Relaciones apacibles

Relaciones apacibles

7/28/2018

Estad en paz con todos los hombres. (Romanos 12:18)

Por definición, una relación apacible no puede tener un solo lado. Usted debe hacer su parte para cerciorarse de que su lado de una relación es correcta. Su deseo interior, con la ayuda de Dios, debe estar en paz con todo el mundo, aun con las personas más pecadoras y con quienes es más difícil llevarse bien.

Sin comprometer la Palabra de Dios, usted debe extenderse hasta edificar puentes de paz hacia quienes lo persiguen y lo odian. Si usted pone a un lado toda murmuración o cualquier amargura y con sinceridad de corazón perdona a sus enemigos, puede buscar sinceramente la reconciliación con ellos.

DERECHOS DE AUTOR © 2018 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros. Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

Por qué no nos desanimamos

JULIO, 28

Por qué no nos desanimamos

Devocional por John Piper

…Aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. (2 Corintios 4:16)

Pablo ya no podía ver como antes (y los anteojos no existían). No podía escuchar como antes (y los audífonos no existían). Ya no se recuperaba de los azotes como solía hacerlo (y no había antibióticos). Su fuerza para caminar de ciudad en ciudad ya no era la misma. Veía las arrugas en su cara y cuello. Su memoria ya no era tan buena. Y él admitió que todo eso era una amenaza a su fe, gozo y valentía.

Pero no se desanimó. ¿Por qué?

No se desanimó porque su hombre interior se iba renovando. ¿Cómo?

La renovación de su corazón venía de algo muy extraño: de mirar hacia algo que no podía ver.

No ponemos la mirada en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas (2 Corintios 4:18).

Esa es la manera en que Pablo no se desanimaba: mirando lo que no se puede ver. ¿Qué es lo que él veía?

Algunos versículos después, en 2 Corintios 5:7, él dijo: «porque por fe andamos, no por vista». Esto no significa que él saltó a la oscuridad sin tener ninguna evidencia de lo que habría allí: significa que por ahora la realidad más hermosa e importante del mundo está fuera del alcance de nuestros sentidos físicos.

«Miramos» estas cosas invisibles por medio del evangelio. Fortalecemos nuestro corazón —renovamos nuestra valentía— al fijar nuestra mirada en la verdad invisible y objetiva que hallamos en el testimonio de aquellos que vieron a Cristo cara a cara.


Devocional tomado del libro “Future Grace” (Gracia Venidera), página 358-359

Todos los derechos reservados ©2017 Soldados de Jesucristo y DesiringGod.org

Jueces 11 | Hechos 15 | Jeremías 24 | Marcos 10

28 JULIO

Jueces 11 | Hechos 15 | Jeremías 24 | Marcos 10

La visión de las dos canastas de higos (Jeremías 24), una que “tenía higos muy buenos, como los que maduran primero” (24:2, los madurados en junio, considerados una exquisitez, cp. Isaías 28:4), y la otra que “tenía higos muy malos, tan malos que no se podían comer” (24:2), es muy clara. Los higos buenos son los israelitas que ya han sido enviados al exilio al “país de los babilonios” (24:5). Dios los protegerá y traerá de vuelta. Les dará un corazón para que conozcan al Señor. “Les daré un corazón que me conozca, porque yo soy el Señor. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón” (24:7). Por el contrario, los higos malos representan a Sedequías y sus oficiales, y al resto del pueblo de Jerusalén. Ellos pasarán a ser “motivo de espanto y de calamidad” (24:9). No permanecerán en la tierra. Serán desterrados y Dios los seguirá con “espada, hambre y pestilencia” (24:10).

Esta analogía da lugar a dos reflexiones. En primer lugar, da al traste con las expectativas populares, tanto en Jerusalén como en la comunidad de exiliados en Babilonia. Los habitantes de Jerusalén se sentían tentados a creer que eran la élite, ya que se habían salvado: Dios no los había enviado al exilio. Los exiliados eran basura; los que quedaron en la tierra constituían el remanente fiel. Los primeros también creían lo mismo. No querían contemplar la destrucción de Jerusalén y del templo, porque entonces no habría “hogar” al que ir. Así pues, tendían a idealizar a los que quedaron atrás, que oraban para que el Señor devolviese a los exiliados al remanente fiel de la ciudad. Sin embargo, Dios dice aquí que la situación real es precisamente la opuesta. Los que han quedado en Jerusalén son indecentes y serán destruidos. Los higos buenos se encuentran en el exilio y Dios los traerá de vuelta a la tierra. En otras palabras, el remanente está exiliado. Ezequiel, coetáneo de Jeremías, desarrolla el mismo tema en Babilonia (sin la imagen de los higos): p.ej., Ezequiel 11:14–21.

En segundo lugar, las expectativas populares han sufrido tal revés, que el lector se ve obligado a pensar en otras muchas situaciones parecidas en la Biblia: el poderoso imperio egipcio contra los esclavos israelitas; el rico y Lázaro; las bienaventuranzas de Jesús, que prometen el reino a los pobres de espíritu. Pensemos en tantas como podamos, no sólo en las páginas de las Escrituras sino más adelante en la historia. Dios se deleita exaltando al humilde y humillando al exaltado. Después de todo, nuestro Redentor murió en una cruz. Entonces, ¿por qué deberían luchar los buenos cristianos por el poder y la posición, en lugar de por la humildad y la fidelidad?

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 209). Barcelona: Publicaciones Andamio.

¿Satisfecho conmigo mismo?

Sábado 28 Julio

Tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.

Apocalipsis 3:17

(Jesús dijo:) Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

Juan 7:37

¿Satisfecho conmigo mismo?

Esa persona lleva una vida honesta, asiste regularmente a las reuniones cristianas, hace el bien y podría enorgullecerse de sus conocimientos bíblicos. Por supuesto, nadie es perfecto, pero ¿no es mejor que tal compañero de trabajo o que aquella vecina? Si todo el mundo viviese como él, todo iría bien.

¿Piensa usted que esas cualidades le bastarán para presentarse ante el Dios santo? Satisfecho consigo mismo, ¿este hombre sería considerado por Dios con bondad?

No nos equivoquemos. Es a tal persona a quien el Señor Jesús, “el testigo fiel”, dice: “No sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. Nuestras pretensiones, nuestros esfuerzos, nuestras actividades religiosas y un conocimiento intelectual de la Biblia no son suficientes para presentarnos ante Dios.

Todo pecado, aunque esté minimizado por la sociedad actual, nos cierra el acceso a Dios. Cada uno de nosotros debe reconocer esto, incluso si nos cuesta aceptarlo. En vez de seguir ciegos y satisfechos con nosotros mismos, reconozcamos que efectivamente no tenemos nada que ofrecer a Dios. Solo esta actitud de humildad y confesión nos da acceso a su gracia.

Jesucristo, el Hijo de Dios, murió en la cruz para darnos su perdón gratuito. La seguridad de cada creyente reposa en el precio pagado por Cristo, la cual lo colma de las insondables riquezas de su gracia.

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo 51:10).

Jeremías 1 – Lucas 11:1-28 – Salmo 89:7-14 – Proverbios 20:10-11

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch