¿Qué dice la biblia acerca de la igualdad de género?

Por: Susi Bixby

“La Biblia habla contra la igualdad de género”.

“Dios es sexista porque les da más privilegios a los hombres”.

“Los cristianos oprimen y menosprecian a las mujeres y su Biblia les enseña a hacerlo”.

No dudo que hayas escuchado las acusaciones, y que hayas tenido dudas sobre este tema en tu propio corazón. Es un tema difícil, hecho más complicado por la retórica y terminología ambigua que a veces se usa.

¿Qué es la igualdad de género? Si buscas una definición, encontrarás algo parecido a esta de Wikipedia: La igualdad de género implica que hombres y mujeres deben recibir los mismos beneficios, las mismas sentencias y ser tratados con el mismo respeto. Aunque hay muchas diferentes maneras de entender este término, vamos a tomar esta definición como base. Entonces…

¿La Biblia enseña y apoya el trato equitativo y justo de las mujeres?

Quizá nos ayude contestar esta pregunta si vemos en qué áreas la Biblia no indica una diferencia entre los géneros.

Igualdad en origen y patrón. Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó (Gen. 1:27 NVI). Tanto el hombre como la mujer fueron creados igualmente a la imagen de Dios. No hay ninguna indicación en ningún pasaje de la Biblia que diga que uno lleve más o menos imagen de Dios que el otro.

Igualdad en naturaleza pecaminosa. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno (Rom. 3:10). Aunque Eva fue la que pecó primero, Dios le pidió cuentas a Adán. Ambos fueron considerados igualmente pecadores y separados de su comunión con Dios por su pecado. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino (Is. 53:6). Esto significa que igualmente daremos cuenta por nuestro pecado e igualmente somos incapaces de salvarnos a nosotros mismos.

Igualdad en valor y posición. Porque de tal manera amó Dios al mundo… (Jn. 3:16). El amor de Dios para con sus seres creados a su imagen es parejo para hombres y mujeres. No queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento (2 Pe. 3:9). Él desea salvar a todos por igual. Nos ofrece esa posición de “escogidos” tanto a mujeres como a hombres: Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros (Juan 15:16). El mundo dice que Dios no valora a las mujeres porque no les permite cierta posición, pero nuestra posición delante de Él no se basa en nuestro género.

Hay muchos puntos más de igualdad en la Biblia que podríamos destacar, pero estos tres son los más esenciales para nuestra identidad en Cristo. Podemos concluir que, en los aspectos más profundos de nuestra identidad como hijas de Dios, Dios nos trata completamente igual que a los hombres. No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús (Gal. 3:28).

Entonces, ¿por qué las personas dicen que la Biblia está en contra de la igualdad de género? Lo dicen porque Dios sí hace diferencia entre mujeres y hombres. Son diferencias que muchas mujeres resisten al estudiar su Biblia. Son diferencias de roles. Probablemente conoces estas enseñanzas bíblicas así que solo las voy a explicar brevemente.

El rol de ayuda idónea en el hogar. No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea (Gen. 2:18). Dios diseñó a la mujer como la contraparte perfecta del hombre que creó primero. Dios también instruye a la mujer en el Nuevo Testamento que se someta a su esposo como la iglesia se somete a Cristo (Ef 5). En el diseño de Dios para la familia, el hombre es la cabeza del hogar, y la mujer se somete gozosamente a su liderazgo. El mundo iguala “ayuda” y “sumisión” a “inferioridad”. ¿Tú crees esto?

El rol de aprendiz sumisa en la iglesia. Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre (1 Tim. 2:12). Dios ha dejado muy claro en este, y otros, pasajes del Nuevo Testamento, que la autoridad y enseñanza principal en la iglesia se lleve a cabo por hombres. La mujer puede y debe enseñar a otras mujeres y niños (Tito 2), pero tener autoridad (en posición o enseñanza) sobre los hombres no le es permitido en el plan de Dios para su iglesia. Las mujeres deben modelar un espíritu afable y sumiso en todos los escenarios de su vida, pero la Biblia no prohibe que la mujer tenga autoridad sobre hombres en alguna empresa o en la política.

Es importante notar que Dios nunca indica inferioridad del género femenino como razón para esta diferencia de roles. Dios es un Dios de orden y creatividad. Lo demostró cuando creó a los animales, las plantas, incluso el sol, la luna y las estrellas. Vemos orden en muchas áreas de la vida. ¿El vicepresidente de una compañía es una persona de valor personal inferior al presidente? Función o posición de autoridad no indica grado de valor personal.

En las historias de la Biblia, y la historia del mundo, hay un sinfín de historias trágicas y tristes sobre el abuso y maltrato de hombres hacia mujeres. El pecado ha roto este mundo, y las mujeres hemos sufrido como objetos de ese pecado. Pero el pecado no cambia el diseño original de la creación de Dios.

Como joven y ahora como mujer de carácter fuerte e independiente, he tenido que luchar con este tema. He llegado a la conclusión que mi perspectiva depende de una sola gran pregunta:

¿Confías en tu Diseñador?
¿Realmente crees que Dios es sabio, bueno, y soberano? Si Él te creó y diseñó, ¿no sería Él mismo que mejor sabe cómo funcionas? ¿Has considerado que Dios estableció el orden de esposo-> esposa-> hijos en el hogar porque ama profundamente a las mujeres y quiere que desarrollen su identidad y diseño en el hogar sin obstáculos? Él no quiso cargar sobre nuestros hombros una responsabilidad que no nos diseñó para cargar. ¿Has pensado que, por amor a su iglesia, Él equipó y diseñó a los hombres para llevar a cabo la dirección y enseñanza de su rebaño?

Chicas sabias, quitémonos los lentes del mundo y pongámonos los lentes de Dios. ¡No escuchemos los gritos de mujeres que no entienden ni aceptan el dominio de Dios sobre sus vidas! Estudiemos los roles que Dios ha diseñado para su creación, y gocémonos en sus dones perfectos. Lee capítulo nueve de Chicas sabias en un mundo salvaje, y ¡deléitate en el privilegio que tienes de vivir el diseño perfecto de tu Creador!

Reto
Lee:
Chicas Sabias en un Mundo Salvaje: Capítulo 9: Roles; y Capítulo 10: Conducta Sexual (p. 129-162)
Génesis 2:18-25; Efesios 5
Memoriza:
Génesis 2:24 Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Reflexiona:
¿Tienes un genuino deseo de entender los roles de género que la Biblia establece? ¿O te has dejado llevar por el mundo a tal grado que ya no quieres saber nada más?
¿Te deleitas en el hecho de que tu Diseñador te hizo mujer para un propósito especial? Comprométete hoy a dedicarte a glorificarle a Él con cada aspecto de tu feminidad.
¿Qué perspectiva tienes del sexo? ¿Te satisfaces con demasiada facilidad, aceptando la versión pervertida y deficiente del placer sexual que el mundo ofrece?
Ora:
Diseñador Perfecto, reconozco que las voces a mi alrededor han encontrado lugar en mi corazón y mente. Someto mi concepto de la feminidad y el sexo a tu Palabra, y te pido que me des una comprensión mayor de tu plan perfecto. ¡Te alabo como el Creador todo sabio!

True Woman 2022
Ayúdanos a llegar a otras
Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Joven Verdadera?

Sobre el autor
Susi Bixby
Tiene 21 años de casada con Mateo, y ama a sus tres regalos de Dios: Aaron, Ana y David. Deseando vivir el diseño de Dios para su vida, dedica la mayor parte de su energía a su familia. Es esposa … leer más …

¡Hey chicas! Nos encanta escuchar de ustedes, pero nos sentimos limitadas por las formas en que podemos ayudarlas.

Si buscas consejo te animamos a hablar primero con tu pastor o una mujer piadosa en tu vida, ya que ellos sabrán más detalles de ti y te darán seguimiento y ayuda.Lo publicado en la sección de comentarios no necesariamente refleja el punto de vista de Aviva Nuestros Corazones.

Nos reservamos el derecho de remover opiniones que puedan no ser de ayuda o inapropiadas. Puede ser que editemos o removamos tu comentario si: * Requiere o contiene información personal como emails, direcciones, teléfonos. *Ataca a otras lectoras. * Utiliza lenguaje vulgar o profano.

¿Qué pasó con el pudor y la modestia?

¿Qué pasó con el pudor y la modestia?
SUGEL MICHELÉN

Como vimos en la entrada anterior, Dios no nos ha dejado en oscuridad con respecto al tema de la vestimenta. Él ha hablado y, como siempre, lo que Él dice sobre este asunto es completamente contrario a lo que el mundo dice. Pero si eres creyente, los criterios de Dios revelados en la Palabra de Dios son los que deben amarrar tu conciencia y guiar tus pasos; no la revista Vogue, ni Harper’s Bazar, ni Cosmopolitan, ni GQ para los hombres, sino la infalible, inerrante y todo suficiente Palabra de Dios. “Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Rom. 3:4). ¿Qué nos dice Dios en Su Palabra sobre la vestimenta, qué nos ordena?

Veamos lo que Pablo dice al respecto en 1Tim. 2:9: “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia”. Las dos palabras que Pablo usa en el texto, y que RV traduce como “atavío” y “decoro”, proceden de la misma raíz: kosmos y kosmeo, de dónde proviene nuestra palabra “cosmético”. La palabra kosmos significa “orden, arreglo o sistema”. Lo contrario de kosmos es caos. De manera que lejos de reprimir ese deseo natural de las mujeres a arreglarse, Pablo lo pone más bien en perspectiva. “Arréglense, pero como mujeres piadosas, mujeres que le temen a Dios y que desean agradarle a Él y reflejar Su carácter por encima de todas las cosas”. Ahora bien, ese arreglo personal debe poseer dos características fundamentales.

La mujer debe vestirse con pudor

La palabra griega que Pablo usa aquí conlleva tanto la idea de modestia como de humildad. Significa literalmente “sentido de vergüenza”. Una mujer piadosa debería sentirse avergonzada y culpable si por causa de su vestimenta alguien es distraído en su adoración a Dios o llevado a tener pensamientos impuros.

La modestia es todo lo opuesto a la arrogancia y al deseo de llamar la atención. Cuando esta mujer se viste ella está delante de Dios, no delante de los hombres. Por eso la modestia evita el exceso y la sensualidad.

La ropa de una mujer cristiana debe estar en perfecta consonancia con su profesión de fe. Una mujer que ama a Jesucristo no trata de causar furor con su vestido. Su principal interés es mostrar el carácter de nuestro Dios y Padre en todo cuanto hace y en todo cuanto usa.

Si te vistes para la gloria de Dios, tu vestimenta revelará pureza y castidad. En vez de mostrar las formas de tu cuerpo para provocar a otros, vas a cubrirlo adecuadamente porque no quieres ni pensar que por causa de un capricho tuyo un hombre sea llevado a pecar contra el Dios al que tú dices amar, adorar y servir.

De más está decir que ese no es el pensamiento del mundo en cuanto a este asunto. La industria de la moda no cree que el principal propósito de la ropa sea cubrir el cuerpo, sino más bien atraer las miradas de los hombres sobre ti; la mayoría de la moda hoy día es diseñada para provocar una atracción sexual. Se usan telas que se pegan al cuerpo para revelar sus formas, y son cuidadosamente diseñados para resaltar ciertas partes que son cubiertas de tal manera que provoquen el deseo de ver más.

En un libro secular sobre la moda titulado “Hombres y mujeres” escrito por Claudia Kidwell y Valerie Steele, dice que “la ropa es especialmente sexy cuando llama la atención al cuerpo desnudo que está debajo”. Por eso mientras más corto y ajustado mejor. Lamentablemente debemos reconocer que los impíos son más honestos que muchos cristianos. Ellos nos dicen francamente lo que muchos creyentes no se atreven a decir: “Nos vestimos así para provocar, para llamar la atención sobre nuestra figura, para que puedas tener una idea clara de mis formas”.

Como decía en un anuncio sobre trajes de baño: “Es glamoroso… es exótico… definitivamente esto no tiene que ver con nadar”. ¡Por supuesto que no tiene que ver con nadar! Esto tiene que ver con la sensualidad y la provocación.

Las formas del cuerpo del hombre y de la mujer no son pecaminosas; el cuerpo fue diseñado por un Dios bueno y santo, que luego de hacerlo lo declaró bueno y santo. Pero el hombre pecó y se corrompió, y por esa causa el cuerpo descubierto de una mujer es como un barril de pólvora que pasa en medio de candelabros encendidos. Es por eso que nuestro Señor y Salvador nos advierte con tanta fuerza que tengamos cuidado con lo que ven nuestros ojos: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno” (Mt. 5:27-29).

Para el hombre es un problema ver a una mujer vestida en una forma reveladora e insinuante. Si la codicia, dice Cristo, ya adulteró con ella en su corazón; y la mujer que provocó tal pensamiento por llevar una falda demasiado corta, o un pantalón ajustado, o una blusa ceñida al pecho que revela claramente sus formas, esa mujer tendrá que darle cuenta a Dios en el día del juicio.

Escucha lo que dice nuestro Señor acerca de aquellos que ponen tropiezo a otros: “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! (Mt. 18:6-7).

Un vestido ajustado que revela claramente las formas del cuerpo, o demasiado corto como para cubrir lo que debe ser cubierto, no es algo neutral. Eso es pecaminoso porque violenta la santidad de Dios y la modestia que estamos llamados a exhibir como hijos de Dios. Y que nadie nos acuse de legalistas por decir esto. Urgir a los creyentes a cubrir su cuerpo no es legalismo, porque la modestia es un mandamiento escritural, un mandamiento que muchos parecen estar olvidando. Cada vez se nota menos la diferencia entre nosotros y los paganos que no conocen a Dios.

¿Es tu vestimenta un reflejo de la humildad y castidad que debe caracterizar a un creyente? Cristo nuestro Salvador, derramó Su preciosa sangre en la cruz para comprar tu alma y tu cuerpo, y el Espíritu de Dios ha venido a hacer morada en ti. A la luz de esa realidad debes dedicarte en cuerpo y alma a perseguir la gloria de Dios en todas las áreas de tu vida.

Dice Pablo en 1Cor. 6:19-20: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. ¿Te vistes como es apropiado vestir al templo del Espíritu Santo? ¿Es tu vestido un reflejo claro del carácter santo y puro de Dios?

Pero la mujer no solo debe vestirse con pudor, sino también, en segundo lugar…

La mujer debe vestirse con buen juicio

Ese es el significado de la palabra que RV traduce como “modestia” en 1Tim. 2:9. También podemos traducirla como “auto control”, “sentido común” o “pureza mental”. Se trata de una mujer juiciosa que no se deja llevar por sus impulsos. Cuando se viste lo hace en una forma discreta y apropiada: apropiada para su edad, para su situación económica y para su época.

En cuanto a esto último dice Richard Baxter: “Es siempre legítimo seguir la moda sobria de la gente sobria; pero no es legítimo seguir la moda vana, inmodesta y enfermiza de los rebeldes, desenfrenados, orgullosos y disolutos” (Christian Directory; pg. 393).

Así que debemos vestirnos con pudor y buen juicio. Y digo “debemos” porque aunque Pablo se está refiriendo en este texto a las mujeres de manera particular, el espíritu general de la Escritura nos permite aplicar estos principios a los hombres también.

Que Dios nos ayude a glorificarle en todo cuanto hacemos, incluyendo la forma como nos vestimos. Nuestra vestimenta dice mucho de la realidad de nuestro corazón.

© Por Sugel Michelén. Todo Pensamiento Cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

¿Por qué grita de ese modo?

Domingo 7 Agosto
Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
Juan 7:37
Vino el Señor y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.
1 Samuel 3:10
¿Por qué grita de ese modo?
Nuestra manera de hablar con los demás depende de su disposición a escuchar. En un rincón del salón hablaba en voz baja a Víctor, quien sentado frente a mí, me miraba y me escuchaba. Gustavo estaba al otro lado del salón, inmerso en su lectura. No esperaba que yo le hablase. Si lo hiciese en voz baja, no oiría, por eso le hablé en voz alta. En la habitación contigua, Beatriz estaba escuchando música con un casco en las orejas. Para que me escuchase tendría que gritar.

Ayer, cuando iba a entrar en mi casa, vi a mi vecino que estaba a punto de cruzar la calle. De repente, un automóvil apareció. Como él es un poco sordo, grité con todas mis fuerzas, pues su vida estaba en peligro. Pero mi vecino me miró un tanto contrariado: “¿Por qué grita de ese modo?”.

Dios habla a cada uno de nosotros, y el tono que emplea depende de nuestra actitud hacia él. ¿Se parece mi actitud ante Dios a la de Víctor, Gustavo o Beatriz? ¿Qué tono debe usar para comunicarse conmigo? Como mi vecino, ¿vamos a reprocharle que nos habla demasiado fuerte, para luego tener que sufrir las consecuencias?

Dios también se dirige a todo el mundo. Si a veces tiene que hablar fuerte, ¿no será debido a la actitud hostil del mundo hacia él?

Escuchémosle, pues nuestra vida depende de ello; Dios nos advierte para nuestro bien.

Jeremías 11 – Lucas 17 – Salmo 91:7-10 – Proverbios 20:29-30

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

Un remedio para el decaimiento de la fe cristiana

Una teología de la familia

Un remedio para el decaimiento de la fe cristiana

Oliver Heywood (1630-1702)

Por amor a ustedes, queridos amigos, me atrevo a aparecer de nuevo en público para ser su monitor9 fiel para impulsarlos hacia su deber y fomentar la obra de Dios en sus almas y la adoración de Dios en sus familias. Y no sé cómo puede emplear un ministro su nombre, sus estudios y escribir mejor (además de la convicción y la conversión de almas particula- res) que imponiendo sobre los cabezas de familia que se ocupen de las almas que estén a su cargo. Esto tiene una tendencia directa a la reforma pública. La fe cristiana empieza en los individuos y se transmite a sus parientes, y las esferas relacionales menores componen una entidad mayor: Las iglesias y las mancomunidades están formadas por familias. Existe una queja general por la decadencia del poder de la piedad y la inundación de las cosas profanas y con razón. No conozco mejor remedio que la piedad doméstica: ¿Acaso enseñaron los gobernadores a sus subalternos mediante consejos y ejemplos? ¿Desanimaron severamente y restringieron las enormidades, fomentando con celo la santidad, clamando a Dios en unidad y con fervor, pidiéndole que obrara con eficacia y realizara aquello que ellos no podían hacer, pudiendo decir qué bendita alteración vendría a continuación?
En vano se quejan de magistrados y ministros, mientras ustedes que son padres de familia son infieles a su deber. Se quejan de que el mundo está en mal estado: ¿Qué hacen ustedes para remediarlo? No se quejen tanto de los demás, sino de ustedes mismos, y no se quejen tanto antes los hombres, sino delante de Dios. Suplíquenle a Dios que haga una reforma y secun- den también sus oraciones con ferviente esfuerzo, ocúpense de su propio hogar y actúen para Dios dentro de este ámbito. Conforme vayan teniendo más oportunidad de familiaridad con los que viven dentro de su casa, más autoridad tendrán sobre ellos porque ellos dependerán de ustedes para que influyan en ellos. Y si no mejoran este talento, tendrán terribles cuentas que rendir, sobre todo cuando sus manos tengan que responder de la sangre de ellos, porque el pecado que cometieron se cargará sobre la negligencia de ustedes.
¡Oh, señores! ¿No han pecado ustedes ya bastante, sino que tienen que acarrear sobre ustedes la culpa de toda su familia? Son ustedes los que hacen que los tiempos sean malos y provocan juicios sobre la nación. ¿Prefieren ver las angustias de sus hijos y oírlos gritar en medio de tormentos infernales que hablarles una palabra para su instrucción, escucharlos llorar bajo su corrección o suplicarle a Dios por su salvación? ¡Oh crueles tigres y monstruos bárbaros! Tal vez imaginen que ustedes son cristianos; sin embargo, a mi juicio, un hombre que no mantiene la adoración de Dios como costumbre en su familia no es digno de ser un participante adecuado de la Santa Cena. Merece amonestación y censura por este pecado de omisión, así como por los escandalosos pecados de comisión; y es que traiciona su vil hipo- cresía al pretender ser un santo fuera, cuando es una bestia en su casa porque un cristiano bien nacido, es decir, de buenas maneras y refinado, [respeta] todos los mandamientos de Dios. Es de los que son justos delante de Dios y “andan irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor” (Lc. 1:6). Que los otros vayan en medio de la manada de los profanos y que les vaya como hagan finalmente, sin conciencia de familia o piedad pertinente. Los que no oren ahora, llorarán más tarde: “Señor, Señor, ábrenos” cuando la puerta se cierre (Mt. 25:11). Sí, los que ahora no quieren clamar por un mendrugo de misericordia, lo harán en el infierno por una “gota de agua que calme sus lenguas abrasadas en los tormentos eternos” (cf. Lc. 16:22-24). A estos hipócritas que se autodestruyen les recomiendo que consideren se- riamente Proverbios 1:24-31; Job 8:13-15; 27:8-10. ¡Oh cuán gran honor que el Rey del Cielo le admita a uno en la cámara de su presencia con la familia, dos veces al día para confesar los pecados; pedir perdón y provisiones de misericordia; para darle la gloria por su bondad y depositar la carga sobre Él y obtener alivio! Espero que no sean nunca reacios a esto ni se cansen de ello, ¡que Dios no lo permita! El que quiere tener buena salud no se queja a la hora de comer. Reconozcan y observen esos momentos designados para venir a Dios. Si uno promete encontrarse con una persona importante a una hora concreta, cuando el reloj da la hora se levanta, pide disculpas y le dice a quién lo acompaña que [alguien] le espera, que debe marcharse. No se tomen más libertad con Dios de la que se tomarían con los hombres y mantengan su corazón continuamente en disposición de hacer su deber.


