20/63 – El Corazón del Problema | Marcos 7:1-23 

Iglesia Biblica del Señor jesucristo

Serie: Marcos

20/ 63 – El Corazón del Problema | Marcos 7:1-23

Ps. Sugel Michelén

El pastor Michelén ha formado parte del Consejo de Ancianos de Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo en Santo Domingo, República Dominicana, durante más de 30 años.Tiene la responsabilidad de predicar la Palabra regularmente en el día del Señor.Tiene una Maestría en Estudios Teológicos y es autor de varios libros: Historia de las Iglesias Bautistas Reformadas de Colombia, Coautor junto al Pastor Julio Benítez; La Más Extraordinaria Historia Jamás Contada, Palabras al Cansado – Sermones de aliento y consuelo; Hacía una Educación Auténticamente Cristiana, El que Perseverare Hasta el Fin; y publica regularmente artículos en su blog “Todo Pensamiento Cautivo”https://www.todopensamientocautivo.com/

Él es instructor asociado en Universidad Wesleyana en Indiana (IWU), extensión en español; enseña Filosofía en el Colegio Cristiano  Logos; y durante 10 años, ha sido profesor regular de la Asociación Internacional de Escuelas Cristianas (ACSI)  para América Latina. El pastor Michelén, junto a su esposa Gloria tiene tres hijos y cuatro nietos.

Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo

35 – El Cristiano y El trabajo 2da Parte

Entendiendo los Tiempos

Primera Temporada

35 – El Cristiano y El trabajo 2da Parte

ENTENDIENDO LOS TIEMPOS

Surge en el 2013 como programa de radio bajo la cobertura de la emisora cristiana Radio Eternidad en la estación 990am. Las temáticas de nuestro programa son diversas y contemporáneas con las necesidades que se presentan  hoy en día en la sociedad. Todo tema es llevado a la luz de la Palabra de Dios que es la única mediadora entre los hombres y la única verdad que puede hacerle libre. Tratamos diferentes temas con el propósito de entender el presente bajo una cosmovisión bíblica y actuar en base a esta. Con nuestro productor Andrés Figueroa y el equipo de Gracia TV, quienes semanalmente transmiten este programa en un formato para Radio y TV.

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La soberanía de Dios

Ministerios Ligonier

Renovando tu Mente

La soberanía de Dios

R.C.Sproul

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En esta sesión de nuestro estudio de la predestinación, quisiera enfocar nuestra atención en la soberanía de Dios. Una de las razones por las que creo que es importante empezar con esto en nuestro estudio de esta doctrina es porque es un área en la que casi todos los cristianos están de acuerdo. Concordamos en que Dios es soberano.

La manera en que entendemos la soberanía de Dios puede diferir de un cristiano a otro, pero en sí, todos nos adherimos a la confesión de que Dios es soberano. El tercer capítulo de la Confesión de Westminster empieza con estas palabras, “Dios desde toda la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su propia voluntad, ordenó libremente e inmutablemente” (es decir sin ninguna posibilidad de cambio) Dios “ordenó libremente y de forma inmutable todo lo que acontece;”

Hagamos un alto aquí en el punto y coma. Dios, desde la eternidad, según su propio y santo consejo ordenó de forma libre e inalterable, o predeterminó todo lo que iba a pasar. Hice un alto en esa parte en la clase del seminario y le dije a mis estudiantes, “¿Cuántos de ustedes creen en esta declaración?”

Ahora, ustedes tienen que saber que se trataba de un seminario presbiteriano, por lo que esos estudiantes estaban bien anclados en la tradición agustiniana, y por eso obtuve como el 70% de los votos, una gran mayoría lo creía.

Luego dije, “OK, ¿cuántos de ustedes no creen en esa declaración? Y más o menos 30 manos se levantaron, y les dije, “Está bien, ahora déjenme hacerles otra pregunta”. Sin temor a recriminaciones, nadie los va a señalar, solo quisiéramos saber, tengan la libertad de presentar su posición — ¿cuántos de ustedes se llamarían a sí mismos “ateos”?

Y nadie levantó su mano. Y empecé a hacer uso de mis dotes de Sherlock Holmes: “Solo hay una cosa que no entiendo”, les dije –Miré a esos 30 que habían levantado sus manos, y les dije, “¿Les molestaría si les hago una pregunta personal?”

Les dije, “No puedo entender por qué los que levantaron su mano diciendo que no creen en esta afirmación, no levantaron su mano cuando pregunté si eran ateos”. Y ellos me miraron con una mezcla de perplejidad y desconcierto—la misma clase de mirada que estoy viendo en sus ojos ahora—y les decía, “porque si ustedes no creen en esa declaración, está claro que, en esencia, al final, son ateos”.

Y es posible que fue la frase más desconcertante que ellos jamás oyeron en sus vidas.

Les dije, “Bueno, entendamos que esta declaración que acabo de leer, de que Dios ha pre-ordenado todo lo que pasará, no es una declaración que es única al calvinismo o al presbiterianismo.

No distingue a la tradición reformada de otras tradiciones; ni siquiera distingue a los cristianos de los judíos o de los musulmanes. Esta declaración distingue a los teístas de los ateístas. Ahora, ellos seguían desconcertados mientras continuaba con mi arenga, y les dije,

“¿No ven que si hubiera algo que pasa en este mundo fuera de la pre-determinación de Dios, que si no hay un sentido por el cual Dios está ordenando todo lo que va a pasar, entonces, en cualquier momento algo sucede fuera de la pre-determinación de Dios; y, por lo tanto, está pasando fuera de la soberanía de Dios?”

Porque entendemos que cuando hablamos acerca de Dios ordenando las cosas, hay diferentes maneras en las que Dios ordena que pasen; esto no necesariamente significa que Dios se lanza al planeta y hace que algo pase a través de un involucramiento directo e inmediato de su parte. Pero la clave, yo creo, en esta declaración, tiene que ver con la palabra “ordenar”. Todo lo que esta declaración expresa es que Dios es soberano sobre todo lo que pasa.

Todo lo que pasa en este mundo no puede suceder separado de la soberanía divina. Algunas veces distinguimos entre lo que se conoce como la voluntad eficaz de Dios y su voluntad permisiva. De seguro has oído esas distinciones.

Permítanme trabajarlas y definirlas en los términos más fáciles. Si algo pasa en este mundo, por el poder de los humanos, por el poder de la naturaleza, por el poder de las máquinas, Dios siempre tendrá el poder y la autoridad para evitar que al menos suceda, ¿no es cierto?

Y si Él no evita que eso pase, entonces significa al menos lo siguiente: que Él ha escogido que eso suceda. Eso no significa que lo aplauda; no significa que esté a favor, como si Él le diera su consentimiento divino, pero lo permite, no en el sentido, una vez más, de aprobarlo todo el tiempo, sino que Él permite que suceda, y al permitirlo, Él está tomando una decisión, y la está tomando de forma soberana.

Y Él conoce por adelantado lo que va a pasar, y si Él decreta que esto llegue a pasar, Él está reteniendo su soberanía sobre eso. Ahora, si las cosas pasan en este mundo fuera de la soberanía de Dios, entonces eso simplemente significa que Dios no es soberano.

Y la razón por la que hice la pregunta del ateísmo es, por supuesto, que si Dios no es soberano, entonces Dios no es, ¿qué? Dios.  Así de simple. Si Dios no es soberano, Dios no es Dios, y si el dios en el que tú crees no es un dios soberano, entonces no crees realmente en Dios. Puedes tener una teoría de Dios, puedes tener un teísmo teórico, pero al final, para todo propósito práctico, no es diferente del ateísmo porque estás creyendo en un dios que no es soberano.

Ahora, ¿Cuáles son las consecuencias prácticas de un Dios que no es soberano? Piensa en esto desde la perspectiva de aquellos que se profesan cristianos. Me gusta explicarlo de esta manera: Si hay una molécula en el universo corriendo, fuera del control de la soberanía y el control de la soberanía de Dios, a lo que llamo, “una molécula suelta”, entonces, lo que esto implica en forma práctica para nosotros como cristianos es que no tenemos ninguna garantía de que alguna promesa futura que Dios ha hecho a su pueblo se llegue a cumplir.

Hay una vieja rima infantil estadounidense que dice: ‘a falta de un clavo, el zapato se perdió; a falta de un zapato, el caballo se perdió; a falta de un caballo el jinete se perdió, a falta de un jinete la batalla se perdió, ¿se perdió la guerra?’ Una bacteria pulmonar se llevó a Simón Bolívar a los  47 años, y la historia de Sudamérica ya no fue la misma. Algo minúsculo como eso puede cambiar el curso de la historia.

Una bala en la cabeza de John Kennedy cambió el curso de la historia de Estados Unidos. Ahora, si tenemos una molécula suelta andando por allí, no tendremos la más mínima seguridad de que esa sola molécula no se convertiría en el grano de arena que dañe la maquinaria del plan eterno de Dios.

Podría ser que lo que está desbocado haga que, finalmente, sea imposible el retorno de Cristo a este planeta. Podría ser lo que destruye cualquier esperanza para la consumación del reino de Dios, y deja todas las promesas de Dios sin cumplirse.

¡No existen moléculas sueltas en un universo donde Dios es soberano! Ahora necesito continuar con lo que dice la Confesión de Fe de Westminster.

¿Recuerdan que paramos en un punto y coma? Después de ese punto y coma, la Confesión rápidamente añade, “que aunque Dios ordena todo lo que va a pasar, sin embargo, lo hace de tal manera que, “Él no es el autor del pecado, ni violenta la voluntad de las criaturas, ni quita la libertad o contingencia de causas secundarias, sino que, más bien, las establece”.

Entonces no estamos hablando de un determinismo rígido que elimina criaturas libres. Sino que estamos afirmando a un Dios soberano que es soberano aun sobre criaturas libres. Ese es el punto que hace la confesión. Ahora, esto nos lleva al espinoso problema que surgió, al menos brevemente, en uno de nuestros momentos de discusión.

“Si Dios es totalmente soberano y si la gente está caída y algunos perecen, ¿cómo puede Dios, que es soberano, permitir el mal en el mundo? ¿cómo puede Dios permitir que la gente perezca?

Si Dios sabe de antemano, por ejemplo, que tal persona va a nacer y va a vivir su vida y que perecerá eternamente en el infierno, ¿cómo puede un Dios bueno permitir que eso suceda?”

Para presentarles el problema de una forma más gráfica, consideremos por un momento la relación de un Dios soberano con un mundo que está caído, porque hay dos cosas con que todo cristiano concuerda: 1) que Dios es soberano y 2) que el mundo está caído.

¿No coincidimos todos en eso? De hecho, no hay discusión en ese punto entre Calvinistas y Arminianos o Agustinianos y Semi-Pelagianos.Todos afirmamos que Dios es soberano y todos afirmamos que el hombre está caído.

Es el tema de la relación entre el Dios soberano y un mundo caído el que ahora capta nuestra preocupación y nuestra atención. En esencia hay cuatro maneras en las que Dios puede relacionarse, como Dios soberano, con un mundo caído. Número 1, Dios pudiera decidir no darle a ningún caído la oportunidad de salvación.

Su amor es un amor justo y santo y un Dios justo y santo no- ‘tie-ne’ que amar a una creación rebelde al punto de extenderle misericordia. Él podría amar al hombre caído y castigar al hombre caído, a quien Él ama, como una expresión de su justicia. (Veremos eso después).

Enfoquémonos por ahora en las cuatro cosas que Dios puede hacer. Él puede decidir eso, “No daré oportunidad a persona alguna para que sea salva.” Ahora, antes de seguir, déjenme preguntar lo siguiente: Si Dios decidiera no salvar a nadie, ¿habría algo de malo con eso?

Si Dios decidiera castigar a la raza humana entera debido al rechazo a Dios y la rebelión a Dios por parte de la raza humana, la única objeción que pudiéramos señalar es que Dios es justo.

¡Y eso no llega a ser una objeción!

Es decir, pueden imaginarse a un abogado levantándose en una sala de juzgado y diciendo: “Objeción su Señoría. No estoy de acuerdo con esa decisión porque es justa”.

¿Qué tan lejos podría llegar eso? Es decir, Dios estaría perfectamente justificado para ejercer justicia contra una creación injusta.

Pero saben qué, acechando detrás de esto, está de alguna manera, la suposición de que Dios, si en efecto va a ser un Dios bueno, tiene que ser misericordioso.

Y como siempre he dicho a mis estudiantes, ese es uno de los grandes peligros del pensamiento cristiano. Tan pronto tu mente te dice que Dios tiene que ser misericordioso o que Dios tiene que ser amable, tan pronto pienses por un segundo que Dios está obligado a ser misericordioso, una alarma debería sonar en tu cabeza y alertarte de que ya no estás pensando más en misericordia.

Porque, por definición, la gran diferencia entre misericordia y justicia es que la misericordia nunca, nunca, nunca es obligatoria. La misericordia, por definición, es algo que Dios no tiene que hacer. Es algo que Dios hace de forma voluntaria, libre.

Pero tan pronto como pienses que Él nos debe misericordia, tú ya dejas de pensar en misericordia. La justicia se puede deber, pero la misericordia nunca es obligatoria.

¿Entendemos eso? Tenemos que entender ese principio. Bueno, esa es una opción.

Dios podría haber dicho: nadie en este planeta, ya que todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios –y Él percibe desde la eternidad, Él nos ve, Él ve nuestra caída— Él dice que pudiera decidir no dar ninguna oportunidad para salvación.  ¿Cierto? Lo Segundo es que Él podría brindar una oportunidad para que todos sean salvos. (En realidad, hay seis cosas que podríamos hacer aquí y estoy tratando de acortar por efectos del tiempo, y voy a poner entre paréntesis aquí –o Él podría crear una oportunidad para que algunas personas sean salvadas).

Pero, a fin de cuentas, Dios podría darle al mundo una oportunidad de salvación y establecerlo de tal manera que todos, o algunas personas, al menos tuvieran la oportunidad de ser salvos;

Pero no hay garantía de que alguien podría salvarse. ¿Estamos? A eso nos referimos con ‘oportunidad’. Dios es un redentor de igualdad de oportunidades en este esquema. La tercera opción es que Dios, haciendo ejercicio de su poder y soberanía, pudiera inmiscuirse en la situación humana, no solo brindando una oportunidad de salvación, sino obrando en los corazones de la gente caída, para asegurar la salvación de algunos.

O pongámoslo de esta manera: asegurar la salvación de todos. Es decir, Dios puede intervenir a favor de todos, asegurando su salvación. Es decir, en su soberanía, Él podría guiar los pasos de una persona y así influenciar internamente sus corazones para llevarlos en efecto a la fe.

Ahora, de nuevo, ¿Tiene Dios es poder de hacer eso? Sí. Ahora, Él podría hacer eso por algunos o podría hacer eso por todos. Estas son distintas opciones que Dios tenía o tiene.

A lo que queremos llegar en esta serie es: ¿Qué es lo que en realidad ha hecho? Ahora, ¿revela la Biblia que Dios no ha provisto oportunidad para que alguien sea salvo?

Como cristianos, esa la podemos eliminar de inmediato. No hay discusión allí. Todos concordamos que este no es un punto de vista bíblico, que Dios no haya hecho provisión alguna para la salvación.

Ahora, ¿qué hay de la idea de que Dios intervenga en la vida de todos y asegure la salvación de todos? ¿Cómo llamamos a este enfoque? Universalismo. Y hay cristianos que creen en el universalismo.  Pero, históricamente, el debate entre el semipelagianismo y el agustinianismo no es un debate alrededor del universalismo.

En esos dos puntos de vista ambos concuerdan, ¿en qué? Que solo algunas personas, finalmente, son salvadas. Ellos son particularistas en lugar de universalistas.

Pareciera que la Biblia enseña, creo claramente, que hay quienes están perdidos, finalmente perdidos y que en el día del juicio final se perderán. Como nuestro Señor señala: algunos serán enviados a la oscuridad exterior para siempre, llorando y crujiendo los dientes.

Entonces, creemos que hay algunas personas que nunca serán redimidas.  Entonces esto debe ser eliminado. Ahora lo que nos queda son estas alternativas: o Dios da la oportunidad a todos o solo a algunos; o Dios hace más que simplemente poner a disposición una oportunidad.

Él realmente interviene y se asegura de que algunas personas sean salvadas. Ahora, esto es lo que llamamos (eso debería ser algo en que Dios asegura que algunos sean salvos)

Ahora, esta es la posición del agustinianismo: que Dios garantiza la salvación de los elegidos o de aquellos que están predestinados a ser salvos. Las opiniones no-agustinianas caen bajo esta categoría, una u otra. Sea que Dios haga posible para todos o para algunos el ser salvos.

Todos tienen la oportunidad, o algunos tienen la oportunidad. Ahora, antes de debatir sobre cuál es realmente el caso, permítanme hacer esta pregunta: ¿Podría Dios garantizar la salvación de todos, si así Él lo decide? ¿Él tiene el poder soberano para hacerlo?

Ahora, ten presente que una de las objeciones más frecuentes a la postura agustiniana de la predestinación es que Dios interviene en la vida de ciertas personas y garantiza su salvación, pero no lo hace por todos. Y la objeción para la postura no agustiniana es: “¡Hey Dios! ¡Eso no es justo! Si lo vas a hacer por algunos, entonces tú lo tienes que hacer, ¿por quién? ¡Por todos!

Pero ¿te das cuenta que la persona tiene el mismo problema? Si esta persona cree que Dios tiene el poder de otorgar a todos la salvación, y no lo hace, realmente ese argumento se derrumba porque todo lo que Dios hace en ese caso es dar la oportunidad a humanos caídos para ser salvos.

En este caso, Dios hace más que dar la oportunidad; Él asegura que algunas personas serán salvadas. En este esquema, no hay seguridad de que alguien sea salvado.

De hecho, como creo que veremos luego, nos asegura que si tomamos en serio el punto de vista bíblico del ser humano caído, su actitud hacia Dios y la gracia de Dios, al menos garantizaría en mi mente que nadie sería salvo.

En otras palabras, a lo que me refiero es que una de las principales objeciones a la posición reformada o agustiniana es que no es lo suficientemente benévola, cuando de hecho, es más que benévola. Porque Dios no solo dice: “Está bien, aquí está la cruz. Elígela si quieres”, y deja a las personas a su decisión. Pero Dios aplica la obra de Cristo. El Espíritu Santo obra en personas que están muertas en delitos y pecado para llevarlos a la fe y para asegurar que la muerte de Cristo nunca sea en vano, que Cristo verá la angustia de su corazón y quedará satisfecho.

Las Escrituras hablan de Dios entregando personas, Dios el Padre entregando personas a Dios el Hijo. Entonces, lo que vemos aquí es que el único esquema, en el que al menos nos favorece, teóricamente, la oportunidad se da a todos. Cualquiera que crea en el Evangelio puede ser salvo. Sin embargo, hay millones, millones y millones de personas que nunca escuchan el Evangelio, que de hecho no tienen la oportunidad.

La única oportunidad real, de lo único que realmente podemos hablar aquí es que algunos tienen la oportunidad; algunos que no están predestinados tienen la oportunidad de ser salvos.

Es decir, este argumento sería que todos los que escuchan el Evangelio, al menos tienen la oportunidad de ser salvos. Pero Dios no ha garantizado que todos en el mundo escucharán el Evangelio.

¿Podría Dios asegurarse de que todos en el mundo escuchen el Evangelio? ¿Podría anunciarlo en las nubes si así lo quisiera? Sí, pero Él no lo hace. Y entonces nos quedamos con el problema de que Dios no hace todo lo que Dios, posiblemente, podría hacer.

Dentro de los límites de su propia rectitud, Él no hace todo lo posible para asegurar la salvación del mundo. Ahora, ¿por qué no? No lo sé. No tengo idea por qué no. Sé que él no lo hace. Eso sí está claro. Y sé que no hay sombra de variación alguna en Él.

Sé que Dios no tiene la menor obligación de salvar a nadie, y sé que Dios salva a algunos. Pero Dios es Dios, y Dios le recuerda a su pueblo un principio crucial de la soberanía divina.

Lo veremos de cerca más adelante en esta serie, donde Dios le recuerda a Moisés y luego a la iglesia a través de Pablo, de su prerrogativa divina. “Tendré misericordia del que yo tenga misericordia.” Dios nunca debe misericordia.

Rápidamente, si Dios solo salva a algunas personas, tenemos que entender que hay dos grupos de personas en el mundo: los salvos y los no salvos. Pero todos son parte de un grupo de pecadores. Todos han caído; todos están en rebelión contra Dios. Lo que Dios hace, según la posición agustiniana, es que soberanamente elige, escoge y redime a algunos y al resto los pasa por alto.

Entonces, lo que tienes en este esquema es que de un grupo tiene misericordia. ¿Qué obtiene este grupo? Justicia. ¿Quién obtiene injusticia? Nadie obtiene injusticia.

Ahora, misericordia no es justicia. Misericordia es no-justicia e injusticia es no-justicia. Pero injusticia y misericordia no son lo mismo. Ambos están fuera de la categoría de justicia. Aquí está la justicia, y aquí tenemos la no-justicia y la no- justicia es de dos formas: misericordia e injusticia.

Una forma de no-justicia es la misericordia. ¿Hay algo pecaminoso o perverso en la misericordia? No, la misericordia es totalmente buena. ¿Hay algo pecaminoso o perverso en la injusticia? Sí, la injusticia es una violación de la justicia. La injusticia es pecado; la injusticia es malvada.

Ahora, si Dios le mostró Misericordia a este grupo, e injusticia a este grupo, entonces Dios vería comprometida su integridad. Pero Dios le da justicia a un grupo, misericordia a otro grupo. Nadie ha sido víctima de injusticia en manos de Dios.

Bueno, tengo que parar en este punto y decirles que en nuestra próxima sesión consideraremos dónde entra en juego el libre albedrío del ser humano en todo esto.

R.C. Sproul es el fundador de Ligonier Ministries, el maestro principal de la programación de radio Renewing Your Mind, y el editor general de la Biblia de estudio Reformation

http://www.ligonier.es

21/27 – La angustia del alma de Cristo

Aviva Nuestros Corazones

Serie: El Cristo incomparable

21/27 – La angustia del alma de Cristo

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/la-angustia-del-alma-de-cristo/

Leslie Basham: Nancy Leigh DeMoss ha estado meditando en la oración de Jesús en Getsemaní, y hay un punto en el cual las palabras no son suficientes.

Nancy Leigh DeMoss: No podemos comprender la profundidad de los horrores que Cristo enfrentó en el Huerto de los Olivos, en Getsemaní, mientras contemplaba la cruz.

Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh Demos en la voz de Patricia de Saladín

Nancy: Hasta aquí en esta serie sobre El Cristo incomparable, hemos estado escudriñando la persona de Cristo. Hemos hablado de Su encarnación, Su nacimiento y Sus primeros años. Hemos visto Su humanidad y Su divinidad—el hecho de que Él es  hombre y es Dios. Hemos visto Su bautismo, Su tentación, Su transfiguración. Hemos considerado  Su inocencia y Su espíritu de oración. Hemos visto Su humildad y Su serenidad, y  estamos asombradas.

Nuestros corazones están diciendo: «¡Señor, Tú eres verdaderamente incomparable!»  Creo que en muchos de nuestros corazones, Dios nos ha estado dando una nueva visión de lo maravilloso que es Cristo. Pero quiero sugerir que no es suficiente solo ser sorprendidas con Cristo, el saber que Él es incomparable. El diablo sabe que Jesús es incomparable. Tenemos que hacernos la pregunta: «¿Cuál es el propósito de todo esto—el propósito de Su venida a la tierra; que Él sea Dios y    hombre, su oración, su ser sin pecado, Su humildad, Su serenidad? ¿Para qué fue todo esto? ¿De qué se trató todo esto? »

Así que en los próximos días, a medida que continuamos en esta serie y nos preparamos para la Semana Santa y el Domingo de Resurrección, queremos ver la obra de Cristo a  favor nuestro, que fue posible por ser quien Él era y a causa de Su vida sin pecado.

Hoy queremos ir con Cristo al Huerto de Getsemaní, donde vamos a ver lo que Oswald Sanders llama en su libro  “la angustia del alma” de Cristo, El Cristo incomparable”.

Cuando llegamos a Getsemaní, en cierto sentido estamos paradas en tierra santa, sentimos como si estuviéramos adentrándonos a una escena increíblemente íntima—sintiendo que tal vez no deberíamos estar ahí para esta visión profundamente personal de Cristo en un momento de debilidad y de intensa angustia y  de tentación.

Me encontré a mí misma resistente a entrar a través de mi propia meditación, y mucho menos para enseñarla a los demás, porque no hay manera de hacerle justicia a esta escena. Estamos hablando de misterios aquí que es imposible que comprendamos  totalmente. Pero el hecho es que este pasaje se registra en la Escritura, creo que eso significa que la intención de Dios para nosotros  es que seamos testigos de esta escena y meditemos sobre ella, recordando que era una parte muy importante de la pasión de Cristo.

Ahora, vamos a dar un paso atrás y a contextualizar  el  entorno y el escenario donde se encuentra el Jardín de Getsemaní. Recuerda que Jesús acababa de comer la última cena con Sus discípulos. Cuando se fueron recuerdas, ¿qué hicieron? Ellos cantaron un himno—ya hablamos sobre eso.

Jesús sabía que dentro de poco tiempo iba a ser traicionado, arrestado, juzgado y crucificado, por lo que tomó los tres discípulos más cercanos a Él, a Pedro, a Santiago y a Juan— caminó con ellos desde el aposento alto, atravesando el valle de Cedrón, hasta el Monte de los Olivos, que es más o menos una milla de largo de cadenas de colinas justo al este de Jerusalén. El monte está por encima del templo, es muy boscoso, con un montón de olivos.

Es posible que quieras ir a Google y hacer una búsqueda sobre el Monte de los Olivos. Encontrarás algunas fotos que te darán una representación real y visual del tipo de paisaje que había allí, todos estos olivos retorcidos en esa área.

En la parte inferior de la ladera del Monte de los Olivos se encuentra el Huerto de Getsemaní. Esa palabra viene de una palabra hebrea que significa «prensa de aceite». Como veremos, se le puso ese nombre de manera apropiada, ya que aquella noche en medio de los olivos, el Hijo del Hombre, el Hijo de Dios fue «oprimido» más allá de todo lo que podemos imaginar.

Ahora, el mundo antiguo tenía una gran cantidad de usos para el aceite de oliva. Se utilizaba para cocinar, para conservación, para el cuidado de la piel, los cosméticos, para la curación. Las lámparas se encendían con mechas sumergidas en aceite de oliva. El aceite de oliva se utilizaba para la unción. Había un montón de propósitos para el aceite de oliva.

Es interesante leer sobre cómo las aceitunas se procesaban para producir ese aceite. Creo que ese proceso es una metáfora o una imagen de lo que Cristo sufrió en ese huerto.

Primero se golpeaban los olivos para que las aceitunas cayeran al suelo. Luego las aceitunas se recogían y se colocaban en un recipiente redondo de piedra; luego se trituraban o se pulverizaban haciendo rodar una gran piedra de molino sobre la cuenca. Cada célula de la aceituna contiene una pequeña gota de aceite de oliva, y cuando la piel de las aceitunas se rasgaba bajo el peso de la piedra, el aceite de cada célula era liberado. Curiosamente, a medida que  las aceitunas se trituraban, un líquido rojizo brillante comenzaba a fluir fuera de la fruta.

Vi una foto de esto en Internet, y me trajo  a la mente ese versículo en Lucas 22 que nos dice que cuando Jesús agonizó en oración ferviente, “su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra» (v. 44).

Un escritor ha dicho: «Su corazón fue aplastado como en un lagar, y esto forzó a salir un sudor de sangre de todas Sus venas».

Bueno, pero se requiere todavía una mayor presión para producir aceite de oliva, por lo que finalmente la pulpa de la aceituna se tritura hasta formar una pasta. Y esa pasta era untada sobre las esteras apiladas unas encima de la otra debajo de una gran piedra. Esa piedra fue llamada «Getsemaní», la prensa de aceite. Bajo el peso y la presión de esa piedra enorme, se sacaba más líquido fuera de la pasta, y entonces el aceite se separa de la pasta.

¡Qué imagen tenemos en todo esto, de lo que Cristo padeció en el huerto de esa “prensa de aceite”en Getsemaní!

En los relatos de los evangelios, hay palabras fuertes que se usan para describir la intensa presión por la que Jesús pasó, en esa «prensa de aceite» de Getsemaní. Escucha algunos de estos versículos y escucha la intensidad de estas palabras:

Mateo capítulo 26 nos dice: en el versículo 36

“Entonces Jesús llegó con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, [la prensa de aceite] y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí mientras yo voy allá y oro. Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse (esa es una palabra que significa «triste, hasta tener dolor interior)  y a angustiarse.” (v. 37)

En el idioma original significa «estar en angustia de la mente, sentirse lleno de tristeza. Uno puede sentir el peso de la piedra que descendía sobre Él, apretándolo, presionándolo.

El pasaje paralelo en Marcos capítulo 14 el versículo 33 dice:

“Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a afligirse y a angustiarse mucho”.

Esa es una palabra diferente a la utilizada en Mateo. Esta significa «asombrarse por completo, estar aterrorizado”. Él comenzó a entristecerse y a angustiarse mucho.

Ahora, de vuelta a Mateo capítulo 26 dice:

Entonces Él les dijo: » Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad conmigo. Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras. (vv. 38-39).

Ahora, tomando en cuenta la versión de Lucas, en el capítulo 22 dice: «Entonces se le apareció un ángel del cielo, fortaleciéndole» (v. 43).

Ahora, veo eso, y yo pensaría, si no supiera el siguiente versículo: «¡Ah! ¡La presión le será quitada! Él ha sido fortalecido por un ángel. Pero, el versículo siguiente en Lucas 22, dice:

“Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra”.

El ángel lo fortaleció no para liberarlo de la presión, sino para darle la gracia y la resistencia para orar con más fervor en agonía.

La palabra griega es agonía—así como suena en español. Es una palabra que significa «un combate, un concurso, con un énfasis en el dolor y en el trabajo que implica el conflicto». Esa palabra agonía—Él estaba en una agonía—se usa para referirse a la emoción temblorosa y a la ansiedad producida por el miedo o la tensión antes de un combate, antes de una lucha o de una pelea.

Él sabe que irá a ese combate contra el infierno para la salvación de nuestras almas, y Él está en esta gran agonía, temblor y ansiedad frente al dolor y al trabajo que implica ese conflicto. Está bajo la piedra, apretado en esa prensa de aceite.

Hebreos capítulo 5 nos dice que: «Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la muerte» (v. 7). Seguro haciendo referencia a  Getsemaní, y tal vez a otras oraciones, pero sin duda se refiere a las oraciones de Getsemaní. Gran clamor.

Estas son dos palabras que cuando las pones juntas significan «gritos bulliciosos, y poderosos clamores fuertes». Él está clamando a Su Padre. La piedra es pesada, está presionado hacia abajo. El sudor cae como sangre. Está saliendo aceite debido a la gran presión. Y cada célula de su cuerpo va a ser triturada en la cruz. Él grita. Él está preocupado, está triste. Está muy angustiado. Es muy triste. Está en una agonía. Él clama a gritos.

Y ahora, puedes preguntarte: ¿Por qué Jesús experimentó tal angustia de Su alma al momento de Su muerte inminente, cuando leemos que otros mártires han ido a la muerte con serenidad y cantando?

Bueno, el hecho es que Jesús no fue un mártir, y los mártires que murieron cantando y en paz no sufrían por sus pecados o por el pecado de otros. Debido a la muerte de Cristo en la cruz, la culpa y el castigo por sus pecados habían sido eliminados. Así que en los momentos más oscuros de aquellos mártires, que dieron sus vidas por Cristo, a través del peor de su sufrimiento, Dios nunca les dio la espalda o los abandonó, como lo hizo con su propio Hijo.

Eso pone nuestros problemas, nuestras presiones y las situaciones en perspectiva, ¿no es así? Nunca vamos a luchar como Él lo hizo, ni en los momentos más oscuros. No podemos ni siquiera entender la profundidad de los horrores de lo que Cristo enfrentó en el huerto de Getsemaní, al contemplar la cruz.

Quiero leerles varias citas de un libro que se ha convertido en una bendición para mí. Lo estoy sosteniendo aquí. Se llama El Salvador sufriente” de FW Krummacher. Krummacher vivió desde el 1796 hasta 1868, así que este es un libro antiguo. Tiene un lenguaje antiguo, pero es muy rico.

Simplemente te lleva a través de la semana de la pasión de Cristo. Cuando llegué al capítulo de Getsemaní,  casi me dejó sin aliento. Fue tan potente y los conceptos  realmente penetraron mi corazón. Quiero leerles varias citas de este libro escrito por Krummacher, El Salvador sufriente”.

Krummacher habla de tres causas en las que se basó la agonía, la angustia de Jesús en Getsemaní —ingredientes de la copa que le dio a beber  Su Padre celestial. Él dice que en primer lugar, y lo estoy citando:

Su  agonía [la agonía de Jesús] fue causada, en primer lugar, por Su horror al pecado, por el asombro ante las abominaciones de nuestras malas acciones. . . . Su visión de ellos es muy diferente a la visión adoptada por el hombre en su estado de oscuridad. Ellos [es decir, nuestros pecados, nuestras malas acciones] se presentan a sí mismos ante  Sus ojos santos en su deformidad desnuda, en su naturaleza indeciblemente abominable, y en su poder destructor del alma. [Él ve el pecado como lo que realmente es.]

En el pecado, dice Krummacher, Él [Jesús] ve apostasía desde el Todopoderoso, desafiando con rebelión la Majestad Eterna, y la revuelta de base en contra de la voluntad y la ley de Dios, registrando todos los frutos y resultados horribles del pecado, de la maldición, la muerte y la perdición sin fin.

¿Cómo era posible que el alma pura y santa de Jesús, a la vista de tales horrores, no iba  a temblar y a estremecerse?. . . ¡Uno solo puede imaginar la santidad personificada [Cristo] colocado en medio de una piscina [de un pozo negro] de la corrupción del mundo!

En segundo lugar él dice que Jesús estaba experimentando la maldición del pecado en la cruz, Jesús asumiría la culpa y pagaría el castigo de todos los pecados que había cometido toda persona que hubiera vivido alguna vez o que viviría — la maldición del pecado.

Krummacher dice:

Él se siente como se sentiría un proscrito delante de Dios. Todo lo que implica estar separados de Dios, privados de Su favor, alejados de Su afecto, y ser un hijo de ira, lo siente tan profunda e internamente, como si Él mismo estuviera en esa situación. . . .En ese momento Su alma no está consciente de la presencia de la gracia de Dios, y solo conoce el dolor y la angustia del abandono.

Y, en efecto, el hecho de que Jesús fue a la cruz como el substituto, tomando el lugar de los pecadores, es la clave para entender el significado de lo que ocurrió en Getsemaní.

2da a los Corintios lo dice de esta manera: «Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.»

En el libro  El Cristo incomparable” de Sanders que hemos estado siguiendo, Sanders dice: «Él tomó una copa de la ira sin misericordia, para que podamos tomar una copa de misericordia sin ira. La agonía no era el miedo a la muerte, sino el sentido profundo de la ira de Dios contra el pecado que Él iba a llevar. »

Así que lo vemos en angustia, por el horror del pecado que Él experimentó, en nuestro lugar, sufriendo la maldición del pecado. Luego, en tercer lugar, estaba el asalto del maligno y sus demonios que trataron de conducirlo a la desesperación, para  que Él dudara del corazón de Su Padre hacia Él. Ellos  trataron de disuadirlo para que no llevara a cabo la obra de la redención.

Escuché ayer un audio de un amigo pastor de nuestro ministerio que habló recientemente a nuestro personal en el tiempo de capilla. No pude estar allí, pero escuché ayer la grabación.

Hay un querido hermano que está ministrando a los creyentes y pastores perseguidos en el sureste de Asia. Él también tiene una profunda carga en relación al tráfico sexual de miles de jóvenes en Tailandia. Este pastor ha estado allí muchas veces y lo ha visto con sus propios ojos. Y  en este mensaje  dirigido al  personal de nuestro ministerio él dijo:

En los Estados Unidos, nuestro pecado en cierta manera ha sido lavado, ha sido limpiado, pero he estado en lugares donde el pecado no es tan limpio” Luego habló de las calles de Tailandia. Niñas de  12  y 13  años embarazadas y pensando que eso es algo bueno en su religión porque lo están haciendo para servir a sus familias. Es simplemente indescriptible.

Cuando voy a esos lugares, le pido a Dios que me permita conocer el corazón de Cristo en esos lugares.

Y entonces lloró mientras compartía con nuestro personal acerca de cómo, a veces, en las calles de la India, en las calles de Tailandia, se sentía tan abrumado y con una mezcla del sentido de  compasión,  misericordia, y  angustia parecida a la que siente Dios cuando mira esa escena.

Y él dijo: en ocasiones he sentido un dolor tan intenso que yo he dicho: «Dios tienes que retroceder porque  mi cuerpo humano no puede soportar esto.»

Yo he pensado: «Eso debe ser solo un poco de la angustia que Cristo sintió en Getsemaní». Porque en Su humanidad, Jesús experimentó el peso, la intensidad total de lo que significaría morir por nuestros pecados, no solo los tuyos, sino el de ella, y el de él, y los míos—todos los pecados de toda persona que haya vivido en la historia de este mundo.

El contenido de la copa servida ante Él por Su Padre era tan horrible que Él deseaba ser librado de tener que beber esa copa, pero si evitar la copa, o salvarse de esa copa significaría frustrar la obra de redención, entonces, Él estaba dispuesto a beber hasta la última gota.

Tres veces hizo Su súplica al Padre. «Si es posible que la redención pueda llevarse a cabo sin que yo tenga que beber esta copa, entonces no me hagas beberla.» Una vez más, no es el miedo a la muerte, sino el horror del pecado y de la maldición del pecado.

Pues bien, el silencio del Padre le aseguró que no había otra manera para que el mundo fuera redimido,  así que Él no le preguntó de nuevo, sino que se volvió a sus discípulos y les dijo: «¡Levantaos! ¡Vamos! Mirad, está cerca el que me entrega.» (Mateo 26:46).

Krummacher dice en su libro, El Salvador sufriente”,

¡Qué petición tan trascendental es esta! [‘Levántate, vámonos.’] El campeón de Israel sale a atacar y a vencer, en nuestro lugar, la muerte, el infierno y al diablo. . .  Vamos en adoración a doblar nuestras rodillas ante Él y acompañarlo con aleluyas.

Oh, las innumerables bendiciones eternas que son ahora  nuestras, como resultado de la angustia del alma que Jesús sufrió en la prensa de aceite de Getsemaní.

Así que cuando sientas que estás siendo presionada más allá de tu capacidad de soportar, ve a Getsemaní y recuerda que Él fue presionado más allá de lo que cualquiera de nosotras va a tener que soportar.

  • Cuando llegue la tentación y te sientas que no puedes resistir al tentador, ve a Getsemaní y considera a Cristo que resistió  la tentación para beneficio nuestro.
  • Cuando tu carne quiere resistirse a la cruz, ve a Getsemaní, y da gracias porque Jesús dijo: «SÍ,» a la voluntad de Dios y deja que Él te de gracia para  negarte  a ti misma, toma tu cruz y sigue a Cristo.
  • Cuando tu corazón se duela al ver los horrores del pecado y en los estragos que  ves que está sembrando a tu alrededor (y a veces dentro de ti), ve a Getsemaní y  adora al Salvador que bebió la copa de la ira de Dios sobre el pecado, para que tú nunca tengas que probar la maldición del pecado.
  • Cuando te preguntes si puedes seguir soportando la presión  del dolor y la batalla, ve a Getsemaní, y deja que la victoria de Cristo  te dé el  valor para ser fiel en la batalla— en todo el camino hacia la  meta.

Amén.

Leslie: Este mensaje es parte de la serie, El Cristo incomparable. Para escuchar la serie completa, visita www.AvivaNuestrosCorazones.com.

¿Nancy?

Nancy: ¿Te imaginas vivir en un país donde no está permitido mencionar el nombre de Jesús, reunirse con otros creyentes, o  andar con una Biblia? Bueno, una mujer que está en esa situación exactamente nos contactó. Ella escribió:

Estaba desanimada y vacía, pero Dios es bueno. Él me mostró Su misericordia a través de Aviva Nuestros Corazones.

Gracias al Internet, pude oír la Palabra de Dios y obtener el estímulo diario a través de este ministerio. Agradeció a Aviva Nuestros Corazones tanto que ella trató de convertirse en una patrocinadora del ministerio, proporcionando apoyo financiero y de oración cada mes, pero su donación fue bloqueada. Para ella no es posible donar por las restricciones que tiene su país.

Ahora déjame preguntarte, ¿Hay algo que te impida a ti donar? Cuando le das a Aviva Nuestros Corazones, estás  ayudando a levantar algo de la carga a las mujeres que quieren donar, pero no pueden. Para algunas, las finanzas son demasiado apretadas. Otros, tal vez, no son capaces de donar por regulaciones gubernamentales. Pero si tú puedes donar, tu donación nos ayudará a transmitir la Palabra de Dios en los lugares donde rara vez se han escuchado estos mensajes.

Puedes llamar al 1-800-569-5959, o puedes donar en línea en AvivaNuestrosCorazones.com.

Leslie: ¿Cuál fue el mayor aborto involuntario de la justicia en la historia del mundo? Es probable que hayas leído sobre este incidente. Nancy  te ayudará a explorar sobre esto profundamente mañana en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

1F. W. Krummacher. El Salvador sufriente, p. 102.

Getsemani, Cettina Marraffa, Easter Melodies ℗ 2010 Ill Millennio; Oh Que Inmenso Amor / Ven Amigo a Jesús, Steve Green, Toma la Cruz ℗ 1991 Sparrow Records.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Repartición de Dones

Isha – Salmos

DÍA 105 – Salmo 68

Dosis: Dones y Talento

Repartición de Dones

“Cuando tú, Dios y Señor, ascendiste a las alturas, te llevaste contigo a los cautivos; tomaste tributo de los hombres, aun de los rebeldes, para establecer tu morada.” (Salmo 68:18) (NVI)

El salmo 68 describe a Dios como un conquistador que marcha a las puertas de la ciudad y toma el tributo que la ciudad caída le otorga. ¡Por eso el pueblo debe alegrarse! Pablo usa este mismo cuadro en Efesios 4:8 para enseñar cómo nuestro Señor Jesús venció a Satanás en su crucifixión y resurrección, y además, en su generosidad, al tomar tributo nos repartió regalos a nosotros, sus hijos. ¡Qué maravilloso! Cada una de nosotras tiene un regalo especial a través de Jesús.

Veamos algunos de los muchos dones que Jesús ha repartido entre sus hijos. Algunos son buenos para presentar la palabra de Dios de modo persuasivo. Otros se acercan a una persona de modo individual para consolar, animar o corregir con amor. Sin embargo, existen aquellos que logran comprender las verdades de forma sistemática y la transmiten en orden y con palabras sencillas. ¿Tienes algunas de estas cualidades? ¿Te gusta hablar con otros y explicar lo que aprendes de la Biblia? ¿Te agrada enseñar a niños o a otras mujeres?

A otras personas les gusta dar de modo deliberado y abundante. Hay quienes son sensibles y se ponen en los zapatos de aquellos que están sufriendo, así que piensan en maneras de visitarles, ayudarles y animarles. Incluso ciertas personas buscan formas de llevar las pesadas cargas de trabajo que tienen otros para que se concentren en la enseñanza o en otras áreas de oportunidad. Tal vez a ti no te gusta estar frente a un grupo, pero te agrada visitar a los enfermos y llevarles un poco de sopa caliente, o limpias las aulas de clases antes de que lleguen los maestros o das de tu tiempo y de tu dinero para el servicio de Dios. ¡Esto también edifica a la iglesia!

Admiro a las personas que comunican el Evangelio con poder y persuasión, y que no cierran la boca ante ninguna circunstancia. También están los que inspiran a otros a ir y servir, y que con su ejemplo respaldan sus palabras. Existen los que organizan todo, y desarrollan planes para seguir una ruta y lograr un objetivo. Pero siempre hace falta aquel que ante cualquier obstáculo sabe que Dios nos ayudará. ¿Estás en algunas de estas categorías?

¿Sabes cuál es ese regalo que Jesús te ha dado? La mejor manera para saberlo es buscando oportunidades para servir a Dios y ejercitar tus habilidades. Lo que Dios te ha dado es aquello que haces bien y que disfrutas hacer.

Oración: Señor, gracias porque nos has dado dones para servir en tu iglesia. Muéstrame cuál es mío y permite que lo use para ti. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 121). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 

 

Malhumor

Lunes 23 Diciembre

He aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.

Lucas 2:10-11

Malhumor

http://labuenasemilla.net/20191223

Basta tomar un transporte público para leer en muchos rostros el cansancio, las preocupaciones, la tristeza, el malhumor engendrados por las tensiones de la vida moderna. Se puede comprender que esto ocurra en aquellos que no tienen otro horizonte que esta tierra. Al raudal de noticias a menudo preocupantes que se oyen a diario se agregan los problemas personales. Pero para el creyente esto no es normal. Nada debería quitarle su gozo. Y si cada mañana pasa un rato con su Dios mediante la lectura de la Biblia y la oración, en su rostro debería reflejarse la tranquilidad y el sosiego.

Una niña de un barrio miserable fue llevada un día de Navidad a un hospital cristiano. Allí oyó contar la historia de Jesús, la que la llenó de alegría.

–¡Oh, qué hermosos días voy a pasar aquí!, dijo ella a la enfermera. ¿Sabe usted que Jesús ha nacido?

–Por supuesto, contestó la enfermera.

–¿Usted lo sabía? No tiene aspecto de saberlo.

–¿Qué aspecto tengo entonces?, preguntó la enfermera, algo desconcertada. En este momento tomó conciencia de que su rostro malhumorado contradecía “las nuevas de gran gozo” que pretendía conocer.

Jesús nació, murió por nosotros y está con nosotros todos los días. ¿No hay suficiente motivo para que nuestro corazón cante durante todo el día?

“Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos” (Filipenses 4:5-6).

Zacarías 7 – Apocalipsis 16 – Salmo 146:1-7 – Proverbios 30:18-20

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