EL AMOR DE PABLO A LA IGLESIA

EL AMOR DE PABLO A LA IGLESIA

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11/3/2016

Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo. (Filipenses 1:8)

alimentemos_el_almaEl apóstol Pablo trataba a los creyentes con un espíritu amable y afectuoso. A menudo daba órdenes con genuinas expresiones de amor a las personas. Tenía un lugar especial en su corazón para la iglesia de Filipos. Se dirigía a esos creyentes como “hermanos míos amados y deseados” (Fil. 4:1).

Manifestaba su amor en su deseo de permanecer con ellos para su “provecho y gozo de la fe” (1:25). Pablo estaba dispuesto a ser ofrecido “sobre el sacrificio y servicio de [su] fe” (2:17). Y solamente los creyentes de Filipos habían “[participado con él] en razón de dar y recibir” (4:15), que también revela su vínculo especial con ellos.

Pablo era un dialéctico y un teólogo sin igual, su capacidad intelectual era asombrosa, pero también estaba dotado de una gran capacidad para amar a las personas. Su ministerio puede ser eficaz solo cuando ame a las personas.

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No hemos sido olvidados

3 Noviembre 2016

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No hemos sido olvidados
por Charles R. Swindoll

Ester 2:1-7

alimentemos_el_almaLa presencia de Dios no es tan misteriosa como su ausencia. Su voz no es tan elocuente como su silencio. ¿Quién de nosotros no ha anhelado recibir una palabra de Dios, buscado un destello de su poder, o suspirado por la seguridad de su presencia, solo para sentir que Él parece estar ausente en ese momento? Que está distante. Que está distraído. Que quizás no tenga interés. Pero después nos damos cuenta de lo presente que estuvo todo ese tiempo.

Aunque Dios puede parecer distante a veces y aunque es invisible para nosotros, Él siempre es invencible. Esta es la principal lección del libro de Ester. Aunque su nombre está ausente de las páginas de este especial libro de la historia judía, Dios está presente en cada escena y en la evolución de cada acontecimiento, hasta que finalmente trae todo a un maravilloso clímax al demostrar que Él es el Señor de su pueblo, los judíos.

Mardoqueo era descendiente de uno de los judíos exilados. Era un hombre temeroso de Dios y su papel más importante era su relación con Ester.

Ester, que es el nombre persa de esta joven, significa “estrella”. Este nombre parece acertado, ya que ella es verdaderamente la estrella del espectáculo, la heroína de la historia. La sabia, inmortal e invisible mano de Dios está actuando entre bastidores, oculta de los ojos humanos. Solo un ser misericordioso y omnisciente habría puesto su mano sobre una huérfana olvidada, una pequeña niña que había perdido a su madre y padre, y que había quedado sola, siendo criada por su primo Mardoqueo.

Aquí hay un hermoso mensaje para cualquiera que haya pasado alguna vez por angustias; para cualquiera que alguna vez haya sido golpeado por la vida; para cualquiera que haya sentido alguna vez que su pasado ha sido tan opaco, desordenado, que no hay manera en el mundo de que Dios pueda encontrarle una razón o significado. Vamos a aprender de Ester algunas lecciones inolvidables. Aquí tenemos a una pequeña niña, huérfana y desamparada, que debió haber llorado amargamente la muerte de sus padres, pero que, años más tarde vendría a ser clave para la supervivencia misma de su pueblo, los judíos. Dios y solamente Dios puede hacer tales cosas, Él en realidad, las hace, actuando de manera silenciosa e invisible detrás de los acontecimientos de la historia.

Él también está trabajando calladamente en su vida entre bastidores.

La presencia de Dios no es tan misteriosa como su ausencia.—Charles R. Swindoll

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2016 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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EL PODER DEL ESPÍRITU

