EVITE EL CONFLICTO PERSONAL

EVITE EL CONFLICTO PERSONAL

la-verdad-para-hoy

11/8/2016

Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. (Filipenses 4:2)

alimentemos_el_almaPablo afrontó muchos conflictos en la iglesia, pero algunos eran para él tan importantes como para tratar sobre ellos en sus epístolas, y también importantes para nuestra enseñanza. Es evidente que las dos mujeres en el versículo de hoy estaban dirigiendo dos facciones opuestas en la iglesia. No sabemos cuáles eran sus quejas específicas, pero podemos suponer que fuera un conflicto personal.

Sí, sabemos que las dos mujeres eran miembros notables de la iglesia porque habían trabajado con Pablo en la causa del evangelio (Fil. 4:3). Y sabemos que estaban causando estrago en la iglesia porque al parecer no estaba unida (Fil. 2:2). Reconociendo que se trataba de falta de amor, que indica la presencia de orgullo y la ausencia de humildad, Pablo rogó que las mujeres fueran “de un mismo sentir en el Señor” (4:2). Cada una estaba exigiendo su propio derecho en vez de interesarse en el derecho de la otra. Pero como Pablo las exhortó y nos exhortó a nosotros, una buena relación con el Señor resolverá cualquier discordia.

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Líderes con corazón humilde

8 Noviembre 2016

Líderes con corazón humilde
por Charles R. Swindoll

Ester 2:10-20

alimentemos_el_almaEster tenía un espíritu dócil todo el tiempo, Mardoqueo le había mandado que no revelara quiénes eran ellos y Ester no había dicho todavía cuál era su pueblo o su parentela, como se lo había ordenado Mardoqueo. Ella hizo lo que él le mandó, tal como cuando estaba bajo su cuidado. (Ester 2:10, 20).

Ni el haberse convertido en una finalista en esta frenética competencia ni reina después, lograron que Ester hiciera alarde de su independencia ni que se jactara. ¡Qué va!, esta encantadora, reservada y sabia mujer estaba aun dispuesta a escuchar y aprender.

Ester sigue siendo un excelente ejemplo para las mujeres de hoy en día. Algunas de ustedes son expositoras maravillosas. Tienen la capacidad de pararse frente a un grupo y enseñar las Escrituras o algún otro campo del conocimiento, y mantener embelesado al auditorio con su creatividad y sus ideas. Otras de ustedes se han distinguido en el servicio público, han desempeñado papeles y cargos de prestigio en la comunidad. Es posible que hayan viajado mucho y que se muevan con mucha confianza en círculos exclusivos de hombres y mujeres influyentes con quienes tienen una relación de confianza. No hay nada malo en todo esto, pero permítame preguntarle algo: ¿Le ha impedido eso seguir siendo dócil? ¿Se ve ahora a usted misma como la autoridad máxima y perfecta? ¿O simplemente eso la ha hecho consciente de lo inmensa que es su ignorancia? Espero que sea esto último.

Alguien dijo: “Educación es ir de una percepción no consciente a una percepción consciente de nuestra propia ignorancia”. Y estoy de acuerdo con esta declaración.

Ninguna persona tiene el monopolio del conocimiento. El darse importancia mencionando a gente reconocida, o de renombre no aumenta la importancia de su propio carácter. En todo caso, lo que hace es reducirla. Nuestra gran necesidad es cultivar la disposición de aprender y seguir siendo dóciles. Aprender de nuestros hijos. Aprender de nuestros amigos. Aprender de nuestros enemigos. ¡Qué hermoso es encontrar una persona con un corazón humilde y dócil entre quienes ocupan altas posiciones de autoridad!

¿Está usted todavía, al igual que Ester, con la disposición de escuchar y aprender?

