UNA FUENTE INAGOTABLE

Septiembre 25

UNA FUENTE INAGOTABLE

Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido.

1 Pedro 1:22

Los cristianos tenemos la gran responsabilidad de amar a los demás, pero ¿cómo la cumpliremos? Comprendiendo nuestro recurso.

El amor está a nuestro alcance, y es nuestra culpa si no aprovechamos el recurso necesario. Tenemos que someternos al Espíritu y aprender a amar. Debemos purificar nuestro corazón confesando nuestro pecado y comprender la urgencia de atraer a otros a Cristo mediante nuestro amor. Tenemos que tomar una decisión consciente de amar a los demás, tener comunión con otros creyentes y pensar en los demás y no en nosotros mismos. Y debemos considerar el efecto de amar a otros. El amor que se da inevitablemente regresa.

Cuando Dios lo salvó a usted, Él lo hizo una nueva criatura con la capacidad de cumplir la deuda del amor. La fuente del amor es inagotable. Usted tiene el privilegio de representar a Dios en el mundo amando a los demás como Él los amó y recibir amor a cambio.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

DERECHOS DE AUTOR © 2018 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros. Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

La vida depende de la Palabra de Dios

SEPTIEMBRE, 25

La vida depende de la Palabra de Dios

Devocional por John Piper

Les dijo: Fijad en vuestro corazón todas las palabras con que os advierto hoy, las cuales ordenaréis a vuestros hijos que las obedezcan cuidadosamente, todas las palabras de esta ley. Porque no es una palabra inútil para vosotros; ciertamente es vuestra vida. Por esta palabra prolongaréis vuestros días en la tierra adonde vosotros vais, cruzando el Jordán a fin de poseerla. (Deuteronomio 32:46-47)

La Palabra de Dios no es una nimiedad; es una cuestión de vida o muerte. Si tratáramos las Escrituras como palabras triviales o vacías, esto nos costaría la vida.

Incluso la vida de nuestro cuerpo físico depende de la Palabra de Dios, porque por su Palabra fuimos creados (Salmos 33:6Hebreos 11:3) y él «sostiene todas las cosas por la palabra de su poder» (Hebreos 1:3).

Nuestra vida espiritual empieza por la Palabra de Dios: «En el ejercicio de su voluntad, Él nos hizo nacer por la palabra de verdad» (Santiago 1:18); «Pues habéis nacido de nuevo… mediante la palabra de Dios que vive y permanece» (1 Pedro 1:23).

No solo empezamos a vivir por la Palabra de Dios, sino que también seguimos viviendo por la Palabra de Dios: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4Deuteronomio 8:3).

Nuestra vida física fue creada y sigue en pie por la Palabra de Dios, y nuestra vida espiritual surge y se sostiene por la Palabra de Dios. ¡Cuántas historias podríamos reunir que dieran testimonio del poder que la Palabra de Dios tiene para dar vida!

Sin lugar a dudas, la Biblia «no es una palabra inútil» para nosotros: ¡es nuestra vida! El fundamento de todo gozo es la vida. No hay nada más básico que la pura existencia —nuestra creación y la preservación de nuestra vida—.

Todo esto se lo debemos al poder de la Palabra de Dios. Por medio de este mismo poder, Dios habló en las Escrituras, para la creación y el sustento de nuestra vida espiritual. Por lo tanto, la Biblia no es palabra inútil, sino la vida misma: ¡la llama que enciende nuestro gozo!


Devocional tomado del libro “Deseando a Dios”, página 145

Todos los derechos reservados ©2017 Soldados de Jesucristo y DesiringGod.org

2 Samuel 21 | Gálatas 1 | Ezequiel 28 | Salmo 77

25 SEPTIEMBRE

2 Samuel 21 | Gálatas 1 | Ezequiel 28 | Salmo 77

La larga profecía contra la ciudad-Estado de Tiro culmina con esta otra contra el rey de la misma (Ezequiel 28:1–19). Históricamente, el rey en cuestión fue Itobal II. Sin embargo, parece claro que el capítulo que nos ocupa no se centra tanto en un monarca determinado como en todo aquello que representa.

