LA BONDAD DEL PODER DE DIOS

LA BONDAD DEL PODER DE DIOS

9/6/2017

Jehová es tardo para la ira y grande en poder. Nahum 1:3

El poder de Dios, uno de sus atributos principales, se muestra a menudo para nuestro bien. Nos apoya en nuestros problemas y fortalece nuestra vida espiritual. Casi al fin de su vida, Moisés le dijo al pueblo de Dios: “El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos” (Dt. 33:27).

En sus palabras de despedida a los discípulos, antes de su ascensión, Jesús prometió: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8).

Sean favorables o desfavorables nuestras cir­cuns­tan­cias externas, estas y otras promesas divinas acerca del poder de Dios están allí para que las reclamemos.

DERECHOS DE AUTOR © 2017 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.

 

Un amor poderoso y presente

SEPTIEMBRE, 06

Un amor poderoso y presente

Devocional por John Piper

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (Romanos 8:35)

Hagamos tres observaciones acerca de Romanos 8:35:

1. Cristo nos ama ahora mismo.

Una esposa podría decir acerca de su marido fallecido: «Nada me separará de su amor». Es posible que quiera decir que el recuerdo del amor de su esposo será dulce y poderoso por el resto de su vida. Sin embargo, no es eso a lo que Pablo se refiere en este pasaje.

Romanos 8:34 dice claramente: «Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros». La razón por la que Pablo puede afirmar que nada nos separará del amor de Cristo es que Cristo está vivo y nos está amando ahora mismo.

Él está a la diestra de Dios y, por lo tanto, gobierna para nosotros. También está intercediendo por nosotros, lo que significa que se está encargando de que su obra de redención terminada nos salve minuto a minuto y nos conduzca sanos y salvos al gozo eterno. Su amor no es un recuerdo. Es una acción constante del Hijo de Dios, vivo y omnipotente, para llevarnos al gozo eterno.

2. El amor de Cristo es eficaz en protegernos de toda separación y, por lo tanto, no es un amor universal por todos, sino que es un amor particular por su pueblo —por aquellos que, según Romanos 8:28, aman a Dios y son llamados conforme a su propósito—.

Este es el amor de Efesios 5:25: «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella». Este es el amor de Cristo por la iglesia, su esposa. Cristo tiene un amor que es por todo ser humano, y un amor que es especial, salvífico y protector por su esposa. Ustedes saben que son parte de esa esposa si confían en Cristo. Cualquiera —sin excepciones— cualquiera que confíe en Cristo puede decir que es parte de su esposa, su iglesia, que es uno de sus llamados y escogidos, aquellos que el versículo 35 dice que son guardados y protegidos para siempre, sin importar lo que suceda.

3. Este amor omnipotente, eficaz y protector no nos libra de las calamidades en esta vida, sino que nos conduce sanos y salvos al gozo eterno con Dios.

La muerte es algo que todos experimentaremos, pero que no nos separará de Cristo. Por lo tanto, cuando Pablo dice en el versículo 35 que la «espada» no nos separará del amor de Cristo, lo que quiere decir es esto: ni siquiera si nos matan nos separarán del amor de Cristo.

Por consiguiente, esta es la síntesis de lo que expresa el versículo 35: Jesucristo ama poderosamente a su pueblo, con un amor omnipotente y constante que no siempre nos rescata de las calamidades, sino que nos guarda para el gozo eterno en su presencia, incluso a través del sufrimiento y la muerte.


Devocional tomado del sermón“Nada nos podrá separar del amor de Cristo”

Todos los derechos reservados ©2017 Soldados de Jesucristo y DesiringGod.org

Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley

6 de septiembre

«Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley».

Gálatas 5:18

El que considera su carácter y su posición desde el punto de vista legal, no perderá toda esperanza solo cuando llegue al final de su cálculo, sino que, si es hombre sabio, la perderá al comenzar. Pues si se nos va a juzgar sobre la base de la ley, ninguno será justificado. ¡Cuán precioso resulta saber que moramos en los dominios de la gracia y no en los de la ley! Cuando pienso en mi estado delante de Dios, no pregunto: «¿Soy perfecto ante la ley?», sino: «¿Soy perfecto en Cristo Jesús?», lo cual es muy distinto. No necesitamos inquirir si «por naturaleza, estamos sin pecado»; debemos más bien averiguar si hemos sido lavados en el «manantial [que fue abierto] para la purificación del pecado y de la inmundicia» (Zac. 13:1). La cuestión no es «si por mí mismo soy agradable a Dios», sino si soy «[acepto] en el Amado» (Ef. 1:6). El cristiano examina su posición desde la cumbre del Sinaí y se alarma en cuanto a su salvación. Sería mejor que leyera sus títulos a la luz del Calvario. Además dice: «Mi fe contiene incredulidad; no me puede salvar». Si hubiese considerado el objeto de su fe, en lugar de su fe misma, entonces hubiera dicho: «No existe falta en Cristo; por tanto, estoy seguro». El tal suspira por su esperanza diciendo: «¡Ah, mi esperanza está desfigurada y empañada por una angustiosa ansiedad en cuanto a las cosas presentes, cómo puedo ser acepto!». Si hubiese considerado la base de su esperanza, entonces habría visto que la promesa de Dios permanece segura y, cualesquiera que sean nuestras dudas, el juramento y la promesa nunca fallarán. ¡Ah, creyente, es siempre más seguro para ti dejarte guiar por el Espíritu a la libertad del evangelio que llevar el yugo de la ley! Júzgate, más bien, en lo que Cristo es que en lo que eres tú mismo. Satanás procurará turbar tu paz, trayéndote a la memoria tus pecados e imperfecciones, pero puedes hacer frente a sus acusaciones asiéndote fielmente del evangelio y rehusando llevar el yugo de servidumbre.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 260). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

