La bondad de la fidelidad de Dios

La bondad de la fidelidad de Dios

9/8/2017

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. 

LAMENTACIONES 3:22-23

Es manifiesta la bondad de la fidelidad de Dios con los creyentes, ya que, aunque le seamos infieles, Él permanece fiel a nosotros. El profeta Miqueas se regocijó en la fidelidad de Dios: “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia” (Mi. 7:18). Siempre que lo necesite, puede confiar en la fidelidad de las promesas de Dios, como esta: “Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré” (Sal. 91:15); “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil. 4:19).

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Cómo pagarle a Dios

SEPTIEMBRE, 08

Cómo pagarle a Dios

Devocional por John Piper

¿Qué daré al Señor por todos sus beneficios para conmigo? Alzaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre del Señor. Cumpliré mis votos al Señor. (Salmos 116:12?14)

Lo que mantiene el pago de promesas libre del peligro de ser tratado como el pago de una deuda es que el pago, en realidad, no consiste en un pago ordinario, sino que es otro acto de recibir que magnifica la gracia continua de Dios. No engrandece nuestros recursos. Podemos observarlo en Salmos 116:12-14.

La respuesta del salmista a su propia pregunta, «¿Qué daré al Señor por todos sus beneficios para conmigo?», es, en esencia, que seguirá recibiendo beneficios del Señor, para que la inagotable bondad de Dios sea magnificada.

Primero, alzar la copa de la salvación significa tomar la satisfactoria salvación del Señor en la mano, beberla y esperar recibir más. Por eso digo que pagar a Dios en este contexto no consiste en hacer un pago ordinario: es un acto de recibir.

Segundo, ese también es el significado de la frase que le sigue: «invocaré el nombre del Señor». ¿Qué puedo darle a Dios porque, en su gracia, respondió a mi llamado? La respuesta es esta: volver a invocarlo. Le rendiré a Dios la alabanza y el tributo que él jamás necesita de mí, pero que siempre rebosa con beneficios cuando yo lo necesito (que es siempre).

En tercer lugar, el salmista agrega: «Cumpliré mis votos al Señor». Pero ¿cómo los pagará? Los pagará sosteniendo la copa de la salvación e invocando al Señor. Es decir, los pagará con la fe en la gracia venidera.


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Devocional tomado del libro “Future Grace” (Gracia Venidera), páginas 37-38 

 

¡En la resurrección de Cristo como en nuestra salvación, intervino nada menos que un poder divino!

8 de septiembre

«Y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos».

Efesios 1:19, 20

Tanto en la resurrección de Cristo como en nuestra salvación, intervino nada menos que un poder divino. ¿Qué diremos de los que piensan que la conversión se lleva a cabo solamente por el libre albedrío del hombre y se debe a la excelente disposición de este? Cuando veamos que los muertos se levantan del sepulcro por su propio poder, entonces quizá logremos ver a los impíos pecadores volver a Cristo de su albedrío. No es la Palabra predicada o la Palabra leída lo que, por sí mismo, efectúa la conversión, sino el poder vivificador del Espíritu Santo. Ese poder demostró ser irresistible: los soldados y los sumos sacerdotes no pudieron retener en el sepulcro el cuerpo de Cristo; la muerte misma no fue capaz de mantener a Jesús en sus ligaduras. Así es el poder que actúa en el creyente cuando se le levanta a una vida nueva: nadie lo puede resistir. Ni el pecado, ni la corrupción, ni los demonios del Infierno, ni los pecadores de la tierra son capaces de detener la mano de la gracia divina cuando esta se ha propuesto convertir a un hombre. Si el Dios omnipotente dice: «Lo harás», el hombre no responderá: «No, no lo haré». Observa que el poder que levantó a Cristo de entre los muertos era un poder glorioso, que honraba a Dios y producía espanto en las huestes del mal. Así, la conversión de cada pecador glorifica mucho a Dios. Era ese un poder eterno: «Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él» (Ro. 6:9). Así también nosotros, que hemos resucitado de los muertos, no retrocedamos a nuestras anteriores obras de muerte ni a nuestras corrupciones antiguas, sino vivamos para Dios. Porque él vive, también vivimos nosotros (cf. Jn. 14:19). «Porque [hemos] muerto y [nuestra] vida está escondida con Cristo en Dios» (Col. 3:3). «Como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva» (Ro. 6:4). Finalmente, observa en ese texto bíblico cómo la nueva vida está unida con Jesús. El mismo poder que resucitó a la Cabeza, comunica vida a los miembros. ¡Qué bendición supone resucitar juntamente con Cristo!

