AMOR A DIOS

AMOR A DIOS

9/13/2017

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.

Marcos 12:30

Además de las palabras de Jesús en el versículo de hoy, otros libros del Nuevo Testamento ponen en claro que los creyentes han de amar a Dios. Pablo escribió a los corintios, citando del profeta Isaías: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Co. 2:9). En otro pasaje el apóstol se refiere a los cristianos como “los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable” (Ef. 6:24).

Amor inalterable a Dios es la primera característica de la genuina fe salvadora. Eso es así “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Ro. 5:5). En vista de todo eso, no es ninguna casualidad que Pablo pusiera el amor como el primer fruto del Espíritu (Gá. 5:22).

DERECHOS DE AUTOR © 2017 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.

Siete motivos para no preocuparse (Parte 3)

SEPTIEMBRE, 13

Siete motivos para no preocuparse (Parte 3)

Devocional por John Piper

Por tanto, no os preocupéis, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”. Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas.(Mateo 6:31-34)

Mateo 6 contiene al menos siete promesas que Jesús nos dio para ayudarnos a pelear la buena batalla contra la incredulidad y liberarnos así de la ansiedad. En las Partes 1 y 2 vimos las promesas de la 1 a la 4; hoy veremos las promesas 5, 6 y 7.

PROMESA 5: Por tanto, no os preocupéis, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”. Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas estas cosas (Mateo 6:31-32).

No pensemos que Dios desconoce nuestras necesidades. Él las conoce todas. Él es nuestro «Padre celestial». No mira con indiferencia y a la distancia; él se interesa por nosotros. Él obrará para suplir nuestras necesidades en el momento más apropiado.

PROMESA 6: Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas(Mateo 6:33).

Si nos entregamos a la causa de Dios en el mundo, en lugar de afanarnos por nuestras propias necesidades materiales, Dios se asegurará de que tengamos todo lo que necesitamos para hacer su voluntad y darle gloria.

Esta promesa es similar a la de Romanos 8:32: «¿Cómo no nos concederá [Dios] también con Él [Cristo] todas las cosas?».

PROMESA 7: Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas (Mateo 6:34).

Dios se encargará de que jamás seamos probados más allá de lo que podemos soportar (1 Corintios 10:13). Él obrará por nosotros, de modo que se cumpla lo que la Palabra declara: «como tus días serán tus fuerzas» (Deuteronomio 33:25, RVR60).

Ningún día tendremos más problemas de los que podamos soportar; y para cada día habrá misericordia suficiente para sobrellevar la tensión de ese día (Lamentaciones 3:22-23).


Devocional tomado del libro “Future Grace” (Gracia Venidera), páginas 56-59

Todos los derechos reservados ©2017 Soldados de Jesucristo y DesiringGod.org

Éste a los pecadores recibe

13 de septiembre

«Éste a los pecadores recibe».

Lucas 15:2

Observa la condescendencia de Cristo: «Éste» —Jesús— que se eleva sobre todos los hombres como santo, inocente, limpio y apartado de los pecadores, recibe a estos últimos. Éste, que no es otro que el eterno Dios, ante quien los ángeles cubren sus rostros, acoge a los pecadores. Se necesitaría la lengua de un ángel para describir tan portentosa condescendencia de amor. El que alguno de nosotros se muestre dispuesto a buscar a los perdidos no tiene nada de admirable, porque se trata de nuestros semejantes; pero que él, el Dios ofendido, contra quien se ha cometido la transgresión, tome forma de siervo, lleve el pecado de muchos y se muestre dispuesto a recibir al más vil de los viles, resulta portentoso.

