.”

Y él, Juan, tenía un[z] vestido de pelo de camello y un cinto de cuero a la cintura; y su comida era de langostas[aa] y miel silvestre. Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región alrededor del Jordán; y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán. Pero cuando vio que muchos de los fariseos y saduceos venían para el bautismo, les dijo: ¡Camada de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira que vendrá? Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento; y no presumáis que podéis deciros a vosotros mismos: “Tenemos a Abraham por padre”, porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras. 10 Y el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. 11 Yo a la verdad os bautizo con[ab] agua para arrepentimiento, pero el que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitarle las sandalias; El os bautizará con[ac] el Espíritu Santo y con fuego. 12 El bieldo está en su mano y limpiará completamente su era; y recogerá su trigo en el granero, pero quemará la paja en fuego inextinguible.

Bautismo de Jesús

13 Entonces Jesús llegó* de Galilea al Jordán, a donde estaba Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero Juan trató de impedírselo, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15 Y respondiendo Jesús, le dijo: Permíteloahora; porque es conveniente que cumplamos así toda justicia. Entonces Juan se lo permitió*. 16 Después de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se abrieron, y él[ad] vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre El. 17 Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado[ae] en quien me he complacido.

Jesús es tentado

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, entonces[af] tuvo hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan[ag]. Pero El respondiendo, dijo: Escrito está: “No solo de pan vivira el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”Entonces el diablo le llevó* a la ciudad santa, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo*: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está:

“A sus angeles te encomendara”,
y:
En las manos te llevaran,
no sea que tu pie tropiece en piedra.”

Jesús le dijo: También está escrito: “No tentaras[ah] al Señor tu Dios.” Otra vez el diablo le llevó* a un monte muy alto, y le mostró* todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrándote me adoras.10 Entonces Jesús le dijo*: ¡Vete, Satanás! Porque escrito está: “Al Señor tu Dios adoraras, y solo a El serviras[ai].” 11 El diablo entonces le dejó*; y he aquí, ángeles vinieron y le servían.

Jesús va a Galilea

12 Cuando El oyó que Juan había sido encarcelado[aj], se retiró a Galilea; 13 y saliendo de Nazaret, fue y se estableció en Capernaúm, que está junto al mar, en la región de Zabulón y de Neftalí; 14 para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías, cuando dijo:

15 ¡Tierra de Zabulon y tierra de Neftali,
camino del mar[ak], al otro lado del Jordan, Galilea de los gentiles[al]!
16 El pueblo asentado en tinieblas vio una gran luz,
y a los que vivian[am] en region y sombra de muerte,
una luz les resplandecio[an].

17 Desde entonces Jesús comenzó a predicar[ao] y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Llamamiento de los primeros discípulos

18 Y andando junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, echando una red al mar, porque eran pescadores. 19 Y les dijo*: Seguidme[ap], y yo os haré pescadores de hombres. 20 Entonces ellos, dejando al instante las redes, le siguieron. 21 Y pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo[aq], hijo de Zebedeo, y Juan[ar] su hermano, en la barca con su padre Zebedeo, remendando sus redes, y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.

La fama de Jesús se extiende

23 Y Jesús iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Y se extendió su fama por toda Siria; y traían a El todos los que estaban enfermos, afectados con diversas enfermedades y dolores, endemoniados, epilépticos[as] y paralíticos; y El los sanaba. 25 Y le siguieron grandes multitudes de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.

Notas al pie:

  1. Mateo 1:3 En Rut 4:19, Ram
  2. Mateo 1:7 En el texto gr., Asaf
  3. Mateo 1:10 En el gr., Amós
  4. Mateo 1:10 En el gr., Amós
  5. Mateo 1:11 En 2 Rey 24:6 Joaquín
  6. Mateo 1:11 O, al tiempo de la
  7. Mateo 1:16 I.e., el Mesías
  8. Mateo 1:17 I.e., el Mesías
  9. Mateo 1:18 O, comprometida para casarse
  10. Mateo 1:18 Lit., antes de que se juntaran
  11. Mateo 1:19 O, divorciarse de ella
  12. Mateo 1:20 Lit., lo que
  13. Mateo 1:22 O, ha sucedido
  14. Mateo 1:24 Lit., levantándose
  15. Mateo 1:25 Lit., no la conoció
  16. Mateo 1:25 Algunos mss. antiguos dicen: su hijo primogénito
  17. Mateo 2:1 Lit., días
  18. Mateo 2:1 I.e., sabios dedicados al estudio de la astrología, la medicina, y las ciencias naturales
  19. Mateo 2:4 I.e., el Mesías
  20. Mateo 2:5 Lit., por medio del
  21. Mateo 2:7 Lit., el tiempo del aparecimiento de
  22. Mateo 2:13 Lit., he aquí un
  23. Mateo 2:13 O, destruirle
  24. Mateo 2:20 Lit., buscaban
  25. Mateo 3:3 Lit., por medio del
  26. Mateo 3:4 Lit., su
  27. Mateo 3:4 O, saltamontes
  28. Mateo 3:11 O, en, o, por
  29. Mateo 3:11 O, en, o, por
  30. Mateo 3:16 O, El
  31. Mateo 3:17 Lit., mi Hijo, el Amado
  32. Mateo 4:2 Lit., más tarde, o, después
  33. Mateo 4:3 Lit., panes
  34. Mateo 4:7 O, No pondrás a prueba
  35. Mateo 4:10 O, rendirás culto
  36. Mateo 4:12 Lit., había sido entregado
  37. Mateo 4:15 O, rumbo al mar
  38. Mateo 4:15 O, de las naciones
  39. Mateo 4:16 Lit., sentados
  40. Mateo 4:16 Lit., amaneció
  41. Mateo 4:17 O, proclamar
  42. Mateo 4:19 Lit., Venid en pos de mí
  43. Mateo 4:21 O, Santiago
  44. Mateo 4:21 Gr., Ioannes; heb., Johanan
  45. Mateo 4:24 Lit., lunáticos
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