Compartir el gozo de los demás

Compartir el gozo de los demás

7/21/2018

Gozaos con los que se gozan. (Romanos 12:15)

A primera vista, el concepto de compartir el gozo de otra persona parece fácil de aceptar. Pero cuando las bendiciones, la honra y el bienestar de esa persona es a costa de usted o tal vez hagan aparecer insatisfactorias las circunstancias suyas por comparación, es lógico que se sienta resentido o celoso en vez de sentirse feliz.

Sin embargo, es una característica cristiana que usted se alegre de las buenas circunstancias o de las recompensas de los demás, sobre todo de otros cristianos, sin que importe cuál sea su propia situación. “Si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” (1 Co. 12:26).

DERECHOS DE AUTOR © 2018 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros. Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

Modelos para combatir el desaliento

JULIO, 21

Modelos para combatir el desaliento

Devocional por John Piper

Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre. (Salmos 73:26)

Literalmente, el verbo es simplemente «desfallecer»: «mi carne y mi corazón pueden desfallecer». ¡Estoy abatido! ¡Estoy desalentado! Pero inmediatamente después el salmista acometió contra su abatimiento: «pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre».

El salmista no cede. Batalla contra la incredulidad con un contraataque.

En esencia, dice: «Por dentro me siento muy débil, impotente e incapaz de sobrellevar esta situación. Mi cuerpo recibió el disparo y mi corazón está casi muerto. Pero cualquiera sea la razón para este desaliento, no cederé; confiaré en Dios y no en mí mismo. Él es mi fuerza y mi porción».

La Biblia está repleta de instancias de santos que luchan con ánimos decaídos. Salmos 19:7dice: «La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma». Ese es un claro reconocimiento de que el alma del santo a veces necesita ser reavivada; y si necesita ser reavivada, es porque estuvo «muerta», en un sentido.

David dice lo mismo en Salmos 23:2-3: «junto a aguas de reposo me conduce. Él restaura mi alma». El alma del hombre conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:14) necesitaba ser restaurada. Se estaba muriendo de sed y estaba lista para caer exhausta, pero Dios dirigió el alma al agua y le dio vida otra vez.

Dios ha puesto estos testimonios en la Biblia para que los usemos para pelear contra la incredulidad del desaliento.


Devocional tomado del libro “Future Grace” (Gracia Venidera), página 303-304

Todos los derechos reservados ©2017 Soldados de Jesucristo y DesiringGod.org

Jueces 4 | Hechos 8 | Jeremías 17 | Marcos 3

21 JULIO

Jueces 4 | Hechos 8 | Jeremías 17 | Marcos 3

Entre los coros que aprendí de niño en la escuela dominical, se encontraban estos dos:

Estos son los nombres de los hijos de Jacob:

Gad y Aser y Simeón,

Rubén, Isacar, Leví,

Judá, Dan y Neftalí.

Doce en total, y ninguno gemelo.

Zabulón, José y Benjamín.

Hubo doce discípulos a los que Jesús llamó:

Simón Pedro, Andrés, Jacobo, su hermano Juan,

Felipe, Tomás, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo,

Tadeo, Simón, Judas y Bartolomé.

También nos ha llamado a nosotros; ¡nos ha llamado a nosotros!

Somos sus discípulos; yo soy uno, tú también.

¡Nos ha llamado también!; ¡nos ha llamado también!

Somos sus discípulos; debemos trabajar para él.

Estoy muy agradecido por haber sido educado en una época en la que muchas de las canciones que aprendíamos nos facilitaban algunos hechos, algunos datos, algunas razones para las cosas. En la actualidad, muchos cristianos no podrían nombrar a los doce patriarcas ni a los doce apóstoles, e ignoran tristemente otros datos elementales que los estudiantes de escuela dominical de la generación anterior dominaban a la edad de seis o diez años. Por supuesto, el aprendizaje de simples datos no hace necesariamente al creyente, pero por el contrario, el desconocimiento de las Escrituras casi siempre garantiza una dolorosa inmadurez.

Sin embargo, el segundo coro citado arriba puede malinterpretarse ligeramente. Es verdad, se nos llama a ser discípulos de Jesús, es decir, sus seguidores. Es el llamamiento para todos los cristianos. No obstante, existían elementos únicos en el caso de los doce apóstoles (Marcos 3:13–19). Aquí sólo mencionaré uno: Jesús los escogió “para que lo acompañaran” (3:14). Esto era importante al menos por dos razones: (a) Él los formó y un componente importante de su formación era lo que hoy llamaríamos “tutoría”, no simplemente la impartición de un mensaje y una comisión, sino enseñar a una persona cómo debe vivir, con el ejemplo así como con preceptos. (b) Estos doce fueron capaces de testimoniar sobre los hechos relativos a Cristo desde los primeros días de su ministerio público. Pedro comprendió la importancia de este hecho (Hechos 1:21–22), porque la revelación de Jesucristo no era algún tipo de experiencia mística privada, sino un acontecimiento histórico único que exigía testigos.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 202). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Arrepentíos

Sábado 21 Julio

En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Mateo 3:1-2

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Mateo 4:17

Arrepentíos

Juan el Bautista y Jesús empezaron su predicación con estas mismas palabras. ¿Por qué este llamado apremiante a arrepentirse? Porque es el punto de partida del Evangelio, es un paso obligatorio.

¿Qué significa arrepentirse? En general, este verbo evoca el remordimiento por haber obrado mal, unido al deseo de reparar la falta y no volver a cometerla. Pero esta es una definición incompleta. En el texto original griego del Nuevo Testamento, esta palabra significa literalmente «cambiar de pensamiento». No se refiere solo a sentir remordimientos por el pasado, sino a tener un cambio fundamental de perspectiva, de nuestra opinión acerca de Dios y de nosotros mismos.

El arrepentimiento no es, pues, un arrebato de remordimientos y autocompasión; es primeramente una conversión, dar media vuelta, una nueva mirada sobre nuestra vida, verla como Dios la ve. Es dejar el camino de nuestra propia voluntad para ir al Dios vivo que se revela en su Palabra.

Es volverse “de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios” (Hechos 26:18). Cuando la luz del amor de Cristo entra en nuestra vida, entonces empezamos a entender nuestro pecado y a separarnos de él.

Arrepentirse significa estar de acuerdo con Dios sobre qué es el pecado, mis propios pecados, para confesárselos y abandonarlos.

Números 31:1-20 – Lucas 8:1-25 – Salmo 86:7-13 – Proverbios 19:26-27

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch