Ser autodisciplinado

Julio 3

Ser autodisciplinado

Para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí. (Colosenses 1:29)

Como cristiano, aprenda a cultivar la autodisciplina. He aquí algunas maneras prácticas de alcanzar ese objetivo:

Comience por lo más sencillo. En su hogar, por ejemplo, comience por el gobierno de la casa en el dor­mitorio principal. Cuando se establezca esa disciplina, extiéndala al resto del hogar.

Sea puntual. Haga un hábito el estar a tiempo.

Resuelva primero las tareas difíciles. Si hace primero los trabajos más difíciles, no quedarán a medias.

Sea organizado. En vez de reaccionar ante las circunstancias, tenga un plan para el día y para la semana.

Agradezca la crítica. No esquive la crítica constructiva; acéptela como un medio de autosuperación.

Practique el renunciar. Esto puede comenzar de una manera sencilla: sustituya las comidas rápidas dañinas con una merienda saludable. La disciplina en el ámbito de lo físico se traslada al reino de lo espiritual.

Acepte responsabilidades. Recibir con beneplácito una nueva oportunidad lo obliga a ser organizado.

Estas cosas pudieran parecer insignificantes, pero pueden ser una buena práctica para llegar a ser un mejor siervo de Cristo.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com
la verdad para hoy

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Cambios disfrazados de verdad _ 3

Iglesia Evangélica de la Gracia

Cambios disfrazados de verdad

David Barceló

 

David Barceló

Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin)

David es licenciado en Psicología y graduado de los seminarios Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin). Es miembro de la NANC y graduado en Consejería Bíblica por IBCD. David ha estado sirviendo en la Iglesia Evangélica de la Gracia, desde sus inicios en mayo de 2005, siendo ordenado al ministerio pastoral en la IEG en junio de 2008.

http://www.porgracia.es

¡Cuidado, urgente!

Miércoles 3 Julio

Prepárate para venir al encuentro de tu Dios.

Amós 4:12

Jesús… puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios.

Hebreos 7:22-25

Todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.

Hechos 10:43

¡Cuidado, urgente!

En caso de urgencia nos vemos obligados a reaccionar, a decidir. Luego pensamos: «Si por lo menos hubiera tenido más tiempo, si hubiera sabido, si me hubieran avisado…».

Hoy queremos hablarle de la mayor de las urgencias. La vida terrenal termina invariablemente con la muerte. Todos lo sabemos muy bien, y las circunstancias de la vida nos lo recuerdan continuamente: problemas de salud, fallecimiento de cercanos, catástrofes o guerras en el mundo, incluso simplemente el tiempo que pasa. Sin embargo, postergamos la idea de la muerte hasta el final, tratando de no pensar en ella… salvo en caso de urgencia. Pero entonces corremos el riesgo de que sea demasiado tarde. Por eso la Biblia nos dice: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 4:7). ¿Cómo prepararnos, pues, para la muerte?

–Sabiendo a dónde vamos: el cuerpo vuelve a la tierra, y el espíritu vuelve a Dios que lo dio (Eclesiastés 12:7).

–Preparándonos para ese encuentro con Dios (Amós 4:12).

–Creyendo que Jesucristo vino para salvarnos y librarnos del poder de la muerte, ofreciéndonos la vida eterna.

Tomemos el tiempo para reflexionar: tarde o temprano la muerte vendrá sobre cada uno de nosotros. Dios nos dice: “Os he puesto delante la vida y la muerte… escoge, pues, la vida, para que vivas” (Deuteronomio 30:19). Hagamos esta elección mientras aún hay tiempo.

Daniel 5 – 1 Juan 4 – Salmo 78:40-55 – Proverbios 18:16-17

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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