EL PODER DEL ESPÍRITU

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Pablo Martini
Programa No. 2016-11-03

alimentemos_el_almaAún no hemos descubierto el verdadero poder de nuestras mentes, mucho menos de nuestros espíritus. Dios nos ha creado tripartitos: Cuerpo, alma, espíritu. Aunque en realidad ese es el orden que nosotros hemos propuesto; pues en Su Palabra la escala de valores es totalmente a la inversa: espíritu, alma y cuerpo. (1° Tesalonicenses 5:23) Los científicos dicen que estamos usando apenas el 13% de nuestra capacidad mental y que la mayoría de las enfermedades y dolencias se originan en nuestras emociones enfermas más que en nuestros cuerpos. Los humanos fueron diseñados para vivir en el ámbito del espíritu y, a su vez, ese espíritu influenciado y gobernado por el Espíritu, (con mayúsculas), El Espíritu de Dios. Ahí se completa el cuadro: El Espíritu de Dios controlando nuestro espíritu humano, ese espíritu humano en paz controlando una mente sana, y mente sana… (Ya conoces el final del refrán).  Alguien definió acertadamente al ser humano como un espíritu con cuerpo. Dijo André Maurois: “El poder del espíritu, sobre el cuerpo es increíble y muchas de nuestras dolencias son imaginadas. Hay personas que están enfermas, hay las que se creen enfermas y están las que se vuelven enfermas.” Los médicos lo saben, pero no quieren decirlo pues se quedarían sin trabajo, obvio. La industria farmacéutica factura trillones de euros por año en el viejo continente. ¿No será que estamos al revés? Intentamos mantener el equilibrio interior, la paz mental y la armonía de nuestras mentes tomando pastillas tranquilizantes, antidepresivos y sedantes para dormir (que no es lo mismo que descansar) ¡Qué ironía!   El asunto es de adentro hacia afuera, no al inversa. El tiempo de reflexión en silencio, la meditación y la oración, el apartarse a lugares solitarios ha pasado de moda. Los seres humanos nos hemos transformado en “quehaceres humanos” y necesitamos estar metidos en cosas y más cosas, rodeados de ruidos y más ruidos. Intentamos así anestesiar nuestros problemas sólo para acabar otra vez en el consultorio o la farmacia. “Echa sobre mí tus cargas, que Yo te sustentaré”, te dice Dios en su Palabra. Deja ya esas soluciones cosméticas de tus problemas existenciales y permítele a Dios obrar en tu interior. Dejarás de usar “parches” y nacerás a una vida nueva, la vida del Espíritu, el Espíritu de Dios.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

“Hay personas que están enfermas, hay las que se creen enfermas y están las que se vuelven enfermas.”  (André Maurois)

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Parábola de la viuda y el juez injusto

Lucas 18-21

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Parábola de la viuda y el juez injusto

alimentemos_el_alma18 Y les refería Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no desfallecer, diciendo: Había en cierta ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno. Y había en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él constantemente, diciendo: “Hazme justicia de mi adversario.”Por algún tiempo él no quiso, pero después dijo para sí: “Aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre alguno, sin embargo, porque esta viuda me molesta, le haré justicia; no sea que por venir continuamente me agote la paciencia[a].” Y el Señordijo: Escuchad lo que dijo* el juez injusto. ¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a El día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles[b]?Os digo que pronto les hará justicia. No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe[c] en la tierra?

Parábola del fariseo y el publicano

Refirió también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a los demás: 10 Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos[d]. 11 El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos.12 “Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano.” 13 Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “Dios, ten piedad de[e]mí, pecador.” 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado pero aquél no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado.

Jesús y los niños

15 Y le traían aun a los niños muy pequeños para que los tocara, pero al ver estolos discípulos, los reprendían. 16 Mas Jesús, llamándolos a su lado, dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los que son como éstos[f] es el reino de Dios. 17 En verdad os digo: el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

El joven rico

18 Y cierto hombre prominente[g] le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 19 Jesús le respondió: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. 20 Tú sabes los mandamientos: “No cometas adulterio, No mates, No hurtes, No des falso testimonio, Honra a tu padre y a tu madre.”21 Y él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. 22 Cuando Jesús oyó esto, le dijo: Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme. 23 Pero al oír esto, se puso muy triste, pues era sumamente rico. 24 Mirándolo Jesús, dijo: ¡Qué difícil es que entren en el reino de Dios los que tienen riquezas! 25 Porque es más fácil que un camello pase[h] por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios. 26 Los que oyeron esto, dijeron: ¿Y quién podrá salvarse? 27 Y El respondió: Lo imposible para los hombres, es posible para Dios. 28 Y Pedro dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo[i] y te hemos seguido. 29 Entonces El les dijo: En verdad os digo: no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres o hijos por la causa del reino de Dios, 30 que no reciba muchas veces más en este tiempo, y en el siglo venidero, la vida eterna.

