EL GOZO DE PABLO

EL GOZO DE PABLO

11/4/2016

la-verdad-para-hoy

Hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía. (Filipenses 4:1)

alimentemos_el_almaEl gozo del apóstol Pablo venía de los demás creyentes. El versículo de hoy dice que los creyentes de Filipos eran su “gozo y corona”. A los creyentes tesalónicos igualmente les dijo: “¿Cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo” (1 Ts. 2:19-20).

Pablo se regocijaba en la salvación y en el crecimiento espiritual de la iglesia, que está representada por la palabra corona. El término se refiere a una corona de laurel, algo que un deportista recibía en los tiempos bíblicos por ganar un torneo (1 Co. 9:25). Pero un deportista no era el único que recibía tal corona de laurel. Si alguien era agasajado por sus compañeros, también recibiría una como invitado de honor al gran banquete. De modo que la corona simbolizaba el éxito o una vida provechosa. Los creyentes de Filipos eran el galardón de Pablo; prueba del éxito de sus esfuerzos. Cuando usted sirva con sus dones, Dios quiera que sienta el gozo que sentía Pablo.

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Mundano y milagroso

4 Noviembre 2016

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Mundano y milagroso
por Charles R. Swindoll

Ester 2:1-7

alimentemos_el_almaEn toda la trama de esta historia maravillosa, encontramos hasta aquí por lo menos tres lecciones perdurables. La primera tiene que ver con el plan de Dios. La segunda, con los propósitos de Dios. Y la tercera, con el pueblo de Dios.

En primer lugar, los planes de Dios no son obstaculizados cuando los acontecimientos de este mundo son carnales o no espirituales. Dios está en actividad. Él se está moviendo. Él está tocando las vidas. Él está dando forma a los reinos. A Él nunca le sorprende lo que la humanidad pueda hacer. Solo porque las acciones o las motivaciones resulten ser carnales o no espirituales o injustas, esto no significa que Él no está presente. Es posible que los involucrados no le estén dando la gloria, pero nunca dude de que Él está presente, de que está en acción.

En segundo lugar, los propósitos de Dios no son frustrados por las fallas morales o maritales. ¿Por qué lo sé? Porque Él es un Dios que aplica la gracia a toda la perspectiva de la vida. El mal lo aflige, y después hay consecuencias serias, ¡pero ninguna cantidad de mal frustra sus soberanos propósitos! Él es un Dios de gracia admirable.

En tercer lugar, el pueblo de Dios no está excluido de los lugares de autoridad por las desventajas o las dificultades. Ester era una exiliada en un país extranjero. Era también huérfana. Estaba a años luz de nobleza persa. Pero nada de esto impidió que Dios la exaltara a la posición en la cual Él la quería usar.

La mano de Dios no es tan corta que no pueda salvar, ni su oído tan torpe que no pueda escuchar. Él está en acción en su vida en este mismo momento, ya sea que usted lo vea a Él o no. Dios se especializa en transformar lo mundano en significativo. Dios no solo se mueve de manera sorprendente, sino que también lo hace en momentos que no tienen nada de particular. El Señor está tan involucrado en lo mundano como en lo milagroso.

Él es un Dios soberano que está en acción en medio de los vastos escenarios de los estados e imperios de nuestro mundo. Y nosotros, aun en medio de nuestros días habituales, debemos permanecer puros y dedicados a las cosas de Dios y de su obra en nuestras vidas, manteniéndonos sensibles a su mano que se mueve en medio de lo carnal, de lo secular, e incluso en medio de la embriaguez. Solo entonces podremos traer a este mundo destrozado la esperanza que tanto necesita.

Dios se especializa en transformar lo mundano en significativo—Charles R. Swindoll

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2016 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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CRISTIANISMO REAL

CRISTIANISMO REAL

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Pablo Martini
Programa No. 2016-11-04

alimentemos_el_almaEste ruego apostólico comienza con un desafío de ofrecer a Dios la propia persona. No sólo el domingo pertenece a Dios, ni sólo tenemos que cumplir tareas precisas, pues Dios quiere todo lo que brota de nuestra persona interna.  Aquí, el apóstol nos invita a  no seguir la corriente del mundo en que vivimos. Nos invaden las propagandas, las modas, la técnica, sin contar el peso de nuestras viejas y queridas costumbres. Todo eso es el mundo, que nos aprieta con sus lógicas y sus pretendidas necesidades. ¡Y pensar que debíamos ser libres para que el corazón fuera sólo para Dios! Todo cristiano debe cultivar una actitud crítica frente a esta vida, porque hemos sido renacidos para una esperanza que se centra en lo eterno, en lo espiritual, en lo de Dios.   Transfórmense a partir de una renovación interior. Antes de adoptar una regla de vida, hay que tener el espíritu de esa norma a  seguir; ¿verdad? La renovación cristiana se opera a partir de criterios nuevos, de una nueva visión real de la existencia del mundo moderno y de nuestra libertad. La fe en Jesús, que nos hace criaturas nuevas, inaugura una renovación de nuestro espíritu iluminado por Dios.  “Así sabrán distinguir cuál es la voluntad de Dios.” No basta la práctica de reglas mejores, sino que debemos esforzarnos constantemente por descubrir, meditar y comprender la voluntad de Dios en todos los acontecimientos de nuestra vida. La palabra original usada por el autor sagrado es “para que gustéis la voluntad de Dios.” De otra forma, nuestro culto, lejos de ser racional, se transformará, paulatinamente, en mecánico y externo, en vez de orgánico e interno.  Donde los cristianos son minoría, necesitan, urgentemente de su comunidad, y ésta toma mucho de su tiempo. Es por eso que Pablo, también tiene en vista en este pasaje, mucho de la vida de iglesia. Indica que cada uno tiene su función especial en la iglesia. Estamos, pues, muy lejos de la práctica religiosa en que uno se conforma con saber, asistir y  actuar. La vida cristiana en buena, agradable y perfecta. ¡Degústala!

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Fuiste creado para ser libre. Disfruta de la verdadera libertad.

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Traición de Judas

Lucas 22-24

9781586403546

Traición de Judas

alimentemos_el_alma22 Se acercaba la fiesta de los panes sin levadura[a], llamada la Pascua. Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo dar muerte a Jesús[b], pues temían al pueblo.

Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al[c] número de los doce; y él fue y discutió con los principales sacerdotes y con los oficialessobre cómo se lo entregaría. Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. El aceptó, y buscaba una oportunidad para entregarle, sin hacer un escándalo[d].

Preparación de la Pascua

Llegó el día de la fiesta de los panes sin levadura[e] en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua. Entonces Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id y preparad la Pascua para nosotros, para que la comamos. Ellos le dijeron: ¿Dónde deseas que la preparemos? 10 Y El les respondió: He aquí, al entrar en la ciudad, os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle a la casa donde entre. 11 Y diréis al dueño de la casa: “El Maestro te dice: ‘¿Dónde está la habitación, en la cual pueda comer la Pascua con mis discípulos?’”12 Entonces él os mostrará un gran aposento alto, dispuesto; preparadla allí.13 Entonces ellos fueron y encontraron todo tal como El les había dicho; y prepararon la Pascua.

Institución de la Cena del Señor

14 Cuando llegó la hora, se sentó[f] a la mesa, y con El los apóstoles, 15 y les dijo: Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer;16 porque os digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios. 17 Y habiendo tomado una copa, después de haber dado gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros; 18 porque os digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios. 19 Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. 20 De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros. 21 Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. 22 Porque en verdad, el Hijo del Hombre va según se ha determinado, pero ¡ay de aquel hombre por quien El es entregado! 23 Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer esto.

