Humildad y gentileza

Humildad y gentileza

la-verdad-para-hoy

11/12/2016

Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. (Filipenses 4:5)

alimentemos_el_almaEs difícil hallar una palabra que capte el multiforme sentido de la palabra traducida como “gentileza” en el versículo de hoy. Algunos dicen que se refiere al contentamiento, a la delicadeza, a la generosidad o a la buena voluntad hacia los demás. Otros creen que se refiere a la misericordia o a la indulgencia con las faltas o los fracasos de otros. Incluso otros aseguran que describe la paciencia, refiriéndose a alguien que se somete a la injusticia o al maltrato pero no se venga con odio o amargura. Creo que la mejor traducción es “gentileza”, ya que en el sentido cristiano esa palabra comprende todos los demás sentidos.

La gentileza también incluye otro elemento importante: la humildad. El cristiano humilde no guarda rencor, sino que confía en Dios siempre que se maltrata, se juzga injustamente o se calumnia. Una persona así no exige sus derechos. Dios nos manifestó su gracia de la misma manera; la humanidad maltrató y calumnió a Jesucristo aunque no merecía nada de eso, pero Él sigue extendiendo sus brazos hacia nosotros con amor (cp. Ro. 5:10). La humildad y la gentileza lo ayudarán a ser estable a pesar de las circunstancias.

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LLENOS DE GRACIA

LLENOS DE GRACIA

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Pablo Martini
Programa No. 2016-11-12

alimentemos_el_almaLos seres humanos somos vasijas, somos como vasos. Llegamos vacíos a este mundo. A medida que crecemos nos vamos llenando de “cosas”. Ya adultos simplemente mostramos lo que tenemos dentro. “De la abundancia del corazón habla la boca”, dijo Jesús. Somos frascos que exhalan la fragancia de su interior. Algunos huelen a rencor por estar llenos de recuerdos traumáticos y enojos no perdonados. Otros a pesimismo, por guardar un récord de fracasos y derrotas que le dominan. Están, en cambio, los optimistas, los que siempre exhalan la fragancia positiva del aliento, del ánimo. Con aquellos las personas disfrutan de estar, con los otros no, obvio. Cuando estamos llenos de dulzura y buenos recuerdos, por más que nos sacudan nunca derramaremos ni una sola gota de agua amarga, pero cuando nuestro tanque emocional se encuentra vacío, necesita ser llenado para poder alinearnos con los motivadores, de lo contrario siempre seré yo el que deba ser motivado y alentado. Jesús fue una persona llena de gracia. Dice San Juan que Él era “lleno de gracia y de verdad”. Identificamos a una persona llena de gracia porque es alguien que da oportunidades a los demás. Es alguien que disfruta en ceder antes que imponerse, que ve primero la virtud antes que el error. ¡Cuánta falta hacen personas así a nuestro alrededor! ¡Qué bien nos hacen! Los otros, en cambio, los asesinos de la gracia, siempre marcan tus defectos antes que tus logros. Cada persona que pasa por tu vida da una pincelada más en el cuadro de tu existencia. Algunos pintan siempre colores hermosos, otros siempre negros, grises, oscuros, sombras. ¿Eres una persona llena de gracia? Si posees la vida de Jesús puedes serlo. Nuestro mundo necesita motivadores, estimuladores, optimistas, chistosos, positivos. Cuando alguien así se presenta en un grupo de amigos en pocos minutos todo es alegría. Tú puedes ser uno de ellos si el gozo de Dios está en medio de ti. Solamente Él puede cambiar tu amarga existencia en un dulce vivir de la mano de Jesús y de aquellos que hemos encontrado en Él un sentido a la vida.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

La persona que está llena de gracia disfruta más en ceder que en imponerse.

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Arresto de Pedro y Juan

Hechos 4-6

9781586403546

Arresto de Pedro y Juan

alimentemos_el_alma4 Mientras ellos hablaban al pueblo, se les echaron encima los sacerdotes, el capitán de la guardia del templo, y los saduceos, indignados porque enseñaban al pueblo, y anunciaban en[a] Jesús la resurrección de entre los muertos. Les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde.Pero muchos de los que habían oído el mensaje[b] creyeron, llegando el número de los hombres como a cinco mil.