«Éste a los pecadores recibe». No lo hace, sin embargo, para que ellos continúen siendo pecadores, sino para perdonarles sus pecados, justificarlos, limpiar sus corazones con la santificadora Palabra de Dios, preservar sus almas convirtiéndolas en morada del Espíritu Santo, y permitirles que le sirvan haciendo públicas sus alabanzas y teniendo comunión con él. Jesús recibe a los pecadores con el amor de su corazón; los saca del estercolero y los lleva como joyas en su corona; los arrebata del fuego cual tizones y los preserva como costosos monumentos de su gracia. En la presencia de Cristo, nada es más precioso que los pecadores por los cuales él murió. Cuando Jesús recibe a los pecadores, no lo hace en la puerta de la calle, ni los admite por caridad en algún lugar improvisado como se hace con los mendigos que están de paso, sino que abre las puertas de oro de su regio corazón y él mismo les da la bienvenida; sí, admite al humilde penitente a una unión íntima y personal consigo y lo hace miembro de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. ¡Nunca ha habido un recibimiento como este! Y ello es muy cierto aun en esta noche: Jesús recibe aún a los pecadores. ¡Ojalá los pecadores lo reciban a él!

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 267). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

La canción del desierto

13 Septiembre 2017

La canción del desierto
por Charles R. Swindoll

Salmos 63

El Salmo 63 continúa con una quinta decisión que él había tomado para poder ampliar su relación con el Señor: decidió gozarse en Dios (vv. 9-11).

Los que buscan mi alma para destruirla
caerán en las profundidades de la tierra.
Los destruirán a filo de espada,
y serán la porción de las zorras.
Pero el rey se alegrará en Dios.
Será alabado cualquiera que jura por él,
pero será cerrada la boca de los que hablan mentira.

David concluye este salmo de adoración con un retrato escrito de su situación. Sorprendentemente, David no estaba totalmente solo ya que el versículo 9 testifica que había personas que estaban queriendo destruir su vida. También estaban aquellos que lo criticaban y lo calumniaban. No obstante, en medio del peligro, David elige el gozo. En vez de permitir que esas circunstancias graves dictaran su actitud, el veía el futuro de sus enemigos y celebraba su destino.

Aquellos que intentaban matar a David, no querían que él fuera el rey de Israel, pero al hacerlo, estaban condenándose a sí mismos a la tumba. Vivieron por la espada y su destino fue morir a espada. Tampoco sus vidas serían honradas como héroes después de muertos; ellos solo serían alimento para la carroña. David, por otro lado, había recibido la promesa que en ese momento ocupaba su enemigo, Saúl. David dice: «Pero el rey se alegrará en Dios» (v. 11). David, el rey electo, no dudaba de la protección de su Dios.

¿Tiene usted la determinación, igual que el joven David, de vivir más allá del ritual de la religión? Quiero animarle a que cultive una relación espontánea con Dios de tal forma que no vuelva a caer en ese modo predecible de una religión vacía. Una vez que usted ha saboreado ese tipo de relación, nunca volverá a satisfacerse con los valles de la piedad falsa. Usted solo querrá estar en la presencia de Dios sin importar el lugar donde se encuentre. Es el lugar más especial de la tierra, aun cuando en ese momento, usted se encuentre en un desierto.

Afirmando el alma
Las personas, ya sean religiosas o seculares, se mantienen llenas de actividades ya que los pensamientos breves nos ayudan a poder ser obedientes a la tiranía del urgente. ¿Qué es lo que Dios le ha llamado a hacer? Si no lo sabe, ahora es el momento de descubrir su propósito. ¿Sus actividades diarias contribuyen a su llamado, a su propósito?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright
© 2017 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Los Corinto y Pablo

13 SEPTIEMBRE

2 Samuel 8–9 | 2 Corintios 2 | Ezequiel 16 | Salmos 58–59

En estas breves reflexiones es imposible suplir toda la historia de las complicadas visitas y las dolorosas cartas que generaron emociones profundas en la relación del apóstol con los corintios. En los primeros capítulos de 2 Corintios, parecen estar mejorando las relaciones entre Corinto y Pablo, pero aún son un tanto ásperas.

