Menú 10. ¿Qué hay de los líderes?

Menú 10. ¿Qué hay de los líderes?

a1La palabra líder ha sido muy maltratada. Sobre todo por la igleburger. Nos han dicho cosas como que todos somos líderes. Eso es un gran absurdo. Líder significa el que va a la cabeza, por delante. No todos hemos sido llamados a ser cabeza. La iglesia se convertiría en un monstruo lleno de cabezas por todas partes, la imagen es ridícula.

¿Te imaginas algo así?

A pesar de eso, obviamente, hay personas que van a la cabeza.

Algunos ocupan lugares de liderazgo. Es algo natural que algunas personas tengan más influencia que otras, debido a su nivel de entrega, servicio, relaciones, dones, sabiduría, experiencia, posición.

Aunque odio el liderazgo mal entendido porque sé el daño que hace, y aunque he querido irme al otro extremo en el que pensaba que no hacen falta ese tipo de personas, que todo podemos hacerlo todos juntos, como una familia feliz y tomados de la mano mientras cantamos Cumbayá, me he dado cuenta de que en realidad, hasta que no hay alguien que hace las cosas, un líder o llámalo como quieras, las cosas no ocurren. La palabra líder no es de mis favoritas por las connotaciones que le hemos dado, pero creo que me servirá para hacerme entender.

El liderazgo bien asumido, puede hacer mucho bien, quizás más que el daño que ha provocado. Por eso quiero prestarles atención. En primer lugar porque considero que son (somos) los máximos culpables de la situación actual de la iglesia, los que de alguna manera incitaron a los demás a tomar hamburguesas y olvidar la comida sólida. Y en segundo lugar, porque sé que sus decisiones, su arrepentimiento, su cambio o un darse cuenta de la realidad puede mejorar mucho la situación de la iglesia.

La primera pregunta que debemos hacernos es, si crees que eres un líder, tengas un titulillo o no, ¿Por qué quieres serlo? ¿Cuál es tu motivación?

Porque si las motivaciones son las incorrectas, da igual lo que hagas, estará mal, por mucho que consideres todo el bien que haces a los demás a través de tu posición o servicio.

Aquí presento tres de las motivaciones que creo que no son las correctas, motivaciones igleburger que no alimentan a nadie. Algunas las he visto en mí, otras en otros, da igual, sé que están ahí.

1. Para ser reconocido, es decir, por vanagloria y ser más que los demás

“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”. Filipenses 2:3

Muchos cristianos han ocupado cargos para llenar un vacío de autoestima. Para sentirse en alguna medida superiores a otros sin saber que el más pequeño es el más grande (Lucas 9:48). Se pelean por conseguir cargos del que se quieren servir, pero no para servir.

Por eso cuando sirven a los demás sirven a las apariencias y no se preocupan de hablar la verdad en amor y poner sus vidas al servicio real de otros.

Por lo tanto, siempre acariciarán el lomo a la gente con palabras “fast food”, que no incomode a nadie, dejándose llevar por la corriente de este mundo e intentando contentar a las personas, diciéndoles lo que quieren oír sin preocuparse por ellos de verdad y así mantener su estatus.

2. Para sacar provecho de algún tipo

Mira lo que le dijo Pablo la última vez que se juntó con los responsables de la iglesia de Éfeso:

“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos”. Hechos 20:28–30.

Y lo que le dijo Pedro a otros responsables:

“Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey”. 1 Pedro 5:1–3.

En estos tiempos que corren hay personas que, aunque empiezan bien, acaban sirviendo por posición o razones puramente económicas, y permiten que el dios Mamón juegue con ellos.

“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Mateo 6:24.

Realmente donde dice “riquezas” Jesús dijo “el dios Mamón”.

EL dios Mamón es el dios de las riquezas y el Señor claramente se posicionó en contra de los que las aman. Sé que el Señor recompensa y que el obrero es digno de su salario (Lucas 10:7) Pero no estoy hablando de esto, sino de la motivación incorrecta en el corazón de los que sirven.

Estos ven en las personas a las que sirven no una oportunidad de entregar su vida de corazón sino una posible fuente de ingresos o de búsqueda de posición acomodada dentro de un sistema. Por eso su liderazgo se verá comprometido y, a veces, no querrán hablar la verdad en amor por miedo a perder clientes.

3. Porque simplemente lo han puesto

Sí, mucha gente ocupa lugares de liderazgo por inercia, sin visión, ocupando un lugar que le da igual ocupar o no. Esto al final lleva a un desinterés por la gente, un conformismo generalizado y falta de liderazgo real que la gente necesita.

Hay muchos más casos que no voy a mencionar. Pero lo triste de todo esto, es que tal como son los líderes así es la gente que los sigue, es algo natural que ocurra. Por eso es vital, para dejar de ser igleburgers, que se levanten personas que quieran servir a los demás por amor a Dios, que conozcan la Palabra, que estén preparados y preparándose siempre, que quieran invertir tiempo de calidad con otros, que nos acompañen e influencien a los demás para cambiar la manera de entender quiénes somos y qué debemos hacer como Iglesia.

“Servíos por amor los unos a los otros”. Gálatas 5:13.

Sampedro, Á. (2013). Igleburger (p. 56). Álex Sampedro.

El testimonio ocular: si no lo veo, no lo creo

Autor: LEE STROBEL

El testimonio ocular: si no lo veo, no lo creo

a1Además del sepulcro vacío de Jesús, el Nuevo Testamento relata que, durante un período de cuarenta días, Jesús se apareció vivo una docena de veces distintas a quinientos quince individuos, a hombres y mujeres; a quienes creían y dudaban; tanto a personas duras como a almas caritativas; a grupos y a individuos; entre cuatro paredes y al aire libre, a plena luz del día.

