8 NOVIEMBRE

2 Reyes 21 | Hebreos 3 | Oseas 14 | Salmo 139
Muchos han comentado que un resumen adecuado del tema del libro de Hebreos es: “Jesús es superior”. En los capítulos 1–2, es superior que los ángeles; en el capítulo 3, es superior que Moisés. En Hebreos 4, el descanso que él ofrece es superior al descanso que la Tierra Prometida proveyó. En los capítulos 5 y 7, su sumo sacerdocio es superior que el sacerdocio levítico; en el capítulo 8, el nuevo pacto que él preside es superior que el antiguo. En los capítulos 9–10, oficia en un santuario superior que el tabernáculo, ejercita un ministerio superior y ofrece un sacrificio superior. En resumen, “Jesús es superior”. El mensaje está diseñado para fortalecer los corazones y las mentes de los cristianos judíos que, aunque en el pasado sufrieron voluntariamente por Cristo, en este momento se ven tentados a regresar a los rituales y prácticas judías que heredaron. El escritor de Hebreos teme que ellos estén abandonando la confianza exclusiva en Cristo, sucumbiendo de alguna manera a la tentación de pensar que, aunque Jesucristo está bien, ellos podrían obtener un poco más de sustancia, de espiritualidad, de profundidad histórica o de aceptación de sus parientes. Cualquiera de estas cosas les llevaría a desviarse hacia una negación implícita de que Jesús sea superior.
Nada de esto significa que el antiguo pacto era malo; sencillamente, quiere decir que no era el último. Por eso, en la breve comparación entre Moisés y Jesús en Hebreos 3:1–6, se nos dice que Moisés fue “fiel en toda la casa de Dios” (3:2); “fue fiel como siervo en toda la casa de Dios, para dar testimonio de lo que Dios diría en el futuro” (3:5). No se le reprocha nada.
Pero Jesús es superior. Es útil entender que, tanto en hebreo como en griego, casa también puede significar “hogar” o “familia”. Como Moisés, nos asegura el autor de Hebreos, Jesús “fue fiel al que lo nombró” (3:2). Sin embargo, “Jesús ha sido estimado digno de mayor honor que Moisés”. ¿Por qué? Porque “el constructor de una casa recibe mayor honor que la casa misma” (3:3). Esto parece sugerir que el papel de Jesús en cuanto a la “casa” o a la “familia” de Dios es radicalmente diferente al de Moisés. Este fue fiel como siervo dentro de la casa, y su papel más importante fue el de testificar lo que habría de venir. Jesús es fiel “como Hijo al frente de su casa” (3:6) y esa casa se refiere a la comunidad de creyentes (3:6). Moisés aparece como un siervo dentro de la casa, mirando hacia el futuro; Jesús lo hace como el Hijo de Dios sobre la casa, construyendo esa casa (3:3) y demostrando ser la sustancia misma de eso que Moisés señalaba en el futuro.
Si bien las semejanzas entre estos dos hombres son importantes, sus diferencias son lo más sorprendente.
Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 312). Barcelona: Publicaciones Andamio.