Tomado de “The Family Altar” (El altar de la familia), The Works of Oliver Heywood (Las obras de Oliver Heywood), Vol. 4, reeditado por Soli Deo Gloria Publications, una división de Reformation Heritage Books.

Oliver Heywood (1630-1702): Erudito puritano no conformista. Expulsado de su púlpito en 1662 y excomulgado, Heywood predicó principalmente en casas privadas después de la Gran Expul- sión.
¡Bienaventurada la familia que se reúne cada mañana para orar! ¡Bienaventurados los que no permiten que la tarde acabe sin unirse en súplicas! Hermanos, desearía que fuera más habitual, que fuera universal, que todos los que profesan la fe cristiana tengan la costumbre de orar en familia. En ocasiones oímos hablar de hijos de padres cristianos que no crecen en el temor de Dios y se nos pregunta por qué han acabado tan mal. En muchos, muchísimos casos, me temo que existe un descuido tan grande de la adoración familiar que es muy poco probable que a los hijos les impresione ninguna piedad que, supuestamente, posean sus padres.
Charles Spurgeon


¿Te gustaría mantener la autoridad en tu familia? No podrías hacerlo mejor que manteniendo la adoración a Dios en el seno la misma. Si alguna vez, un cabeza de familia ha tenido un aspecto estupendo, realmente extraordinario, es cuando dirige su hogar en el servicio de Dios y preside entre los suyos en las cosas santas. Entonces se muestra digno de doble honra porque les enseña el buen conocimiento del Señor, es la boca de ellos ante Dios en la oración y los bendice en su
Nombre.
Matthew Henry

¿Cómo podemos vivir en santidad?

Generalmente se piensa que para vivir en santidad es necesario cumplir con determinadas reglas. Pero en ningún lugar de la Biblia se sugiere siquiera que podemos llegar a ser santos por medio de la obediencia a determinadas reglas.

Al contrario, el apóstol Pablo reprendió a los gálatas por pretender llegar a la santidad de esta manera. Gálatas 3:3 dice: “¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” Lo que Pablo está diciendo, en otras palabras, es: Si no fue posible obtener la salvación por medio de guardar la ley, ¿cómo piensan que es posible obtener la santidad por medio de guardar la ley? Por la presencia de la naturaleza pecaminosa, el ser humano desea todo lo que prohíbe la ley.

El problema no es con la ley, el problema es con el pecado que mora en la persona. Así que la vida de santidad basada sobre el principio de someterse a las rígidas leyes está condenada al fracaso.

¿Qué es entonces lo que Dios propone? Pues el camino que Dios propone hacia la santidad práctica en el creyente, no es por la ley sino por la gracia. Es como si Dios dijera: Te he salvado por mi gracia, por tanto, por amor y no por temor, anda y vive de una manera que sea consistente con esto. Te he dado el Espíritu Santo que mora en ti para que te dé el poder para andar de una manera que sea digna de este llamamiento.

Te recompensaré por cada ocasión que resistas la tentación, o cada vez que digas no al pecado. Ahora se presentaría la siguiente inquietud: ¿Cómo sé qué tipo de conducta está acorde con el llamado de un creyente? Dios respondería diciendo: He llenado el Nuevo Testamento con instrucciones prácticas de justicia para ti. Algunas de estas instrucciones inclusive se llaman mandamientos, pero recuerda que no se trata de leyes que contemplan castigos si no se las cumple, sino que son ejemplos del estilo de vida que me agrada. El momento que somos salvos llegamos a tener una posición de santidad ante Dios.

Por el hecho de estar en Cristo, somos santos delante de Dios. Nuestra responsabilidad es procurar que nuestra práctica se acerque lo más posible a nuestra posición. Estando bajo la gracia, la motivación para vivir en santidad es el amor, no el temor. Los creyentes genuinos instintivamente desean ser santos cuando reflexionan sobre el precio que tuvo que pagar el Señor Jesucristo para pagar por el pecado de ellos.

El recuerdo del Calvario es la motivación más fuerte posible para vivir sobriamente, justamente y santamente. Pero alguien podría objetar esta manera de vivir en santidad diciendo: Si ponemos a los creyentes bajo la gracia, inmediatamente se dedicarán a hacer lo que quieran y a vivir como les plazca. En otras palabras, la doctrina de la gracia fomenta el pecado. Bueno, es verdad que la gracia, como cualquier otra cosa puede ser objeto de abuso. Claro que somos libres de la ley, pero eso no significa que vamos a vivir sin ley. Como bien ha dicho el apóstol Pablo en 1 Corintios 9:21: “No estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo”

Es decir que el Señor Jesucristo es la regla de vida para el creyente, no la ley. De modo que, la forma de vivir en santidad es parándonos firmes sobre la gracia, y haciendo todo lo que nos pide la palabra de Dios, no por el miedo de ser castigados o peor de perder nuestra salvación, porque la salvación no se pierde, sino por el amor que tenemos a Dios por cuando Dios primeramente nos ha amado en Cristo.

David Logacho es Ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones, trabajó por años para la NASA, decidió abandonar su carrera profesional para prepararse para servir al Señor en un Instituto Bíblico en Argentina. Dirigió el Ministerio La Biblia Dice… durante más de 2 décadas hasta su retiro en 2015.

Contenido publicado con autorización de La Biblia Dice para: Alimentemos El Alma

Av.Galo Plaza Lasso N63-183 y de los Cedros
Telf. 00593-2-2475563
Quito-Ecuador

Prisionero de guerra

Sábado 6 Agosto

Nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados… viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó.

Tito 3:3-5

Prisionero de guerra

“Había perdido todo: mi familia, mi país, y hasta mi nombre. Solo era un número: 46466. Lo llevaba en una placa de madera colgada en mi cuello. Cierto día un capataz consideró que mi trabajo no era lo suficientemente bueno. Anotó en su cuaderno el número 46446, profiriendo mil amenazas. En la noche desfilamos en el campo para recibir un cucharón de sopa, mientras un cabo tenía un cartón en la mano con el número 46446, el hombre que debía ser castigado. Los 800 prisioneros pasamos, nadie tenía ese número. Errar es humano…”.

En el cielo, en el día del juicio descrito en la Biblia, no habrá error. El Juez supremo se sentará en un trono. Todos los que hayan rechazado la salvación que Dios ofrece hoy se presentarán ante ese trono. Los libros serán abiertos, el libro de la vida y los libros en los cuales estarán escritas todas sus obras: esos actos los condenarán. Solo los nombres de los creyentes estarán escritos en el primero. “El que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:15).

Es preciso saber hoy dónde está escrito nuestro nombre. ¿Quién tiene el libro de la vida? El Cordero de Dios que fue inmolado (Apocalipsis 13:8): Cristo, víctima expiatoria, muerto en la cruz, y resucitado. ¿Quiénes están inscritos en este libro? Aquellos a quienes el Cordero redimió con su sangre “para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9), los que creen que “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).

Jeremías 10 – Lucas 16 – Salmo 91:1-6 – Proverbios 20:27-28

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

Consuelo Para Padres Cristianos De Hijos Inconversos

POR JIM ELIFF

Todos los padres cristianos desean que Dios nos muestre algo que hacer para asegurar la salvación de nuestro hijo, y entonces «lo haremos con todas nuestras fuerzas» porque amamos mucho a nuestro hijo. Sin embargo, Dios no ha hecho que la salvación sea el efecto de la fe de otra persona; nuestro hijo o hija debe venir a Cristo por sí mismo. Juan nos muestra que todos los cristianos han nacido en la familia de Dios «no por sangre, ni por voluntad de la carne, ni por voluntad de hombre, [es decir, por voluntad de otra persona] sino por Dios». (Juan 1:13)

Aunque la salvación es obra de Dios y no algo que podamos hacer por nuestro hijo, hay esperanza. Considere lo siguiente:

1. Una verdadera carga en la oración por su hijo es un regalo de Dios. Una carga persistente puede indicar que Dios tiene la intención de dar a su hijo la vida eterna porque la oración auténtica siempre comienza con Dios. Aunque no podemos estar absolutamente seguros de saber todo lo que Dios está haciendo, debemos ser optimistas si la carga continúa.

2. El milagro del nuevo nacimiento no es menos posible para Dios si nuestro hijo está atento a Él o huye de Él. Nuestro hijo es como todos los demás niños cuando se trata de la gracia de Dios. Está muerto espiritualmente si está en la iglesia o no, si escuchó bien las verdades que tratamos de enseñarle o no, si tiene algún interés en Dios ahora o no tiene ninguno. Puede convertirse en el corral de los cerdos o en la banca de la iglesia y no sabemos en este caso qué es lo que prefiere Dios.

3. Dios escucha nuestras oraciones. Aunque Dios nos ha enseñado que elige a todos los que son suyos antes de la fundación del mundo, también nos ha enseñado que debemos orar, y no sólo orar, sino esperar la respuesta a nuestras oraciones. Es cierto que Dios es soberano y es igualmente cierto que responde a la oración. De hecho, Él no podría responder a la oración si no tuviera el control de todas las cosas.

4. Podemos tener esperanza debido a la elección de Dios de aquellos que vendrán a Él. Todo niño va camino al infierno a menos que Dios lo detenga. La elección de Dios es nuestra amiga. No tendríamos esperanza en la salvación de nuestro hijo sin ella, porque ningún niño se volvería a Cristo si se le dejara en su depravación (Romanos 3:9-11). Pero dada la elección de Dios de las personas para sí mismo, podemos estar animados.

5. Su hijo tiene algún conocimiento claro de lo que significa ser un verdadero cristiano. El Espíritu ciertamente puede traer esto en cualquier momento si este es su método elegido. Aunque no es menos milagro que se convierta un niño con conocimiento que un niño con poco conocimiento; Dios siempre usa la semilla del evangelio en cada conversión.

6. Su propia desobediencia en el pasado no impedirá en última instancia que su hijo se convierta en creyente. No tiene sentido que te reprendas por cualquier comportamiento incorrecto de tu parte como si fuera la razón por la que tu hijo está sin Cristo. Esto no significa que como padres no debamos arrepentirnos y mejorar, e incluso admitir el error ante nuestros hijos. Pero la razón por la que su hijo está sin Cristo está en última instancia relacionada con su propio pecado. Cada padre cristiano es inconsistente de alguna manera y está en un proceso de santificación que deja al padre corto de la perfección. Esto nunca ha sido una barrera para Dios si Él desea salvar a su hijo. Abundan los ejemplos de hijos que provienen de familias mucho menos piadosas que, sin embargo, se convierten a Cristo. De hecho, este puede haber sido el caso en su propia experiencia.

7. Algunos niños pueden necesitar la experiencia de estar lejos del cuidado de sus padres para enfrentar su propia necesidad de Cristo. El sentido de la necesidad para muchos puede descubrirse sólo en el contexto de las dificultades. No debemos sorprendernos si se necesita algún vuelo en solitario antes de que un niño aprenda que realmente necesita a otro como su piloto.

8. Recuerde que hay muchas personas que han llegado a apreciar su historia antes de venir a Cristo. No estoy diciendo que estas personas no hubieran querido convertirse antes, sino que el dolor de su historia previa a la conversión les ha dejado compasión, comprensión, conocimiento, testimonio y una carga que quizás no hubieran tenido de otra manera. Han visto la sabiduría de Dios en el momento de su conversión. Esto bien puede ser así con su hijo. Pablo dijo que había una razón por la que fue elegido para convertirse a pesar de ser un asesino, blasfemo y agresor violento-para que la gente vea y tenga esperanza de que Dios puede salvar a cualquiera. Dios tiene un viaje único para cada niño.

9. No puedes salvar a tu hijo por ti mismo, por mucho que lo intentes. Usted está en una posición de confianza solo. Esto es bueno porque es la única manera de complacer a Dios (Heb. 11:6). Su descanso en Dios, mientras ora simultáneamente al Dios que responde a la oración, será un estímulo para otros en la misma situación. También le ayudará a responder a su hijo de forma más positiva, y hará que su vida sea mucho más alegre de lo que podría ser su ansiedad.

10.  Finalmente, recuerde que Dios tiene un propósito en todo lo que hace. Un día nos alegraremos de que Dios haya hecho una obra perfecta al gobernar su universo. Cuando reconozcamos esto y pongamos a Dios incluso por encima de nuestros hijos, realmente demostraremos a nuestro hijo la forma en que un cristiano debe vivir.

Una causa de la decadencia de la fe cristiana en nuestro tiempo

¡Oh! Si pudiéramos poner a un lado las demás contiendas y que en el futuro la única preocupación y contienda de todos aquellos sobre los cuales se invoca el nombre de nuestro bendito
Redentor, sea caminar humildemente con su Dios y perfeccionar la santidad en el temor del
Señor, ejercitando todo amor y mansedumbre los unos hacia los otros, esforzándose cada uno
por dirigir su conducta tal como se presenta en el evangelio y, de una forma adecuada a su
lugar y capacidad; fomentar enérgicamente en los demás la práctica de la religión verdadera y
sin mácula delante de nuestro Dios y Padre. Y que en esta época de decadencia no gastemos
nuestras energías en quejas improductivas con respecto a las maldades de otros, sino que cada
uno pueda empezar en su hogar a reformar, en primer lugar, su propio corazón y sus costumbres; que después de esto, agilice todo aquello en lo que pueda tener influencia, con el mismo
fin; que si la voluntad de Dios así lo quisiera, nadie pudiera engañarse a sí mismo descansando
y confiando en una forma de piedad sin el poder de la misma y sin la experiencia interna de la
eficacia de aquellas verdades que profesa.
Ciertamente existe un origen y una causa para la decadencia de la religión en nuestro tiempo, algo que no podemos pasar por alto y que nos insta con empeño a una corrección. Se trata
del descuido de la adoración a Dios en las familias por parte de aquellos a quienes se ha puesto
a cargo de ellas encomendándoles que las dirijan. ¿No se acusará, y con razón, a los padres y
cabezas de familia por la burda ignorancia y la inestabilidad de muchos, así como por la falta
de respeto de otros, por no haberlos formado en cuanto a la forma de comportarse, desde que
tenían edad para ello? Han descuidado los mandamientos frecuentes y solemnes que el Señor
impuso sobre ellos para que catequizaran e instruyeran a los suyos y que su más tierna infancia
estuviera sazonada con el conocimiento de la verdad de Dios, tal como lo revelan las Escrituras.
Asimismo, su propia omisión de la oración y otros deberes de la religión en sus familias, junto
con el mal ejemplo de su conversación disoluta, los ha endurecido llevándolos en primer lugar
a la dejadez y, después, al desdén de toda piedad.
Sabemos que esto no excusará la ceguera ni la impiedad de nadie, pero con toda seguridad caerá con dureza sobre aquellos que han sido, por su propio proceder, la ocasión de tropiezo. De hecho, estos mueren en sus pecados, ¿pero no se les reclamará su sangre a aquellos bajo cuyo cuidado estaban y que han permitido que partiesen sin advertencia alguna? ¡Los han llevado a las sendas de perdición! ¿No saben que la diligencia de los cristianos en el desempeño de estos deberes, en los años pasados, se levantará en juicio y condenará a muchos de aquellos que estén careciendo de ella en la actualidad?

Concluiremos con nuestra ferviente oración pidiéndole al Dios de toda gracia que derrame
esas medidas necesarias de su Espíritu Santo sobre nosotros para que la profesión de la verdad
pueda ir acompañada por la sana creencia y la práctica diligente de la misma y que su Nombre
pueda ser glorificado en todas las cosas por medio de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Tomado del prefacio de La Segunda Confesión Bautista de Londres de 1689; reeditada por Chapel
Library y disponible allí.

Una teología de la familia

Editado por Jeff Pollard & Scott T. Brown

La grandeza de servir

Miércoles 20 Julio
(Jesús dijo:) El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor.
Marcos 10:43
Servíos por amor los unos a los otros.
Gálatas 5:13
La grandeza de servir
Mientras los discípulos discutían por saber quién de ellos ocuparía un lugar de honor en el reino de Dios, Jesús los invitó a acercarse a él y les dijo: “El que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:44-45). Amigos cristianos, solo acercándonos a Jesús podemos descubrir la verdadera grandeza ante Dios: la de servirnos unos a otros.

Hay grandeza en el hecho de servir porque es el amor en acción. Jesús ilustró esta grandeza moral lavando los pies de sus discípulos (Juan 13). Obrando así el Señor, el Maestro, tomó el lugar más humilde, el lugar asignado a los esclavos, e invitó a sus discípulos a hacer lo mismo. El gesto de Jesús es un gesto simbólico, un modelo de humildad, de amor, de servicio.

Nosotros somos llamados a servirnos unos a otros en amor, porque sirviendo a los demás servimos a Jesús mismo.

“Todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él… Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres… porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:17, 22-24).

“Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún” (Hebreos 6:10).

Números 30 – Lucas 7:24-50 – Salmo 86:1-6 – Proverbios 19:24-25

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

Abrir nuestros oídos para escuchar

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios

Por R.C. Sproul

Dios le dijo a Isaías: «Ve, y di a este pueblo: «Escuchad bien, pero no entendáis; mirad bien, pero no comprendáis». Haz insensible el corazón de este pueblo, endurece sus oídos, y nubla sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se arrepienta y sea curado» (Is 6:9-10).

Pablo explica este tipo de juicio en Romanos 1:28: «Y como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen».

El peor castigo que puede caer sobre nosotros es que Dios nos entregue a nuestros pecados. Esto anticipa el veredicto de Dios en el juicio final: «Que el injusto siga haciendo injusticias, que el impuro siga siendo impuro» (Ap 22:11a).

Cada vez que se proclama la Palabra de Dios, cambia a todos los que están a su alcance. Nadie puede permanecer inafectado al oír la Palabra de Dios. Para aquellos que la escuchan de manera positiva, hay crecimiento en gracia. A los que la rechazan o son indiferentes a ella se le añaden callosidades a sus almas y sus corazones se endurecen. El ojo se va cerrando, el oído oye cada vez menos, y el misterio del reino es cada vez más oscuro. El que tiene oídos para oír, que oiga.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Pídele a Dios que abra tus oídos a Su voz, que despeje tus ojos espirituales y que te permita entender con el corazón.

Para estudiar más a fondo
Isaías 6:9-10

Romanos 1:28

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.
Cómo aprender las leyes de Dios
R.C. Sproul
El Dr. R.C. Sproul fue fundador de los Ministerios Ligonier, pastor fundador de Saint Andrew’s Chapel en Sanford, Florida y primer presidente de Reformation Bible College. Escribió más de cien libros, incluyendo La santidad de Dios, Escogidos por Dios, Todos somos teólogos, Moisés y la zarza ardiente, Sorprendido por el sufrimiento, entre otros.