Descanse en la fidelidad de Dios

6 Septiembre 2017

Descanse en la fidelidad de Dios
por Charles R. Swindoll

Salmos 54

Cuando el lamento de David sobre el afán de las personas difíciles concluye, David se deshace de su amargo resentimiento y encuentra descanso en la fidelidad de Dios. David ha mencionado sus enemigos, ha reconocido sus pecados y ha cedido su derecho a hacer justicia por sí mismo, entregándolas en mano de Dios. Como resultado, David encuentra la paz. La tensión de, «destrúyelos por tu verdad» se convierte en la tranquilidad de, «voluntariamente te ofreceré sacrificios». David ha descubierto la serenidad que se obtiene al permitir que Dios sea Dios.

Voluntariamente te ofreceré sacrificios.
Daré gracias a tu nombre, oh Señor, porque es bueno (v. 6).

El concepto de entregarse es difícil de entender en nuestra cultura. Se confunde fácilmente con la idea de «rendirse» y lleva la implicación de aceptar la derrota. Es por eso que comúnmente pensamos que rendirse es un término de guerra donde uno de los lados acepta su derrota ante el enemigo. Pero en este caso, David se estaba rindiendo ante su aliado. Isaías 55:8-9 dice que sus caminos son inescrutables y difíciles de entender. No obstante, Él está con nosotros. Él está de nuestro lado. Por lo tanto, estamos dando un gran paso cuando en vez de enfrentarnos a las personas problemáticas decimos: «Gracias, Señor, por esta experiencia dolorosa de ser calumniado, malentendido y maltratado». David finalmente llegaba a esa comprensión. Él podía darle gracias a Dios, en medio de una adversidad continua.

Déjeme aclararle que David no estaba viviendo en negación. Él no intentaba manufacturar buenos sentimientos acerca de sus enemigos. David no estaba excusando el pecado de sus enemigos ni tampoco intentaba vengarse de ellos. David decidió enfocarse en la fidelidad de Dios en vez de permitir que su mente se consumiera por la maldad de los demás, su motivación y su propia idea de lo que la justicia de Dios iba a hacerles. David no hizo eso David. Él decidió entregarse asimismo en adoración. Al hacerlo, él pudo decir: «Daré gracias a tu nombre, oh Señor, porque es bueno». Sus problemas continuaban y sus enemigos no se habían marchado, mas David podía decir que el nombre y la obra de Dios eran buenos.

Afirmando el alma
Una vez más revise la lista de las personas problemáticas. Al lado de cada nombre, piense en la forma en que Dios puede utilizar ese comportamiento problemático para hacer que su propia vida sea mejor (Romanos 8: 28) ¿De qué forma Dios puede usar a las personas para transformar su carácter? Con ello, usted no está excusando el carácter de esas personas problemáticas; lo que está haciendo es reconocer la fidelidad de Dios en cada circunstancia.

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright
© 2017 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

La única “manera digna” de acercarse a esta Cena es la contrición y la fe

6 SEPTIEMBRE

1 Samuel 31 | 1 Corintios 11 | Ezequiel 9 | Salmo 48

Tres observaciones sobre la Cena del Señor, de las muchas que pueden surgir de la exposición de Pablo al respecto (1 Corintios 11:17–34):

Primero, es una ordenanza temporal. Ha de observarse “hasta que él venga” (11:26). En parte, esto se debe a su función como “memorial” (“haced esto en memoria de mí”, 11:24). En el nuevo cielo y la nueva tierra, los creyentes transformados no necesitarán un rito como este para “recordar” a Jesús, pues él será perpetuamente el centro de su existencia y adoración. Al saber esto, cada vez que participamos de la Cena del Señor, esta nos ayuda no sólo a mirar hacia atrás al cuerpo quebrantado de Jesús, sino hacia delante a la consumación.

Segundo, si se observa correctamente, la Cena del Señor debe tener una función kerygmática. Esta palabra viene del verbo kerysso, que significa “proclamar”. Pablo dice que, mediante esta Cena, proclamamos la muerte del Señor hasta que él venga (11:26), aunque aquí usa un verbo diferente. Por lo general, este verbo se utiliza en el contexto evangelístico: proclamamos o anunciamos el evangelio a los que aún no se han convertido. Si Pablo se refiere a esto, entonces una de las funciones de la Cena del Señor—su función kerygmática—es la evangelización. Ciertamente, he estado en iglesias en que sucede así. Los no creyentes son parte del culto. Se les advierte que no participen, pero se les anima a observar y reflexionar sobre lo que ven y escuchan. Se explica algo sobre la importancia del rito, tal vez su función como testimonio de Jesús, el pan de vida que da su vida por la del mundo (Juan 6:51). La ordenanza y la palabra juntas proclaman la muerte del Señor.

Tercero, el acercamiento a la Cena del Señor suministra una oportunidad para que cada cristiano se examine antes de comer el pan y beber la copa (11:27–28). Los intérpretes están en desacuerdo en cuanto al significado de no discernir el cuerpo del Señor (11:29). No es posible evaluar las alternativas en este contexto. Sencillamente, compartiré mi conclusión: Pablo advierte que “el que come y bebe sin discernir el cuerpo del Señor”, que fue ofrecido en la cruz y de lo cual este ritual testifica, “come y bebe su propia condena”. ¿Cómo no va a ser así? Decir mediante la participación que “recordamos” y “proclamamos”, a la vez que disfrutamos del pecado, es acercarse a esta mesa de manera indigna. Es “pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor” (11:27). Sea o no correcta esta interpretación particular, la advertencia se debe tomar muy en serio. No se trata de ser suficientemente bueno, porque nadie lo es. La única “manera digna” de acercarse a esta Cena es la contrición y la fe.

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 249). Barcelona: Publicaciones Andamio.

«El orgullo y la humildad»

Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo

Escuela dominical #7

Proverbios «el orgullo y la humildad»

Ps. Marcos Peña

 

 

El orgullo y la humildad

“Este es uno de los tantos temas antitéticos que trata el libro de Proverbios. Aunque debemos reconocer de inicio que se ocupa mucho más del orgullo que de la humildad… Todos debemos luchar en mayor o en menor grado con este pecado. Aún al apóstol Pablo se le dio un aguijón para que no se enorgulleciera…”

Marcos Peña Llamado a salvación en algún momento de su adolescencia pues su madre lo expuso desde pequeño a la Palabra de Dios. Siendo un adolescente le predicó el evangelio a otros jóvenes que posteriormente fundaron Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo en 1978. Desde los inicios de nuestra Iglesia fue uno de sus jóvenes líderes, pasando algunos años de estudios teológicos formales entre el 1979 y 1980 en el Instituto Bíblico Quisqueyano. Fue elegido como diácono en febrero de 1987 y en abril del 2001 comenzó a formar parte del cuerpo de pastores de IBSJ. Ha dado clases del Antiguo Testamento en el Instituto Bíblico Logos. Actualmente es responsable del grupo de jóvenes, imparte clases de Escuela Dominical y predica. El pastor Marcos Peña está casado con Carmen Julia Linares y es padre de tres hijas: Ika Marcel, Jennifer y Susan.

Servir al Dios vivo

miércoles 6 septiembre

 

Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

1 Tesalonicenses 1:9-10

Servir al Dios vivo

Los primeros cristianos de Tesalónica habían dejado a los ídolos “para servir al Dios vivo y verdadero”, porque habían creído en el Evangelio y lo habían recibido como mensaje de Dios. Este cambio radical tuvo un fuerte impacto en todos los que fueron testigos de ello.

Aunque vivimos en un mundo que evoluciona constantemente, la mayoría de nosotros duda en cambiar su forma de vida. Pero el poder de la Palabra de Dios puede operar ese cambio, como lo hizo en esos creyentes de la Iglesia primitiva. Dios hizo brillar Su luz en sus corazones (lea 2 Corintios 4:6), y todo cambió.

Al volverse a Dios, abandonaron a los ídolos. Liberados de la esclavitud del pecado y del poder del diablo, se convirtieron en siervos del Dios vivo y verdadero; su nuevo Maestro era Jesucristo. Su concepción de la vida fue transformada. Ya no esperaban una mejoría del mundo, pues sabían que la ira de Dios pronto caería sobre él. Tampoco esperaban la muerte, pues sus miradas se elevaban mucho más alto. Esperaban de los cielos al Señor Jesús que los llevaría junto a él (1 Tesalonicenses 4:13-18).

En el plano moral, el mundo va mal, y más aún, va de camino al juicio de Dios. Pero los creyentes saben que Jesús los liberó y quiere sacarlos de este mundo y llevarlos para siempre junto a él a la casa del Padre.

¿Está usted preparado? ¿Está esperando al Hijo del Dios del cielo, Aquel que “nos libra de la ira venidera”?

2 Crónicas 22 – 1 Corintios 13 – Salmo 104:1-4 – Proverbios 22:24-25

Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch