2/17 – Una túnica de colores

Iglesia Evangélica de la Gracia

Serie: La Vida de José

2/17 – Una túnica de colores

David Barceló

 

David Barceló

Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin)

David es licenciado en Psicología y graduado de los seminarios Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin). Es miembro de la NANC y graduado en Consejería Bíblica por IBCD. David ha estado sirviendo en la Iglesia Evangélica de la Gracia, desde sus inicios en mayo de 2005, siendo ordenado al ministerio pastoral en la IEG en junio de 2008.

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«¿Debemos obedecer a nuestros pastores?»

Got Questions

«¿Debemos obedecer a nuestros pastores?»

El versículo que trata más directamente con esta pregunta es Hebreos 13:17, «Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque eso no os es provechoso.»

A los pastores les duele profundamente ver como las personas ignoran el consejo de Dios que ellos dan. Cuando las personas ignoran la Palabra de Dios, lo hacen, no sólo en detrimento propio, sino también para detrimento de los que están a su alrededor. Los jóvenes tienen la tendencia a desatender el consejo de sus mayores, cometiendo el error de confiar en su propia sabiduría y en el consejo de su propio corazón. Un buen pastor comparte los preceptos de la Palabra de Dios porque desea de servir a Dios y darle a la congregación el alimento espiritual que ocasionará que experimenten la vida abundante que Jesús prometió (Juan 10:10).

Lo opuesto de un buen pastor es el «pastor falso» que no se toma a pecho el bienestar de la congregación, sino que está más interesado en mantener el control o ejercitar su señorío sobre otros, o aquel que no estudia la Palabra de Dios, y por lo tanto, enseña mandamientos de hombres en vez de los de Dios. Los fariseos del tiempo de Jesús eran culpables de ser «guías ciegos» (Mateo 15:14). Y existen repetidas advertencias acerca de falsos maestros en los Hechos, las Epístolas, y en el Apocalipsis. Debido a la existencia de estos líderes egoístas, puede que haya momentos en que desobedezcamos al hombre a fin de obedecer a Dios (Hechos 4:18-20). Sin embargo, las acusaciones en contra de un líder de la iglesia no deben ser hechas a la ligera, y deben ser corroboradas por más de un testigo (1 Timoteo 5:19).

Los buenos pastores valen su peso en oro. Generalmente trabajan demasiado y están mal remunerados. Soportan una gran responsabilidad, como Hebreos 13:17 dice que—un día habrán de dar cuenta de su ministerio delante de Dios. 1 Pedro 5:1-4 señala que no deben ser dictatoriales, sino que deben guiar con su ejemplo y sana doctrina (1 Timoteo 4:16) con humildad de corazón. Como Pablo, deben ser como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Los buenos pastores están dispuestos a darse a sí mismos por su congregación y gobiernan con gentileza (1 Tesalonicenses 2:7-12; Juan 10:11). Se caracterizan por su sincera devoción a la Palabra y a la oración (Hechos 6:4) para poder gobernar en el poder y la sabiduría de Dios y darle a la iglesia carne espiritual para producir cristianos sanos y vibrantes. Si esta es una descripción de su pastor, o está cerca de serlo (ningún hombre en la tierra es perfecto), él es digno de «doble honor» y obediencia, ya que declara las claras enseñanzas de Dios (1 Timoteo 5:17).

Entonces, la respuesta a la pregunta es, sí, debemos obedecer a nuestros pastores. También debemos orar por ellos siempre, pidiéndole a Dios que les otorgue sabiduría, humildad, amor por el rebaño, y protección, como ellos protegen a los que están a su cuidado.

Usado con permiso del Ministerio Got Questions

Tomado de GotQuestions.org. Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en:  https://www.gotquestions.org/Espanol/

Episodio 13 – Bodas: no tiren la casa por la ventana

Soldados de Jesucristo

John Piper Responde

Bodas: no tiren la casa por la ventana

Episodio 13

 

SOBRE NOSOTROS

Es el podcast Ask Pastor John en Español, en la voz de Nathan Díaz. Disponible también en videos.

Nuestra misión es predicar el Evangelio de la gracia de Dios en Jesucristo por todos los medios online, a todo el mundo.

Ezequiel

Ministerios Ligonier

Renovando tu Mente

Ezequiel

R.C.Sproul

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¿Cómo cantas los cánticos del Señor en tierra extraña y lejana? Esa fue la pregunta que atormentó a los judíos que fueron llevados al cautiverio en Babilonia. Recuerdo que en el tiempo de los derechos civiles, durante esa lucha, Martin Luther King hizo la observación de que Estados Unidos, en su desarrollo fundamental, fue considerado una fusión de culturas y etnias donde la gente de todo el mundo huyó de diversos tipos de persecución para buscar la libertad en las costas de este país, pero había un grupo, un solo grupo, que llegó a este país en cadenas.

Ellos fueron el único grupo que no vino por su propia voluntad, sino que fueron forzados, ya que traficantes de esclavos allanaron pueblos de África y destruyeron familias y, literalmente, robaron gente, los amontonaron en los pequeños barcos que se usaron en ese comercio, y los trajeron y los vendieron como esclavos. Para esas personas, su llegada a los Estados Unidos fue una esclavitud y eso es algo que nunca debemos olvidar. Pero en el mundo antiguo, ese tipo de cosas: robar gente de una nación y deportarlos y esclavizarlos en la nación que conquistaba fue algo común.

Y después de que los babilonios conquistaron la nación judía, tomaron lo mejor de lo mejor de los judíos y los llevaron a servir en esta tierra extranjera. Y estas personas que habían conocido a su Dios de pacto y habían conocido sus tradiciones, sus historias y las promesas, ahora se preguntaban: ¿Cómo pudo Dios permitir que esto pase? Entonces, es importante que cuando leamos los libros de Ezequiel y Daniel, entendamos que estos libros son escritos en un momento en que el pueblo de Dios estaba en cautiverio y que estaba luchando con el tema de la presencia de Dios: ¿Nos ha abandonado Dios?

