No lo que debo ser

No lo que debo ser

5/9/2018

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto. (Filipenses 3:12)

Aun no somos lo que debemos ser, lo que podemos ser ni lo que seremos cuando veamos al Señor. Nuestra carrera espiritual comienza con un sentido de insatisfacción. Pablo comenzó su carrera sabiendo que no había llegado.

Puedo repetir ese testimonio de Pablo. Después de muchos años de andar con el Señor y de participar en el ministerio, estoy muy consciente de que no soy lo que debo ser. Como cualquier otro creyente, sigo en el proceso de crecimiento. Las personas que se sienten satisfechas con lo que son espiritualmente han alcanzado un punto peligroso. Es probable que sean insensibles al pecado y que tiendan a defenderse cuando debieran reconocer su debilidad y buscar ayuda.

El crecimiento espiritual comienza como cualquier carrera. El corredor sabe la distancia que tiene que correr y pone el mayor esfuerzo en la línea de llegada. La meta de Pablo era llegar a ser perfecto, pero el saber que no la había alcanzado no lo desanimaba. Y tampoco debe desanimarlo a usted.

DERECHOS DE AUTOR © 2018 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros. Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

Lo que significa amar a Dios

MAYO, 09

Lo que significa amar a Dios

Devocional por John Piper

Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua. Así te contemplaba en el santuario, para ver tu poder y tu gloria. (Salmos 63:1-2)

Solo Dios puede satisfacer un corazón como el de David. David era un hombre conforme al corazón de Dios mismo. Fuimos creados para ser así.

Esta es la esencia de lo que significa amar a Dios: estar satisfechos en él. ¡En Él!

Amar a Dios implica obedecer todos sus mandamientos, implica creer toda su Palabra, implica agradecerle por todos sus dones; pero la esencia del amor a Dios es deleitarse en todo lo que él es. Y es este deleite en Dios lo que glorifica su valía del modo más completo.

Todos sabemos esto tanto por intuición como por leerlo en las Escrituras. ¿Nos sentimos más halagados por el amor de aquellos que nos sirven debido a que los constriñe una responsabilidad, o por el amor de aquellos que disfrutan nuestra compañía?

Mi esposa se siente más halagada cuando le digo: «Me hace feliz pasar tiempo contigo». Mi felicidad es el eco de su excelencia. Lo mismo sucede con Dios. Él es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en él.

Ninguno de nosotros ha alcanzado la satisfacción perfecta en Dios. A menudo me apena percibir que mi corazón está quejumbroso por haber renunciado a los placeres del mundo. Pero he probado que el Señor es bueno. Por la gracia de Dios ahora conozco la fuente del gozo eterno.

Por eso amo invertir mis días atrayendo a las personas hacia el gozo, hasta que puedan decir conmigo: «Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré: que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su templo» (Salmos 27:4).

Todos los derechos reservados ©2017 Soldados de Jesucristo y DesiringGod.org

Números 17–18 | Salmo 55 | Isaías 7 | Santiago 1

9 MAYO

Números 17–18 | Salmo 55 | Isaías 7 | Santiago 1

Las interpretaciones de Isaías 7 son numerosas. Bajo mi punto de vista, solo dos de ellas son plausibles.

El escenario es bastante claro (7:1–12). El rey Acaz de Judá está aterrorizado por la alianza del reino norteño de Israel con Siria para destruir el reino del sur. De ahí que no esté dispuesto a unirse a ellos en su pacto contra la superpotencia de la región, Asiria. De hecho, cree que, siendo Estado vasallo de esta, podrá tener más seguridad ante la amenaza del reino del norte y Siria. El Señor dice a Isaías que lleve con él a su hijo Sear-jasub (que puede significar “un remanente volverá” o “un remanente se arrepentirá”) y se encuentre con el rey Acaz al final del acueducto; aparentemente, el rey está inspeccionando el suministro de agua, preparándose para un largo asedio. Isaías tiene un plan alternativo radical que proponer de parte del Señor: no confiar en nadie, sino en Dios, y él protegerá Jerusalén y Judá. Sin embargo, bajo un pretexto de piedad, Acaz se niega a hacerlo (7:12) y, por tanto, debe llegar el juicio: Judá sufrirá en breve el ataque de la misma Asiria que Acaz corteja en busca de protección y caerá derrotada (7:17–20).

