EL CONTROL SOBERANO

EL CONTROL SOBERANO

la-verdad-para-hoy

11/16/2016

Elegidos según la presciencia de Dios. (1 Pedro 1:2)

alimentemos_el_almaA través de los años, las teologías arminianas y calvinistas han estado en polos opuestos. La teología reformada tradicional, que llamamos calvinismo, subraya la soberanía de Dios, pero la teología arminiana en realidad subraya la soberanía del hombre. Enseña que Dios es útil al dar ayuda espiritual, pero que uno tiene que encontrarla en sí mismo para ir a Cristo, perseverar en la fe, alcanzar metas espirituales y obtener victorias espirituales.

¿Qué resulta de esa clase de teología? Una persona puede decir que confía en Cristo, pero en realidad confía en sí misma. Eso muestra la creencia de que el poder para escoger la salvación, o perderla por el fracaso espiritual, pertenece a la persona. Suponga que usted creyera que tenía esa clase de poder. ¿Puede imaginarse lo que sería enfrentarse a la muerte y preguntarse si no pudiera entrar en el cielo porque había cometido muchísimos pecados? Esa incertidumbre causará ansiedad, no seguridad.

Confiar plenamente en Dios requiere co­no­ci­mien­to de su gracia soberana: Que una persona es escogida, redimida, mantenida y glorificada por Dios, que es el iniciador.

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Estoy a tu disposición

16 Noviembre 2016

Estoy a tu disposición
por Charles R. Swindoll

Ester 2:18 – Ester 4:14

alimentemos_el_almaPensemos en Amán, él odia a Mardoqueo no solamente porque es judío, sino además porque Mardoqueo no se inclina delante de él. Por eso, Amán convence al rey de su plan. “Si haces lo que te digo, pondré dinero en tus arcas. Lo único que te pido es que me des el derecho de limpiar el país de todos estos judíos.” El rey Asuero, entonces creyendo lo que le dice Amán e ignorando el brutal genocidio que está preparando, lo aprueba con un gesto de la mano: “Adelante, y haz todo lo que tengas que hacer.”

Cuando Mardoqueo se entera de lo que Amán está planeando, toma una decisión crucial, pero peligrosa. Tiene que decírselo a Ester, su hija adoptiva. Ella tiene que conocer el diabólico plan de Amán. Ester se había convertido en reina, pero nadie sabía que ella era judía. Cuando fue escogida como la esposa del rey, Mardoqueo le aconsejó que no revelara a nadie su origen racial, y ella obedientemente no lo había hecho (Ester 2:10).

Mardoqueo no tenía ninguna duda de que los judíos sobrevivirían el holocausto. Estaba convencido de que Dios no permitiría que su pueblo fuera borrado de la faz de la tierra. Él y Ester podían ser asesinados, pero al final alguien salvaría a los judíos. Pero, ¿y si el plan de Dios ya estaba en marcha? ¿Y si los medios para esa liberación ya habían sido puestos en ejecución por medio de la mano de Dios? ¿Y si eso implicaba que Ester se involucrara? Ella era, después de todo, la reina.

“Escucha, Ester”, le dice Mardoqueo. “La mano de Dios hizo posible que yo conociera el mensaje de Amán de que los judíos serían exterminados. Y la mano de Dios hizo posible que tú fueras nombrada reina. Quizás tú fuiste puesta en esta posición para esta crucial hora en nuestra historia. No te quedes callada. Esta es tu hora más grande. ¡Habla! Y trata de convencer al rey, ¡detén este plan en contra de nuestro pueblo!”.

He oído decir a algunas personas que ellas no pueden creer en la soberanía de Dios, porque eso lo vuelve pasivo a uno. Francamente, yo no lo veo así. No si ella permanece balanceada y bíblicamente orientada. En todo caso, la soberanía de Dios me vuelve activo. Me impulsa hacia Dios al suplicarle: “Señor, involúcrame en el proceso, si eso te place. Actívame en tu plan de acción. Estoy a tu disposición. Habla a través de mí. Úsame.”

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2016 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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TÚ TIENES VALOR

TÚ TIENES VALOR

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Pablo Martini
Programa No. 2016-11-16

alimentemos_el_almaEl concepto que tenemos de nuestra valía se basa en todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre nosotros mismos hemos ido recogiendo durante nuestra vida. Nos aceptamos como somos reconociendo nuestras limitaciones, debilidades e imperfecciones. Según el mundo, la percepción de uno mismo o “cómo nos vemos a nosotros mismos” es, una vez más, la gota que puede significar el éxito o el fracaso, la alegría o la tristeza, la felicidad o la desgracia. El concepto del valor de uno mismo se desarrolla gradualmente durante toda la vida, empezando en la infancia y pasando por diversas etapas de progresiva complejidad. Cada etapa aporta impresiones, sentimientos e incluso, complicados razonamientos sobre el “Yo”. El resultado es un sentimiento generalizado de valía o de incapacidad. En general, las experiencias positivas y relaciones plenas, ayudan a aumentar este concepto. El problema es que vivimos en una sociedad en que los medios de comunicación nos “ordenan” cómo vestir, qué comer y hasta cómo sentir o qué desear, y puede resultar muy perjudicial para personas con una imagen distorsionada de sí mismas. El daño es causado por la diferencia entre lo que somos y lo que “debemos ser”, según la sociedad. Cuando las personas buscan aprobación en los demás y en el mundo exterior, siempre tratan de impresionar fingiendo lo que no son. Buscan desesperadamente que les aplaudan o consientan, necesitan que les aprueben constantemente porque, de lo contrario, se deprimen y dejan caer. La persona que no se valora, es difícil que se entregue con amor por los demás. Si no se quiere, es posible que otros le rechacen; si cree que no vale nada, es posible que otros le perciban igual. Amigo, Dios te dice que eres su creación especial. Te hizo único y tiene un plan único para ti. Si bien es importante lo que pienses de ti mismo y lo que los demás piensen de ti, lo que Dios piensa de ti es lo que realmente cuenta. Encuentra en comunión con Él tu verdadera identidad y serás la persona más feliz del mundo.

PENSAMIENTO DEL DIA:

El molde de quién eres realmente, está guardado en el cofre de la eternidad, allá en el cielo. (Búscalo)

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Pablo escoge a Timoteo

Hechos 16-18

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Pablo escoge a Timoteo

alimentemos_el_alma16 Llegó también a Derbe y a Listra. Y[a] estaba allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego, del cual hablaban elogiosamente los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. Pablo quiso que éste fuera[b] con él, y lo tomó y lo circuncidó por causa de los judíos que había en aquellas regiones, porque todos sabían que su padre era griego. Y conforme pasaban por las ciudades, entregaban los acuerdos tomados por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que los observaran. Así que las iglesias eran confirmadas en la fe[c], y diariamente crecían en número.

Visión de Pablo del hombre macedonio

Pasaron por la región de Frigia y Galacia[d], habiendo sido impedidos por el Espíritu Santo de hablar la palabra en Asia[e], y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Y pasando por Misia, descendieron a Troas. Por la noche se le mostró a Pablo una visión: un hombre de Macedonia estaba de pie, suplicándole y diciendo: Pasa a Macedoniay ayúdanos. 10 Cuando tuvo[f] la visión, enseguida procuramos ir a[g] Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para anunciarles el evangelio.

Conversión de Lidia

11 Así que[h], zarpando de Troas, navegamos con rumbo directo a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis, 12 y de allí a Filipos, que es una ciudad principal de la provincia de Macedonia, una colonia romana; en esta ciudad nos quedamos por varios días. 13 Y en el día de reposo salimos fuera de la puerta, a la orilla de un río, donde pensábamos que habría un lugar de oración; nos sentamos y comenzamos a hablar a las mujeres que se habían reunido. 14 Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios; y el Señor abrió su corazón[i] para que recibiera lo que Pablo decía.15 Cuando ella y su familia[j] se bautizaron, nos rogó, diciendo: Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid a mi casa y quedaos en ella. Y nos persuadió a ir.

Conversión de la muchacha adivina

16 Y sucedió que mientras íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una muchacha esclava que tenía espíritu de adivinación, la cual daba grandes ganancias a sus amos, adivinando. 17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os proclaman el[k] camino de salvación. 18 Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando esto a Pablo, se volvió y dijo al espíritu: ¡Te ordeno, en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella! Y salió en aquel mismo momento[l].

19 Pero cuando sus amos vieron que se les había ido[m] la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los arrastraron hasta la plaza, ante las autoridades; 20 y después de haberlos presentado a los magistrados superiores, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, 21 y proclaman costumbres que no nos es lícito aceptar ni observar, puesto que somos romanos.22 La multitud se levantó a una contra ellos, y los magistrados superiores, rasgándoles sus ropas, ordenaron que los azotaran con varas. 23 Y después de darles muchos azotes, los echaron en la cárcel, ordenando al carcelero que los guardara con seguridad; 24 el cual, habiendo recibido esa orden, los echó en el calabozo interior y les aseguró los pies en el cepo.