Pedro y Juan ante el concilio

Y sucedió que al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus gobernantes, ancianos y escribas; estaban allí el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes. Y habiéndolos puesto en medio de ellos, les interrogaban: ¿Con qué poder[c], o en qué nombre, habéis hecho esto? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes y ancianos del pueblo[d], si se nos está interrogando hoy por causa del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera[e] éste ha sido sanado[f], 10 sabed todos vosotros, y todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos, por El[g], este hombre se halla aquí sano delante de vosotros.11 Este Jesús es la piedra desechada por vosotros los constructores, pero que ha venido a ser la piedra angular[h]. 12 Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser[i] salvos.

Amenazados y puestos en libertad

13 Al ver la confianza de Pedro y de Juan, y dándose cuenta de que eran hombres sin letras y sin preparación, se maravillaban, y reconocían que ellos habían estado con Jesús. 14 Y viendo junto a ellos de pie al hombre que había sido sanado, no tenían nada que decir en contra. 15 Pero habiéndoles ordenado salir fuera del concilio[j], deliberaban entre sí, 16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque el hecho de que un milagro[k] notable ha sido realizado por medio de elloses evidente a todos los que viven en Jerusalén, y no podemos negarlo. 17 Mas a fin de que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémoslos para que no hablen más a hombre alguno en este nombre. 18 Cuando los llamaron, les ordenaron no hablar ni enseñar en el nombre de Jesús. 19 Mas respondiendo Pedro y Juan, les dijeron: Vosotros mismos juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20 porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. 21 Y ellos, después de amenazarlos otra vez, los dejaron ir (no hallando la manera de castigarlos) por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había acontecido; 22 porque el hombre en quien se había realizado este milagro[l] de sanidad tenía más de cuarenta años.

Oración de la iglesia

23 Cuando quedaron en libertad, fueron a los suyos y les contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. 24 Al oír ellos esto, unánimes alzaron la voz a Dios y dijeron: Oh, Señor[m], tú eres el que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, 25 el que por el Espíritu Santo, por boca de nuestro padre David, tu siervo, dijiste:

¿Por que se enfurecieron los gentiles[n],
y los pueblos tramaron cosas vanas?
26 Se presentaron los reyes de la tierra,
y los gobernantes se juntaron a una
contra el Señor y contra su Cristo[o].

27 Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, juntamente con los gentiles[p] y los pueblos de Israel, contra tu santo siervo[q] Jesús, a quien tú ungiste, 28 para hacer cuanto tu mano y tu propósito habían predestinado que sucediera. 29 Y ahora[r], Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza, 30 mientras extiendes tu mano para que se hagan curaciones, señales[s] y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo[t] Jesús. 31 Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor.

Todas las cosas en común

32 La congregación[u] de los que creyeron era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo lo que poseía, sino que todas las cosas eran de propiedad común.33 Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús[v], y abundante gracia había sobre todos ellos. 34 No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían, traían el precio de lo vendido, 35 y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según su necesidad.

36 Y José, un levita natural de Chipre, a quien también los apóstoles llamaban Bernabé (que traducido significa hijo de consolación[w]), 37 poseía un campo y lovendió, y trajo el dinero y lo depositó a los pies de los apóstoles.

Castigo de Ananías y Safira

Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una propiedad, y se quedó con parte del precio, sabiéndolo también su[x] mujer; y trayendo la otra[y] parte, la puso a los pies de los apóstoles. Mas Pedro dijo: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del terreno? Mientras estaba sin venderse, ¿no te pertenecía? Y después de vendida, ¿no estaba bajo tu poder? ¿Por qué concebiste[z] este asunto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró; y vino un gran temor sobre todos los que lo supieron[aa]. Y los jóvenes[ab] se levantaron y lo cubrieron, y sacándolo, le dieron sepultura.

Después de un lapso como de tres horas entró su mujer, no sabiendo lo que había sucedido. Y Pedro le preguntó[ac]: Dime, ¿vendisteis el terreno en tanto? Y ella dijo: Sí, ése fue el precio[ad]. Entonces Pedro le dijo: ¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, los pies de los que sepultaron a tu marido están a la puerta, y te sacarán también a ti. 10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró. Al entrar los jóvenes, la hallaron muerta, y lasacaron y le dieron sepultura junto a su marido. 11 Y vino un gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que supieron[ae] estas cosas.

Muchas señales y prodigios

12 Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales[af] y prodigios entre el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. 13 Pero ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los tenía en gran estima. 14 Y más y más creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, se añadían constantemente al número de ellos, 15 a tal punto que aun sacaban los enfermos a las calles y los tendían en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16 También la gente[ag] de las ciudades en los alrededores de Jerusalén acudía trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y[ah] todos eran sanados.