La incertidumbre aumenta en torno a la profecía de Emanuel. Un punto de vista sostiene que el final de Isaías 6, que anuncia el surgimiento de un remanente justo, está vinculado al nombre del hijo del profeta: al menos, un remanente se arrepentirá y se invita a Acaz a unirse a él. Sion, representada como una mujer joven, da a luz al remanente fiel que emergerá de sus sufrimientos. Este “hijo” es llamado “Emanuel”, precisamente porque Dios está con nosotros, con ese grupo de fieles. Nótese el cambio de “tu Dios” (7:11) a “mi Dios” (7:13). Antes de que este “hijo” alcance la edad del discernimiento moral (no más de unos pocos años), Asiria habrá devastado la tierra (7:17), porque Dios mismo llamará a los enemigos. Incluso antes de ello (7:16a), la tierra de Israel y de Siria quedan asoladas. Del remanente justo brota el Mesías, la razón por la que Mateo 1:23 puede aplicar Isaías 7:14 a Jesús.

El otro punto de vista defiende que, a pesar de su lenguaje piadoso (7:12), Acaz ha rechazado totalmente la petición del Señor de que confiase sólo en él y abandonase cualquier idea de alianza con Asiria. Así pues, la “señal” prometida en 7:13–14 no invita al arrepentimiento, sino que confirma la condenación divina (como en, p. ej., Éxodo 3:12; 1 S. 2:34; Is. 37:30). A juzgar por las altas expectativas del versículo 11, la señal debe ser espectacular, no simplemente un intervalo de tiempo antes de que una joven se quede embarazada. A pesar de los argumentos contrarios, la palabra traducida como “joven” debe entenderse realmente como “virgen”, por lo que la profecía de “Emanuel” sería mesiánica. El título, “Dios con nosotros”, anuncia el que se aplica al Mesías davídico en Isaías 9:2–7, “Dios fuerte”. Su venida confirma retrospectivamente todo el juicio que se ha pronunciado.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 129). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Tomar la buena decisión

Miércoles 9 Mayo

 Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana.

Mateo 6:33-34

Tomar la buena decisión

Cada vez que hay un nuevo gobierno también hay nuevas promesas, y pronto… ¡nuevas decepciones! ¡Cuántas veces se ha repetido esta situación! ¿Hay que resignarse?

Usted puede elegir a Uno, quien seguirá siendo la misma persona durante toda su vida. Es Jesucristo. Hizo promesas que cumplió, que está cumpliendo y cumplirá por amor a usted. No hay obstáculo que no pueda superar, pues tiene toda la autoridad sobre el cielo y la tierra (Mateo 28:18). Sus promesas no son la garantía de una vida sin dificultades, sino la garantía de poder vivir con la confianza en Alguien que le ama, que sabe lo que necesita y controla todo.

¿Hay que pagar un precio, aceptar condiciones molestas o rendir cuentas? No, todo es gratuito, no se espera nada a cambio, cosa que es impensable en nuestra sociedad gobernada por el dinero y las luchas de influencia. Él pagó el precio. Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, vino a la tierra, fue rechazado y murió para salvarnos de nuestros pecados. ¡Qué gran prueba del amor de Dios por nosotros!

Quizás usted piense que todo esto es demasiado idílico para ser cierto. ¿Cómo se puede optar por un guía invisible, que se reveló en un Libro que no tenemos el tiempo de leer y que quizá ni comprendamos? ¿Cómo creer en sus promesas?

Simplemente acepte creer en ellas, confiar en Jesucristo, quien le dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). ¡Nadie ha lamentado dar este paso de fe! ¡Y usted tampoco se arrepentirá!

Isaías 54-55 – Marcos 9:30-50 – Salmo 55:8-15 – Proverbios 15:5-6

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch