EL AMOR DE PABLO A LA IGLESIA

EL AMOR DE PABLO A LA IGLESIA

11/3/2017

Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo. (Filipenses 1:8) 

El apóstol Pablo trataba a los creyentes con un espíritu amable y afectuoso. A menudo daba órdenes con genuinas expresiones de amor a las personas. Tenía un lugar especial en su corazón para la iglesia de Filipos. Se dirigía a esos creyentes como “hermanos míos amados y deseados” (Fil. 4:1).

Manifestaba su amor en su deseo de permanecer con ellos para su “provecho y gozo de la fe” (1:25). Pablo estaba dispuesto a ser ofrecido “sobre el sacrificio y servicio de [su] fe” (2:17). Y solamente los creyentes de Filipos habían “[participado con él] en razón de dar y recibir” (4:15), que también revela su vínculo especial con ellos.

Pablo era un dialéctico y un teólogo sin igual, su capacidad intelectual era asombrosa, pero también estaba dotado de una gran capacidad para amar a las personas. Su ministerio puede ser eficaz solo cuando ame a las personas.

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La razón de ser del sufrimiento

NOVIEMBRE, 03

La razón de ser del sufrimiento

Devocional por John Piper

Considerando como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto; porque tenía la mirada puesta en la recompensa. (Hebreos 11:26)

No elegimos el sufrimiento simplemente porque se nos dice que lo hagamos, sino porque Aquel que lo dice describe al sufrimiento como el camino hacia el gozo eterno.

Nos indica que sigamos la obediencia del sufrimiento, no para demostrar la fuerza de nuestra devoción al deber, ni para poner de manifiesto el vigor de nuestra determinación moral, ni para probar los altos niveles de tolerancia al dolor que tenemos, sino más bien para exponer, mediante una fe como la de un niño, el infinito valor de sus promesas, que lo satisfacen todo.

Moisés «[escogió] antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado… porque tenía la mirada puesta en la recompensa» (Hebreos 11:25-26). Por ello es que su obediencia glorificó al Dios de gracia, y no exaltó la determinación a sufrir.

Esa es la esencia del hedonismo cristiano. En la búsqueda del gozo por medio del sufrimiento, magnificamos el valor de la Fuente de nuestro gozo, que todo lo satisface. Dios mismo es la luz que brilla al final del túnel de nuestro sufrimiento.

Si no proclamamos que él es la meta y el fundamento de nuestro gozo en el sufrimiento, entonces la verdadera razón de nuestro sufrimiento se perderá.

Y la razón es la siguiente: Dios es ganancia, Dios es ganancia, y Dios es ganancia.

El fin principal del hombre es glorificar a Dios. Esta verdad se refleja más claramente en el sufrimiento que en ninguna otra circunstancia: Dios es más glorificado en nosotros cuando nosotros estamos totalmente satisfechos en él.


Devocional tomado del libro “Deseando a Dios”, páginas 287-288

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«Su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo»

3 de noviembre

«Su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo».

2 Crónicas 30:27

La oración es el refugio que nunca falla para el cristiano, cualquiera que sea la situación o el aprieto en que se encuentre. Cuando no puedas emplear tu espada, puedes recurrir al arma de la oración ferviente. Tu pólvora es susceptible de mojarse y la cuerda de tu arco de distenderse, pero el arma de la oración ferviente jamás tiene por qué estar fuera de uso. El Leviatán se ríe de la jabalina, pero tiembla ante la oración. La espada y la lanza necesitan ser acicaladas, pero la oración nunca se embota. La oración es una puerta abierta que nadie puede cerrar. Los demonios quizá te rodeen por todos los lados, pero el camino hacia arriba siempre estará abierto; y mientras esa senda no se vea obstruida, jamás caerás en manos del enemigo. Siempre que los socorros celestiales desciendan a nosotros por la escalera de Jacob a fin de auxiliarnos en los momentos de necesidad, no seremos conquistados por bloqueo, por asalto, por mina o por ataque. La oración jamás se halla fuera de temporada: tanto en verano como en invierno, su mercancía es preciosa. La oración consigue audiencia en el Cielo a altas horas de la noche, en medio de las ocupaciones diarias, al mediodía o al caer la tarde. El Dios del pacto recibirá complacido tus oraciones y las contestará desde su santo lugar, cualquiera que sea tu condición: la pobreza, la enfermedad, la oscuridad, la calumnia o la duda. La oración nunca resulta vana. La plegaria genuina constituye siempre un verdadero poder. Quizá no en todo momento consigas aquello que pides; pero siempre quedarán suplidas tus verdaderas necesidades. Cuando Dios no responde a sus hijos según la letra, les responde según el espíritu. Si pides harina común, ¿te enojarás porque se te conceda la harina más fina? Si buscas sanidad física, ¿te lamentarás si, en lugar de ella, Dios hace que tu enfermedad física redunde en la sanidad de tus enfermedades espirituales? ¿No es mejor que tu cruz sea santificada en lugar de eliminada? No te olvides esta noche, alma mía, de presentar tu petición y tu solicitud, pues el Señor está pronto para concederte aquello que deseas.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 318). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

2 – [6] El trauma de la Santidad

Ligonier Español     

2 – [6] – El trauma de la Santidad

Dr. R.C. Sproul

 


Hace más de 30 años que el Dr. R.C. Sproul escribió su afamado libro “La Santidad de Dios”, el cual por la gracia de Dios ha sido de bendición y edificación a una multitud de personas alrededor del mundo. En esta serie de 6 estudios, R.C. Sproul explora bien de cerca el carácter de Dios, llevándonos a nuevas percepciones sobre el pecado, la justicia y la gracia. La Santidad de Dios examina el significado de la santidad y por qué las personas están fascinadas y aterrorizadas por un Dios santo. R.C. Sproul dice: “La santidad de Dios afecta cada aspecto de nuestras vidas – economía, política, atletismo, romance – todo con lo que estamos involucrados”.
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Las diez tribus del norte.

