Un público obligado a escuchar

Octubre 13

Un público obligado a escuchar

Todos los santos os saludan, y especialmente los de la casa de César. Filipenses 4:22

No todo sufrimiento es físico. A veces pasamos por sufrimientos emocionales y mentales. Pablo estaba preso en Roma cuando escribió a los filipenses. Se había reducido mucho su ministerio; no obstante, les dijo a los filipenses que su encarcelamiento en realidad había contribuido al adelanto del evangelio. Estando encadenado a soldados romanos, tuvo la oportunidad de ganarlos para el Señor (v. 13).

Estaba ocurriendo una especie de avivamiento en el palacio del César, que evidentemente llevó a la salvación de algunos, como lo indica el versículo de hoy. Los soldados no sabían a quién tenían en sus manos: creían que tenían un preso, pero en realidad tenían a un evangelista para quienes ellos eran un público que no tenía más remedio que escuchar! ¡Qué ejemplo de regocijo en medio de una situación frustrante y desalentadora!

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, www.portavoz.com

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¿Qué es un pagano? ¿Qué es el paganismo?

¿Qué es un pagano? ¿Qué es el paganismo?

Desde un punto de vista cristiano, los paganos se caracterizan como aquellos que están atrapados en cualquier ceremonia religiosa, acto o práctica que no es netamente cristiana. En consecuencia, los judíos y los musulmanes también usan el término paganos para describir a aquellos que están fuera de su religión. Otros definen el término paganismo a cualquier religión fuera del budismo, hinduismo, judaísmo y cristianismo; mientras que algunos afirman que un pagano es alguien que no tiene ninguna religión.

El paganismo puede hacer referencia al politeísmo o la adoración de más de un dios, como en la antigua Roma. Un pagano también se considera a alguien que, en su mayor parte no tiene ninguna religión y disfruta de placeres mundanos y posesiones materiales; alguien que disfruta de los placeres sensuales; un hedonista o un individuo auto indulgente. Otro término más moderno es el neo-paganismo, que se refiere a algunas de las formas contemporáneas del paganismo como Wicca, Druidry y Gwyddon.

Estas modernas prácticas «paganas» son realmente similares a las de sus antiguos homólogos, en el sentido de que dependen en gran medida de hedonismo, es decir, la gratificación sensual, la auto-indulgencia y la búsqueda de la felicidad y placer, hasta la exclusión de cualquier otra cosa. En tiempos antiguos, las ceremonias sexuales fueron una parte importante de las religiones paganas. El antiguo testamento hace referencia a estas religiones perversas en tales pasajes como Deuteronomio 23:17, Amós 2:7-8, e Isaías 57:7-8.

Aunque son numerosos y variados en sus prácticas y creencias, los paganos tienen algunas creencias similares. Por ejemplo:

• El mundo físico es un buen lugar, uno en el que cualquiera puede disfrutar.
• Cada persona es considerada parte de esta madre tierra.
• La divinidad se manifiesta en cada faceta del mundo.
• Cada ser, el hombre y los animales, son derivados de lo divino. Como tal, todos son dioses y diosas.
• La mayoría de las religiones paganas no tienen gurús o mesías.
• La doctrina es reemplazada por la propia responsabilidad de la persona.
• Los ciclos lunares y solares son significativos en el culto pagano.

Cualquier forma de paganismo es falsa doctrina. Pablo trató esta perversión de la verdad en su carta a los creyentes en Roma (Romanos 1:22-27). La gente que Pablo describió era mundana y materialista, que adoraban a las criaturas antes que al Creador. Adoraban los árboles, los animales y rocas, llegando incluso a abusar de sus cuerpos en prácticas sexuales pervertidas para deleitarse en sus pasiones. Pablo pasa luego a decirnos por qué lo hicieron y el resultado final:

«Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen» (Romanos 1:28).

