AFLICCIONES EN EL MINISTERIO

Diciembre 7

AFLICCIONES EN EL MINISTERIO

Algunos, a la verdad, predican a Cristo… por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones. (Filipenses 1:15-16)

A veces me preguntan: “¿Qué ha sido lo más desalentador en su ministerio?” Hasta donde puedo recordar, mi respuesta ha sido la misma a través de los años.

Hay dos cuestiones que me afligen profundamente. Una es ver a quienes deben procurar ser los más maduros en la fe, los que conocen bien la Palabra de Dios, que han experimentado las bendiciones del desarrollo espiritual y de la comunión y que han visto el poder de Dios repetidas veces, apartarse de la fe y abrazar el pecado. Eso es mucho más desalentador que cuando un cristiano recién convertido cae en pecado debido a la ignorancia.

La segunda es ser calumniado por otros predicadores del evangelio. Parece que algunos desean desacreditar el ministerio de otros. Como resultado, calumnian a otros ministros, no porque tengan válidas razones para censurarlos, sino simplemente por la satisfacción de desacreditarlos.

Mientras lleva una vida de santidad, espere ataques a su servicio a Dios. Pero no deje que eso afecte su gozo.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com
la verdad para hoy

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UNA CANCIÓN DE ALABANZA

UNA CANCIÓN DE ALABANZA

Charles R. Swindoll

7 de diciembre, 2018

Salmos 8

Después de adorar a Dios con una corta doxología, David reflexiona en la grandeza de su Dios y al hacerlo, le alaba. Observe como el rey David toma su lugar ante una congregación de creyentes y los dirige en adoración.

Has puesto tu gloria sobre los cielos. De la boca de los pequeños y de los que todavía maman has establecido la alabanza frente a tus adversarios para hacer callar al enemigo y al vengativo. (Salmo 8:1-2)

La diferencia entre la alabanza y la petición es la ausencia del ego. David quiere que el enfoque sea solamente en Dios y lo hace por medio de esta expresión de alabanza. Él declara que la majestad y la gloria de Dios se muestra en los cielos. El Señor le ha otorgado al universo físico un reflejo del asombroso esplendor de su majestad. El salmo 19:1 verifica este hecho: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos».

También lo leemos en Romanos 1: 20:

Porque lo invisible de él —su eterno poder y deidad— se deja ver desde la creación del mundo, siendo entendido en las cosas creadas de modo que no tienen excusa.

David continúa ilustrando su concepto de la gloria de Dios mencionando otro extremo; él considera la dependencia de los bebés y como Dios puede utilizar aun a los pequeños infantes para callar a aquellos que se oponen a Dios. Dios se muestra asimismo majestuoso y glorioso en su amor por el débil.

Un amigo mío que es obstetra me dice que aun antes de ser cristiano, él no podía ignorar el poder de Dios cuando sostenía en sus manos a cada bebé que él ayudaba a dar a luz. Él me dice que fue esto lo que le llevó a buscar respuestas en la Biblia y finalmente encontrar la salvación a través de la fe en Jesucristo. Es por ello que: «De la boca de los pequeños y de los que todavía maman» se declara el poder y la majestad de Dios. Podemos afirmar la prueba viviente del poderío creativo de Dios al ver su amor por los débiles. Cuando analizamos las características pequeñas y delicadas de un bebé, nos asombramos de ver el cuidado y la atención de Dios en su creación. El versículo 2 concluye con un recordatorio de que hasta los enemigos de Dios tienen que guardar silencio al analizar el universo o al considerar a los bebés.

Los infantes pueden ser pequeños y las galaxias pueden ser gigantescas pero ambos conllevan un profundo significado para aquél que les observa. Ese mismo significado debe mantenernos enfocados cuando cavilamos pensando que ya no somos valiosos o necesarios. Aunque Dios nos honra permitiendo que su obra se realice por medio de nosotros, esa no es la base de nuestro valor. En otras palabras, nosotros no somos valiosos ante Dios por nuestra utilidad. Él nos valora seamos productivos o no.

Este mensaje debería consolarnos. Dios no nos da su amor en base a nuestro poder o a nuestra capacidad. Él nos ama de cualquier manera. Somos especiales para Él sin importar lo que ocurra, aun cuando seamos tan débiles como un recién nacido.

Afirmando el alma: Si Dios le ama y le valora sin importar cuáles son sus atributos personales: fortaleza, riqueza, talento, apariencia, inteligencia o moralidad, ¿de qué forma esto cambia su sentido de autoestima? ¿De qué manera afecta sus decisiones diarias?

Los infantes pueden ser pequeños y las galaxias pueden ser gigantescas pero ambos conllevan un profundo significado para aquél que les observa.

Charles R. Swindoll

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Quemé mi Biblia

Viernes  7 Diciembre

La Palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

Isaías 40:8

En mi corazón he guardado tus dichos… Haz bien a tu siervo; que viva, y guarde tu palabra… Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.

Salmo 119:11, 17-18

Quemé mi Biblia

La escena ocurrió en un país totalitario del este europeo. A pesar de la vigilancia discreta de nuestros «guías» (policías), pudimos entrar en un pequeño café, propiedad de una pareja creyente. En el fondo de la sala tuvimos una corta conversación con nuestro hermano en Cristo. Este parecía muy desanimado y nos explicó: «Al principio todo iba bien, el restaurante prosperaba, luego poco a poco se hicieron sentir las presiones. Éramos la única familia cristiana. La casa fue inspeccionada varias veces por el organismo de seguridad. Tuve miedo y quemé mi Biblia».

Comprendimos el sufrimiento y la pena de este amigo. Oraciones cortas y fervientes elevamos en voz baja hacia el Señor. Luego nos separamos.

Algunos días después, antes de nuestra partida, volvimos a ver a nuestro hermano. Nos sentimos felices al constatar que había vuelto a hallar su confianza en Dios, y nos pidió que siguiéramos orando por su familia.

Amigos creyentes de los países que gozan de libertad religiosa, ¿valoramos el privilegio de poseer Biblias libremente? ¿Aprovechamos esta libertad de poder leerla sin temor? El autor del Salmo 119 escribió: “Me regocijo en tu Palabra como el que halla muchos despojos” (v. 162). ¡No descuidemos este tesoro que Dios nos otorgó y oremos fervientemente por nuestros hermanos en la fe que son privados de ese privilegio!

Jueces 1:1-21 – Apocalipsis 1 – Salmo 139:1-6 – Proverbios 29:11-12

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