Jesús anuncia su muerte por tercera vez

31 Tomando aparte a los doce, Jesús les dijo: Mirad, subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas que están escritas por medio de los profetas acerca del Hijo del Hombre. 32 Pues será entregado a los gentiles, y será objeto de burla, afrentado y escupido; 33 y después de azotarle, le matarán, y al tercer día resucitará. 34 Pero ellos no comprendieron nada de esto; este dicho les estaba encubierto, y no entendían lo que se les decía.

Curación de un ciego

35 Y aconteció que al acercarse a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando. 36 Al oír que pasaba una multitud, preguntaba qué era aquello. 37 Y le informaron que pasaba Jesús de Nazaret. 38 Entonces gritó, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 39 Y los que iban delante lo reprendían para que se callara; pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!40 Jesús se detuvo y[j] ordenó que se lo trajeran; y cuando estuvo cerca, le preguntó: 41 ¿Qué deseas que haga por ti? Y él dijo: Señor, que recobre la vista.42 Jesús entonces le dijo: Recibe[k] la vista, tu fe te ha sanado[l]. 43 Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios; cuando toda la gente vio aquello, dieron gloria a Dios.

Zaqueo

19 Habiendo entrado Jesús en Jericó, pasaba por la ciudad. Y[m] un hombre llamado[n] Zaqueo, que era jefe de los recaudadores de impuestos[o] y era rico,trataba de ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, ya que él era de pequeña estatura. Y corriendo delante, se subió a un sicómoro para verle, porque Jesús estaba a punto de pasar por allí. Cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy debo quedarme en tu casa. Entonces él se apresuró a descender y le recibió con gozo[p]. Y al ver esto, todos murmuraban, diciendo: Ha ido a hospedarse con[q] un hombre pecador. Y Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguno, se lo restituiré cuadruplicado. Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa, ya que él también es hijo de Abraham; 10 porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Parábola de las minas

11 Estando ellos oyendo estas cosas, continuando Jesús, dijo una parábola, porque El estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro. 12 Por eso dijo: Cierto hombre de familia noble fue a un país lejano a recibir un reino para sí y después volver. 13 Y llamando a diez de sus siervos, les dio diez minas[r] y les dijo: “Negociad con esto hasta que yo regrese[s].” 14 Pero sus ciudadanos lo odiaban, y enviaron una delegación tras él, diciendo: “No queremos que éste reine sobre nosotros.” 15 Y sucedió que al regresar él, después de haber recibido el reino, mandó llamar a su presencia a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que habían ganado negociando[t]. 16 Y se presentó el primero, diciendo: “Señor, tu mina ha producido diez minas más.” 17 Y él le dijo: “Bien hecho, buen siervo, puesto que has sido fiel en lo muy poco, ten autoridad sobre diez ciudades.” 18 Entonces vino el segundo, diciendo: “Tu mina, señor, ha producido cinco minas.” 19 Y dijo también a éste: “Y tú vas a estar[u] sobre cinco ciudades.” 20 Y vino otro, diciendo: “Señor, aquí está tu mina, que he tenido guardada en un pañuelo; 21 pues te tenía miedo, porque eres un hombre exigente, que recoges lo que no depositaste y siegas lo que no sembraste.” 22 El le contestó*: “Siervo inútil[v], por tus propias palabras[w] te voy a juzgar. ¿Sabías que yo soy un hombre exigente, que recojo lo que no deposité y siego lo que no sembré? 23 “Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco, y al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses?” 24 Y dijo a los que estaban presentes: “Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas.” 25 Y ellos le dijeron: “Señor, él ya tiene diez minas.” 26 Os digo, que a cualquiera que tiene, más le será dado, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. 27 Pero a estos mis enemigos, que no querían que reinara sobre ellos, traedlos acá y matadlos delante de mí.

La entrada triunfal

28 Habiendo dicho esto, iba delante, subiendo hacia Jerusalén.

29 Y aconteció que cuando se acercó a Betfagé y a Betania, cerca del monte que se llama de los Olivos[x], envió a dos de los discípulos, 30 diciendo: Id a la aldea que está enfrente, en la cual, al entrar, encontraréis un pollino atado sobre el cual nunca se ha montado nadie[y]; desatadlo y traedlo. 31 Y si alguien os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?”, de esta manera hablaréis: “Porque el Señor lo necesita.”32 Entonces los enviados fueron y lo encontraron como El les había dicho.33 Mientras desataban el pollino, sus dueños[z] les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? 34 Y ellos respondieron: Porque el Señor lo necesita. 35 Y lo trajeron a Jesús, y echando sus mantos sobre el pollino, pusieron a Jesús sobre él. 36 Y mientras El iba avanzando, tendían sus mantos por el camino. 37 Cuando ya se acercaba, junto a la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, regocijándose, comenzó a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas[aa] que habían visto, 38 diciendo:

¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!
¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!