A pesar de suposiciones comunes, la mayoría de los adoradores paganos afirman no creer en Satanás. Sin embargo, no hay duda de que Satanás es su principal fuente de influencia y control. Aunque ellos lo niegan, lo deifican en sus prácticas mundanas y sensuales. Pablo nos dice claramente cómo obra Satanás en las vidas de las personas sin Dios, a través de su poder, señales, engaños y mentiras:

«inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia» (2 Tesalonicenses 2:9-12).

Satanás está vivito y coleando; además está poderosamente evidenciado en estas prácticas paganas. Esto no sólo era evidente en la época de la iglesia del primer siglo, sino también hoy en el mundo postmoderno. Para los fieles creyentes que conocen al Señor, la adoración pagana es lo que parece ser el poder y el engaño del príncipe de este mundo, Satanás (1 Juan 5:19), que «como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1 Pedro 5:8). Como tal, se debe evitar el paganismo.

Usado con permiso del Ministerio Got Questions

Tomado de GotQuestions.org. Todos los Derechos Reservados

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1 Reyes 16 | Colosenses 3 | Ezequiel 46 | Salmo 102

13 OCTUBRE

1 Reyes 16 | Colosenses 3 | Ezequiel 46 | Salmo 102

En ocasiones, se ha calificado erróneamente al Salmo 102 como de penitencia. Parece más el clamor de una persona cuyos sufrimientos no tienen explicación (como los de Job). Al principio, el dolor es privado y personal; después, la creciente preocupación por Sión lo eclipsa. El progreso hacia la gloria de Sión parece lento, lo cual da lugar a un contraste entre los “días” limitados y fugaces del salmista (102:3) y los “años” eternos del Todopoderoso (102:27).

Pero, aquí centraremos la atención en los versículos finales del salmo. Los lectores habituales de la Biblia se darán cuenta de que los versículos 25–27 se citan en Hebreos 1:10–12, con Dios dirigiéndose al Mesías, otorgándole un estatus divino. Podríamos preguntarnos por qué el escritor de Hebreos interpretó de esta forma el texto del Antiguo Testamento.

En parte, la respuesta gira en torno al hecho de que el texto hebreo original del Antiguo Testamento se componía con lo que actualmente llamamos consonantes. No se incluían las vocales. Estas se añadieron mucho después. De hecho, el sistema vocálico más común se introdujo en el texto hebreo alrededor del año 1000 de nuestra era. Normalmente, esto no plantea problemas. Cada cierto tiempo, es posible leer el texto consonántico del Antiguo Testamento con una opción vocálica ligeramente distinta, dando lugar a un significado diferente. En este ejemplo, no existen en absoluto dudas acerca de las consonantes. Sin embargo, la antigua traducción griega del Antiguo Testamento, la Septuaginta, muestra cómo entendían el hebreo los que la elaboraron, y en este pasaje lo interpretaron exactamente como lo hace la epístola a los Hebreos. La colocación tradicional de las vocales, preservada en nuestras versiones, entiende los versículos 23–24 como la nvi. El pensamiento es análogo a los versículos 11–12. No obstante, la Septuaginta y Hebreos dicen lo siguiente: “En el curso de mi vida acabó Dios con mis fuerzas; me redujo los días. Por eso dije: ‘No me lleves, Dios mío, a la mitad de mi vida; tú permaneces por todas las generaciones. En el principio tú afirmaste la tierra…’ ”. Esta traducción implica que Dios está dirigiéndose al salmista, llamándole Señor y Creador. Así es cómo lo entiende el hebreo. Ateniéndonos a este punto de vista, todo el salmo es mesiánico, un salmo oracular como el 110 (véase la meditación del 17 de junio del volumen 1). Intente releer el Salmo 102 de esa forma; tiene sentido. Compare el uso del salmo 45 en Hebreos 1 (véase la meditación del 4 de septiembre): se llama Dios al rey davídico, algo que también se cita en Hebreos 1. No obstante, si la colocación tradicional de las vocales hebreas es correcta, las conclusiones a las que llega Hebreos 1 no están muy lejos, aunque deben extraerse de bases bastante diferentes.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 286). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Yo estoy con vosotros todos los días

