CARACTERÍSTICAS DEL AMOR A DIOS

CARACTERÍSTICAS DEL AMOR A DIOS

9/14/2018

Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más.

Filipenses 1:9

El verdadero amor a Dios tiene muchas ca­racterísticas. He aquí una lista de las más importantes:

  • Desea la comunión personal con Dios (Sal. 42:1-2; 73:25)
  • Confía en que el poder de Dios proteja a los suyos (Sal. 31:23)
  • Se caracteriza por la paz que solo Dios puede dar (Sal. 119:165; Jn.14:27)
  • Es sensible a la voluntad de Dios y a su honra (Sal. 69:9)
  •  Ama a las personas que Dios ama (1 Jn. 4:7-8, 20-21)
  • Aborrece lo que Dios aborrece (1 Jn. 2:15)
  • Espera la segunda venida de Cristo (2 Ti. 4:8)
  • Por último, y lo más importante, se caracteriza por la obediencia a Dios (Jn. 14:21; 1 Jn. 5:1-2).

Podemos amar a Dios y manifestar esas características solo porque El nos amó a nosotros primero (1 Jn. 4:7, 10,19).

¿Ama usted a Dios?

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Dios proveerá a todas nuestras necesidades

SEPTIEMBRE, 14

Dios proveerá a todas nuestras necesidades

Devocional por John Piper

Mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. (Filipenses 4:19)

En Filipenses 4:6, Pablo dice: «Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios». Y luego en Filipenses 4:19 (solo trece versículos después), nos da la promesa liberadora de la gracia venidera, del mismo modo en que Jesús lo hizo: «Mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús».

Si vivimos por fe en esta promesa de gracia venidera, será muy difícil que la ansiedad prevalezca. Las «riquezas en gloria» de Dios son inagotables. Él realmente quiere que no nos preocupemos por nuestro futuro.

Deberíamos seguir el ejemplo de Jesús y de Pablo, y batallar contra la incredulidad propia de la ansiedad con las promesas de la gracia venidera.

Cuando estoy ansioso respecto de algún nuevo emprendimiento o reunión que conlleve un riesgo, batallo contra la incredulidad aferrándome a una de las promesas que uso más a menudo: Isaías 41:10. El día que me fui a pasar tres años en Alemania, mi padre me hizo una llamada de larga distancia y me dio esa promesa. Durante esos tres años, debo habérmela repetido a mí mismo unas quinientas veces para lograr atravesar períodos de tremenda presión: «No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia» (Isaías 41:10).

Cuando el motor de mi mente permanece en neutro, Isaías 41:10 se convierte en el ronroneo de los engranajes.


Devocional tomado del libro “Future Grace” (Gracia Venidera), páginas 59-60

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2 Samuel 10 | 2 Corintios 3 | Ezequiel 17 | Salmos 60–61

14 SEPTIEMBRE

2 Samuel 10 | 2 Corintios 3 | Ezequiel 17 | Salmos 60–61

Uno de mis colegas pastores, el Dr. Roy Clements, ha predicado acerca de muchos salmos, en una serie que ha titulado “Cánticos desde la experiencia”. El título es revelador. Los salmos aunque contienen mucha doctrina no son resúmenes doctrinales. Muchos de ellos, son, literalmente, cánticos de experiencia. No pocas doctrinas se han plantado firmemente en nuestra mente al leer el libro de Salmos, y muchas de sus consecuencias se han desarrollado en nuestra vida, precisamente porque se han cocinado en el fuego de la experiencia. Definiéndolo de otra forma, el valor existencial de muchas doctrinas se ve mejor en la forma en que estas se ponen en práctica en la vida humana. Así pues, existen salmos de esperanza, miedo, duda, gozo desbordado, perdón, desánimo, peligro, desesperación, soledad, contemplación. Muchos de ellos se van sumergiendo de un tema a otro.

El Salmo 61 nos muestra a David anhelando la seguridad que únicamente Dios puede dar. Al principio, parece que está exhausto o deprimido (61:2). Quizás se encontraba muy lejos de su hogar cuando escribió estas líneas: “Desde los confines de la tierra te invoco” (61:2). También puede ser una forma poética de expresar lo solo que se siente, lo lejos que se ve del Dios viviente. Necesita un “refugio” (61:3), un “baluarte contra el enemigo” (61:3) y, en el aspecto que se ha incorporado a muchos himnos, suplica al Señor: “Llévame a una roca donde esté yo a salvo” (61:2). Estas palabras evocan imágenes contrapuestas: una roca que dará refugio a una persona castigada por el sol, una roca que es un reducto escarpado, mucho más seguro de lo que el propio hombre puede estar.

Sin embargo, los versículos siguientes afirman que la seguridad anhelada por David no debe limitarse a la fuerza física, a un “baluarte”, una Línea Maginot, una disuasión nuclear, una fuerza aérea. “Anhelo habitar en tu casa para siempre y refugiarme debajo de tus alas” (61:4). La oración que pedía seguridad se ha vuelto inmensamente personal: David ansía la presencia y protección del propio Dios sobre todas las cosas. El Señor cuida de los suyos, los que han recibido la heredad de temer su nombre (61:5). Es casi como si la naturaleza exacta de la tranquilidad que Dios ofrece estuviese naciendo en David. Cada versículo añade una comprensión más profunda de la verdadera base de la seguridad del creyente, culminando en esta oración para el rey: “Que reine siempre en tu presencia, y que tu amor y tu verdad lo protejan” (61:7). No existe un amparo mayor. No es de extrañar que David termine su reflexión con una alabanza sin límites (61:8), algo que también nosotros debemos hacer.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 257). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Dios sabe qué necesitamos

Viernes 14 Septiembre

Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina… Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?

Hebreos 12:5-7

Dios sabe qué necesitamos

«A los 14 años acepté al Señor Jesús como mi Salvador. Lo seguí durante varios años, pero a los 18 me «lancé» a los placeres malsanos y tuve una vida disoluta. Me fui como voluntario a prestar el servicio militar en África. Quería alejarme de Lyon, mi pueblo natal, ¡ir lejos de Dios! En el momento de salir, mi padre me dijo llorando: «Valentin, no podemos burlarnos de Dios», y me citó este versículo de la Biblia: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). Este versículo me siguió durante aquel largo viaje en barco y en avión hasta llegar a África.

Al año siguiente, después de muchas peripecias, un africano me interpeló y me invitó un domingo a una capilla de su pueblo en la sabana, a escuchar a un predicador cristiano. El Señor volvió a tocar mi corazón. El miércoles siguiente tuve un accidente automovilístico que me dejó más de dos meses en coma. Después de varias operaciones tuve que aprender nuevamente a caminar, a hablar y a comer solo. En mis años de parálisis a veces tuve momentos de desánimo, pero Dios fue un consolador poderoso en mi prueba. Todavía llevo las secuelas visibles de aquel terrible accidente, pero con la ayuda de Dios trato de servirle, a pesar de mi discapacidad física, y puedo decir, después de más de 45 años, que Dios ha sido fiel. “El Señor al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere” (Proverbios 3:12).

Valentin

Jeremías 47 – 2 Corintios 3 – Salmo 105:23-36 – Proverbios 23:12

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