Y una de las cosas que se dice sobre el libro de Ezequiel es que en gran parte el libro funciona como una teodicea. Esa palabra puede ser una palabra nueva para algunos de ustedes. En el griego podemos dividirla en theos, que es la palabra para Dios, y dikaios, que es la palabra para rectitud o justicia. Entonces una teodicea es un intento de justificar a Dios por ciertos problemas con los que nos encontramos en este mundo, por ello, una de las tareas que Ezequiel tenía que realizar era dar una teodicea, una justificación de la justicia de Dios en este período oscuro de la historia judía, y en cierto sentido Ezequiel estaba especialmente calificado para esta tarea.

Tenemos la tendencia de hacer una clara distinción en el Antiguo Testamento entre los sacerdotes y los profetas. Los sacerdotes eran los que intercedían en nombre del pueblo a Dios. Ellos eran los intermediarios que, de algún modo, servían al pueblo, mientras que los profetas eran voceros de Dios y a menudo tenían la misión de reprender al pueblo, amonestarlo, corregirlo y llamarlo al arrepentimiento, lo cual dista mucho de ser una tarea envidiable.

Entonces piensas que el profeta como alguien es un hombre duro y severo y fuerte, que no pedía ni tenía misericordia, en que hay un mayor sentido aparente de compasión asociado con el sacerdote. Pero la singularidad de Ezequiel fue que nació en una familia de sacerdotes y que estaba destinado al sacerdocio, pero a los 30 años, Dios interrumpió su llamamiento de sacerdote y lo consagró para ser un profeta.

Creo que podemos ver en su misión la mezcla de los dos elementos: el elemento sacerdotal y el elemento profético. Ahora, la teodicea de Ezequiel realmente empieza en el segundo capítulo del libro que lleva su nombre. «Y me dijo:” (ese es Dios) “Hijo de hombre, ponte en pie para que yo te hable. Y el Espíritu entró en mí mientras me hablaba y me puso en pie; y oí al que me hablaba.

Entonces me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a una nación de rebeldes que se ha rebelado contra mí; ellos y sus padres se han levantado contra mí hasta este mismo día. A los hijos de duro semblante y corazón empedernido, a quienes te envío, les dirás: Así dice el Señor Dios. Y ellos, escuchen o dejen de escuchar, porque son una casa rebelde, sabrán que un profeta ha estado entre ellos.

Y tú, hijo de hombre, no temas; no temas ni a ellos ni a sus palabras aunque haya contigo cardos y espinas y te sientes en escorpiones. No temas sus palabras ni te atemorices ante ellos, porque son una casa rebelde. Les hablarás mis palabras, escuchen o dejen de escuchar, porque son rebeldes. Y tú, hijo de hombre, escucha lo que te hablo; no seas rebelde como esa casa rebelde. Abre tu boca y come lo que te doy».

Ahora bien, este es el contexto. El libro de Ezequiel empieza con un evento que se describe de forma tan extraña y enigmática que ha sido motivo de toda clase de especulaciones insólitas. En la película «Encuentros cercanos del tercer tipo», se especuló que lo que Ezequiel vio en su visión inicial del Merkaba giratorio, esta cosa extraña que volaba sobre el aire con ruedas dentro de ruedas y todo eso, que quizás lo que realmente vio fue una antigua visita de una nave espacial de Marte o algo por el estilo.

La gente pierde por completo el significado de las imágenes descriptivas de ese evento porque lo que esa rueda dentro de la rueda, lo extraño e insólita que fue la manifestación que vio Ezequiel, fue una manifestación visible del carro del trono de Dios. Recordarás en el Antiguo Testamento que cuando el pueblo de Israel estaba en movimiento, el arca del Señor iba delante de ellos. Era cargada, y la gente iba a pie cargando estos postes que se insertaron a través de los anillos a ambos lados del arca, y que representaban el trono de Dios y la dirección de Dios que iba delante del pueblo.

Pero recuerda que todo el simbolismo de lo que estaba sucediendo en la tierra, en el tabernáculo, más tarde en el templo, fue para dirigir la atención más allá de sí mismo a la realidad trascendente, a la realidad celestial de la cámara interior, el inner sanctum de Dios, donde la gloria de Dios estaba por encima de los cielos y Dios fue exaltado y fue el rey de toda la tierra.

Y hay veces en que Dios se manifiesta en un carro de fuego, el cual es su trono móvil de juicio. Y esto fue lo que vio Ezequiel. Vio la visión externa del trono celestial de Dios, mientras giraba y se movía con rapidez, descendía del cielo, lleno con la gloria de la presencia de Dios.

Y Ezequiel dijo: Cuando lo vi, caí rostro en tierra’. Y es Dios quien habla con él desde esta visión del trono de juicio, y el mensaje es un mensaje de juicio. Y se dirige a Ezequiel con la frase, «Hijo de hombre», que es un título, por supuesto, que más tarde es dado a Jesús.

Y la teodicea es esta: que lo que está pasando en el cautiverio es el juicio providencial de Dios sobre su pueblo a causa de su rebelión. Y ahora, después de que esta mala noticia es anunciada a Ezequiel, Dios le pide algo muy extraño que leemos en el capítulo tres: «Entonces miré, y he aquí, una mano estaba extendida hacia mí, y en ella había un libro en rollo. El lo desenrolló delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y en él estaban escritas lamentaciones, gemidos y ayes».

Esto ya evoca la imagen que encontramos en Apocalipsis del Nuevo Testamento, del rollo que estaba sellado por todos lados que nadie en el cielo ni en la tierra era digno de abrir hasta que el Cordero de Dios prevaleciera para romper los sellos y para mirar el mensaje oculto de la palabra de Dios.