Yo estoy con vosotros todos los días

Qué forma tan maravillosa de concluir un Evangelio. La historia del Dios que vino del cielo a la tierra termina con la promesa: “Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20). Aunque Jesús estaba a punto de ascender, Mateo quiere que escuchemos que la cercanía de la encarnación de Cristo continúa. Él que es Emanuel, Dios con nosotros, promete hacer honor a Su nombre. Jesús pronto regresaría al cielo mientras Sus discípulos saldrían al mundo en una misión evangelizadora. Pero no se iban por caminos separados. Jesús y Sus hermanos no podían estar separados por la distancia entre el mundo y los reinos celestiales. ¿Cómo puede ser esto?

Jesús regresó al cielo y espiritualmente nos llevó con Él.

Las instrucciones misionales de Jesús pueden ser traducidas como: “bautizándolos ‘a o dentro’ del nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (28:19). Eso nos da una idea importante sobre la conversión y la señal del bautismo. Nuestras vidas son reubicadas cuando el Espíritu nos une a Jesús a través de la fe. Somos lanzados a Jesús. Entonces ahora nuestras vidas están “escondidas con Cristo en Dios” (Col. 3:3). Pablo escribe de manera dinámica sobre esta realidad cuando dice que el Padre “nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado” (1:13). Es como si Dios nos hubiera sacado de un pozo sucio, saturado de pecado y maldad, y llevado a un amplio y hermoso paisaje de libertad plena en Cristo. Pedro lo describe como el llamado de Dios “de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pe. 2:9). Jesús mismo afirmó este cambio de dirección de vida de manera aún más mística: “En ese día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros” (Jn. 14:20). Estos versículos dan cierta textura a la frase que Pablo usa con tanta frecuencia: ahora estamos en Cristo.

Jesús está con nosotros siempre porque Jesús es donde vivo. Los creyentes están unidos a Él para siempre. Jesús regresó al cielo y espiritualmente nos llevó con Él. Qué misterio: “aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos [Dios] nos dio vida juntamente con Cristo…y con Él nos resucitó, y con Él nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús” (Ef. 2:5-6). Sí, esto es una realidad espiritual ahora, puesto que mi cuerpo obviamente todavía está aquí en la tierra. Un día, por supuesto, la unión se completará cuando recibamos nuestros cuerpos de resurrección para que podamos estar siempre en comunión inmediata con Jesús y con los demás.

Entretanto, mientras estamos en la tierra, Jesús permanece con nosotros a través de Su Espíritu a quien Él nos envía. Pablo escribe: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado” (Rom. 5:5). El Espíritu es la presencia personal de Jesús “alojada” en nosotros. Por el Espíritu, el Padre y el Hijo hacen una morada en nosotros (Jn. 14:23). Los cristianos, individual y colectivamente como iglesia, son una morada en la que se vive el intercambio eterno de amor entre las personas de la Trinidad. El Espíritu Santo en nosotros nos mantiene unidos a Jesús, quien ha llevado Su cuerpo de resurrección al cielo. Él continuamente nos levanta para ver que nuestra verdadera vida está ubicada allí, en Cristo.

El entendimiento bíblico de que Jesús está con nosotros es muy diferente a cualquier idea de que la presencia de Jesús simplemente da un impulso útil a la vida que estoy tratando de construir por mi propia cuenta. “Yo estoy con vosotros todos los días” no significa que tengo a un Jesús miniatura dentro de mí para que provea inspiración en medio de mis ambiciones o que me consuele cuando las cosas no salen como me parecen. Más bien, mi pequeña vida es absorbida en la grandeza de Cristo. Él está con nosotros de manera más profunda porque por el Espíritu estamos en Cristo. Mi propósito en la vida, por lo tanto, está dirigida por Su misión para Su pueblo.