Conversión del carcelero

25 Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. 26 De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos; al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron. 27 Al despertar el carcelero y ver abiertas todas las puertas de la cárcel, sacó su espada y se iba a matar, creyendo que los prisioneros se habían escapado. 28 Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. 29 Entonces él pidió luz y se precipitó adentro, y temblando, se postró ante Pablo y Silas, 30 y después de sacarlos, dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? 31 Ellos respondieron: Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa. 32 Y le hablaron la palabra del Señor[n] a él y a todos los que estaban en su casa. 33 Y él los tomó en aquella misma hora de la noche, y les lavó las heridas; enseguida fue bautizado, él y todos los suyos. 34 Llevándolos a su hogar, les dio de comer[o], y se regocijó grandemente por haber creído en Dios con todos los suyos[p].

Vindicación de Pablo y Silas

35 Cuando se hizo de día, los magistrados superiores enviaron a sus oficiales, diciendo: Suelta a esos hombres. 36 El carcelero comunicó a Pablo estas palabras, diciendo: Los magistrados superiores han dado orden de que se os suelte. Así que, salid ahora e id en paz. 37 Mas Pablo les dijo: Aunque somos ciudadanos[q]romanos, nos han azotado públicamente sin hacernos juicio y nos han echado a la cárcel; ¿y ahora nos sueltan en secreto? ¡De ninguna manera! Que ellos mismos vengan a sacarnos. 38 Y los oficiales informaron esto a los magistrados superiores, y al saber que eran romanos, tuvieron temor. 39 Entonces vinieron, y les suplicaron, y después de sacarlos, les rogaban que salieran de la ciudad.40 Cuando salieron de la cárcel, fueron a casa de Lidia, y al ver a los hermanos, los consolaron[r] y partieron.

Pablo y Silas en Tesalónica

17 Después de pasar por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, según su costumbre, fue a ellos y por tres días de reposo[s] discutió con ellos basándose en las Escrituras, explicando[t]y presentando[u] evidencia de que era necesario que el Cristo[v] padeciera y resucitara de entre los muertos, y diciendo: Este Jesús, a quien yo os anuncio, es el Cristo[w]. Algunos de ellos creyeron, y se unieron a Pablo y a Silas, juntamente con[x] una gran multitud de griegos temerosos de Dios y muchas[y] de las mujeres principales. Pero los judíos, llenos de envidia, llevaron[z] algunos hombres malvados[aa] de la plaza pública, organizaron una turba y alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos de los hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Esos que han trastornado al mundo[ab] han venido acá también;y Jasón los[ac] ha recibido, y todos ellos actúan contra los decretos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús. Y alborotaron a la multitud y a las autoridades de la ciudad que oían esto. Pero después de recibir una fianza de Jasón y de los otros, los soltaron.

Pablo y Silas enviados a Berea

10 Enseguida los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas a Berea, los cuales, al llegar, fueron a la sinagoga de los judíos. 11 Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues[ad] recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así. 12 Por eso muchos de ellos creyeron, así como también un buen número de[ae] griegos, hombres y mujeres de distinción. 13 Pero cuando los judíos de Tesalónica supieron que la palabra de Dios había sido proclamada por Pablo también en Berea, fueron también allá para agitar y alborotar a las multitudes. 14 Entonces los hermanosinmediatamente enviaron a Pablo para que fuera hasta el mar; pero Silas y Timoteo se quedaron allí. 15 Los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas; y después de recibir órdenes de que Silas y Timoteo se unieran[af] a él lo más pronto posible, partieron.

Pablo en Atenas

16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía[ag] dentro de él al contemplar la ciudad llena de ídolos. 17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y con los gentiles temerosos de Dios, y diariamente en la plaza con los que estuvieran presentes. 18 También disputaban con él algunos de los filósofos epicúreos y estoicos. Y algunos decían: ¿Qué quiere decir este palabrero[ah]? Y otros: Parece ser un predicador de divinidades extrañas[ai] —porque les predicaba a[aj] Jesús y la resurrección. 19 Lo tomaron y lo llevaron al[ak] Areópago[al], diciendo: ¿Podemos saber qué es esta nueva enseñanza que proclamas[am]? 20 Porque te oímos decir[an] cosas extrañas; por tanto, queremos saber qué significan. 21 (Pues todos los atenienses y los extranjeros de visita allí, no pasaban el tiempo en otra cosa sino en decir o en oír algo nuevo.) 22 Entonces Pablo poniéndose en pie en medio del Areópago[ao], dijo: Varones atenienses, percibo que sois muy religiosos[ap] en todo sentido. 23 Porque mientras pasaba y observaba los objetos de vuestra adoración, hallé también un altar con esta inscripción: AL[aq] DIOS DESCONOCIDO. Pues lo que vosotros adoráis sin conocer, eso os anuncio yo.24 El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, 25 ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas; 26 y de uno[ar] hizo todas las naciones del mundo[as] para que habitaran sobre toda la faz de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitación, 27 para que buscaran a Dios, si de alguna manera, palpando, le hallen, aunque no está lejos de ninguno de nosotros;28 porque en El vivimos, nos movemos y existimos[at], así como algunos de vuestros mismos poetas han dicho: “Porque también nosotros somos linaje suyo.”29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la naturaleza divina sea semejante a oro, plata o piedra, esculpidos por el[au] arte y el pensamiento humano. 30 Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan, 31 porque El ha establecido un día en el cual juzgará al mundo[av] en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres al resucitarle[aw] de entre los muertos.

32 Y cuando oyeron de la resurrección de los muertos, algunos se burlaban, pero otros dijeron: Te escucharemos otra[ax] vez acerca de esto. 33 Entonces Pablo salió de entre ellos. 34 Pero algunos se unieron a él y creyeron, entre los cuales estaban[ay] Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y otros con ellos.

Pablo en Corinto

18 Después de esto Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. Y se encontró con un judío que se llamaba Aquila, natural del Ponto, quien acababa de llegar de Italiacon Priscila su mujer, pues Claudio había ordenado a todos los judíos que salieran de Roma. Fue a ellos, y como él era del mismo oficio, se quedó con ellos y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y trataba de persuadir a judíos y a griegos.

Cuando Silas y Timoteo descendieron de Macedonia, Pablo se dedicaba por completo a la predicación de la palabra, testificando solemnemente a los judíosque Jesús era el Cristo[az]. Pero cuando ellos se le opusieron y blasfemaron, él sacudió sus ropas y les dijo: Vuestra sangre sea sobre vuestras cabezas; yo soy limpio; desde ahora me iré a los gentiles. Y partiendo de allí, se fue a la casa de un hombre llamado Ticio[ba] Justo, que adoraba a Dios, cuya casa estaba junto a la sinagoga. Y Crispo, el oficial[bb] de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa, y muchos de los corintios, al oír, creían y eran bautizados. Y por medio de una visión durante la noche, el Señor dijo a Pablo: No temas, sigue hablando y no calles; 10 porque yo estoy contigo, y nadie te atacará para hacerte daño, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. 11 Y se quedó allí un año y seis meses, enseñando la palabra de Dios entre ellos.

Pablo ante Galión

12 Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se levantaron a una contra Pablo y lo trajeron ante el tribunal, 13 diciendo: Este persuade a los hombres a que adoren a Dios en forma contraria a la ley. 14 Y cuando Pablo iba a hablar[bc], Galión dijo a los judíos: Si fuera cuestión de una injusticia o de un crimen depravado, oh judíos, yo os toleraría, como sería razonable. 15 Pero si son cuestiones de palabras y nombres, y de vuestra propia ley, allá vosotros; no estoy dispuesto a ser juez de estas cosas. 16 Y los echó del tribunal. 17 Entonces todos ellos le echaron mano a Sóstenes, el oficial[bd] de la sinagoga, y lo golpeaban frente al tribunal, pero Galión no hacía caso de nada de esto.

Fin del segundo viaje misionero de Pablo, y principio del tercero

18 Y Pablo, después de quedarse muchos días más, se despidió de los hermanosy se embarcó hacia Siria, y con él iban Priscila y Aquila. Y en Cencrea se hizo cortar el cabello, porque tenía hecho un voto. 19 Llegaron a Efeso y los dejó allí. Y entrando él a la sinagoga, discutía con los judíos. 20 Cuando le rogaron que se quedara más tiempo, no consintió, 21 sino que se despidió de ellos, diciendo[be]: Volveré a vosotros otra vez, si Dios quiere. Y zarpó de Efeso.

22 Al desembarcar en Cesarea, subió a Jerusalén para saludar a la iglesia, y luegodescendió a Antioquía. 23 Y después de pasar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, fortaleciendo a todos los discípulos.

Apolos en Efeso

24 Llegó entonces a Efeso un judío que se llamaba Apolos, natural de Alejandría, hombre elocuente[bf], y que era poderoso en las Escrituras. 25 Este había sido instruido en el camino del Señor, y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba con exactitud las cosas referentes a Jesús, aunque sólo conocía el bautismo de Juan. 26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga. Pero cuando Priscila y Aquila lo oyeron, lo llevaron aparte y le explicaron con mayor exactitud el camino de Dios. 27 Cuando él quiso pasar a Acaya, los hermanos lo animaron, y escribieron a los discípulos que lo recibieran; y cuando llegó, ayudó mucho a los que por la gracia habían creído[bg], 28 porque refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo[bh].

Notas al pie:

  1. Hechos 16:1 Lit., Y he aquí
  2. Hechos 16:3 Lit., saliera
  3. Hechos 16:5 O, en fe
  4. Hechos 16:6 O, Frigia y la región de Galacia
  5. Hechos 16:6 I.e., la provincia de la costa occidental de Asia Menor
  6. Hechos 16:10 Lit., vio
  7. Hechos 16:10 Lit., salir para
  8. Hechos 16:11 Algunos mss. antiguos dicen: Y
  9. Hechos 16:14 Lit., cuyo corazón el Señor abrió
  10. Hechos 16:15 Lit., casa
  11. Hechos 16:17 Lit., un
  12. Hechos 16:18 Lit., aquella misma hora
  13. Hechos 16:19 Lit., que había salido
  14. Hechos 16:32 Algunos mss. antiguos dicen: de Dios
  15. Hechos 16:34 Lit., les puso la mesa
  16. Hechos 16:34 O, con toda su familia
  17. Hechos 16:37 Lit., hombres
  18. Hechos 16:40 O, exhortaron
  19. Hechos 17:2 O, por tres sábados
  20. Hechos 17:3 Lit., abriendo
  21. Hechos 17:3 Lit., exponiendo
  22. Hechos 17:3 I.e., el Mesías
  23. Hechos 17:3 I.e., el Mesías
  24. Hechos 17:4 Lit., y
  25. Hechos 17:4 Lit., no pocas
  26. Hechos 17:5 Lit., tomaron
  27. Hechos 17:5 U, ociosos
  28. Hechos 17:6 Lit., la tierra habitada
  29. Hechos 17:7 Lit., a quienes Jasón
  30. Hechos 17:11 Lit., quienes
  31. Hechos 17:12 Lit., y no pocos
  32. Hechos 17:15 Lit., vinieran
  33. Hechos 17:16 O, indignaba
  34. Hechos 17:18 I.e., uno que se gana la vida recogiendo desperdicios
  35. Hechos 17:18 Lit., demonios extraños
  36. Hechos 17:18 O, anunciaba el evangelio de
  37. Hechos 17:19 O, ante el
  38. Hechos 17:19 O, a la colina de Ares (también llamado Marte), el dios de la guerra
  39. Hechos 17:19 Lit., de la que estás hablando
  40. Hechos 17:20 Lit., traes a nuestros oídos
  41. Hechos 17:22 O, posiblemente, Concilio del Areópago
  42. Hechos 17:22 O, supersticiosos
  43. Hechos 17:23 O, A UN
  44. Hechos 17:26 Algunos mss. posteriores dicen: de una sangre
  45. Hechos 17:26 Lit., toda la raza humana
  46. Hechos 17:28 Lit., somos
  47. Hechos 17:29 Lit., escultura del
  48. Hechos 17:31 Lit., a la tierra habitada
  49. Hechos 17:31 O, cuando le resucitó
  50. Hechos 17:32 Lit., también otra
  51. Hechos 17:34 Lit., también
  52. Hechos 18:5 I.e., el Mesías
  53. Hechos 18:7 Algunos mss. lo omiten; otros dicen: Tito
  54. Hechos 18:8 O, principal
  55. Hechos 18:14 Lit., iba a abrir la boca
  56. Hechos 18:17 O, principal
  57. Hechos 18:21 Algunos mss. agregan: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene
  58. Hechos 18:24 O, instruido
  59. Hechos 18:27 O, ayudó mucho por la gracia a los que habían creído
  60. Hechos 18:28 I.e., el Mesías
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