En la cárcel y libres otra vez

17 Pero levantándose el sumo sacerdote, y todos los que estaban con él (es decir, la secta de los saduceos), se llenaron de celo, 18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en una cárcel pública. 19 Pero un ángel del Señor, durante la noche, abrió las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo: 20 Id, y puestos de pie en el templo, hablad[ai] al pueblo todo el mensaje[aj] de esta Vida. 21 Habiendo oído esto, entraron al amanecer en el templo y enseñaban. Cuando llegaron el sumo sacerdote y los que estaban con él, convocaron al concilio[ak], es decir[al], a todo el senado de los hijos de Israel, y enviaron órdenes a la cárcel para que los trajeran.22 Pero los alguaciles que fueron no los encontraron en la cárcel; volvieron, pues, e informaron, 23 diciendo: Encontramos la cárcel cerrada con toda seguridad y los guardias de pie a las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.24 Cuando oyeron estas palabras, el capitán de la guardia del templo y los principales sacerdotes se quedaron muy perplejos a causa de ellos, pensando en qué terminaría aquello[am]. 25 Pero alguien se presentó y les informó: Mirad, los hombres que pusisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo.26 Entonces el capitán fue con los alguaciles y los trajo sin violencia (porque temían al pueblo, no fuera que los apedrearan). 27 Cuando los trajeron, los pusieron ante[an] el concilio[ao], y el sumo sacerdote los interrogó, 28 diciendo: Os dimos órdenes estrictas de no continuar enseñando en este nombre, y he aquí, habéis llenado a Jerusalén con vuestras enseñanzas, y queréis traer sobre nosotros la sangre de este hombre. 29 Mas respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros habíais matado[ap] colgándole en una cruz[aq]. 31 A éste Dios exaltó a[ar] su diestra como Príncipe[as] y Salvador, para dar arrepentimiento a Israel, y perdón de pecados. 32 Y nosotros somos testigos[at] de estas cosas; y también el Espíritu Santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen.

El consejo de Gamaliel

33 Cuando ellos oyeron esto, se sintieron profundamente ofendidos[au] y querían matarlos. 34 Pero cierto fariseo llamado Gamaliel, maestro de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el concilio[av] y ordenó que sacaran fuera a los hombres por un momento. 35 Y les dijo: Varones de Israel, tened cuidado de lo que vais a hacer con estos hombres. 36 Porque hace algún tiempo Teudas se levantó pretendiendo ser alguien; y un grupo como de cuatrocientos hombres se unió a él. Y[aw] fue muerto, y todos los que lo seguían[ax] fueron dispersos y reducidos a nada. 37 Después de él, se levantó Judas de Galilea en los días del censo, y llevó mucha gente tras sí; él también pereció, y todos los que lo seguían[ay] se dispersaron. 38 Por tanto, en este caso os digo: no tengáis nada que ver con[az] estos hombres y dejadlos en paz, porque si este plan o acción[ba] es de los hombres, perecerá; 39 pero si es de Dios, no podréis destruirlos; no sea que os halléis luchando contra Dios. 40 Ellos aceptaron su consejo[bb], y después de llamar a los apóstoles, los azotaron y les ordenaron que no hablaran en el nombre de Jesús y los soltaron. 41 Ellos, pues, salieron de la presencia del concilio[bc], regocijándose de que hubieran sido tenidos por dignos de padecer afrenta por su Nombre[bd]. 42 Y todos los días, en el templo y de casa en casa[be], no cesaban de enseñar y predicar a[bf] Jesús como el Cristo[bg].

Elección de siete diáconos

Por aquellos[bh] días, al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja de parte de los judíos helenistas[bi] en contra de los judíos[bj] nativos, porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos. Entonces los doce convocaron a la congregación[bk] de los discípulos, y dijeron: No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir mesas.Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea. Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio[bl] de la palabra. Lo propuesto tuvo la aprobación de toda la congregación[bm], y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito[bn] de Antioquía;a los cuales presentaron ante los apóstoles, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos.

Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén, y muchos de[bo] los sacerdotes obedecían a la fe.

Arresto de Esteban y su defensa

Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales[bp] entre el pueblo. Pero se levantaron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, incluyendo tanto cireneos como alejandrinos, y algunos de Cilicia y de Asia[bq], y discutían con Esteban. 10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. 11 Entonces, en secreto persuadieron a algunos hombres para que dijeran[br]: Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.12 Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él, lo arrebataron y lo trajeron en presencia[bs] del concilio[bt]. 13 Y presentaron testigos falsos que dijeron: Este hombre continuamente habla[bu] en contra de este lugar santo y de la ley; 14 porque le hemos oído decir que este nazareno, Jesús, destruirá este lugar, y cambiará las tradiciones que Moisés nos legó. 15 Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el concilio[bv] vieron su rostro como el rostro de un ángel.

Notas al pie:

  1. Hechos 4:2 O, en el caso de
  2. Hechos 4:4 O, la palabra
  3. Hechos 4:7 O, autoridad
  4. Hechos 4:8 Algunos mss. agregan: de Israel
  5. Hechos 4:9 O, por quién
  6. Hechos 4:9 Lit., salvado
  7. Hechos 4:10 O, éste
  8. Hechos 4:11 Lit., cabeza del ángulo
  9. Hechos 4:12 Lit., es necesario que seamos
  10. Hechos 4:15 O, Sanedrín
  11. Hechos 4:16 O, una señal
  12. Hechos 4:22 O, esta señal
  13. Hechos 4:24 O, Dueño
  14. Hechos 4:25 O, las naciones
  15. Hechos 4:26 O, Ungido; i.e., Mesías
  16. Hechos 4:27 O, las naciones
  17. Hechos 4:27 O, Hijo
  18. Hechos 4:29 O, en cuanto lo que sucede ahora
  19. Hechos 4:30 O, milagros
  20. Hechos 4:30 O, Hijo
  21. Hechos 4:32 O, multitud
  22. Hechos 4:33 Algunos mss. antiguos agregan: Cristo
  23. Hechos 4:36 O, exhortación, o, estímulo
  24. Hechos 5:2 O, con la complicidad de su
  25. Hechos 5:2 Lit., cierta
  26. Hechos 5:4 O, pusiste
  27. Hechos 5:5 Lit., oyeron
  28. Hechos 5:6 Lit., más jóvenes
  29. Hechos 5:8 Lit., respondió
  30. Hechos 5:8 Lit., en tanto
  31. Hechos 5:11 Lit., oyeron
  32. Hechos 5:12 O, milagros
  33. Hechos 5:16 Lit., multitud
  34. Hechos 5:16 Lit., los cuales
  35. Hechos 5:20 O, continuad hablando
  36. Hechos 5:20 Lit., todas las palabras
  37. Hechos 5:21 O, Sanedrín
  38. Hechos 5:21 Lit., y
  39. Hechos 5:24 Lit., qué llegaría a ser esto
  40. Hechos 5:27 Lit., en
  41. Hechos 5:27 O, Sanedrín
  42. Hechos 5:30 O, sobre quien habíais puesto manos violentas
  43. Hechos 5:30 Lit., un madero
  44. Hechos 5:31 O, con
  45. Hechos 5:31 O, Líder
  46. Hechos 5:32 Algunos mss. agregan: en El, o, suyos
  47. Hechos 5:33 Lit., aserrados
  48. Hechos 5:34 O, Sanedrín
  49. Hechos 5:36 Lit., Quien
  50. Hechos 5:36 Lit., obedecían
  51. Hechos 5:37 Lit., obedecían
  52. Hechos 5:38 O, alejaos de
  53. Hechos 5:38 U, obra
  54. Hechos 5:40 Lit., fueron persuadidos por él
  55. Hechos 5:41 O, Sanedrín
  56. Hechos 5:41 Lit., el nombre (por excelencia)
  57. Hechos 5:42 O, en diferentes casas particulares
  58. Hechos 5:42 O, anunciar el evangelio de
  59. Hechos 5:42 I.e., el Mesías
  60. Hechos 6:1 Lit., En estos
  61. Hechos 6:1 I.e., judíos que no eran de Palestina y que hablaban griego
  62. Hechos 6:1 Lit., hebreos
  63. Hechos 6:2 O, multitud
  64. Hechos 6:4 O, servicio
  65. Hechos 6:5 Lit., multitud
  66. Hechos 6:5 I.e., un gentil convertido al judaísmo
  67. Hechos 6:7 Lit., y muchos, multitud de
  68. Hechos 6:8 O, milagros
  69. Hechos 6:9 I.e., la provincia de la costa occidental de Asia Menor
  70. Hechos 6:11 Lit., diciendo
  71. Hechos 6:12 Lit., dentro
  72. Hechos 6:12 O, Sanedrín
  73. Hechos 6:13 Lit., no cesa de hablar palabras
  74. Hechos 6:15 O, Sanedrín
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