El espíritu de compartir

Julio 18

El espíritu de compartir

Compartiendo para las necesidades de los santos. (Romanos 12:13)

La sociedad dice que cada uno de nosotros tiene determinadas posesiones, pero Dios dice que no tenemos nada. Somos sencillamente administradores de aquello con lo que Dios nos ha bendecido. Y parte de esa responsabilidad administrativa es a veces compartir los recursos personales con los hermanos necesitados.

El espíritu de compartir se vio de inmediato en la iglesia primitiva cuando los creyentes después de Pentecostés “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones… [y] todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas” (Hch. 2:42, 44; vea también 1 Ti. 6:17-18). Pídale al Señor que lo ayude a demostrar ese mismo espíritu de compartir.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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La Señal de Jonás_5

Iglesia Evangélica de la Gracia

El Evangelio según Jonás

La Señal de Jonás

David Barceló

David Barceló

Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin)

David es licenciado en Psicología y graduado de los seminarios Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin). Es miembro de la NANC y graduado en Consejería Bíblica por IBCD. David ha estado sirviendo en la Iglesia Evangélica de la Gracia, desde sus inicios en mayo de 2005, siendo ordenado al ministerio pastoral en la IEG en junio de 2008.

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¿La felicidad a nuestro alcance?

Jueves 18 Julio

Vuelve ahora en amistad con él (Dios), y tendrás paz; y por ello te vendrá bien.

Job 22:21

Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien.

Deuteronomio 30:15

¿La felicidad a nuestro alcance?

Seamos conscientes o no, todos necesitamos ser amados, escuchados, tranquilizados, comprendidos. ¡Cuántas personas buscan en vano ese consuelo! En nuestra sociedad, muchos caminos han sido propuestos para hacer creer al hombre que puede alcanzar la felicidad por sí mismo.

Sin embargo, no podemos acceder a ella sin tener en cuenta a Dios, Aquel que creó al hombre, quien puede y quiere colmar perfectamente todas las necesidades físicas, materiales y, sobre todo, espirituales de su criatura.

Debemos tomar conciencia de nuestra incapacidad natural para recibir esos beneficios de Dios. Pero Dios es un Dios de amor y de perdón; quiere perdonar a todos los que se reconocen pecadores. Para ello dio a su Hijo Jesucristo, quien murió por nuestros pecados. Solo Jesucristo puede dar la felicidad, sanar y calmar las almas decepcionadas o heridas. Él mismo dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Todos los que responden a este llamado reciben la paz y la certeza en lo concerniente a:

– su pasado: el perdón de los pecados, la paz con Dios;

– el presente: una vida nueva, conocer a Dios como Padre;

– el futuro: la esperanza segura de estar para siempre con Jesucristo.

“Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:11).

“En tu mano están mis tiempos” (Salmo 31:15).

Nahum 3 – Lucas 6:20-49 – Salmo 85:1-7 – Proverbios 19:20-21

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