Esto es propio de lo que se llama literatura apocalíptica, y gran parte de Ezequiel, así como Daniel están incluidos en la literatura apocalíptica, que es literatura que está oculta de muchas maneras, misteriosa, enigmática, y utiliza muchas imágenes un tanto extrañas.

En el Nuevo Testamento, el Apocalipsis del Nuevo Testamento se llama el libro de Apocalipsis y ese es el tipo de cosas que encontramos aquí en el libro de Ezequiel donde Dios le muestra este rollo que está escrito por delante y por detrás y luego le dice al profeta que se lo coma, literalmente, que coloque el rollo en su boca. Y mira lo que se dice sobre el rollo: «en él estaban escritas lamentaciones, gemidos y ayes».

De manera que el rollo que Ezequiel debe comer es un rollo cuyo mensaje es solo un mensaje de fatalidad y de juicio, de dolor y de luto. “Y él me dijo: Hijo de hombre, come lo que tienes delante: come este rollo, y ve, habla a la casa de Israel. Abrí, pues, mi boca, y me dio a comer el rollo. Entonces me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu estómago y llena tu cuerpo de este rollo que te doy».

Ahora, noten lo que Dios está diciendo. Él dijo: ‘Yo no quiero que solo mastiques mi palabra. Quiero que la tragues. La quiero en tu estómago. Quiero que la digieras de manera que penetre todo tu cuerpo’.

Esto no es solo un mordisco a la palabra de Dios, sino que es consumir la palabra de Dios para que se convierta en parte de su sangre. Pero recuerda que las palabras que él está llamado a comerse son palabras de muerte, llanto y lamentación. Pero Ezequiel hace lo que Dios le manda a hacer, y leemos estas palabras. «Y lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel».

¿Ves la ironía discordante de esto? ¿Cómo podían estas palabras, que estaban llenas de tales significados negativos, ser tan dulces como la miel? Bueno, creo que esto es lo que realmente explica la psicología del profeta en Israel.

A pesar de que el mensaje que el profeta era llamado a entregar a menudo era terrible y distaba mucho de ser apetecible; sin embargo, había algo en él que lo hacía dulce. Y creo que la dulzura puede encontrarse en que era la palabra de Dios, y cada palabra que sale de la boca de Dios, incluso su palabra de juicio debe ser dulce para el hijo de Dios.

En nuestra propia historia, probablemente el predicador que más se aproxima a ser como un profeta del Antiguo Testamento es Jonathan Edwards. Y Edwards es conocido por su tristeza y pesimismo predicando el juicio y la ira de Dios, pero alguien revisó los escritos de Edwards y revisó sus sermones y contó las palabras, los adjetivos, que usó con más frecuencia que cualquier otro término en su predicación, y la palabra número uno que apareció en términos de la frecuencia de uso en el corpus de Edwards fue la palabra «dulzura» y la segunda palabra fue «excelencia», porque él siempre estaba hablando de la dulzura y la excelencia de Cristo y de su palabra.

Y así Ezequiel es obediente y Dios lo pone como un guardián sobre las personas en el exilio. Él está trabajando en el exilio, mientras que Jeremías todavía está profetizando en Jerusalén y anuncia las malas noticias de lo que vendrá. Pero la explicación final que da sobre por qué ocurre todo esto se encuentra en esta frase que se repite en el libro de Ezequiel: “Para que sepan que yo soy el Señor.» Sesenta veces en el libro de Ezequiel el profeta anuncia esa frase que viene de Dios. Estoy haciendo esto “para que sepan que yo soy el Señor.» Nos recuerda la declaración en los salmos, donde el salmista escribe: «Estad quietos, y sabed que yo soy Dios».

Ese es uno de los pasajes menos comprendidos en toda la Biblia, porque tendemos a pensar que cuando dice, «Estad quietos, y sabed que Yo soy Dios» significa algo como: ‘Guarden silencio, estén tranquilos y en calma, y contemplen la gloria de Dios, y tengan la seguridad de que Dios es Dios’.

Pero las palabras «estad quietos» en hebreo son un mandato poderoso, que podría traducirse mejor como: ¡Calla!, ¡Cierra la boca!, ¡Deja de quejarte! ¡Calla y conoce quién es Dios!

Y eso es lo que se repite en este libro, y ese es el mensaje que Ezequiel entrega a su pueblo. Ahora bien, en todo el libro, la promesa de juicio se repite, pero Ezequiel no deja a la gente sin esperanza.

Una de las partes más famosas de su libro se encuentra en el capítulo número 37, que veremos brevemente. En el capítulo 37, leemos estas palabras. «La mano del Señor vino sobre mí, y me sacó en el Espíritu del Señor, y me puso en medio del valle que estaba lleno de huesos. Y El me hizo pasar en derredor de ellos, y he aquí, eran muchísimos sobre la superficie del valle; y he aquí, estaban muy secos. Y El me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?”

Él lo lleva a su valle que está lleno de esqueletos, esqueletos que han sido expuestos al calor y al desierto árido, y han estado expuestos durante tanto tiempo que se han blanqueado por el sol. Y no estamos hablando de alguien que acaba de tener un paro cardíaco que necesita reanimación, sino que esto es un cementerio abierto lleno de miles y miles de huesos de las personas que una vez vivieron. Y Dios ve este cementerio de esqueletos y le dice a Ezequiel: «Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?»

¿Y cuál esperarías que fuera su respuesta? ¡Por supuesto que no! «Y yo respondí: “Señor Dios, tú lo sabes». Esa es una buena manera de responder cuando Dios te hace una pregunta así: ‘Yo no sé, pero estoy seguro de que tú sí’. «Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: ‘Huesos secos, oíd la palabra del Señor’”. ‘Quiero que ahora empieces a predicar a los esqueletos, Ezequiel, que no tienen oídos, no tienen ojos, no tienen carne, no tienen corazón, pero quiero que les prediques a ellos, y les digas: «Oíd la palabra del Señor». “Así dice el Señor Dios a estos huesos: ‘He aquí, haré entrar en vosotros espíritu, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros haré crecer carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu en vosotros, y viviréis; y sabréis que yo soy el Señor.’”

Entonces Ezequiel dijo: «Profeticé, pues, como me fue mandado; y mientras yo profetizaba hubo un ruido, y luego un estremecimiento y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí, había tendones sobre ellos, creció la carne y la piel los cubrió, pero no había espíritu en ellos.

Y El dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: ‘Así dice el Señor Dios: “Ven de los cuatro vientos, oh espíritu, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.”’ Y profeticé como El me había ordenado, y el espíritu entró en ellos, y vivieron y se pusieron en pie, un enorme e inmenso ejército. Entonces El me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel».

Entonces el final del libro de Ezequiel viene acompañado con la gloriosa promesa de que Dios no va a dejar a su pueblo en el exilio. Él espera una nueva vida, un nuevo aliento, una nueva respuesta a su palabra, el fin del cautiverio y la regeneración de su pueblo.

R.C. Sproul es el fundador de Ligonier Ministries, el maestro principal de la programación de radio Renewing Your Mind, y el editor general de la Biblia de estudio Reformation

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10/27 – La deidad de Cristo

Aviva Nuestros Corazones

Serie: El Cristo incomparable

10/27 – La deidad de Cristo

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/la-deidad-de-cristo/

Leslie Basham: Nancy Leigh DeMoss dice,  a la mayoría de la gente que te encuentras hoy…

Nancy Leigh DeMoss: No les importa un Jesús que es un gran hombre, un gran maestro o un filósofo moral, ni siquiera un profeta. Pero no quieren al Jesús con toda la autoridad y el poder porque eso significa que tendrían que rendirle cuentas. 

Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

¿Crees que Jesús era Dios?  ¿Realmente importa?  Escucha a Nancy abordar estas preguntas mientras enseña a un grupo de mujeres.

Nancy: Mientras continuamos hoy con nuestra serie El Cristo incomparable, y preparamos nuestros corazones para la Pasión de Cristo y para la semana santa, queremos ver hoy la deidad de Cristo y responder la pregunta: ¿Quién fue Jesús? ¿Es Él Dios o no?

Cuando hablamos de la deidad de Cristo, esa es la pregunta que estamos abordando: la divinidad de Cristo; el hecho de que Él es Dios.  Voy a comenzar por afirmar lo que las Escrituras enseñan en muchos lugares, como por ejemplo, 1ra a Timoteo capítulo 3, versículo 16: “Dios fue manifestado en la carne”.

Cuando Jesús vino a esta tierra y nació en Belén como un bebé, eso fue Dios manifestándose en la carne — lo llamamos la encarnación, — Dios tomando forma de carne humana.  Esta es la doctrina de la deidad de Cristo.  El hecho de que Él es Dios es fundamental para el Cristianismo.  Si eso no es cierto, entonces toda la estructura se derrumba.

Como dice Oswald Sanders en el libro que hemos estado siguiendo a lo largo de toda esta serie, El Cristo incomparable , “Si Jesús no es Dios, entonces no hay Cristianismo, y los que le adoramos no somos  nada más que idólatras”.

Esta doctrina de la deidad de Cristo, el hecho de que Él es Dios es de gran importancia.  Por lo tanto, no debe sorprendernos que a lo largo de la historia hayan desafiado Su deidad, haya habido ataques a Su deidad.  La gente ha disputado esto — incluso dentro de la misma iglesia.

En el siglo IV, por ejemplo, cientos de años atrás, había un obispo llamado Ario.  Él creía y enseñaba que Jesús era un ser altamente exaltado, pero un ser creado.  Que Él no era un ser no creado y eterno como el Padre lo es.

Así que se reunió el primer concilio de toda la iglesia en el año 325 D.C. en Nicea (una ciudad de la actual Turquía) para responder a la pregunta: ¿Quién es Jesús?  El credo que surgió de ese concilio, el Credo de Nicea, todavía es recitado en muchas iglesias hoy en día.  Ese credo afirma que Jesús era de la misma naturaleza que Dios.

Ahora bien, hoy en día hay muchas religiones modernas que niegan la deidad de Cristo.  Permítanme solo mencionar algunas:

  • Los Unitarios por ejemplo creen que Jesús era “un hijo de Dios” pero no “el Hijo de Dios.”  No creen que Él es único, el Cristo incomparable.
  • Los mormones creen que Jesús fue creado por Dios y es un “hermano” de Satanás, que Jesús fue una vez un hombre que vivió en otro planeta.  Eventualmente Él progresó para ser igual a Dios, y Él vino a colonizar el planeta tierra con los “que  se convertirían en dioses” o sea seres humanos.
  • Los testigos de Jehová creen que Jesús fue solo un hombre perfecto, no Dios en la carne, y que antes de Su vida terrenal Él era el Arcángel Miguel, el primero en rango dentro de los ángeles creados.

Así que cuando esas personas llegan a tu casa a discutir sobre las religiones contigo y utilizan algunas de las mismas palabras y Escrituras con las que tú estás familiarizada, reconoce que le están dando diferentes significados a muchos de esas mismas palabras y conceptos de las Escrituras.

  • Los musulmanes por otro lado creen que Jesús fue un profeta nacido de una virgen, pero que no era Dios.

Así que tenemos diferentes religiones que niegan la deidad de Cristo, pero lo que es particularmente interesante para mí es que en los últimos 100 años ha habido un esfuerzo concertado por parte de algunos supuestos eruditos bíblicos para desacreditar la deidad de Cristo.

Quizás has escuchado el término “la búsqueda del Jesús histórico”.  El objetivo de este movimiento es supuestamente darnos una imagen del “Jesús real” al separar, cito: los hechos históricos de la mitología. Y para poder hacer eso, han tenido que analizar el registro bíblico.

Esta filosofía, la búsqueda del “Jesús histórico” tiene sus raíces en la filosofía del naturalismo.  Esa es la creencia que si algo no puede ser comprobado científicamente, no puede ser verdad.  Esta creencia rechaza lo sobrenatural.  Por lo tanto, los relatos bíblicos de Jesús como haber nacido de una virgen, o caminar sobre el agua, hacer milagros, que se levantó de los muertos, ellos descartan estas cosas porque dicen que no pueden ser objetivamente probadas como ciertas.  Estos son los eruditos bíblicos que llegan a esta conclusión.  Pero lo que pasa es que ponen en duda la fiabilidad de todas las Escrituras.

La cuestión central en el corazón de todo esto es la siguiente pregunta: ¿Es Jesús realmente Dios?  No hay pensadores serios actuales que nieguen que Él era una figura histórica.  Hay mucha evidencia para apoyar esto.  El debate es  sobre si este rabino judío que vivió en Palestina hace 2000 años era en realidad Dios en la carne.

Estoy convencida que la gente está intrigada por Jesús.  No lo pueden negar.   Pero quieren a un Jesús humano o al menos uno que es más humano que Dios.  No les importa un Jesús que es un buen hombre, o un gran maestro o un filósofo moral, ni siquiera un profeta, pero no quieren a un Jesús con toda la autoridad y el poder porque eso significa que tendrían que rendirle  cuentas.

Esta es una perspectiva diluida de Cristo — Él es un buen hombre; Él es un profeta, pero realmente no es Dios.  Él no hizo estas cosas sobrenaturales. En los medios de comunicación se le ha dado mucho espacio a esta perspectiva sobre Cristo.  Hay muchas revistas de noticias, especiales de televisión, libros populares en los últimos 20 ó 30 años, incluyendo cosas como la novela de Dan Brown El Código DaVinci”.

En ese libro de Dan Brown afirma una noción que se ha hecho popular en los últimos años, y es que “la doctrina de la deidad de Jesús, Su naturaleza divina,” dice Brown, “fue inventada unos 300 años después de su muerte por líderes eclesiásticos en el Concilio de Nicea que querían consolidar su control, entonces declararon que Jesús era Dios.”2  Él está diciendo que ellos inventaron esa doctrina 300 años después de la muerte de Jesús.

En “El Código DaVinci”, Brown afirma que “hasta ese momento de la historia [eso fue en el año 325 D.C. en el concilio de Nicea], Jesús fue visto por sus seguidores como un profeta mortal, un hombre grande y poderoso, pero un hombre y nada más.”3

Millones de personas compran y leen El Código DaVinci y creen lo que dice, aunque es ficción.  Entonces la pregunta es: ¿Está en lo correcto Dan Brown? o ¿Están las Escrituras en lo correcto?    Sabemos que la Biblia tiene la razón, pero si tú estuvieras hablando con alguien que ha sido más influenciado por El Código DaVinci que lo que ha sido influenciado por las Escrituras, ¿podrías mostrarle por las Escrituras que la deidad de Cristo no fue una doctrina inventada 300 años después de la muerte de Cristo?

Permíteme darte algunas evidencias:

La verdad es que, 700 años antes de que Jesús viniera a la tierra en forma humana, el profeta del Antiguo Testamento, Isaías, profetizó acerca del Mesías y dijo que Él era Dios.  A menudo escucharás Isaías capítulo 9, versículo 6, citado alrededor del tiempo de la Navidad:

Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, ¿de quién está hablando? De Jesús) y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Setecientos años antes de que naciera Jesús, Isaías profetizó de Su nacimiento y dijo, “Él será Dios.  Él es Dios.”  Esto no fue inventado 300 años después de que Jesús viniera a la tierra.

Una vez más, y deberíamos citar Isaías capítulo 7 versículo 14, más que lo que lo citamos en Navidad, Isaías 7:14 dice:

He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, [esto no es exactamente un acontecimiento natural] y le pondrá por nombre Emmanuel.

¿Qué significa Emmanuel? “Dios con nosotros” el Hijo de esa virgen es Dios.

Jesús mismo afirmó ser igual a Dios.  Lo ves a través de las Escrituras: “Yo y el Padre uno somos” Juan 10 capítulo versículo 30.  “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” Juan capítulo 14 versículo 9.

Hay mucha evidencia bíblica y testimonio que apoya la doctrina de la deidad de Cristo.  ¿A qué nos referimos, una vez más, cuando hablamos de la doctrina de la deidad de Cristo? Nos referimos a que Jesucristo es de la misma esencia que Dios el Padre.

Mientras me preparaba para esta sesión me encontré con un libro escrito por dos autores que es muy útil en este tema.  Se llama Poniendo a Jesús en Su lugar: El caso de la deidad de Cristo”, disponible en inglés (Putting Jesus in His Place: The Case for the Deity of Christ). En este libro, los autores presentan evidencia de la deidad de Cristo en cinco categorías

Solo déjame darte una visión general, y si estás interesada en conocer más de esto, puedes conseguir una copia de ese libro:

  • En primer lugar, Jesús comparte los honores tributados a Dios.  Vemos en las Escrituras que el Hijo debe ser honrado, adorado, y amado así como nosotros honramos, adoramos y amamos al Padre.  Él comparte los honores tributados a Dios.
  • Segundo, Él comparte los atributos de Dios.  Atributos únicos de Dios — Su omnipotencia (Él es todopoderoso), Su omnipresencia (Él está en todo lugar), Su omnisciencia (Él lo sabe todo).  Estos son atributos de Dios, pero también son atributos que en las Escrituras se le atribuyen a Cristo.  Él comparte los atributos de Dios.
  • En Tercer lugar, Jesús comparte los nombres de Dios.  Nombres que son dados a Dios en el Antiguo Testamento los ves dados a Jesús en el Nuevo Testamento: como por ejemplo, Señor, Salvador, Rey, Yo Soy, y muchos otros.  Él comparte los nombres de Dios.
  • Número cuatro, Jesús comparte las acciones que Dios hace.  Hay muchas obras en las Escrituras, obras que son prerrogativa exclusiva de Dios en el Antiguo Testamento que se le atribuyen a Cristo en el Nuevo Testamento.

Por ejemplo, leemos que Dios es el creador y sustentador del universo.  Pero en Colosenses capítulo 1 leemos que Cristo creó todas las cosas (ver versículo 16).  Lo mismo en Juan capítulo 1; Él creó todas las cosas.  “y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (v. 3).  Él es el creador y el sustentador del universo.

Vemos a Jehová Dios ejercer control soberano sobre las fuerzas de la naturaleza, y vemos a Jesús en una barca ejerciendo control sobre las fuerzas de la naturaleza de un tempestuoso mar.

Vemos a Dios perdonando pecados, y vemos a Jesús que tiene el mismo poder de perdonar pecados.  Jesús comparte las obras que Dios hace.

  • Y finalmente la número cinco, Jesús comparte el asiento del trono de Dios.  Él ejerce autoridad sobre todas las cosas.  Él ejerce juicio divino.  Él es exaltado sobre todas las cosas creadas, incluyendo a los ángeles.  Vemos a Dios sentado en el trono ejerciendo autoridad y juicio, y vemos a Cristo sentado en ese mismo trono. Así que, todas estas evidencias apoyadas en las Escrituras presentan a Cristo como de la misma esencia que Dios Padre.

He estado memorizando y meditando un poco en libro de Colosenses en las últimas semanas, mientras he estado trabajando en esta serie.  El libro de Colosenses deja claro que Cristo es Dios: “Porque agradó al Padre que en Él habitara toda la plenitud”.  Nos dice Colosenses 1:19.

Luego, en Colosenses 2:9 dice: “Porque toda la plenitud de la deidad reside corporalmente en Él”.

Es cierto que es un misterio.  Es cierto que no puedes entenderlo con una mente racional y natural.  Si no crees en lo sobrenatural, no puedes creer en la deidad de Cristo. Por eso es que este seminario de Jesús, estos supuestos teólogos se han propuesto refutar la deidad de Cristo, porque no creen en lo sobrenatural.  Pero lo cierto es que, que hay realidades que van más allá de lo que podemos experimentar con nuestras mentes y sentidos humanos, y una parte de ese misterio es que “en Cristo la plenitud, toda la plenitud de la deidad reside corporalmente en Él”.

En su clásico libro apologético llamado “Mero Cristianismo”, C.S. Lewis tiene un famoso desafío para aquellos que dicen que Jesús es un gran maestro moral, pero rechazan Su afirmación de ser Dios.   Quizás has escuchado esta frase antes, pero creo que es tan buena que amerita leerla otra vez.  Él dice:

Un hombre que fuera solamente un hombre y dijera la clase de  cosas que Jesús dijo no sería un gran maestro moral. Él sería o un lunático -o de lo contrario sería el diablo mismo del infierno.

O bien sabia Él que lo que estaba diciendo no era verdad, en cuyo caso sería un mentiroso, o no sabía que lo que estaba diciendo no era verdad y estaba loco.  Eso es lo que C.S. Lewis está diciendo.

Pero en cuanto a ti tienes que tomar tu decisión.  O este hombre fue, y es, el Hijo de Dios: o es un loco o algo peor.  Puedes tomarlo como un tonto, puedes escupirle y matarlo como a un demonio; o puedes caer a Sus pies y llamarle Señor y Dios. No vengamos con la idea condescendiente y sin sentido de que fue un gran maestro humano.  Él no ha dejado esa posibilidad abierta para nosotras.

¿Ves el desafío ahí?  Si Él es quien Él dice ser, entonces Él es Señor.

Ahora bien, la mayoría de nosotras afirmamos intelectualmente que Jesús es Dios.  Así que la pregunta que quiero que reflexionemos aquí por un momento es: ¿Y qué?  ¿Cuáles son  para nosotras las implicaciones de Su deidad?  Si Jesús es verdaderamente Dios, ¿Qué diferencia hace eso?  Me temo que muchas de nosotras como seguidoras de Cristo damos consentimiento intelectual a estas pero que no siempre estas verdades cambian nuestras vidas.  No es suficiente que conozcamos estas verdades.  Se supone que deben radicalmente moldear y cambiar nuestros mundos.

Entonces, ¿Cuál es el “Y qué” de la deidad de Cristo?  Bueno, déjame mencionar dos o tres de ellos:

Si Jesús es Dios, o mejor dicho: Ya que Jesús es Dios…

Primero, eso quiere decir que es posible que podamos conocer a Dios.  Podemos conocerlo a través de Jesucristo, que se nos dice en Colosenses capítulo 1, versículo 15 que: “Él es la imagen del Dios invisible”.  No podemos ver a Dios, pero Jesús vino a esta tierra, en forma de hombre para que pudiéramos ver la imagen…la viva imagen…del Dios invisible.

Nadie en esta sala ha visto a mi padre Art DeMoss.  Él ha estado con el Señor por más de 30 años, pero las personas que lo conocieron dicen que cuando me ven a mí, ven a un Art DeMoss en mujer.   Los ojos grandes.  Ahora bien, yo no soy la imagen EXACTA de mi padre terrenal, pero me parezco mucho a él.

Jesús es la imagen exacta de Dios.  No solo se parece a Dios;  Él es Dios, y Él nos hizo conocer a Dios.  Eso quiere decir que ¡Dios es conocible!  Lo puedes conocer hoy porque Jesucristo, quien vino a esta tierra, lo manifestó, lo reveló, y lo dio a conocer.

Luego hay otra implicación: Ya que Jesús es Dios, Él es exaltado sobre todos los demás hombres, todos los otros gobernantes, todos los otros líderes religiosos, y todos los otros supuestos dioses.  Él es el Cristo incomparable, no hay nadie como Él.  Y como tal, Él debe ser adorado, reverenciado, honrado, exaltado.

Pienso que en nuestra generación hemos hecho mucho hincapié en la humanidad de Cristo.  Él es un hermano, es un amigo que quiere relacionarse con nosotros íntimamente.  Vamos a hablar de la importancia de Su humanidad en la próxima sesión, pero me temo que algunas de nosotras hemos perdido el sentido de Su transcendencia, Su grandeza, Su señorío soberano.  Eso quiere decir que debemos tener una actitud de reverencia y de temor hacia Él.

Luego, en tercer lugar: Puesto que Jesús es Dios, eso nos dice que Él es el camino exclusivo hacia Dios.  Si Él no es divino, entonces Él es solo un hombre.  Y si Él fuera solo un hombre, sería absurdo e idólatra adorarlo y seguirlo.  Y no podría ser “el camino, la verdad, y la vida” si Él no es Dios (Juan 14:6).  Pero si Él es divino — y lo es — entonces sus afirmaciones son ciertas.

Eso quiere decir que el Cristianismo no es solo una de las muchas alternativas religiosas de las que podemos escoger, como muchas, muchas personas nos han hecho creer hoy en día.  “Tú tienes tu religión.  Y yo tengo mi religión.  No me digas nada de eso de que la tuya es la única religión verdadera”.  La gente tratará de intimidarte hoy, y si no tratan de hacértelo a ti, tratarán de hacerlo con tus hijos en la universidad.  “¿Tú crees que ese es el único camino?”

Los cristianos están siendo intimidados hoy por aquellos que dicen, “La tuya es solo una alternativa religiosa”.  ¡No!  “No hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos” que no sea en el nombre de Jesús (Hechos 4:12).  No hay salvación en ningún otro nombre más que en Jesucristo.

Puedes ver esto muchas veces en el programa de Larry King.  Él lleva a John MacArthur o alguien así y dice, “¿Me estás diciendo que nadie puede ser salvo, excepto aquellos que creen en Jesús?”  No hay muchos líderes cristianos hoy que tienen la valentía para hacer lo que John MacArthur  hace y dice, “Sí eso es lo que te estoy diciendo, Larry.”  Esa es la verdad.

Si aceptamos que Jesús es Dios, esa premisa, entonces no podemos aceptar el concepto del pluralismo religioso— que todas las religiones son igualmente válidas y verdaderas.  Si Jesús es Dios en la carne, entonces lo que Dios dice acerca del pecado y de la salvación y el juicio es mutuamente excluyente con las creencias religiosas que niegan esas verdades y también con  los sistemas religiosos que promueven u ofrecen cualquier camino hacia Dios que no sea a través de Jesucristo.  

El fundador del cristianismo, Jesucristo mismo, afirmó ser Dios.  Él exige la total lealtad de Sus seguidores, y cuando proclamamos Su deidad, cuando decimos, “Jesús es el Señor.  Jesús es Dios,” realmente estamos diciendo, “Estoy destronando a todos los demás dioses de este universo, incluyendo los ídolos en mi propio corazón, y estoy poniendo a Cristo como Señor”.

Ahora, cuando lo hacemos, eso quiere decir que tenemos que obedecerle.  Porque Jesús dijo, “¿Y por qué me llamáis: “Señor, Señor,” y no hacéis lo que Yo digo?” (Lucas 6:46)  Así que otra implicación del hecho de que Él es Dios, si Él es Señor — y sí, lo es — si le llamamos Señor   y sí lo hacemos  entonces vamos a adorarlo, honrarlo exclusivamente, a confiar en Él a confiar en Sus promesas  y a obedecerlo como Señor.

Leslie: Nancy Leigh DeMoss ha estado tratando un tema importante.  A menudo muy controversial y puesto en duda hoy en día, pero Jesús es Dios.  Es una creencia básica que tenemos que mantener.

Si te perdiste algo del mensaje de hoy, puedes escucharlo de nuevo en www.AvivaNuestrosCorazones.com.  Ahí es donde puedes ponerte al día con los mensajes que te hayas perdido de nuestra serie actual, El Cristo incomparable.  ¿Nancy?

Nancy: ¿Era Jesús realmente Dios?  Es una pregunta tan importante y me alegro de que fuimos capaces de abordar este tema en el programa de hoy.

Este programa es posible gracias al apoyo de  oyentes como tú. Así que si encuentras este tipo de enseñanza útil, ¿considerarías apoyar este ministerio con una donación?

El número a llamar es 1-800-569-5959, o puedes hacer tu donación en línea en www.AvivaNuestrosCorazones.com. Si nos llamas, asegúrate de pedir que tu donación vaya al ministerio hispano de Aviva Nuestros Corazones.

Leslie: “El pequeño Señor Jesús no llora.”  Esta idea aparece en un cuento popular de Navidad, pero probablemente no es verdad.  Nancy Leigh DeMoss describe una imagen de un Jesús completamente humano que lloró, comió, durmió, le dio hambre, y sintió emociones.  Eso es mañana en Aviva Nuestros Corazones.

 

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

1Robert W. Funk. “The Coming Radical Reformation: Twenty-one Theses.” The Fourth R, Volume 11,4, July/August 1998. http://www.westarinstitute.org/Periodicals/4R_Articles/funk_theses.html

2Dan Brown, The Da Vinci Code, 2003, pp. 233-234.

3Ibid. p 324.

4Robert M. Bowman Jr. and J. Ed Komoszewski. Putting Jesus in His Place: The Case for the Deity of Christ. Grand Rapids: Kregel, 2007.

No Es Como Yo, Jesús Adrián Romero, El Aire de Tu Casa ℗ 2005 Vastago Producciones.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Violencia y Traición

Isha – Salmos

DÍA 93 – Salmo 55

Dosis: Limpia Conciencia

Violencia y Traición

¡Destrúyelos, Señor! ¡Confunde su lenguaje! En la ciudad sólo veo contiendas y violencia; día y noche rondan por sus muros, y dentro de ella hay intrigas y maldad. En su seno hay fuerzas destructivas; de sus calles no se apartan la opresión y el engaño. (Salmo 55:9–11) (NVI)

La crisis del salmista no era solamente personal. La ciudad entera está siendo afectada por la maldad de los enemigos, el poeta describe “contiendas y violencias”, los enemigos han logrado saltar los muros que protegían la ciudad y se han apoderado de sus plazas. Por eso hace una oración imprecatoria pidiendo la destrucción de quienes oprimen y destruyen. ¿Eres tan sensible frente a la crisis de la sociedad en la que vives? ¿Cómo te sientes cuando ves el noticiero? ¿Oras por la violencia que aqueja tu país?

El salmista está tan atribulado, acongojado por su situación y la de su nación, que en su oración salta de un tema a otro, de la crisis personal, a la social, luego vuelve a la personal y nos describe la terrible traición de la que ha sido víctima: “Si un enemigo me insultara, yo lo podría soportar; si un adversario me humillara, de él me podría yo esconder. Pero lo has hecho tú, un hombre como yo, mi compañero, mi mejor amigo, a quien me unía una bella amistad, con quien convivía en la casa de Dios. Descubre la identidad del traidor como alguien muy allegado a él, un amigo y hasta tal vez alguien de su propia familia, por eso el dolor es más agudo.

Luego describe cómo es el proceder y el comportamiento de los traidores: “Esa gente no cambia de conducta, no tiene temor de Dios. Levantan la mano contra sus amigos y no cumplen sus compromisos. Su boca es blanda como la manteca, pero sus pensamientos son belicosos. Sus palabras son más suaves que el aceite, pero no son sino espadas desenvainadas.”

Al leer estas palabras recordé la experiencia del Señor Jesús, cuando uno de sus amigos, un hombre de su confianza, que Él había elegido como discípulo, llegó a prenderle al frente de una turba enardecida con palos, antorchas y armas Éste conocía el lugar donde Jesús solía llevar a sus amigos a buscar la quietud posiblemente para entonar himnos y orar. Sin reparo, descubrió a los enemigos su refugio y lo entregó con un beso. ¿Se parece a las personas que el salmista describe? ¡Por supuesto! Judas levantó la mano contra su amigo, no cumplió su pacto de amistad, sus palabras fueron suaves y dulces aunque escondían una vil traición y su espada desenvainada fue un beso.

¡Qué interesante que en ese momento de tensión y temor por lo que se avecinaba, Jesús no permitió la violencia, nos enseñó con su vida cómo encauzar nuestras emociones dañadas por la traición y qué hacer con nuestros deseos de venganza. ¡Aprendamos de Él!

Oración: Señor enséñame a ver con ojos de misericordia al que traiciona mi confianza y a perdonar. ¡Enséñame a no desenvainar mi espada! Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 108). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

El llamado de la cruz

Viernes 6 Diciembre

Le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.

Juan 19:18

Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados.

Isaías 53:5

El llamado de la cruz

http://labuenasemilla.net/20191206

Entre todos los acontecimientos de la historia, hay uno capital, que se dirige al hombre de hoy como lo hizo al del pasado: Jesucristo, a quien mataron mediante un terrible suplicio, la crucifixión, dio voluntariamente su vida para salvar al hombre. Ocho siglos antes de ese acontecimiento, el profeta Isaías describió los sufrimientos de Jesús, el Hijo de Dios (Isaías 53). Jesús mismo anunció su muerte en la cruz y sus consecuencias: “Si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo” (Juan 12:32). El lugar donde la cruz fue levantada estaba a la vista de todos. Era necesario que su crucifixión fuera pública para que se constatara el hecho de que Cristo sufría y moría por la humanidad, a fin de que todos pudieran recibir la salvación de Dios.

Un día, el joven conde de Zinzendorf (Alemania, 1700-1760) quedó estupefacto ante una obra de arte que representaba a Cristo en la cruz. El pintor había agregado algunas palabras al pie del cuadro: «Esto he hecho yo por ti, ¿qué has hecho tú por mí?». Estas palabras puestas en la boca de Cristo lo alcanzaron como una flecha, y el joven se sintió interpelado por Dios mismo. En primer lugar respondió creyendo que Jesús había llevado en la cruz el castigo por sus pecados. Luego pasó su vida sirviéndole.

Si uno no percibe el amor de Dios, tampoco comprende lo que Jesús hizo muriendo en la cruz, incluso le parece una locura. Pero la resurrección del Hijo de Dios demuestra la grandeza infinita de Su persona y de Su obra. Desde hace dos mil años, la cruz de Jesús hace su llamado, ¿cómo responderá usted?

Eclesiastés 2:12-3:22 – Santiago 5 – Salmo 138:6-8 – Proverbios 29:9-10

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