3 NOVIEMBRE

2 Reyes 16 | Tito 2 | Oseas 9 | Salmos 126–128

Los libros de 1 y 2 de Reyes, aunque siguen las suertes de Judá y de Israel (el reino del sur y el del norte, respectivamente, tras la división después de la muerte de Salomón) se concentran en Israel, las diez tribus del norte. Se les dedica más espacio a los reyes de Israel que a los de Judá. Claro, cuando el reino del norte se hunde (ver la meditación de mañana) toda la atención se enfoca en el sur. En comparación, 1 y 2 de Crónicas cuentan de nuevo más o menos la misma historia, pero se centran más en Judá, el reino del sur.

No obstante, aun en 2 Reyes, a veces dedica bastante atención a uno de los reyes de Judá. Así sucede en 2 Reyes 16. En líneas generales, los reyes del norte degeneraban más rápidamente que en el sur. En el sur, se menciona muchos reyes que seguían al Señor, pero no como David lo había hecho; en el norte, se dice que muchos persistieron en los pasos de “Jeroboam, hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel”. Pero de vez en cuando, se levantaba un rey muy malvado o estúpido en el sur. Y uno de ellos fue Acaz.

En términos religiosos y teológicos, Acaz fue un desastre: “a diferencia de su antepasado David, Acaz no hizo lo que agradaba al Señor su Dios. Al contrario, siguió el mal ejemplo de los reyes de Israel, y hasta sacrificó en el fuego a su hijo, según las repugnantes ceremonias de las naciones que el Señor había expulsado delante de los israelitas” (16:2–3). En términos políticos, no le fue mucho mejor. Amenazado por Israel y Siria al norte, el rey Acaz de Judá decidió despojar al templo de su riqueza y enviársela al rey Tiglat Piléser de Asiria. Asiria era la superpotencia que se estaba levantando. Enviarle dinero como una especie de tributo y pedirle que atacara a Siria y a Israel para disminuir la presión sobre Judá, era un poco como lanzarle un pedazo de carne a un cocodrilo: puedes estar seguro de que va a querer más. Peor aún, el rey Acaz se enamoró tanto de Asiria, que introdujo algunas de sus prácticas paganas en el culto del templo. El temor condujo a Acaz hacia el poder pagano y su deferencia hacia el rey de Asiria (16:18) alimentó nuevas concesiones.

Como contraste, tenemos a Ezequías, dos capítulos más adelante, quien se enfrentó a una amenaza mucho mayor por parte de los asirios— en gran parte, a causa de la estupidez e infidelidad de Acaz—y, sin embargo, no transigió en modo alguno, sino que buscó con diligencia el rostro de Dios. Así descubrió, tal como lo experimentaron Moisés y los antepasados de Israel, que Dios es capaz de defender a su pueblo contra pocos o muchos; para él, no hay diferencia.

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 307). Barcelona: Publicaciones Andamio.

El hombre que salió de la tumba

viernes 3 noviembre

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Juan 11:25-26

El hombre que salió de la tumba

Juan 11:1-44

Lázaro, de Betania, había muerto después de una corta enfermedad. Sus dos hermanas, Marta y María, esperaron en vano la venida de Jesús, a quien habían reconocido como Mesías y le habían enviado un mensaje. Pero Jesús llegó demasiado tarde para curarlo. Lázaro estaba en el sepulcro desde hacía cuatro días.

Cuando llegó a la tumba donde habían depositado el cuerpo, Jesús lloró. Oyó los comentarios de los que lo rodeaban: “¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?”. Sin duda el Señor hubiese podido curar la enfermedad, como lo había hecho tantas veces, pero iba a hacer mucho más.

“Quitad la piedra”, ordenó. Marta le respondió, pensando que era demasiado tarde, que la situación era irreversible. Entonces Jesús alzó los ojos al cielo y dijo: “Padre, gracias te doy por haberme oído”. Podemos adivinar la sorpresa de los asistentes. ¿Qué significaba esta oración? ¿Había habido un cambio? El cadáver seguía ahí… ¡No había ninguna señal de vida! El Señor expresó su comunión con su Padre y su perfecta dependencia de él para que sirviese de testimonio a la gente. Luego habló con autoridad: “¡Lázaro, ven fuera!”. ¡Y el muerto salió de la tumba!

Pasaje impresionante que ilustra la realidad de la resurrección y anticipa la del Señor y la nuestra. Esta historia también muestra la perfecta simpatía de Jesús por sus amigos sumidos en el duelo, su total confianza en su Padre y el poder de su palabra.

Ester 8 – Juan 18:1-18 – Salmo 119:113-120 – Proverbios 26:23-24

Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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