Sed imitadores de mí. (Filipenses 3:17)

Un ejemplo excelente

5/19/2018

Sed imitadores de mí. (Filipenses 3:17)

No hay mejor ejemplo histórico de un cristiano que el apóstol Pablo. Él es una figura dominante en el Nuevo Testamento, de modo que podemos deducir que Dios quiere que imitemos su vida.

Pablo es un dechado de virtudes, adoración, servicio, paciencia a través del sufrimiento, victoria sobre la tentación y buena administración de bienes y relaciones. Él nos muestra cómo un hombre santo se enfrenta a su naturaleza caída, algo que Cristo no podía hacer porque era sin pecado (He. 4:15)

La vida de Pablo es un admirable ejemplo para nosotros. Por eso les dijo a los corintios: “Sed imitadores de mí” (1 Co. 11:1). También elogió a los tesalonicenses diciéndoles: “Vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor” (1 Ts. 1:6). Pablo es mi propio ejemplo personal en el ministerio. Observo cómo resolvió las situaciones y trato de reaccionar igual que él.

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Lo que hace que Jesús se regocije

MAYO, 19

Lo que hace que Jesús se regocije

Devocional por John Piper

En aquella misma hora Él se regocijó mucho en el Espíritu Santo, y dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y a inteligentes, y las revelaste a niños. Sí, Padre, porque así fue de tu agrado. (Lucas 10:21)

Este versículo es uno de los dos únicos pasajes de los Evangelios donde se dice que Jesús se regocijó. Los setenta discípulos acababan de regresar de sus jornadas evangelísticas e informaban a Jesús sobre el éxito obtenido.

Lucas escribe en el versículo 21: «En aquella misma hora Él se regocijó mucho en el Espíritu Santo, y dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y a inteligentes, y las revelaste a niños. Sí, Padre, porque así fue de tu agrado”».

Observemos que los tres miembros de la Trinidad se regocijan en este pasaje: Jesús se regocija, pero dice que se regocija en el Espíritu Santo. Creo que lo que esto significa es que el Espíritu Santo lo llena y lo mueve a regocijarse. Al final del versículo se describe el deleite de Dios el Padre. La traducción NVI lo expresa de este modo: «Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad».

Ahora bien, ¿qué quiere decir que toda la Trinidad estaba junta regocijándose en ese lugar? Es el libre amor selectivo de Dios el que esconde estas cosas de la elite intelectual y se las revela a los niños: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y a inteligentes, y las revelaste a niños».

¿Y qué es lo que el Padre esconde de algunos y les revela a otros? Lucas 10:22 da la respuesta: «Nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre». Por lo tanto, lo que el Padre debe revelar es la verdadera identidad espiritual del Hijo.

Cuando los setenta regresaron de su misión evangelística e informaron a Jesús al respecto, él y el Espíritu Santo se alegraron de que Dios el Padre hubiera elegido, según su buena voluntad, revelar la identidad de su Hijo a los niños y esconderla de los sabios.

El punto es que no son solo ciertas clases de personas a las que Dios elige. El punto es que Dios es libre de elegir a los candidatos más improbables para que participen de su gracia.

Dios contradice lo que dicta el mérito humano. Esconde la verdad a los sabios y la revela a los más indefensos y mediocres.

Cuando Jesús contempla cómo el Padre ilumina y salva libremente a aquellos cuya única esperanza es la gracia gratuita, se regocija en el Espíritu Santo y se complace en la elección del Padre.

Números 28 | Salmo 72 | Isaías 19–20 | 2 Pedro 1

19 MAYO

Números 28 | Salmo 72 | Isaías 19–20 | 2 Pedro 1

Isaías 19–20 continúa las profecías relativas a Egipto y Etiopía. Aquí, destacaremos el flujo de ideas y extraeremos una importante lección para el mundo contemporáneo.

Isaías 19 se divide en dos partes. La primera se encuentra en forma poética (19:1–15) y pronuncia juicio sobre Egipto. No tenemos detalles suficientemente específicos, por lo que no podemos determinar con certeza a qué ataque histórico se está haciendo referencia. Egipto sufrió invasiones por parte de Esarhadón (671 a.C.), Asurbanipal (667), Nabucodonosor (568), Cambises (525) y Alejandro Magno (332). Probablemente, “crueles amos” o “rey de mano dura” (19:4) es representativo de todos ellos. La lección para los compatriotas de Isaías se repite constantemente en este libro: no formalizar alianzas con naciones extranjeras; confiar únicamente en Dios. Cuando el Señor actúe contra Egipto, su religión no lo salvará (19:1–4), ni el Nilo (su fuente de vida, 19:5–10), ni sus consejeros (19:11–15).

La segunda parte de Isaías 19 está en prosa (19:16–25). Las palabras “en aquel día” se repiten (19:16, 18, 19, 23, 24), una señal de la fusión del horizonte definitivo, el día del juicio final, con el horizonte histórico inminente, más cercano al contexto inmediato del profeta. Utilizando las categorías del momento, Isaías describe el tiempo en que todo Egipto, incluso una ciudad como Heliópolis (también llamada Herez, 19:18), antiguo centro de adoración del dios sol (Ra), se someterá al reinado de Dios. Esto no ocurrirá sólo con Egipto: otros poderes paganos, representados aquí por Asiria, se unirán en la adoración del Dios de Israel, y habrá paz (compárese 2:2–5). Aquí tenemos otro esbozo del poder del evangelio, que atrae a hombres y mujeres “de toda raza, lengua, pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9), cumpliendo la promesa de Dios a Abraham (Génesis 12:3b).

El escenario de Isaías 20 es más específico: la rebelión filistea contra Asiria (713–711 a.C.; cp. 14:28–31), apoyada por Egipto. El pasaje predice la destrucción de Asdod, una importante ciudad filistea. Dios dijo al profeta que fuese como un cautivo, “desnudo y descalzo” (20:2), al menos una parte del día durante estos tres años, hasta que Asdod cayese, y después dio una explicación sorprendente de su acción: estaba representando la destrucción y el estatus de cautivo, no de Filistea, sino de Egipto. La lección es obvia: no confiéis vuestro futuro a Egipto; es un junco roto.

Que esta destrucción no tuviese lugar hasta cuarenta años más tarde (671) nos enseña otra lección: a menudo, pedimos respuestas inmediatas de Dios, pero él tardó doce años en eliminar a Hitler, setenta para acabar con el poderío soviético, dos siglos para humillar al Imperio británico. Reflexionemos en lo que todo ello implica.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 139). Barcelona: Publicaciones Andamio.

El hijo arrepentido y su hermano

Sábado 19 Mayo

Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó… El padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle.

Lucas 15:20-22

El hijo pródigo y su hermano

Algunas parábolas (12): Lucas 15:11-32

Resumen: Un hombre tenía dos hijos. El menor le pidió su parte de la herencia; luego se fue lejos y malgastó todo “viviendo perdidamente”. Pronto se vio obligado a cuidar cerdos para poder sobrevivir. ¡Ansiaba comer el alimento de los animales, pero nadie le daba! Entonces pensó en la casa de su padre y decidió volver…

Cuando su padre lo vio de lejos, corrió hacia él, se echó sobre su cuello y le besó. Luego le puso el mejor vestido y organizó una fiesta para gozarse con los suyos. Cuando el hijo mayor regresó del trabajo, se enojó y no quiso participar en la fiesta. Acusó a su padre de ser injusto, pero este le respondió: “Tu hermano… se había perdido, y es hallado”.

Significado: El hijo menor representa a toda persona que reconoce que lejos de Dios su vida es un fracaso y vuelve a él arrepentida. Entonces Dios Padre la recibe manifestándole su gracia. El hijo mayor es aquel que piensa que tiene una buena moral y estima que Dios le debe algo. No conoce la gracia divina y es ajeno a su gozo.

Aplicación: ¿Nos identificamos con la historia del hijo menor? Después de haber vivido egoístamente con lo que Dios nos dio, y a veces en el mal, ¿hemos vuelto a Dios? Si nos arrepentimos, experimentaremos la bienvenida del Padre, su gracia y su gozo; pero si no lo hacemos, seremos como el hijo mayor, satisfechos de nosotros mismos, con el corazón cerrado y frío.

(continuará el próximo sábado)

Joel 2 – Marcos 14:53-72 – Salmo 60:1-5 – Proverbios 15:25-26

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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