EL GOZO DE PABLO

Noviembre 4

EL GOZO DE PABLO

Hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía. (Filipenses 4:1)

El gozo del apóstol Pablo venía de los demás creyentes. El versículo de hoy dice que los creyentes de Filipos eran su “gozo y corona”. A los creyentes tesalónicos igualmente les dijo: “¿Cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo” (1 Ts. 2:19-20).

Pablo se regocijaba en la salvación y en el crecimiento espiritual de la iglesia, que está representada por la palabra corona. El término se refiere a una corona de laurel, algo que un deportista recibía en los tiempos bíblicos por ganar un torneo (1 Co. 9:25). Pero un deportista no era el único que recibía tal corona de laurel. Si alguien era agasajado por sus compañeros, también recibiría una como invitado de honor al gran banquete. De modo que la corona simbolizaba el éxito o una vida provechosa. Los creyentes de Filipos eran el galardón de Pablo; prueba del éxito de sus esfuerzos. Cuando usted sirva con sus dones, Dios quiera que sienta el gozo que sentía Pablo.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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¿Dónde le pusisteis?

Domingo 4 Noviembre

El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel… descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero… así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

1 Tesalonicenses 4:16-18

¿Dónde le pusisteis?

Leer Juan 11

Lázaro, el amigo de Jesús, estaba enfermo. Sus hermanas hicieron llegar ese mensaje a Jesús, pero Lázaro murió antes de que el Señor llegase. Todo se había acabado…

Cuando Jesús llegó, hacía cuatro días que el muerto estaba en la tumba, y el proceso de descomposición había empezado. Conmovido por el dolor de los familiares y amigos, Jesús lloró y preguntó: “¿Dónde le pusisteis?”. La respuesta fue breve y dolorosa: “Señor, ven y ve”. Entonces Jesús fue a la tumba con ellos… Ordenó quitar la piedra, y con voz potente llamó: “¡Lázaro, ven fuera!”. Lázaro resucitó y salió de la tumba…

Amigos cristianos que están pasando por un duelo, Jesús también nos dirige esta pregunta llena de ternura e interés: “¿Dónde le pusisteis?”. Uno de nuestros seres queridos murió… Hubo que tomar decisiones e ir al cementerio. Allí se colocó el cuerpo en el lugar preparado. Y lloramos. Pero Jesús no nos reprocha nuestras lágrimas. Las comprende, se conmueve y se une a nuestra tristeza. Nos acompaña en los entierros y sabe dónde descansa cada uno de los suyos.

Jesús es un tierno amigo, pero también es “la resurrección y la vida” (Juan 11:25). Hoy llora con nosotros, y pronto, según su promesa, clamará con su potente voz. Y todos los que hayan depositado su confianza en él, al escuchar su voz, saldrán de la tumba; resucitarán con un cuerpo incorruptible (Romanos 8:11).

“¿Dónde le pusisteis?”. ¡Qué interés!

“¡Ven fuera!”. ¡Qué poder!

Deuteronomio 28:38-68 – Juan 18:19-40 – Salmo 119:121-128 – Proverbios 26:25-26

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