Qué hermoso es encontrar una persona con un corazón humilde.—Charles R. Swindoll

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2016 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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SÓLO PARA USAR LOS LENTES

SÓLO PARA USAR LOS LENTES

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Pablo Martini
Programa No. 2016-11-08

alimentemos_el_almaEn las “cortas cartas” que escribiera Jesús a las siete iglesias de Asia Menor, una frase concluyente se repite las siete veces: “El que tiene oídos para oír que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” ¿Será que los oídos sirven para otra cosa aparte que para oír?… Parece que sí. En nuestros tiempos, por lo menos, también sirven las orejas para colgar nuestros lentes, y de hecho creo que hay muchos que solamente las tienen para eso, nada más. No son sordos pero no oyen lo que deben atender. Tienen oídos, pero lo que se les dice les entra por un lado y les sale por el otro. Se han hecho sordos, sordos de mente, de corazón, de conciencia. No todos, obvio, pero muchos sí. Es en este contexto que se comprende la denuncia del Señor a la séptima iglesia, la de Laodicea. “Si alguno oye mi voz”. Evidentemente Muchos no la oían, no se dice que sean sordos, pero el Señor estaba desde hace tiempo parado y nadie respondía a su llamado. Otra versión de este texto de 3:20 de Apocalipsis reza: “Mira, aquí me tienes, parado llamando”. ¿Qué llamados de parte del cielo estamos desoyendo? El llamado a la comunión, en primer lugar. Esa es la denuncia aquí. De ahí que Jesús exprese que deseaba que le abran para entrar y comer, es un llamado a la charla, al diálogo, a la sobremesa, a la comunión íntima de dos amigos. También el llamado a la santidad es otro llamado desoído. En este mundo hedonista en que vivimos, levantar la bandera de la castidad en los solteros y la santidad y fidelidad de los casados parece que pasó de moda. Santidad no sólo de cuerpo sino también de ojos y mente. Otro atalaya que toca su trompeta y pocos le prestan oídos es el de la familia. La familia se disuelve, se desintegra. Ya no sirve (dicen los sociólogos), es mejor la unión libre, ya sea de dos personas del mismo sexo o no, no importa, se debe respetar la libertad de elección… Así estamos. Con oídos que no quieren oír. Pero habrá un día, no muy lejano, que aunque no quieran deberán escuchar el veredicto final, y entonces será demasiado tarde.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

“He aquí yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo”. (Apocalipsis 3:20)

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Muerte de Lázaro

Juan 11-13

9781586403546

Muerte de Lázaro

alimentemos_el_alma11 Y estaba enfermo cierto hombre llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana Marta. María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos. Las hermanas entonces mandaron a decir a Jesús[a]: Señor, mira, el que tú amas está enfermo. Cuando Jesús lo oyó, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por medio de ella.Y Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que Lázaro estaba enfermo, entonces se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Luego, después de esto, dijo* a sus discípulos: Vamos de nuevo a Judea. Los discípulos le dijeron*: Rabí[b], hace poco que[c] los judíos procuraban apedrearte, ¿y vas otra vez allá? Jesús respondió: ¿No hay doce horas en el día? Si alguno anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo. 10 Pero si alguno anda de noche, tropieza, porque la luz no está en él. 11 Dijo esto, y después de esto añadió[d]: Nuestro amigo Lázaro se ha dormido; pero voy a despertarlo. 12 Los discípulos entonces le dijeron: Señor, si se ha dormido, se recuperará[e]. 13 Pero Jesús había hablado de la muerte de Lázaro[f], mas ellos creyeron que hablaba literalmente del sueño[g]. 14 Entonces Jesús, por eso, les dijo claramente: Lázaro ha muerto; 15 y por causa de vosotros me alegro de no haber estado allí, para que creáis; pero vamos a donde está él. 16 Tomás, llamado el Dídimo[h], dijo entonces a sus condiscípulos: Vamos nosotros también para morir con El.

17 Llegó, pues, Jesús y halló que ya hacía cuatro días que estaba en el sepulcro.18 Betania estaba cerca de Jerusalén, como a tres kilómetros[i]; 19 y muchos de los judíos habían venido a casa de Marta y María, para consolarlas por la muerte de su hermano. 20 Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, fue a su encuentro, pero María se quedó sentada en casa. 21 Y[j] Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Aun ahora, yo sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. 23 Jesús le dijo*: Tu hermano resucitará.24 Marta le contestó*: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final.25 Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, 26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto? 27 Ella le dijo*: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo[k], el Hijo de Dios, el que viene[l]al mundo. 28 Y habiendo dicho esto, se fue y llamó a su hermana María, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí, y te llama. 29 Tan pronto como ella lo oyó, se levantó* rápidamente y fue hacia El.

30 Pues Jesús aún no había entrado en la aldea, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. 31 Entonces los judíos que estaban con ella en la casa consolándola, cuando vieron que María se levantó de prisa y salió, la siguieron, suponiendo que iba al sepulcro a llorar allí. 32 Cuando María llegó adonde estaba Jesús, al verle, se arrojó entonces a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 33 Y[m] cuando Jesús la vio llorando, y a los judíos que vinieron con ella llorando también, se conmovió profundamente en el espíritu, y se entristeció[n], 34 y dijo: ¿Dónde lo pusisteis? Le dijeron*: Señor, ven y ve. 35 Jesús lloró. 36 Por eso los judíos decían: Mirad, cómo lo amaba. 37 Pero algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos del ciego, haber evitado también que Lázaro muriera[o]?

Resurrección de Lázaro

38 Entonces Jesús, de nuevo profundamente conmovido en su interior, fue* al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta sobre ella. 39 Jesús dijo*: Quitad la piedra. Marta, hermana del que había muerto, le dijo*: Señor, ya hiede, porque hace cuatro días que murió. 40 Jesús le dijo*: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios? 41 Entonces quitaron la piedra. Jesús alzó los ojos a lo alto, y dijo: Padre, te doy gracias porque me has oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que me rodea, para que crean que tú me has enviado. 43 Habiendo dicho esto, gritó con fuerte voz: ¡Lázaro, ven fuera!44 Y el que había muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo*: Desatadlo, y dejadlo ir.

Complot para matar a Jesús

45 Por esto muchos de los judíos que habían venido a ver a María, y vieron lo que Jesús había hecho, creyeron en El. 46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.

47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos convocaron un concilio, y decían: ¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchas señales[p]. 48 Si le dejamos seguir así, todos van a creer en El, y los romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar[q] y nuestra[r] nación. 49 Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote ese año, les dijo: Vosotros no sabéis nada, 50 ni tenéis en cuenta que os es más conveniente que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. 51 Ahora bien, no dijo esto de su propia iniciativa[s], sino que siendo el sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación; 52 y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que están esparcidos. 53 Así que, desde ese día planearon entre sí para matarle.

54 Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se fue de allí a la región cerca del desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con los discípulos. 55 Y estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos de la región subieron a Jerusalén antes de la Pascua para purificarse. 56 Entonces buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se decían unos a otros: ¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta? 57 Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que si alguien sabía dónde estaba Jesús, diera aviso para que le prendieran.

María unge a Jesús

12 Entonces Jesús, seis días antes de la Pascua, vino a Betania donde estaba Lázaro[t], al que Jesús había resucitado de entre los muertos. Y[u] le hicieron una cena allí, y Marta servía; pero Lázaro era uno de los que estaban[v] a la mesa con El. Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó[w] con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume. Y Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que le iba a entregar[x], dijo*: ¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos denarios[y] y se dio a los pobres? Pero dijo esto, no porque se preocupara por los pobres, sino porque era un ladrón, y como tenía la bolsa del dinero, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo: Déjala, para que lo guarde para el día de mi sepultura[z]. Porque a los pobres siempre los tendréis[aa] con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis[ab].

Conspiración para matar a Lázaro

Entonces la gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí; y vinieron no sólo por causa de Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. 10 Pero los principales sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro; 11 porque por causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.

La entrada triunfal

12 Al día siguiente, cuando la gran multitud que había venido a la fiesta, oyó que Jesús venía a Jerusalén, 13 tomaron hojas de las palmas y salieron a recibirle, y gritaban: ¡Hosanna! Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel.14 Jesús, hallando un asnillo, se montó en él; como está escrito: 15 No temas, hija de Sion; he aqui, tu Rey viene, montado en un pollino de asna. 16 Sus discípulos no entendieron esto al principio, pero después, cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que esto se había escrito de El, y de que le habían hecho estas cosas. 17 Y así, la multitud que estaba con El cuando llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos, daba testimonio de El. 18 Por eso la multitud fue también a recibirle, porque habían oído que El había hecho esta señal[ac]. 19 Entonces los fariseos se decían unos a otros: ¿Veis que no conseguís nada? Mirad, todo el mundo se ha ido tras El.

Unos griegos buscan a Jesús

20 Y había unos griegos entre los que subían a adorar en la fiesta; 21 éstos, pues, fueron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaban, diciendo: Señor, queremos ver a Jesús. 22 Felipe fue* y se lo dijo* a Andrés; Andrés y Felipe fueron* y se lo dijeron* a Jesús. 23 Jesús les respondió*, diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24 En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto. 25 El que ama su vida[ad] la pierde; y el que aborrece su vida[ae] en este mundo, la conservará para vida eterna. 26 Si alguno me sirve, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor; si alguno me sirve, el Padre lo honrará.

Discurso de Jesús sobre su muerte

27 Ahora mi alma se ha angustiado; y ¿qué diré: “Padre, sálvame de esta hora”? Pero para esto he llegado a esta hora. 28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y le he glorificado, y de nuevo le glorificaré. 29 Por eso la multitud que estaba allí y la oyó, decía que había sido un trueno; otros decían: Un ángel le ha hablado. 30 Respondió Jesús y dijo: Esta voz no ha venido por causa mía, sino por causa de vosotros. 31 Ya está aquí[af] el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. 32 Y yo, si soy levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. 33 Pero El decía esto para indicar de qué clase de muerte iba a morir. 34 Entonces la multitud le respondió: Hemos oído en[ag] la leyque el Cristo[ah] permanecerá para siempre; ¿y cómo dices tú: “El Hijo del Hombretiene que ser levantado”? ¿Quién es este Hijo del Hombre? 35 Jesús entonces les dijo: Todavía, por un poco de tiempo, la luz estará[ai] entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que anda en la oscuridad no sabe adónde va. 36 Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seais hijos de la luz.

Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó[aj] de ellos. 37 Pero aunque había hecho tantas señales[ak] delante de ellos, no creían en El, 38 para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quien ha creido a nuestro anuncio? ¿Y a quien se ha revelado el brazo[al] del Señor? 39 Por eso no podían creer, porque Isaías dijo también[am]: 40 El ha cegado sus ojos y endurecido su corazon, para que no vean con los ojos y entiendan con el corazon, y se conviertan y yo los sane. 41 Esto dijo Isaías porque vio su gloria, y habló de El. 42 Sin embargo, muchos, aun de los gobernantes, creyeron en El, pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. 43 Porque amaban más el reconocimiento[an] de los hombres que el reconocimiento[ao] de Dios.

Juzgados por la palabra de Jesús

44 Jesús exclamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado. 45 Y el que me ve, ve al que me ha enviado. 46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas. 47 Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. 48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final.49 Porque yo no he hablado por mi propia cuenta[ap], sino que el Padre mismo que me ha enviado me ha dado mandamiento sobre lo que he de decir y lo que he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna; por eso lo que hablo, lo hablo tal como el Padre me lo ha dicho.

Jesús lava los pies a sus discípulos

13 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin[aq]. Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que lo entregara,Jesús, sabiendo que el Padre había puesto[ar] todas las cosas en sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, se levantó* de la cena y se quitó* su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó* agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida. Entonces llegó* a Simón Pedro. Este le dijo*: Señor, ¿tú lavarme a mí los pies? Jesús respondió, y le dijo: Ahora tú no comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después. Pedro le contestó*: ¡Jamás me lavarás los pies! Jesús le respondió: Si no te lavo, no tienes parte conmigo. Simón Pedro le dijo*: Señor, entonces no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. 10 Jesús le dijo*: El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues[as] está todo limpio; y vosotros estáis limpios, pero no todos. 11 Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No todos estáis limpios.

Jesús, ejemplo supremo de humildad

12 Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su manto, y sentándose[at] a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? 13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón[au], porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.15 Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. 16 En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que lo envió. 17 Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis. 18 No hablo de todos vosotros; yo conozco a los que he escogido; pero es para que se cumpla la Escritura: “El que come mi pan ha levantado contra mi su calcañar.” 19 Os lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, creáis que yo soy[av]. 20 En verdad, en verdad os digo: el que recibe al que yo envíe, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.

Jesús identifica al traidor

21 Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará. 22 Los discípulos se miraban unos a otros, y estaban perplejos sin saber de quién hablaba. 23 Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa reclinado en el pecho de Jesús. 24 Por eso Simón Pedro le hizo* señas, y le dijo*: Dinos de quién habla.25 El, recostándose de nuevo[aw] sobre el pecho de Jesús, le dijo*: Señor, ¿quién es? 26 Entonces Jesús respondió*: Es aquel a quien yo daré el bocado que voy a mojar. Y después de mojar el bocado, lo tomó* y se lo dio* a Judas, hijo de Simón Iscariote. 27 Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo*: Lo que vas a hacer, hazlo pronto. 28 Pero ninguno de los que estaban sentados[ax]a la mesa entendió por qué le dijo esto. 29 Porque algunos pensaban que como Judas tenía la bolsa del dinero, Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta, o que diera algo a los pobres. 30 Y Judas[ay], después de recibir el bocado, salió inmediatamente; y ya era de noche.

Un mandamiento nuevo

31 Entonces, cuando salió, Jesús dijo*: Ahora es[az] glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en El. 32 Si Dios es glorificado en El[ba], Dios también le glorificará en sí mismo, y le glorificará enseguida. 33 Hijitos, estaré con vosotros un poco más de tiempo. Me buscaréis, y como dije a los judíos, ahora también os digo a vosotros: adonde yo voy, vosotros no podéis ir. 34 Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros.

Jesús predice la negación de Pedro

36 Simón Pedro le dijo*: Señor, ¿adónde vas? Jesús respondió: Adonde yo voy, tú no me puedes seguir ahora, pero me seguirás después. 37 Pedro le dijo*: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora mismo? ¡Yo daré mi vida por ti! 38 Jesús lerespondió*: ¿Tu vida darás por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo sin que antes me hayas negado tres veces.

Notas al pie:

  1. Juan 11:3 Lit., El
  2. Juan 11:8 O, Maestro
  3. Juan 11:8 Lit., ahora
  4. Juan 11:11 Lit., les dice
  5. Juan 11:12 Lit., se salvará
  6. Juan 11:13 Lit., su muerte
  7. Juan 11:13 Lit., del sopor del sueño
  8. Juan 11:16 I.e., el gemelo
  9. Juan 11:18 Lit., a 15 estadios
  10. Juan 11:21 Lit., Por tanto
  11. Juan 11:27 I.e., el Mesías
  12. Juan 11:27 “El Que Viene” era el título que se daba al Mesías prometido
  13. Juan 11:33 Lit., Por tanto
  14. Juan 11:33 Lit., se turbó
  15. Juan 11:37 Lit., haber hecho también que éste no muriera
  16. Juan 11:47 O, muchos milagros
  17. Juan 11:48 I.e., el templo
  18. Juan 11:48 Lit., el lugar y la
  19. Juan 11:51 Lit., de sí mismo
  20. Juan 12:1 Algunos mss. agregan: el que había estado muerto
  21. Juan 12:2 Lit., Por tanto
  22. Juan 12:2 Lit., se reclinaban
  23. Juan 12:3 Lit., y le secó los pies
  24. Juan 12:4 O, traicionar
  25. Juan 12:5 Un denario valía aprox. 4 gramos de plata, o el equivalente al salario de un día
  26. Juan 12:7 I.e., la costumbre de ungir para la sepultura
  27. Juan 12:8 Lit., tenéis
  28. Juan 12:8 Lit., tenéis
  29. Juan 12:18 O, este milagro
  30. Juan 12:25 O, alma
  31. Juan 12:25 O, alma
  32. Juan 12:31 Lit., Ahora es
  33. Juan 12:34 O, aprendido de
  34. Juan 12:34 I.e., el Mesías
  35. Juan 12:35 Lit., está
  36. Juan 12:36 Lit., fue ocultado
  37. Juan 12:37 O, tantos milagros
  38. Juan 12:38 I.e., el poder
  39. Juan 12:39 Lit., otra vez
  40. Juan 12:43 O, la gloria
  41. Juan 12:43 O, la gloria
  42. Juan 12:49 Lit., de mí mismo
  43. Juan 13:1 O, hasta lo sumo, o, eternamente
  44. Juan 13:3 Lit., dado
  45. Juan 13:10 Lit., pero
  46. Juan 13:12 Lit., recostándose
  47. Juan 13:13 Lit., decís bien
  48. Juan 13:19 Véase nota en Juan 8:24
  49. Juan 13:25 Lit., así
  50. Juan 13:28 Lit., reclinados
  51. Juan 13:30 Lit., aquél
  52. Juan 13:31 O, fue
  53. Juan 13:32 Algunos mss. antiguos no incluyen esta frase
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