Entonces, soy impulsado fuera de mi cómodo hogar donde me gustaría quedarme mientras Jesús me consuela. Él me envía al vecino malhumorado para que le testifique con la conciencia de que Jesús lo ama tanto como me ama a mí. “Yo estoy contigo cuando lo amas en Mí”.

Jesús va conmigo desde mi calle, relativamente segura, hasta el vecindario peligroso saturado de aquellos descartados por la sociedad. “Pon tu morada aquí”, me dice al oído, “así como yo hice mi morada en un mundo caído”. Eso puede significar comenzar una escuela, un campamento deportivo o una clínica en Su nombre.

Justo donde no quiero ir, Jesús ya está allí. Incluso me envía a interactuar con gente que se burlará al mencionar Su nombre. Me gustaría evitarlos, alejarme de la controversia. Pero el Señor que continúa haciendo las cosas de manera diferente en el mundo que está reclamando me recuerda: “Tú estás en Mí, y estoy enviando Mi evangelio al mundo. Así que puedes confiar en que estoy contigo cuando entres en esas conversaciones difíciles”.

Jesús está con nosotros todos los días, de manera principal y profunda porque Su Espíritu nos ha llevado a Su vida y, por lo tanto, a Su misión.

Nota del editor: Este es el octavo y último capítulo en la serie “La Gran Comisión”, publicada por la Tabletalk Magazine. 

Este artículo fue publicado originalmente en la Tabletalk Magazine.

Gerrit Scott Dawson

Gerrit Scott Dawson  

El Dr. Gerrit Scott Dawson es pastor de First Presbyterian Church [Primera Iglesia Presbiteriana], en Baton Rouge, Luisiana, y autor de Jesus Ascended: The Meaning of Christ’s Continuing Incarnation [Jesús Ascendido: El Significado de la Encarnación Continua de Cristo].

Yo soy la verdad

Sábado 13 Octubre

(Jesús dijo:) Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.

Juan 14:6; 18:37

Yo soy la verdad

Solo Jesucristo puede afirmar que él es la verdad. “Yo soy… la verdad”. Esta frase no solamente expresa que él dice la verdad, sino que él encarna la verdad absoluta.

En nuestro mundo hay muchas verdades humanas y afirmaciones ideológicas. En nombre de verdades de esta índole se han cometido asesinatos, se han desplazado pueblos, diezmado poblaciones enteras, hasta que las ideologías correspondientes fueron puestas en duda. Entonces se reemplazaron por otras «verdades», quizá más humanas, pero igual de subjetivas y dudosas. ¡Cuántas pretendidas verdades resultaron falsas! Comprendemos la pregunta escéptica de Poncio Pilato: “¿Qué es la verdad?”. Ese gobernador conocía el poco valor de las «verdades» políticas, pero no quiso reconocer que en Cristo la verdad encarnada estaba delante de él. Se fue sin esperar la respuesta de Jesús, porque no quería enfrentarse a ella. ¡Qué triste actitud, pues en ese mismo instante perdió la oportunidad de descubrirla!

En el ámbito religioso, las «verdades» se confrontan y se contradicen, por ello muchas personas llegan a decir: «Lo importante es ser sincero». Sin embargo, podemos equivocarnos sinceramente…

En nuestro siglo 21, Jesucristo sigue siendo “el camino, y la verdad, y la vida”. No se trata de una verdad revelada hace más de dos mil años, sino de la verdad absoluta, que escapa a toda moda, al desgaste del tiempo y al asalto de las nuevas ideologías.

Si usted tiene sed de verdad, de autenticidad, ¡búsquela en la Biblia!

Deuteronomio 7 – Juan 5:24-47 – Salmo 116:12-19 – Proverbios 25:8-10

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