39 Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. 40 Respondiendo El, dijo: Os digo que si éstos callan, las piedras clamarán.

Jesús llora sobre Jerusalén

41 Cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró sobre ella, 42 diciendo: ¡Si tú también hubieras sabido en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. 43 Porque sobre ti vendrán días, cuando[ab] tus enemigos echarán terraplén delante de ti, te sitiarán y te acosarán por todas partes. 44 Y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo de tu visitación.

Jesús echa a los mercaderes del templo

45 Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían,46 diciéndoles: Escrito está: “Y mi casa sera casa de oracion”, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Jesús enseña en el templo

47 Y enseñaba diariamente en el templo, pero los principales sacerdotes, los escribas y los más prominentes del pueblo procuraban matarle; 48 y no encontraban la manera de hacerlo[ac], porque todo el pueblo estaba pendiente de El, escuchándole.

La autoridad de Jesús puesta en duda

20 Y aconteció que en uno de los días cuando El enseñaba a la gente en el templo y anunciaba el evangelio, se le enfrentaron los principales sacerdotes y los escribas con los ancianos, y le hablaron, diciéndole: Dinos, ¿con qué autoridad haces estas cosas, o quién te dio esta autoridad? Respondiendo El, les dijo: Yo también os haré una pregunta[ad]; decidme: El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Y ellos discurrían entre sí, diciendo: Si decimos: “Del cielo”, El dirá: “¿Por qué no le creísteis?” Pero si decimos: “De los hombres”, todo el pueblo nos matará a pedradas, pues están convencidos de que Juan era un profeta. Y respondieron que no sabían de dónde era. Jesús entonces les dijo: Tampoco yo os diré[ae] con qué autoridad hago estas cosas.

Parábola de los labradores malvados

Y comenzó a referir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, y la arrendó a labradores, y se fue de viaje por mucho tiempo. 10 Y al tiempo de la vendimia envió un siervo a los labradores para que le dieran parte del fruto de la viña; pero los labradores, después de golpearlo, lo enviaron con las manos vacías.11 Volvió a enviar otro siervo; y ellos también a éste, después de golpearlo y ultrajarlo, lo enviaron con las manos vacías. 12 Volvió a enviar un tercero; y a éste también lo hirieron y echaron fuera. 13 Entonces el dueño[af] de la viña dijo: “¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá a él lo respetarán.” 14 Pero cuando los labradores lo vieron, razonaron entre sí, diciendo: “Este es el heredero; matémoslo para que la heredad sea nuestra.” 15 Y arrojándolo fuera de la viña, lo mataron. Por tanto, ¿qué les hará el dueño[ag] de la viña? 16 Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará la viña a otros. Y cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Nunca suceda tal cosa! 17 Pero El, mirándolos fijamente, dijo: Entonces, ¿qué quiere decir[ah] esto que está escrito:

La piedra que desecharon los constructores,
esa, en piedra angular[ai] se ha convertido”?

18 Todo el que caiga sobre esa piedra será hecho pedazos; y aquel sobre quien ella caiga, lo esparcirá como polvo.

El pago del impuesto al César

19 Los escribas y los principales sacerdotes procuraron echarle mano en aquella misma hora, pero temieron al pueblo; porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola. 20 Y acechándole, enviaron espías que fingieran ser justos, para sorprenderle en alguna declaración[aj] a fin de entregarle al poder y autoridad del gobernador. 21 Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que hablas y enseñas rectamente, y no te guías por las apariencias[ak], sino que enseñas con verdad el camino de Dios. 22 ¿Nos es lícito pagar[al] impuesto al César, o no? 23 Pero El, percibiendo su astucia, les dijo: 24 Mostradme un denario[am]. ¿De quién es la imagen y la inscripción que lleva? Y ellos le dijeron: Del César. 25 Entonces El les dijo: Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. 26 Y no podían sorprenderle en palabra alguna[an] delante del pueblo; y maravillados de su respuesta, callaron.

