El árbol de Navidad

LA VERDAD PARA HOY – 20 DE DECIEMBRE

20 de diciembre

El árbol de Navidad

La gloria del Líbano vendrá a ti.

Isaías 60:13

Los árboles de Navidad parecen tener su origen en las antiguas celebraciones saturnales. Los romanos decoraban sus templos con verdor y con velas. Los soldados romanos que conquistaron las Islas Británicas hallaron que los druidas, sacerdotes de una orden religiosa céltica, adoraban el muérdago, y que los sajones usaban el agrifolio y la hiedra en las ceremonias religiosas. Todas esas cosas se incorporaron a las costumbres navideñas.

Sin embargo, resulta interesante notar que la primera persona que haya encendido un árbol de Navidad pudiera haber sido Martín Lutero, padre de la Reforma. Él introdujo la costumbre de poner velas en los árboles para celebrar la Navidad, citando a Isaías 60:13 como autoridad bíblica para esa costumbre: «La gloria del Líbano vendrá a ti, cipreses, pinos y bojes juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies.»

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Solidaridad navideña

DICIEMBRE, 20

Solidaridad navideña

Devocional por John Piper

El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo. (1 Juan 3:8)

La cadena de montaje en la planta de Satanás produce millones de pecados por día. Él los empaca en enormes aviones de carga y los hace volar hasta el cielo y los esparce delante de Dios, y luego se ríe y ríe y ríe.

Algunas personas trabajan a tiempo completo en la cadena de montaje. Otros han renunciado a ese trabajo y solo vuelven de vez en cuando.

Cada minuto de trabajo en la cadena de montaje hace que Dios sea el hazmerreir de Satanás. El pecado es el negocio de Satanás porque él odia la luz y la belleza y la pureza y la gloria de Dios. Nada lo complace más que cuando los humanos desconfían y desobedecen a su Creador.

Por lo tanto, la Navidad trae buenas nuevas para el hombre y para Dios.

«Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores» (1 Timoteo 1:15). Esa es una buena noticia para nosotros.

«El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo» (1 Juan 3:8). Esa es una buena noticia para Dios.

La Navidad es una buena noticia para Dios porque Jesús vino a liderar una huelga en la cadena de montaje de Satanás. Entró a la fábrica, llamó a Solidaridad a los fieles e inició a una retirada masiva.

La Navidad es un llamado a hacer huelga en la planta de montaje de pecados. No hay negociaciones con la administración. No hay acuerdos. Solo una inquebrantable y decidida oposición al producto.

La Solidaridad navideña tiene como objetivo derribar los aviones de carga. No hará uso de la fuerza ni de la violencia, sino que con una devoción constante a la Verdad, expondrá las condiciones de muerte de la industria del diablo.

La Solidaridad navideña no se rendirá hasta que se haya logrado el cierre total de la planta.

Cuando el pecado haya sido destruido, el nombre de Dios será enteramente exonerado y nadie más se reirá de él.

Si desean hacerle un regalo a Dios en esta Navidad, dejen su puesto en la cadena de montaje y no regresen jamás. Asuman su puesto en la línea de la huelga por el amor. Únanse a la Solidaridad navideña hasta que el majestuoso nombre de Dios sea limpiado y él se levante glorioso en medio de la alabanza de los justos.


Devocional tomado del libro “Christmas Solidarity”

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Llama a los obreros y págales el jornal

20 de diciembre

«Llama a los obreros y págales el jornal».

Mateo 20:8

Dios es un buen pagador: paga a sus obreros mientras trabajan, así como cuando terminan de trabajar. Uno de esos pagos es una conciencia tranquila. Si has hablado fielmente de Jesús a alguna persona, cuando te vayas a la cama al llegar la noche, te sentirás feliz de poder decir: «Hoy he cumplido con mi responsabilidad en cuanto a la vida de una persona». Hay una gran satisfacción en hacer algo por Jesús. ¡Ah, qué felicidad nos produce el colocar joyas en la corona del Señor y permitirle ver «el fruto de la aflicción de su alma» (Is. 53:11)! También hay una gran recompensa en observar las primeras señales de convicción de pecado en un alma. Es motivo de gran gozo poder decir, por ejemplo, de alguna niña de la escuela dominical: «Tiene un corazón sensible, espero que el Señor esté obrando en ella»; o ir a casa y orar por aquel muchacho que esta tarde dijo algo que te hizo pensar en que debe saber más de la verdad divina de lo que tú sospechabas. ¡Oh, qué gozo produce la esperanza! Pero, en lo que respecta al gozo que proporciona el éxito, se trata de un gozo indecible. Ese gozo, desbordante como es, ansía más aún; desea vehementemente conseguir más. Ser ganador de almas es la ocupación más dichosa del mundo: por cada alma que llevas a Cristo, obtienes un nuevo Cielo en la tierra. No obstante, ¿quién puede concebir la felicidad que nos aguarda en el Más Allá? ¡Oh, cuán dulces son aquellas palabras que dicen: «Entra en el gozo de tu Señor»! ¿Conoces el gozo que siente Cristo por un pecador salvado? Es el mismo que experimentaremos nosotros en el Cielo. Sí, cuando Jesús suba al Trono, tú subirás con él. Cuando los cielos proclamen: «Bien, buen siervo», tú participarás del galardón. Has trabajado y sufrido con él; ahora reinarás con él. Has sembrado con él; ahora segarás con él. Tu rostro se ha cubierto de sudor como el de Jesús, y tu alma se ha afligido por el pecado de los hombres como se afligió la suya. Ahora tu rostro resplandecerá con el resplandor del Cielo como resplandeció también el suyo, y tu alma se llenará de beatífico gozo como se llenó la suya.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 365). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

2 Crónicas 24 | Apocalipsis 11 | Zacarías 7 | Juan 10

20 DICIEMBRE

2 Crónicas 24 | Apocalipsis 11 | Zacarías 7 | Juan 10

A través de todo el libro de Apocalipsis, hay visiones esporádicas del fin o del trono de Dios que anticipan los últimos dos capítulos. En otras palabras, el desarrollo de Apocalipsis no siempre es lineal. La anticipación de la victoria, la gloria y la perspectiva del Todopoderoso, a veces se ubica en el contexto de las escenas más oscuras de juicio: por ejemplo, Apocalipsis 14:1–5 en el contexto de los capítulos 12–14.

Cuando suena la séptima trompeta (Apocalipsis 11:15–19), el velo se descorre un poco para permitirnos una ojeada de este tipo de escena. En este caso, no se trata del nuevo cielo y la nueva tierra, sino del reinado de Dios sobre estas escenas de terrible juicio. Quiero centrar nuestra atención en dos elementos.

Primero, la noción del reino de Dios es dinámica y su significado preciso cambia en varios contextos. Aquí, fuertes voces en el cielo proclaman: “El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos” (11:15). Esto sugiere que hubo una época anterior en la cual este “reino” divino sobre el mundo perdido no había comenzado. Evidentemente, entonces, aquí no se habla del reino universal del gobierno providencial de Dios. Tampoco se trata del comienzo del reinado de Jesús, inaugurado por medio de su resurrección y exaltación. Es cierto que, en ese momento, toda la autoridad en el cielo y en la tierra se hizo suya (Mateo 28:18). Sin embargo, ese reinado se ejerce de tal manera, que todavía se disputa. Lo que sugieren los siguientes versículos es que Dios toma ahora su gran poder de manera que aniquile a aquellos que destruyeron a su pueblo. Ha llegado “el momento de juzgar a los muertos, y de recompensar a tus siervos los profetas, a tus santos y a los que temen tu nombre, sean grandes o pequeños, y de destruir a los que destruyen la tierra” (11:18). Lo que esto anuncia es la inminencia del ejercicio final de autoridad que quebranta toda oposición residual y juzga a todos con justicia perfecta.

Segundo, ya hemos visto que las metáforas mixtas son características de la literatura apocalíptica. Aquí, en 11:19, se abre el templo de Dios en el cielo y se ve, dentro del templo, el arca del pacto, junto a una tormenta impresionante. Las tormentas terribles que acompañan los grandes actos de la revelación de Dios surgen de lo que sucedió en el Sinaí; algo parecido se encuentra en la visión de 4:5. El sentido del templo, el arca y la tormenta en este versículo es que Dios mismo está presente y reinando. Por otro lado, en la visión de los capítulos 21 y 22, no hay necesidad de templo en el cielo, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son su templo (21:22). Sólo los pedantes percibirán una contradicción.

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 354). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Padre nuestro que estás en los cielos (2)

miércoles 20 diciembre

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.

Mateo 6:11-13

Padre nuestro que estás en los cielos (2)

Las prioridades están claras: primero el honor y los intereses de Dios, luego nuestras necesidades: dánoslo… perdónanos… líbranos. Dependemos de Dios para todo. No es en primer lugar por nuestras propias fuerzas que obtenemos el alimento necesario, sino porque Dios actúa. ¡Y lo hace ya con el simple hecho de darnos la vida cada instante!

Si nuestro cuerpo necesita alimento, nuestra alma también. Para el alma, el pan es la Palabra de Dios. Además de nutrirse, nuestra alma necesita ser perdonada. Dios perdona nuestras deudas, pero no podemos pedir a Dios su perdón sin perdonar, al mismo tiempo, a aquellos que nos ofendieron.

“No nos metas en tentación”. A menudo en nuestras oraciones olvidamos esta última petición, sin embargo es muy importante. Ser guardados de la tentación es ser preservados de todo aquello que nos hace salir del camino que Dios quiere para nosotros. Pero a veces Dios permite la prueba para fortalecer nuestra fe. También añadimos a nuestra oración: “Líbranos del mal”. Esta petición brota del corazón con los acentos de una fe victoriosa, pues pedimos un beneficio ya ganado por la victoria de Jesús. ¡Fue una victoria sobre el mal, el tentador y el mundo! Incluso si todavía hemos de pasar por el sufrimiento, la enfermedad, y si a veces cedemos ante el pecado, estamos seguros de que el mal no tendrá la última palabra. ¡Jesús lo venció!

Zacarías 2-3 – Apocalipsis 13 – Salmo 145:1-7 – Proverbios 30:11-14

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