No hay lugar para el letargo

14 de julio

No hay lugar para el letargo

Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas.

Eclesiastés 9:10

No hay lugar para el letargo en la vida cristiana. Tal actitud no solo impide que usted haga lo bueno, sino que a veces significa que en realidad ha permitido que prospere el mal. Para que florezca la mala hierba, lo único que tiene que hacer el jardinero es dejar solo el jardín.

El autor de Hebreos se refirió a la recompensa que Dios tiene para quienes le sirven asiduamente: «Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún» (He. 6:10).

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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Tan cerca, pero tan lejos

Domingo 14 Julio

Mi Dios… me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia.

Isaías 61:10

Todos los que creen… siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús… por medio de la fe en su sangre

Romanos 3:22-25

Tan cerca, pero tan lejos

Mateo 22:1-14

En esta parábola Jesús habla de una fiesta de bodas que un rey preparó para su hijo. ¡Todo estaba listo, pero… los invitados no quisieron ir! Entonces el rey envió a sus siervos a buscar fuera a todos los que encontraran, y los invitó gratuitamente. La única condición para ser admitidos en la fiesta era estar vestidos con un “vestido de boda” provisto por el rey. Cuando la sala estuvo llena, el rey entró para ver a sus convidados. Allí observó a un hombre que no tenía el traje requerido. A la pregunta del rey: “¿Cómo entraste aquí?”, ese hombre no pudo responder nada. Entonces fue echado “en las tinieblas de afuera”.

Esta parábola se aplica al período actual. Jesús fue rechazado por su pueblo, y desde entonces el Evangelio es anunciado a todos, sin distinción. Dios recibe, salva y justifica gratuitamente a todo el que cree en Jesús.

El hombre que no estaba vestido de boda representa a aquellos que dicen ser cristianos sin haber aceptado para sí mismos la gracia divina que perdona sus pecados.

Pero Dios solo puede aceptar en su santa presencia a aquellos que han sido justificados por su gracia. Los que se creen justos y no han recibido el perdón de sus pecados ¡serán echados fuera! Estaban tan cerca, mezclados con los verdaderos creyentes, tenían buena apariencia, pero serán condenados.

Seamos auténticos ante Dios. ¡Aceptemos por la fe ese “vestido”, la salvación gratuita, antes de que sea demasiado tarde!

Miqueas 3-4 – Lucas 4:16-44 – Salmo 83:9-18 – Proverbios 19:13-14

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