Pregunta sobre la resurrección

27 Y acercándose a El algunos de los saduceos (los que dicen que no hay resurrección), le preguntaron, 28 diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: “Si el hermano de alguno muere, teniendo mujer, y no deja hijos, que su hermano tome la mujer y levante descendencia a su hermano.” 29 Eran, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin dejar hijos; 30 y el segundo[ao] 31 y el tercero la tomaron; y de la misma manera también los siete, y murieron sin dejar hijos. 32 Por último, murió también la mujer. 33 Por tanto, en la resurrección, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer. 34 Y Jesús les dijo: Los hijos de este siglo se casan y son dados en matrimonio, 35 pero los que son tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni son dados en matrimonio; 36 porque tampoco pueden ya morir, pues son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. 37 Pero que los muertos resucitan, aun Moisés lo enseñó, en aquel pasaje sobre la zarza ardiendo, donde llama al Señor, el Dios de Abraham, y Dios de Isaac, y Dios de Jacob. 38 El no es Dios de muertos, sino de vivos; porque todos viven para El. 39 Y algunos de los escribas respondieron, y dijeron: Maestro, bien has hablado. 40 Porque ya no se atrevían a preguntarle nada.

Jesús, Hijo y Señor de David

41 Entonces El les dijo: ¿Cómo es que dicen que el Cristo[ap] es el hijo de David?42 Pues David mismo dice en el libro de los Salmos:

El Señor dijo a mi Señor:
Sientate a mi diestra,
43 hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.”

44 David, por tanto, le llama “Señor.” ¿Cómo, pues, es El su hijo?

Advertencia contra los escribas

45 Mientras todo el pueblo escuchaba, dijo a los discípulos: 46 Cuidaos de los escribas, a quienes les gusta andar con vestiduras largas, y son amantes de los saludos respetuosos en las plazas, y de ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes; 47 que devoran las casas de las viudas, y por las apariencias hacen largas oraciones; ellos recibirán mayor condenación.

La ofrenda de la viuda

21 Levantando Jesús la vista, vio a los ricos que echaban sus ofrendas[aq] en el arca del tesoro. Y vio también a una viuda pobre que echaba allí dos pequeñas monedas de cobre[ar]; y dijo: En verdad os digo, que esta viuda tan pobre echó más que todos ellos; porque todos ellos echaron en la ofrenda[as] de lo que les sobraba[at], pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para vivir[au].

Profecía sobre la destrucción del templo

Y mientras algunos estaban hablando del templo, de cómo[av] estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: En cuanto a estas cosas que estáis mirando, vendrán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada. Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo sucederá[aw] esto, y qué señal[ax] habrá cuando estas cosas vayan a suceder? Y El dijo: Mirad que no seáis engañados; porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo[ay]”, y: “El tiempo está cerca”. No los sigáis. Y cuando oigáis de guerras y disturbios, no os aterroricéis; porque estas cosas tienen que suceder primero, pero el fin no sucederá inmediatamente.

Señales y persecuciones

10 Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación y reino contra reino;11 habrá grandes terremotos, y plagas y hambres en diversos lugares; y habrá terrores y grandes señales[az] del cielo. 12 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles, llevándoos ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre. 13 Esto os dará oportunidad de testificar[ba]. 14 Por tanto, proponed en vuestros corazones no preparar de antemano vuestra defensa; 15 porque yo os daré palabras[bb] y sabiduría que ninguno de vuestros adversarios podrá resistir ni refutar. 16 Pero seréis entregados aun por padres, hermanos, parientes y amigos; y matarán a algunos de vosotros, 17 y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. 18 Sin embargo, ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. 19 Con vuestra perseverancia ganaréis vuestras almas[bc].

20 Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su desolación está cerca. 21 Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes, y los que estén en medio de la ciudad[bd], aléjense; y los que estén en los campos, no entren en ella; 22 porque estos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. 23 ¡Ay de las que estén encinta y de las que estén criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad sobre la tierra, e ira para este pueblo; 24 y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.

La venida del Hijo del Hombre

25 Y habrá señales[be] en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejas a causa del rugido del mar y de las olas,26 desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo[bf]; porque las potencias de los cielos serán sacudidas.27 Y entonces verán al Hijo del Hombre que viene en una nube con poder y gran gloria. 28 Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos[bg] y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención.

Parábola de la higuera

29 Y les refirió una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. 30 Cuando ya brotan las hojas, al verlo, sabéis por vosotros mismos que el verano ya está cerca.31 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que el reino de Dios está cerca. 32 En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. 33 El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.

Exhortación a velar

34 Estad alerta, no sea que vuestro corazón se cargue con disipación y embriaguez y con las preocupaciones de la vida, y aquel día venga súbitamente sobre vosotros como un lazo; 35 porque vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. 36 Mas velad en todo tiempo, orando para que tengáis fuerza para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y podáis estar en pie delante del Hijo del Hombre.

37 Durante el día[bh] enseñaba en el templo, pero al oscurecer[bi] salía y pasaba la noche en el monte llamado de los Olivos. 38 Y todo el pueblo madrugaba para ir al templo[bj] a escucharle.

Notas al pie:

  1. Lucas 18:5 Lit., me abofetee
  2. Lucas 18:7 O, noche, y no obstante es muy paciente en cuanto a ellos?
  3. Lucas 18:8 Lit., la fe
  4. Lucas 18:10 O, publicano; i.e., uno que explotaba la recaudación de los impuestos romanos, y así en los vers. 11 y 13
  5. Lucas 18:13 O, sé propicio a
  6. Lucas 18:16 O, de los tales
  7. Lucas 18:18 O, principal
  8. Lucas 18:25 Lit., entre
  9. Lucas 18:28 Lit., lo nuestro
  10. Lucas 18:40 Lit., puesto en pie
  11. Lucas 18:42 O, Recobra
  12. Lucas 18:42 Lit., salvado
  13. Lucas 19:2 Lit., Y he aquí
  14. Lucas 19:2 Lit., de nombre llamado
  15. Lucas 19:2 O, publicanos; i.e., los que explotaban la recaudación de los impuestos romanos
  16. Lucas 19:6 Lit., regocijándose
  17. Lucas 19:7 O, a ser huésped de
  18. Lucas 19:13 Una mina equivalía al salario de unos cien días, y así en el resto del cap.
  19. Lucas 19:13 Lit., en lo que vengo
  20. Lucas 19:15 Lit., lo que habían negociado; algunos mss. dicen: qué había negociado cada uno
  21. Lucas 19:19 Lit.,
  22. Lucas 19:22 Lit., malo
  23. Lucas 19:22 Lit., de tu boca
  24. Lucas 19:29 O, huerto de los Olivos
  25. Lucas 19:30 Lit., hombre
  26. Lucas 19:33 Lit., señores
  27. Lucas 19:37 U, obras de poder
  28. Lucas 19:43 Lit., y
  29. Lucas 19:48 Lit., lo que harían
  30. Lucas 20:3 Lit., preguntaré una palabra
  31. Lucas 20:8 Lit., os digo
  32. Lucas 20:13 Lit., señor
  33. Lucas 20:15 Lit., señor
  34. Lucas 20:17 Lit., ¿qué es
  35. Lucas 20:17 Lit., cabeza del ángulo
  36. Lucas 20:20 Lit., tomarle en su palabra
  37. Lucas 20:21 Lit., no recibes apariencia
  38. Lucas 20:22 Lit., dar
  39. Lucas 20:24 Un denario valía aprox. 4 gramos de plata, o el equivalente al salario de un día
  40. Lucas 20:26 Lit., tomarle en su palabra
  41. Lucas 20:30 Algunos mss. agregan: tomó la mujer, el cual también murió sin hijos
  42. Lucas 20:41 I.e., el Mesías
  43. Lucas 21:1 O, donativos
  44. Lucas 21:2 O, blancas; gr., lepta, las monedas de menos valor (1/128 de un denario)
  45. Lucas 21:4 O, el donativo
  46. Lucas 21:4 O, de su abundancia
  47. Lucas 21:4 Lit., toda la subsistencia que tenía
  48. Lucas 21:5 Lit., que
  49. Lucas 21:7 Lit., será
  50. Lucas 21:7 O, milagro
  51. Lucas 21:8 I.e., el Mesías
  52. Lucas 21:11 O, milagros
  53. Lucas 21:13 Lit., Esto os llevará a un testimonio
  54. Lucas 21:15 Lit., una boca
  55. Lucas 21:19 O, conservaréis vuestras vidas
  56. Lucas 21:21 Lit., ella
  57. Lucas 21:25 O, milagros
  58. Lucas 21:26 Lit., la tierra habitada
  59. Lucas 21:28 O, cobrad ánimo
  60. Lucas 21:37 Lit., los días
  61. Lucas 21:37 Lit., por las noches
  62. Lucas 21:38 Lit., a El en el templo
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