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 262). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

Una canción de quietud

8 Septiembre 2017

Una canción de quietud
por Charles R. Swindoll

Salmos 63

¡Qué fácil es caer en la trampa del «ritual de la religión»! Muy pocos cristianos conocen lo que es una relación diaria fresca y vital con el Señor. Note que no quise decir una relación activa. Los cristianos son muy activos. El problema no es la teoría; más bien es la tiranía del urgente. Muchos creyentes dejan las actividades de los domingos sólo para meterse en más actividades entre semana. Actividades como reuniones, funciones, ensayos, clubes, compromisos, banquetes, estudios, comités, y retiros. Estoy de acuerdo con la persona que dijo: “Mucha de la actividad religiosa de hoy no es nada más que un anestésico barato para silenciar el dolor de una vida vacía».

Eso no es fácil de digerir. Como pastor, espero ayudarle a que usted cultive un caminar consistente y significativo con el Señor Jesucristo, una relación que crezca sin necesidad de ser recargada por medio de una interminable cantidad de actividades. Me encantaría que todos conociéramos al Señor de tal forma que su divina compañía y una relación vertical saludable se convierta en nuestra comunión diaria, serena y constante. Debemos encontrar formas de vivir más allá del afán de ritual de la religión.

A.W. Tozer en su libro, The Pursuit of God [La búsqueda de Dios] escribe:

«Mi intención es estimular ese deseo de buscar de Dios. Es la carencia de ese deseo, de esa hambre, lo que ha producido la actual situación de desgano, tibieza y desinterés en que está hundida la iglesia. La vida religiosa, fría y mecánica que vivimos es lo que ha producido la muerte de esos deseos. La complacencia es la enemiga mortal de todo crecimiento espiritual.

Si no sentimos deseos de verle, Cristo nunca se manifestará a su pueblo. ¡Él quiere que le deseemos! Y es triste decirlo, él nos ha estado esperando a muchos de nosotros por mucho tiempo. Cada época tiene sus propias características. Actualmente estamos en una época de complejidad religiosa. Es muy raro encontrar la sencillez que hay en Cristo. Esta ha sido reemplazada por planes, métodos, organizaciones y un mundo de actividades frenéticas que se llevan todo nuestro tiempo y atención, pero que no satisfacen los anhelos del alma. La escasa profundidad de nuestra experiencia, lo hueco de nuestro culto, y la manera servil como imitamos al mundo, todo indica el superficial conocimiento que tenemos de Dios. Y que por ende resulta en lo poco que sabemos acerca de su paz. 11

El Salmo 63 es una canción de David sobre lo que significa tener un anhelo desesperado por Dios y lo que significa que Dios sea el único que nos satisfaga. No es una canción de actividad sino más bien de quietud. David no escribió una marcha que pusiera a mover los pies, sino más bien un soneto para calmar las almas sedientas.

Créalo o no, muchas personas no saben que tienen sed. Pudiese ser que usted no tenga un deseo profundo de cultivar una interacción continua con Dios. Y eso puede ser porque usted ha opacado sus sentidos espirituales y los ha llenado de actividades. Actividades de trabajo, actividades sociales, actividades religiosas. Si eso le está sucediendo, le sugiero que baje la velocidad y simplifique su vida.

Afirmando el alma
En una hoja de papel, dibuje siete cuadros y en cada uno de ellos escriba un día de la semana. Luego escriba en cada uno de esos cuadros, sus horas de trabajo, las citas, las actividades rutinarias, etcétera. Trate de registrar cada una de las actividades recurrentes. Es probable que tenga que sacrificar alguna de esas cosas. Si eso no es posible, trate de encontrar espacios de tiempo en la semana y resérvelos para estar a solas y en silencio.

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright
© 2017 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

«El mal y las malas compañías»

Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo

Escuela dominical #3

«El mal y las malas compañías»

Salvador Gómez Dickson

 

Salvador Gómez Dickson

Nació y creció en un hogar no cristiano siendo el menor de 4 hermanos. Conoció la gracia de Dios a la edad de 16 años. Es graduado de Ingeniería Industrial y de la Academia Ministerial de Trinity Baptist Church, New Jersey, donde estudio por cuatro años. Desde el año 1997 pertenece al Consejo de Pastores de Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo, donde tiene la responsabilidad de exponer la Palabra de Dios cada domingo, además de impartir clases de Escuela Dominical. Ha participado como invitado en conferencias nacionales e internacionales. Es profesor de la Academia Ministerial Logos, de IBSJ donde ha impartido clases de Hermenéutica, Exégesis Bíblica, Griego, Doctrina del Hombre, de Cristo y de la Salvación, Introducción al Nuevo Testamento, entre otras. Es miembro del consejo directivo del Midwest Center for Theological Studies (MCTS) en Owensboro, KY, autor del libro “Amigo de Pecadores” y escribe artículos que aparecen en su blog https://www.elsonidodelaverdad.blogspot.com.

Está casado con Johanny Pérez y es padre de cuatro hijos: Mónica, Javier, Verónica y Gabriel.

¡Sólo necesitamos imitar a Jesucristo!