Los discípulos discuten sobre quién es el mayor

24 Se suscitó también entre ellos un altercado, sobre cuál de ellos debería ser considerado como el mayor. 25 Y Jesús les dijo: Los reyes de los gentiles se enseñorean de ellos; y los que tienen autoridad sobre ellos son llamados bienhechores. 26 Pero no es así con vosotros; antes, el mayor entre vosotros hágase como el menor[g], y el que dirige como el que sirve. 27 Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta[h] a la mesa, o el que sirve? ¿No lo es el que se sienta[i] a la mesa? Sin embargo, entre vosotros yo soy como el que sirve. 28 Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas; 29 y así como mi Padre me ha otorgado un reino, yo os otorgo 30 que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino; y os sentaréis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.

Jesús predice la negación de Pedro

31 Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos. 33 Y Pedro le dijo: Señor, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte. 34 Pero Jesús le dijo: Te digo, Pedro, que el gallo no cantará hoy hasta que tú hayas negado tres veces que me conoces.

Bolsa, alforja y espada

35 Y les dijo: Cuando os envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿acaso os faltó algo? Y ellos contestaron: No, nada. 36 Entonces les dijo: Pero ahora, el que tenga una bolsa, que la lleve consigo, de la misma manera también una alforja, y el que no tenga espada, venda su manto y compre una. 37 Porque os digo que es necesario que en mí se cumpla esto que está escrito: “Y con los transgresores fue contado”; pues ciertamente, lo que se refiere a mí, tiene su cumplimiento. 38 Y ellos dijeron: Señor, mira, aquí hay dos espadas. Y El les dijo: Es suficiente.

Jesús en Getsemaní

39 Y saliendo, se encaminó, como de costumbre, hacia el monte de los Olivos; y los discípulos también le siguieron. 40 Cuando llegó al lugar, les dijo: Orad para que no entréis en tentación. 41 Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba, 42 diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 [j]Entonces se le apareció un ángel del cielo, fortaleciéndole. 44 Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra. 45 Cuando se levantó de orar, fue a los discípulos y los halló dormidos a causa de la tristeza, 46 y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación.

Arresto de Jesús

47 Mientras todavía estaba El hablando, he aquí, llegó una multitud, y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos, y se acercó a Jesús para besarle. 48 Pero Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?49 Y cuando los que rodeaban a Jesús[k] vieron lo que iba a suceder, dijeron: Señor, ¿heriremos a espada? 50 Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó[l] la oreja derecha. 51 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Deteneos! Basta de esto.Y[m] tocando la oreja al siervo, lo sanó. 52 Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido contra El: ¿Habéis salido con espadas y garrotes como contra un ladrón? 53 Cuando estaba con vosotros cada día en el templo, no me echasteis mano; pero esta hora y el poder de las tinieblas son vuestros[n].

La negación de Pedro

54 Habiéndole arrestado, se lo llevaron y le condujeron a la casa del sumo sacerdote; mas Pedro le seguía de lejos. 55 Después de encender ellos una hoguera en medio del patio, y de sentarse juntos, Pedro se sentó entre ellos. 56 Y una sirvienta, al verlo sentado junto a la lumbre, fijándose en él detenidamente, dijo: También éste estaba con El. 57 Pero él lo negó, diciendo: Mujer, yo no le conozco. 58 Un poco después, otro al verlo, dijo: ¡Tú también eres uno de ellos! Pero Pedro dijo: ¡Hombre, no es cierto[o]! 59 Pasada como una hora, otro insistía, diciendo: Ciertamente éste también estaba con El, pues él también es galileo.60 Pero Pedro dijo: Hombre, yo no sé de qué hablas. Y al instante, estando él todavía hablando, cantó un gallo. 61 Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro. Y recordó Pedro la palabra del Señor, cómo le había dicho: Antes que el gallo cante hoy, me negarás tres veces. 62 Y saliendo fuera, lloró amargamente.

Jesús escarnecido

63 Los hombres que tenían a Jesús[p] bajo custodia, se burlaban de El y le golpeaban; 64 y vendándole los ojos, le preguntaban, diciendo: Adivina[q], ¿quién es el que te ha golpeado? 65 También decían muchas otras cosas contra El, blasfemando.

Jesús ante el concilio

66 Cuando se hizo de día, se reunió el concilio de los ancianos[r] del pueblo, tanto los principales sacerdotes como los escribas, y llevaron a Jesús[s] ante su concilio[t], diciendo: 67 Si tú eres el Cristo[u], dínoslo. Pero El les dijo: Si os lo digo, no creeréis; 68 y si os pregunto, no responderéis. 69 Pero de ahora en adelante, el Hijo del Hombre estara sentado a la diestra del poder de Dios. 70 Dijeron todos: Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios? Y El les respondió: Vosotros decís que yo soy.71 Y ellos dijeron: ¿Qué necesidad tenemos ya de testimonio? Pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca.

Jesús ante Pilato

23 Entonces toda la asamblea de ellos se levantó, y llevaron a Jesús[v] ante Pilato. Y comenzaron a acusarle, diciendo: Hemos hallado que éste pervierte a nuestra nación, prohibiendo pagar[w] impuesto al César, y diciendo que El mismo es Cristo[x], un Rey. Pilato entonces le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús respondiéndole, dijo: lo dices. Y Pilato dijo a los principales sacerdotes y a la multitud: No encuentro delito en este hombre. Pero ellos insistían, diciendo: El alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí. Cuando Pilato oyó esto, preguntó si el hombre era galileo. Y al saber que Jesús pertenecía a la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que también estaba en Jerusalén en aquellos[y] días.

Jesús ante Herodes

Herodes, al ver a Jesús se alegró en gran manera, pues hacía mucho tiempo que quería verle por lo que había oído hablar de El, y esperaba ver alguna señal[z] que El hiciera. Y le interrogó extensamente[aa], pero Jesús[ab] nada le respondió. 10 Los principales sacerdotes y los escribas también estaban allí, acusándole con vehemencia. 11 Entonces Herodes, con sus soldados, después de tratarle con desprecio y burlarse de El, le vistió con un espléndido manto y le envió de nuevo a Pilato. 12 Aquel mismo día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes habían estado enemistados el uno con el otro.

Pilato condena a Jesús

13 Entonces Pilato convocó a los principales sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo, 14 y les dijo: Me habéis presentado a este hombre como uno que incita al pueblo a la rebelión, pero[ac] habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado ningún delito en este hombre de las acusaciones que hacéis contra El.15 Ni tampoco Herodes, pues nos lo ha remitido de nuevo; y he aquí que nada ha hecho[ad] que merezca la muerte. 16 Por consiguiente, después de castigarle, le soltaré. 17 [ae]Y tenía obligación de soltarles un preso en cada fiesta. 18 Pero todos ellos gritaron a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás! 19 (Este[af]había sido echado en la cárcel por un levantamiento ocurrido en la ciudad, y por homicidio.) 20 Pilato, queriendo soltar a Jesús, les volvió a hablar, 21 pero ellos continuaban gritando, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! 22 Y él les dijo por tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho éste? No he hallado en El ningún delito digno de muerte; por tanto, le castigaré y le soltaré. 23 Pero ellos insistían, pidiendo a grandes voces que fuera crucificado. Y sus voces comenzaron a predominar.24 Entonces Pilato decidió[ag] que se les concediera su demanda. 25 Y soltó al que ellos pedían, al que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, pero a Jesús lo entregó a la voluntad de ellos.

Jesús se dirige al Calvario

26 Cuando le llevaban, tomaron a un cierto Simón de Cirene que venía del campo y le pusieron la cruz encima para que la llevara detrás de Jesús.

27 Y le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres que lloraban[ah] y se lamentaban por El. 28 Pero Jesús, volviéndose a ellas, dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos. 29 Porque he aquí, vienen días en que dirán: “Dichosas[ai] las estériles, y los vientres que nunca concibieron, y los senos que nunca criaron.” 30 Entonces comenzarán a decir a los montes: “Caed sobre nosotros”; y a los collados: “Cubridnos.” 31 Porque si en el árbol verde hacen esto, ¿qué sucederá en el seco?

32 Y llevaban también a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos con El.

La crucifixión

33 Cuando llegaron al lugar llamado “La Calavera[aj]”, crucificaron allí a Jesús[ak] y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen[al]. Y echaron suertes, repartiéndose entre sí sus vestidos. 35 Y el pueblo estaba allí mirando; y aun los gobernantes se mofaban de El, diciendo: A otros salvó; que se salve a sí mismo si este es el Cristo[am] de Dios, su Escogido. 36 Los soldados también se burlaban de El, acercándose y ofreciéndole vinagre, 37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Había también una inscripción sobre El[an], que decía: ESTE ES EL REY DE LOS JUDIOS.

Los dos malhechores

39 Y uno de los malhechores que estaban colgados allí le lanzaba insultos[ao], diciendo: ¿No eres tú el Cristo[ap]? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros! 40 Pero el otro le contestó, y reprendiéndole, dijo: ¿Ni siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena? 41 Y nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos[aq]; pero éste nada malo ha hecho. 42 Y decía: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en[ar] tu reino.43 Entonces El le dijo: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.

Muerte de Jesús

44 Era ya como la hora sexta[as], cuando descendieron[at] tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena[au] 45 al eclipsarse el sol. El velo del templo se rasgó en dos[av]. 46 Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espiritu. Y habiendo dicho esto, expiró. 47 Cuando el centurión vio lo que había sucedido, glorificaba a Dios, diciendo: Ciertamente, este hombre era inocente[aw].48 Y cuando todas las multitudes que se habían reunido para presenciar este espectáculo, al observar lo que había acontecido, se volvieron golpeándose el pecho. 49 Pero todos sus conocidos y las mujeres que le habían acompañado desde Galilea, estaban a cierta distancia viendo estas cosas.

Sepultura de Jesús

50 Y había[ax] un hombre llamado José, miembro del concilio, varón bueno y justo51 (el cual no había asentido al plan y al proceder de los demás[ay]) que era de Arimatea, ciudad de los judíos, y que esperaba el reino de Dios. 52 Este fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, 53 y bajándole, le envolvió en un lienzo de lino, y le puso en un sepulcro excavado en la roca donde nadie había sido puesto todavía. 54 Era el día de la preparación, y estaba para comenzar[az] el día de reposo. 55 Y las mujeres que habían venido con El desde Galilea siguieron detrás, y vieron el sepulcro y cómo fue colocado el[ba] cuerpo. 56 Y cuando regresaron, prepararon especias aromáticas y perfumes.

Y en el día de reposo descansaron según el mandamiento.

La resurrección

24 Pero el primer día de la semana, al rayar el alba, las mujeres vinieron al sepulcro trayendo las especias aromáticas que habían preparado. Y encontraron que la piedra había sido removida del sepulcro, y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Y aconteció que estando ellas perplejas por esto, de pronto[bb] se pusieron junto a ellas dos varones en vestiduras resplandecientes; y estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos cómo os habló cuando estaba aún en Galilea, diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar. Entonces ellas se acordaron de sus palabras, y regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los once y a todos los demás. 10 Eran María Magdalena y Juana y María, la madre de Jacobo[bc]; también las demás mujeres con ellas referían estas cosas a los apóstoles. 11 Y a[bd] ellos estas palabras les parecieron como disparates, y no las creyeron. 12 Pero Pedro se levantó y corrió al sepulcro; e inclinándose para mirar adentro, vio* sólo[be] las envolturas de lino; y se fue a su casa, maravillado de lo que había acontecido.

Jesús se manifiesta a dos discípulos

13 Y he aquí que aquel mismo día dos de ellos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba como a once kilómetros[bf] de Jerusalén. 14 Y conversaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían acontecido. 15 Y sucedió que mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. 16 Pero sus ojos estaban velados[bg] para que no le reconocieran. 17 Y El les dijo: ¿Qué discusiones[bh] son estas que tenéis entre vosotros mientras vais andando? Y ellos se detuvieron, con semblante triste. 18 Respondiendo uno de ellos, llamado Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único visitante en Jerusalén que no sabe[bi] las cosas que en ella han acontecido en estos días? 19 Entonces El les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: Las referentes a Jesús el Nazareno, que fue un profeta[bj] poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes le entregaron a sentencia de muerte y le crucificaron. 21 Pero nosotros esperábamos que El era el que iba a redimir a Israel. Pero además de todo esto, este es el tercer día desde que estas cosas acontecieron. 22 Y[bk] también algunas mujeres de entre nosotros nos asombraron; pues cuando fueron de madrugada al sepulcro, 23 y al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto una aparición de ángeles que decían que El vivía. 24 Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y lo hallaron tal como también las mujeres habían dicho; pero a El no le vieron. 25 Entonces Jesús[bl] les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26 ¿No era necesario que el Cristo[bm] padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria? 27 Y comenzando por[bn] Moisés y continuando con[bo] todos los profetas, les explicó lo referente a El en todas las Escrituras. 28 Se acercaron a la aldea adonde iban, y El hizo como que iba más lejos. 29 Y ellos le instaron, diciendo: Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado. Y entró a quedarse con ellos. 30 Y sucedió que al sentarse[bp] a la mesa con ellos, tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. 31 Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; pero El desapareció de la presencia de ellos. 32 Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría[bq] las Escrituras? 33 Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos, 34 que decían: Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. 35 Y ellos contaban sus experiencias[br] en el camino, y cómo le habían reconocido en el partir del pan.

Jesús se aparece a los discípulos

36 Mientras ellos relataban estas cosas, Jesús[bs] se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. 37 Pero ellos, aterrorizados y asustados, pensaron que veían un espíritu. 38 Y El les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestro corazón? 39 Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. 40 Y cuando dijo esto, les mostró las manos y los pies. 41 Como ellos todavía no locreían a causa de la alegría y que estaban asombrados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? 42 Entonces ellos le presentaron parte de un pescado asado[bt]. 43 Y El lo tomó y comió delante de ellos.

La gran comisión

44 Y les dijo: Esto es lo que yo os decía[bu] cuando todavía estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, 46 y les dijo: Así está escrito, que el Cristo[bv]padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día; 47 y que en su nombre se predicara el arrepentimiento para el perdón[bw] de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 Vosotros sois testigos de estas cosas.49 Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre; pero vosotros, permaneced en la ciudad hasta que seáis investidos con poder de lo alto.

Jesús se despide de sus discípulos

50 Entonces los condujo fuera de la ciudad, hasta cerca de Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51 Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. 52 Ellos, después de adorarle, regresaron a Jerusalén con gran gozo, 53 y estaban siempre en el templo alabando[bx] a Dios.

Notas al pie:

  1. Lucas 22:1 O, de los ázimos
  2. Lucas 22:2 Lit., El
  3. Lucas 22:3 O, que era del
  4. Lucas 22:6 O, sin que la gente lo advirtiera
  5. Lucas 22:7 O, de los ázimos
  6. Lucas 22:14 Lit., se recostó
  7. Lucas 22:26 O, el más joven
  8. Lucas 22:27 Lit., se reclina
  9. Lucas 22:27 Lit., se reclina
  10. Lucas 22:43 Algunos mss. antiguos no incluyen los vers. 43 y 44
  11. Lucas 22:49 Lit., El
  12. Lucas 22:50 Lit., quitó
  13. Lucas 22:51 O, Dejadme cuando menos hacer esto, y
  14. Lucas 22:53 Lit., esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas
  15. Lucas 22:58 Lit., yo no soy
  16. Lucas 22:63 Lit., El
  17. Lucas 22:64 O, Profetiza
  18. Lucas 22:66 I.e., el Sanedrín
  19. Lucas 22:66 Lit., El
  20. Lucas 22:66 O, Sanedrín
  21. Lucas 22:67 I.e., el Mesías
  22. Lucas 23:1 Lit., El
  23. Lucas 23:2 Lit., dar
  24. Lucas 23:2 I.e., el Mesías
  25. Lucas 23:7 Lit., estos
  26. Lucas 23:8 O, milagro
  27. Lucas 23:9 Lit., con muchas palabras
  28. Lucas 23:9 Lit., El
  29. Lucas 23:14 Lit., y he aquí
  30. Lucas 23:15 Lit., nada ha sido hecho por El
  31. Lucas 23:17 Algunos mss. antiguos no incluyen este vers.
  32. Lucas 23:19 Lit., El cual
  33. Lucas 23:24 Lit., sentenció
  34. Lucas 23:27 Lit., se golpeaban el pecho
  35. Lucas 23:29 O, Bienaventuradas
  36. Lucas 23:33 En latín, Calvarius; i.e., Calvario
  37. Lucas 23:33 Lit., El
  38. Lucas 23:34 Algunos mss. antiguos no incluyen: Y Jesús decía:…hacen.
  39. Lucas 23:35 I.e., el Mesías
  40. Lucas 23:38 Algunos mss. agregan: escrita en caracteres griegos, latinos y hebreos
  41. Lucas 23:39 O, blasfemias
  42. Lucas 23:39 I.e., el Mesías
  43. Lucas 23:41 Lit., cosas dignas de lo que hemos hecho
  44. Lucas 23:42 Algunos mss. dicen: a
  45. Lucas 23:44 I.e., las doce del día
  46. Lucas 23:44 O, hubo
  47. Lucas 23:44 I.e., las tres de la tarde
  48. Lucas 23:45 Lit., por el medio
  49. Lucas 23:47 Lit., justo
  50. Lucas 23:50 Lit., Y he aquí
  51. Lucas 23:51 Lit., de ellos
  52. Lucas 23:54 Lit., y amanecía
  53. Lucas 23:55 Lit., su
  54. Lucas 24:4 Lit., y he aquí
  55. Lucas 24:10 O, Santiago
  56. Lucas 24:11 Lit., Y ante
  57. Lucas 24:12 O, por sí solos
  58. Lucas 24:13 Lit., 60 estadios
  59. Lucas 24:16 Lit., impedidos
  60. Lucas 24:17 Lit., palabras
  61. Lucas 24:18 O, ¿Estás visitando a Jerusalén tú sólo, y no sabes
  62. Lucas 24:19 Lit., varón profeta
  63. Lucas 24:22 Lit., Pero
  64. Lucas 24:25 Lit., El
  65. Lucas 24:26 I.e., el Mesías
  66. Lucas 24:27 Lit., desde
  67. Lucas 24:27 Lit., desde
  68. Lucas 24:30 Lit., recostarse
  69. Lucas 24:32 O, explicaba
  70. Lucas 24:35 Lit., las cosas
  71. Lucas 24:36 Lit., El
  72. Lucas 24:42 Algunos mss. agregan: y un panal de miel
  73. Lucas 24:44 Lit., Estas son mis palabras que os hablé
  74. Lucas 24:46 I.e., el Mesías
  75. Lucas 24:47 Algunos mss. dicen: y el perdón
  76. Lucas 24:53 Lit., bendiciendo
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