Los Evangelios nos dicen que Jesús habló con la gente, comió con ellos y que incluso invitó a un escéptico a tocar con sus dedos las cicatrices de los clavos en sus manos y a poner su mano en la herida de la lanza en su costado para confirmar que se trataba realmente de él. Esta experiencia fue tan conmovedora que, según la historia de la iglesia, Tomás acabó en el sur de la India hasta su muerte violenta, predicando que Jesús efectivamente había resucitado.

CH. Dodd, de la Universidad de Cambridge, analizó cuidadosamente los antecedentes históricos y concluyó que varias de esas apariciones se basan en material especialmente primitivo, incluyendo el encuentro de Jesús con las mujeres, en Mateo 28:8~10; su reencuentro con los once apóstoles, en Mateo 28:16~20; y su reunión con los discípulos, en Juan 20:19~23.

Los críticos aducen que estas apariciones fueron resultado de alucinaciones o«pensamiento colectivo» en que la gente de tanto hablar se convence de que está viendo algo que en realidad no está allí. Sin embargo, los psicólogos han descartado convincentemente estas posibilidades al demostrar que las alucinaciones son fenómenos individuales que no pueden ser experimentadas por un grupo de personas y que las condidones no propiciaban un «pensamiento colectivo». Además, si los discípulos solo se imaginaron que Jesús se les apareció vivo, ¿qué pasó con el cuerpo?

Sugerir que la idea de un Jesús resucitado se originó en mitos antiguos que involucraban la muerte y resurrección de dioses tampoco se sostiene cuando estas leyendas se consideran en el debido contexto como expresiones del ciclo de la naturaleza en que los cultivos mueren y se cosechan en el otoño y renacen a la vida con la primavera. Gregory Boyd, autor de Cynic Sage or Son ofGod? [Cínico sabio o Hijo de Dios], plantea contrastar esto con la descripción de Jesucristo en los Evangelios: «Esos son elementos históricos concretos.

No tienen nada en común con historias que supuestamente ocurrieron «una vez, hace mucho tiempo atrás».

El teólogo e historiador, Carl Braaten, hace esta observación: «Hasta los historiadores más escépticos concuerdan que para el cristianismo primitivo … la resurrección de Jesús fue un acontecimiento histórico real, el fundamento mismo de la fe, y no fue para nada una idea mitológica surgida de la imaginación creativa de los creyentes».

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

¡Acéptalo y disfrútalo!

Octubbre 30

¡Acéptalo y disfrútalo!

Lectura bíblica: Hebreos 10:11–14

[Jesús] habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, se sentó para siempre a la diestra de Dios. Hebreos 10:12

a1Nilda le contó un secreto a Ángela. Y adivina qué pasó. Ángela se lo contó a alguien. Desde entonces, Ángela se ha sentido como una traidora, una falsa, especialmente desde que Nilda se enteró del asunto. Ahora, todas las mañanas yendo a la escuela en el ómnibus, Ángela le pide perdón.
Por fin Nilda la hizo callar.
—Ángela —le dijo—, ya te he perdonado.
—Pero quiero estar segura de que seguimos siendo amigas —insistió ella.
—Por supuesto que sí —dijo Nilda—. Tienes que creerme que te he perdonado.
Como suele suceder con nuestras relaciones humanas, a algunos cristianos les cuesta creer que Dios realmente les ha perdonado sus pecados. Se imaginan a Dios guardando un registro de todos nuestros pecados, esperando el día en que los sacará a luz y los usará en nuestra contra.
Para sentir la libertad del perdón de Dios, toma estos pasos:

1. Recuerda que Dios te ama incondicionalmente. Eres el hijo especial de Dios. Él pagó el precio de tu salvación del pecado, la muerte de su único Hijo unigénito. Cuando aceptas el regalo de salvación que Dios te da recibes su perdón y te conviertes en su propio hijo. A veces todavía desobedeces a Dios, y lo entristeces (ver Efesios 4:30). Seguro, es posible que Dios te discipline por tu pecado. Pero eso también lo hace por amor, porque quiere que te quedes cerca de él y recibas lo mejor que tiene reservado para ti (ver Hebreos 12:5–12).
2. Confiesa tus pecados. Todos alguna vez desobedecemos a Dios debido a nuestra naturaleza de pecado (ver Romanos 7:20–25). Según la Palabra de Dios, la solución comienza con una confesión (ver 1 Juan 1:9). Confesar significa coincidir con Dios en que tu desobediencia es un pecado. Dios ya percibe totalmente tus actitudes y acciones pecadoras, pero quiere que las admitas, que te humilles delante de él y que tengas la experiencia de que te diga: “Te perdono”.
3. Acepta el perdón de Dios. Cristo ya te ha perdonado una vez y para siempre por medio de su muerte en la cruz (ver Hebreos 10:12–14; 1 Pedro 3:18). Pero para apartarte del pecado y emprender un nuevo rumbo es importante que admitas que necesitas ser perdonado y que aceptes el perdón que ya es tuyo.

Aceptar el perdón es como descubrir un tesoro enterrado en el fondo de tu propia casa. El perdón cariñoso de Dios ya es tuyo. ¡Desentiérralo y disfrútalo!
PARA DIALOGAR: ¿Resulta más difícil aceptar el perdón de Dios por ciertos pecados que por otros? ¿Por qué sí o por qué no?
PARA ORAR: Padre, ayúdanos a confesar nuestros pecados y seguir adelante en la luz de tu amor y tu perdón.
PARA HACER: ¿Todavía tienes problemas en aceptar la idea de que eres perdonado? Habla con un cristiano maduro acerca de lo que sientes.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.