8 SEPTIEMBRE

2 Samuel 2 | 1 Corintios 13 | Ezequiel 11 | Salmo 50

A pesar de que 1 Corintios 13 forma parte de un argumento sostenido desde el capítulo 12 hasta el 14, el pasaje es una unidad tan hermosa con tantos versos maravillosos y evocadores, que ha suscitado innumerables y extensos tratados. Hoy reflexionaré un poco sobre los primeros tres versículos.

Este texto no dice que el amor lo es todo y que las otras cosas mencionadas—hablar en lenguas, el don de profecía, la capacidad de entender los misterios y todo el conocimiento, una fe que mueve montañas, negarse a sí mismo y repartir todas las posesiones por amor a los pobres y sufrir el martirio—no son nada. Más bien, afirma que esas cosas son absolutamente insignificantes a menos que vayan acompañadas de amor. El amor no las desplaza, pero su ausencia les quita el sentido y las vuelve inútiles.

Este párrafo está pensado para humillar a los arrogantes. La historia nos ofrece ejemplos tristes de personas que se han vuelto orgullosas de su don de lenguas, de su don profético, incluso de su filantropía y sacrificio. Pero sería un contrasentido enorgullecerse del amor que uno tiene, al menos en el sentido cristiano del amor. Tal vez esa es una de las razones por las cuales estas otras virtudes quedan anuladas si se hacen sin amor.

Una de las cualidades más impresionantes de esta declaración sobre el amor es que deja fuera de juego a una de las definiciones de amor que todavía persiste en algunos círculos cristianos. En ellos se afirma que el amor cristiano no pertenece al ámbito emocional, sino que es sencillamente una decisión inmutable de buscar el bien del otro. Por eso, dicen, se nos puede ordenar que amemos: a uno le puede caer extraordinariamente mal la otra persona, pero si se compromete conscientemente con el bien de él o de ella, y actúa de esa manera, sigue siendo amor. Francamente, este tipo de casuística no es más que una tontería reduccionista. Lo que han denominado como “amor” no es otra cosa que un altruismo decidido. Pero, en estos versículos, Pablo distingue con firmeza entre el altruismo y el amor: “Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas” (13:3): aquí están tanto el altruismo como el sacrificio, pero Pablo puede visualizar a ambos sin amor. De manera que el amor debe ser algo diferente de—o más que—mero altruismo y sacrificio.

Puede que sea difícil presentar una definición perfecta del amor cristiano, pero es fácil encontrar su ejemplo supremo. El amor de Cristo por nosotros no se fundamenta en nuestra belleza, sino en su propio carácter. Su amor no es meramente sentimental, pero está cargado de afecto incalculable y calidez. Es decidido en su sacrificio, pero jamás es meramente una autodisciplina mecánica. Si queremos conciliarnos con la descripción apostólica del amor cristiano como el “camino más excelente” (12:31b; ver también la meditación de 11 de octubre) que todos los creyentes deben seguir, sólo necesitamos imitar a Jesucristo.

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 251). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Cinco piedras, cinco panes y cinco palabras

viernes 8 septiembre

David… escogió cinco piedras lisas del arroyo… y se fue hacia el filisteo.

1 Samuel 17:40

Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?

Juan 6:9

Prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.

1 Corintios 14:19

Cinco piedras, cinco panes y cinco palabras

A menudo ponemos como pretexto nuestra falta de medios o de conocimiento para no cumplir un servicio para Dios. Tres ejemplos nos animan a no dar marcha atrás.

–David era un joven pastor; ¿qué podía hacer ante Goliat, quien se burlaba de Dios? No comparó su estatura con la del gigante, sino que era consciente de la grandeza de Dios y había experimentado su ayuda en otras ocasiones. Escogió, pues, cinco piedras en el torrente, pero una sola le bastó para matar con su honda al adversario: fue dirigida por la mano divina hacia el único defecto de la coraza.

–Miles de hombres y mujeres rodeaban a Jesús y a sus discípulos. Estos querían despedirlos, pues no había casi nada para comer. Pero no contaban con el poder de Jesús. Por mandato del Señor la multitud se sentó en la hierba, y asistieron al milagro de la multiplicación de los panes y de los peces que un muchacho había traído. ¡Todos quedaron saciados!

–Cinco palabras no es mucho para una predicación, sin embargo, si instruyen y animan, tendrán más impacto que un largo discurso.

Sentimos nuestra pequeñez ante las necesidades que vemos a nuestro alrededor, pero nuestro Dios lo sabe y nos dice, como dijo a Gedeón en otra época: “Ve con esta tu fuerza… ¿No te envío yo?” (Jueces 6:14), o como a Pablo: “Bástate mi gracia… mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9).

2 Crónicas 24 – 1 Corintios 14:20-40 – Salmo 104:14-18 – Proverbios 22:28