En este contexto, Pablo dedica bastante atención a explicar la naturaleza de su ministerio: por un lado, sus características a gran escala y, por el otro, las decisiones discretas que él ha tomado. Por ejemplo, en 2 Corintios 1, es bastante obvio que los corintios habían acusado a Pablo de ser inconstante. Él había prometido ir, pero luego varió de criterio y no fue. Pablo reconoce que ciertamente cambió el plan, pero insiste en que esto no refleja inconstancia (1:15–17). En su conducta, intenta imitar la firme fidelidad de Dios (1:18–22). Y luego les da la verdadera razón por la cual no fue: quiso ahorrarles tristeza a los corintios, pues sabía que, si les hubiera visitado en ese momento, habría tenido que tomar ciertas acciones que les provocarían aún más angustia (1:23–2:2).

En 2 Corintios 2, Pablo todavía está explicando varios elementos de su ministerio. Aquí veremos dos.

Primero, Pablo entiende que su ministerio es semejante a un instrumento que distribuye la fragancia del conocimiento de Dios (2:14). Visto de otra manera, ante Dios el mismo Pablo es un aroma, “el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden” (2:15). “Para estos, somos olor de muerte que los lleva a la muerte; para aquellos, olor de vida que los lleva a la vida” (2:16). En otras palabras, Pablo afirma que no cambia de acuerdo a su audiencia. Él es el mismo aroma; proclama el mismo evangelio, el mismo discipulado, el mismo Cristo, la misma manera de vivir. Si a veces se le percibe como un dulce aroma y otras veces como un terrible hedor, ello no se debe a ciertos cambios en él, sino a las personas que se enfrentan a él. De manera implícita, los corintios deben reconocer que cualquier rechazo hacia el apóstol surge de un corazón no reformado. “¿Y quién es competente para semejante tarea?” (2:16).

Segundo, muchos corintios (esto queda claro más adelante en la epístola) pensaban que los maestros debían exigir sueldos sustanciales y, si no lo hacían, no valían mucho. En este tipo de atmósfera, sería fácil despreciar incluso a un dotado maestro apostólico, si este rehusaba el dinero que se le ofrecía. No obstante, puesto que estaba enseñando un evangelio de gracia, Pablo evangelizaba gratuitamente. (Aceptaba dinero de apoyo de otros lugares.) A largo plazo, no quería ganarse la reputación de alguien que trafica con la palabra de Dios por ganancia; más bien, deseaba que se le conociera como un hombre enviado por Dios (2:17).

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 256). Barcelona: Publicaciones Andamio.

La grandeza moral

miércoles 13 septiembre

El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

1 Juan 2:6

En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

Juan 13:35

La grandeza moral

En una redacción, uno de nuestros hijos había citado esta frase pronunciada por Jesús: “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Lucas 6:31). El maestro pensó que era mejor corregir la frase poniéndola en sentido negativo: «No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti». La frase también está correcta así, dirá usted. Sin duda, pero no alcanza la dimensión de lo que Jesús dijo. Él enseñaba a sus discípulos no solo a no hacer mal a los demás, sino a hacerles bien. Este es un principio cada vez menos respetado en nuestras sociedades; estas preconizan más bien el espíritu de competencia, a menudo acompañado del desprecio a los débiles, los cuales son dejados de lado.

“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo” (Lucas 6:38). ¡Esto también lo dijo Jesús! ¡Qué contraste con el espíritu egoísta y posesivo que encontramos tan a menudo! Los ricos se vuelven cada vez más ricos, y los pobres más pobres.

¿Podemos aplicar la enseñanza de Jesús hoy en día, en medio del individualismo creciente? No, si solo tenemos la naturaleza que recibimos al nacer. Sí, si por la fe hemos sido hechos participantes de la naturaleza divina. Jesucristo solo puede ser un modelo para nosotros si tenemos la misma vida que él. La recibimos creyendo en el nombre del Hijo de Dios. Cristianos, puesto que creemos en él, esforcémonos en reflejar los caracteres de Cristo.

2 Crónicas 29 – 2 Corintios 2 – Salmo 105:16-22 – Proverbios 23:9-11

Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch