Un solo pueblo
Isha – Salmos

DÍA 132 – Salmo 95
Dosis: Unidad
Un solo pueblo
“Vengan, postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado; ¡somos un rebaño bajo su cuidado!” (Salmo 95:6–7) (NVI)
Vivimos en una sociedad que exalta el yo. Palabras con “auto” se han vuelto comunes: auto-disciplina, auto-estima, auto-control y muchas más. El individualismo impera. Pero la Biblia nos enseña a pensar en el “nosotros”. Y el salmista lo sabía bien. Dios vino a salvar y redimir un pueblo. Un pueblo está formado por personas, y por lo tanto, debemos pensar en “plural”. Ahora bien esa pluralidad misteriosamente nos conduce a la unidad. Recordemos el deseo del Señor Jesús en su oración: “No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno.” Este salmo nos alienta también a experimentar la unidad en aspectos fundamentales de nuestra vida espiritual como:
1. La oración. Generalmente oramos por peticiones personales “Señor, te pido por mi… te doy gracias porque…” Pero cuando nos unimos como iglesia, debería abundar el “nosotros”, porque nos reunimos para clamar a una voz. “Señor, venimos… te pedimos… agradecemos…” Dejemos nuestras peticiones personales para nuestros tiempos a solas con Dios y usemos nuestro tiempo en conjunto para clamar por las necesidades del pueblo de Dios en nuestra ciudad, nuestro país y el mundo.
2. La alabanza. ¡Qué maravilloso es juntarnos para alabar a Dios! El salmista enumera al principio del salmo cómo lo podemos hacer: “Vengan, cantemos con júbilo al SEÑOR; aclamemos a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante él con acción de gracias, aclamémoslo con cánticos. Si bien existen momentos apropiados para el silencio y la meditación, también los hay para la alabanza, el gozo y la alegría
3. La obediencia: Hay un clamor del salmista porque el pueblo escuche la voz de Dios, la obedezca y permanezca fiel: “Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón, como en Meribá, como aquel día en Masá, en el desierto, cuando sus antepasados me tentaron, cuando me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis obras.” ¡Qué interesante que en un salmo de gratitud y alabanza se haga énfasis en la fidelidad de corazón!
4. La Adoración: Todo esto nos conducirá a una adoración comunitaria genuina. El salmista pide que vengamos y nos postremos con reverencia, reconociendo a nuestro Hacedor, como ovejas de su prado. Después de la alabanza, viene el silencio. A veces nos incomoda el silencio, pero haríamos bien en ponerlo en práctica más seguido. Guardemos silencio en conjunto, cuando nos reunimos, y escuchemos la voz de Dios. Como el rebaño que somos, reconozcamos la voz del Pastor.
Oración: Señor, enséñame a vivir la unidad con tu pueblo, a orar, alabar y adorar en conjunto porque esto te agrada. Amén.
De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 148). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.