La acusación que se repite constantemente es que el rey de Tiro dice en su corazón: “Yo soy un dios” (28:2, 6, 9). El contexto muestra que el tema no es que el monarca esté realizando algún tipo de reivindicación personal y ontológica escandalosa, sino que está tipificando la actitud de Tiro en su conjunto, confiando inmensamente en sí mismo, orgulloso de sus fabulosos éxitos comerciales y, en consecuencia, terriblemente independiente. No hay sensación de debilidad o necesidad personal, mucho menos de dependencia del Dios que lo creó y que gobierna providencialmente sobre él. La raíz de esta situación se resume fácilmente: “Eres muy hábil para el comercio; por eso te has hecho muy rico. A causa de tus grandes riquezas te has vuelto arrogante” (28:5).

Las muchas alusiones a Génesis 2–3 (más claras en el texto hebreo que en sus traducciones) destacan las perversas dimensiones de la arrogancia. Creían estar en el Edén, el huerto de Dios (28:13), y ser querubines protectores (28:14), pero el Señor los expulsará (28:16). En otras palabras, su pecado es como el de Adán y Eva. Ellos también quisieron ser como Dios, independientes, conocedores del bien y del mal sin que nadie se lo dijese (¡ni siquiera su Creador!). El resultado es el mismo en ambos casos: ruina, desastre, muerte, juicio catastrófico. Sólo hay un Dios y no tolera tener rivales.

Este es un resumen bastante obvio del pasaje, pero debemos pensar qué dice este a cualquier cultura, país o iglesia aferrados a las riquezas actualmente. Las personas muy pobres pueden ser materialistas, en el sentido de que las posesiones materiales son lo que más desean. No es algo exclusivo de los ricos. No obstante, en este caso, la atención se centra en los pudientes, cuyas posesiones los han vuelto prepotentes. Están por encima de la gente común, de las demás naciones empobrecidas o desposeídas. ¿Hasta qué punto nos afecta la famosa frase de Jesús: “No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas” (Mt. 6:24)?

El hecho de que América sea una gran superpotencia en el panorama internacional ha alimentado mucho la arrogancia. Innumerables expertos han argumentado, con bastante razón, que la indiferencia moral ante las mentiras presidenciales debe atribuirse a una economía poderosa más que a cualquier otra cosa. Así pues, ¿hasta dónde y cuánto tiempo más nos dejará ir Dios si no se produce un gran y profundo arrepentimiento?

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 268). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Señor Dios mío, a ti clamé, y me sanaste.

Martes 25 Septiembre

Señor Dios mío, a ti clamé, y me sanaste.

Salmo 30:2

En la calamidad clamaste, y yo te libré.

Salmo 81:7

No buscaba a Dios (2)

Mi primera oración

“Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré” (Salmo 91:15). «Esta palabra de Dios me inquietaba constantemente… Entonces me dije: «No sabes todo, quizá Dios existe realmente». Y siguiendo el ejemplo que da el matemático Pascal, que en aquel entonces yo ignoraba, hice mi propia apuesta. Si Dios no existe, no tienes nada que perder. Pero si existe, todavía puedes ganarlo todo… En pocas palabras dije a Dios: «¡Seamos claros! No creo en ti, pero no soy omnisciente. Si existes realmente, cosa que dudo mucho, no soy yo el que debo encontrarte. ¡Revélate tú a mí!».

Incluso a una fe tan incompleta, el Dios todopoderoso responde. No se produjo nada tangible; mi estado de abatimiento persistió aún largos meses. Pero desde ese momento pasé del mundo del pecado al reino de la gracia. Durante quince largos meses, la convicción de mi estado de pecado ante mi Creador santo y justo no dejó de aumentar hasta que, maravillado, al fin descubrí que su ira, la cual yo merecía, había caído en la cruz del Gólgota sobre su muy amado Hijo, nuestro Salvador y Señor Jesucristo.

Fue así como el único verdadero Dios, Creador del cielo y de la tierra, Sostén infalible de su creación, Soberano legislador y Redentor de su pueblo, se dio a conocer a mí. En medio de mi admiración, descubrí que ese Dios era totalmente digno de toda mi confianza; y su Palabra escrita, la Biblia, era verdadera, totalmente fiable».

Pasajes del testimonio de J.-M. B.

Lamentaciones 1 – 2 Corintios 13 – Salmo 107:10-16 – Proverbios 24:3-4

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch