Evite el engaño

Evite el engaño

8/24/2017 

Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? (Mateo 7:22)

Una buena manera de evitar el engaño espiritual de sí mismo es sencillamente conocer y esquivar las trampas religiosas en las que se puede caer. En primer lugar, hay excesiva preocupación con las simples actividades religiosas.

El enfoque externo sobre la asistencia a los cultos y a los estudios bíblicos, el escuchar sermones, el cantar himnos y otras buenas actividades como esas pueden en realidad apartarlo del conocimiento del Dios a quien piensa que está sirviendo.

En segundo lugar, hay una dependencia superficial de las actividades religiosas y las ceremonias pasadas. El hecho de que usted fuera bautizado cuando era niño, de que asistiera a la escuela dominical o a la escuela bíblica de vacaciones, o que se uniera a una iglesia no significa necesariamente que ahora esté justificado ante Dios.

En tercer lugar, hay un conocimiento religioso de por sí. Usted puede comprometerse con una determinada denominación y sus tradiciones, o tener un gran interés académico en la teología. Pero todo eso es inútil si no está interesado también en ser más semejante a Cristo y más obediente a su Palabra.

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El mensaje de la creación

AGOSTO, 24

El mensaje de la creación

Devocional por John Piper

Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. (Romanos 1:22-23)

Sería una ridiculez y una gran tragedia que un hombre amara más el anillo de bodas que a su novia. Pero este pasaje dice que eso ha sucedido.

Los seres humanos se enamoraron del eco de la excelencia de Dios en la creación y perdieron la capacidad de oír el incomparable grito original de amor.

El mensaje de la creación es el siguiente:

Hay un gran Dios de gloria y poder y generosidad detrás de todo este asombroso universo; ustedes le pertenecen a él; él es paciente sosteniendo su vida rebelde; vuélvanse a él, depositen su esperanza en él y deléitense en él, no en la obra de sus manos.

El día transmite las «palabras» de aquel mensaje a todos los que escucharán en el día, expresándose por medio del deslumbrante sol radiante y el cielo azul y las nubes y todas las incontables formas y colores de todas las cosas visibles. La noche revela la «sabiduría» del mismo mensaje para todos aquellos que escucharán en la noche, expresándose a través de increíbles vacíos en la oscuridad y lunas de verano y estrellas sin número y sonidos extraños y brizas frescas y auroras boreales (Salmos 19:1-2).

El día y la noche proclaman lo mismo: ¡Dios es glorioso! ¡Dios es glorioso! ¡Dios es glorioso!


Devocional tomado del libro “Los Deleites de Dios”, páginas 85-86 

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«El fuego de la contienda es un mal terrible»

24 de agosto

«Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemares mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado».

Éxodo 22:6.

¿Pero qué pago puede dar el que esparce el fuego del error o las brasas de la concupiscencia, y coloca a las almas de los hombres sobre llamas del fuego del Infierno? Ese daño no se puede calcular y su resultado es irreparable. Aunque tal ofensor sea perdonado, qué dolor experimentará al echar una mirada retrospectiva y ver que no puede anular el mal que hizo. Un mal ejemplo es capaz de encender una llama que años de carácter enmendado no pueden apagar. Quemar el alimento del hombre es un gran mal, ¡pero cuánto peor es destruir su alma! Nos puede resultar útil averiguar hasta dónde hemos sido culpables de esto en el pasado, e inquirir para ver si, aun en el presente, no hay algún mal en nosotros que tienda a dañar las almas de nuestros familiares, amigos o vecinos.

El fuego de la contienda es un mal terrible cuando se enciende en una iglesia cristiana. Allí donde los conversos se multiplican y se glorifica a Dios, los celos y la envidia hacen su obra más perniciosa. Donde se almacena el dorado grano para recompensar las fatigas del gran Booz, el fuego de la enemistad se introduce y no deja otra cosa que humo y negrura. ¡Ay de aquellos por quienes viene el tropiezo! (cf. Mt. 18:7). Ojalá dicho tropiezo nunca venga por causa nuestra; ya que, aunque no podamos pagar el daño, seremos, sin duda, las víctimas principales, si hemos sido los principales ofensores. Aquellos que alimentan el fuego merecen una justa censura; pero es más culpable el que lo encendió. La discordia, por lo regular, hace presa primero en las espinas —es decir, se propaga entre los hipócritas y los malos creyentes dentro de la iglesia— y, después, se difunde entre los rectos, arrastrada por los vientos del Infierno, sin que nadie sepa dónde termina. ¡Oh tú, Señor y Dador de la paz, haznos pacificadores y nunca permitas que ayudemos o alentemos a los hombres pendencieros o causemos siquiera, inintencionadamente, división entre tu pueblo!

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 247). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

El fracaso humano

24 Agosto 2017

El fracaso humano
por Charles R. Swindoll

Salmos 46

Siempre lo negamos, lo fingimos, lo enmascaramos. Intentamos ignorarlo. Pero la verdad persiste: somos criaturas débiles e inadecuadas. Somos pecadores y caemos. Tendemos a enfermarnos, somos débiles y sufrimos. Somos mortales y por ende morimos. La presión causa un tumulto dentro de nosotros. La ansiedad nos da úlceras. La gente nos intimida. La crítica nos afecta. La enfermedad nos asusta. Y la muerte nos persigue. Esto explica por que Job se quejaba diciendo: «El hombre, nacido de mujer, es corto de días y lleno de tensiones» (Job 14:1). La versión, Nueva Traducción Viviente lo dice de esta manera: «¡Qué frágil es el ser humano!» El apóstol Pablo escribe: «… gemimos dentro de nosotros mismos aguardando la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo” (Romanos 8:23).

Somos un saco de huesos, llenos de debilidades, demasiadas para contarlas. ¿Cómo entonces podemos seguir adelante? Necesitamos una gran dosis del Salmo 46. Este salmo trae esperanza aquellos que están luchando con el afán de la debilidad personal. Martín Lutero se llenó de valor leyendo esta canción y luego compuso su propia canción:

«Castillo fuerte es nuestro Dios, defensa y buen escudo. Con su poder nos librará en todo trance agudo».

Según el título, el salmo era «sobre Alamot». Estas palabras eran dirigidas al director del coro. La palabra, «alamot», se deriva del sustantivo hebreo, «almah», un término que significa doncella o mujer joven. Es posible que eso signifique que la canción fue compuesta para voces soprano o para un coro de mujeres. Por lo que sabemos, en esa época de los salmos no había coros así. Pero 1 Crónicas 15:20 nos da una pista; dice que varios hombres: » tocaban liras sobre Alamot». La nota al pie de página de la Biblia Mundo Hispano dice: «posiblemente con voz alta como de soprano». Es muy probable entonces que esta canción se tocaba con instrumentos de sonidos agudos o por mujeres sopranos. Es quizás esto lo que hizo que el Salmo fuera singular y fácilmente recordado. Algo así como cuando escuchamos la tonada del Mesías de Handel. Esta canción por ende fue compuesta para que fuera recordada perpetuamente.

Mientras usted leía las estrofas, ¿notó que algunas palabras o frases se repetían? Los versículos 7 y 11 son idénticos, y la palabra de pausa, «Selah» aparece al menos tres veces. Tal como lo mencionamos en otros capítulos anteriores, esta palabra es una notación musical que indica una pausa, una reflexión personal. Es probable que la música continuara sonando por un corto periodo de tiempo, y así la audiencia podía meditar en las últimas frases antes de que los cantantes siguieran entonando la canción.

Estas tres secciones de pausa nos ayudan a comprender esta canción. Son una especie de pistas que el lector no debe pasar por alto. Al igual que muchos salmos, el versículo 1 presenta el tema, el cual puede ser: «Dios es nuestra fuente inmediata de fortaleza cuando nos encontramos en una situación muy complicada».

La palabra, «tribulaciones» que vemos en la mayoría de las versiones de la Biblia provienen de un verbo hebreo que significa estar restringido, atado o en una situación angosta. Me recuerda un par de expresiones que utilizamos comúnmente. En Hispanoamérica decimos: «Estamos en un enredo» o «entre la espada y la pared».

El salmista declara que Dios está presente en cualquier situación, y mucho más cuando nos sentimos débiles.

Afirmando el alma
¿En cuáles circunstancias se siente usted desesperado o incapaz? Piense en esos momentos cuando usted quiere hacer algo para resolver un problema y simplemente no puede hacer nada. ¿Cuál es su reacción típica? ¿Su respuesta es útil o contra productiva? ¿Cuál es la relación entre su reacción común y su fe en Dios?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright
© 2017 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

David como rey

24 AGOSTO

1 Samuel 16 | Romanos 14 | Lamentaciones 1 | Salmo 32

Es interesante el episodio en el que se unge a David como rey de Israel a pesar de que su ascenso al trono tardaría muchos años más en llegar (1 Samuel 16:1–13).

(1) A veces, a los profetas y predicadores les cuesta más despedir a un mal líder que el Dios Todopoderoso (16:1). No es porque somos más compasivos que Dios, sino porque la inercia, la nostalgia o los lazos personales de afecto nos impiden percibir el terrible daño que el líder está haciendo. Aun con toda su compasión, Dios nunca se deja cegar.

(2) Saúl subió al trono mediante una decisión de Dios. ¿Sería tan tonto como para pensar que podía engañar a Dios para mantenerse en el trono? Es muy triste ver que Samuel tenía miedo de ungir al próximo rey porque Saúl mataría a cualquiera- aunque fuera profeta de Dios- que amenazara una dinastía que Dios mismo había declarado que nunca se establecería.

(3) Saúl se las prometía muy felices al principio, cuando subió al trono. Ahora Samuel cree que puede detectar un linaje monárquico en los hijos de Isaí: Eliab el primogénito, por ejemplo. Pero Dios dice: “No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.” (16:7).

Esta es una lección que debemos volver a aprender, sobre todo en nuestra época en la que se valora más la imagen que la realidad. Incluso algunos predicadores piensan más en cómo vestirse para triunfar y en cómo desarrollar una voz convincente y llena de autoridad, que en mantener un corazón puro.

(4) El factor más importante en la vida y servicio de David es que el Espíritu del Señor vino sobre él “con poder” (16:13). Esta es la experiencia normal de esos profetas, sacerdotes, reyes y algunos otros líderes a quienes se les otorgó un papel especial bajo los términos del antiguo pacto. Si bien es difícil discernir estos asuntos, debemos repetir a menudo, y en voz muy alta, que lo que la iglesia necesita es líderes con unción, una palabra que les gusta a los puritanos. Sencillamente significa ser ungidos por el Espíritu. ¿Será esto mucho pedir en una época en la que, bajo los términos del nuevo pacto, todo el pueblo de Dios recibe el Espíritu derramado en Pentecostés?

(5) Los que conocen bien sus Biblias no pueden evitar sentir una fuerte emoción ante las palabras sencillas del versículo 12. Ahí, el Señor le dice a Samuel, refiriéndose a David: “Levántate y úngelo, porque este es”. En efecto, era David. Aquí están los inicios discretos de un enorme paso adelante en la historia de la redención, la cual llega directamente al descendiente más eminente de David: su Señor.

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 236). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Dios no se calla

jueves 24 agosto

Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él?

Habacuc 1:13

Oíd, y vivirá vuestra alma.

Isaías 55:3

Dios no se calla

Cuando ocurren hechos dramáticos, a veces oímos decir: «¿Cómo puede Dios callar mientras suceden tantas cosas horribles en la tierra?».

Dios no es visible para el ojo humano (Juan 1:18), pero, ¿cómo podemos decir que no habla, que no se manifiesta? Toda la naturaleza expresa su poder eterno y su divinidad (Romanos 1:20), los cielos (el cosmos o el universo) cuentan la gloria de Dios (Salmo 19:1). La Biblia es la auténtica Palabra de Dios. Nos habló por los profetas del Antiguo Testamento y más tarde lo hizo a través de Jesucristo.

La Biblia se dirige a los hombres tales como son, es decir, todos pecadores e incapaces de estar ante su gloria (Romanos 3:23). ¿Cuál es su mensaje? “Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos” (Isaías 1:18). Dios no permaneció indiferente a nuestro estado de pecadores perdidos, sino que envió a su Hijo Jesús para que sufriese en nuestro lugar el juicio que merecíamos. Jesús mismo declara a cada uno de nosotros: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Dios no se calla, sino que se dirige a usted con bondad mediante su Palabra, la Biblia: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación” (Hebreos 3:15). Dios le ama y le habla: ¿Le hablaría en vano?

“Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende” (Job 33:14).

2 Crónicas 9 – 1 Corintios 2 – Salmo 99:1-5 – Proverbios 22:1-2

Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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