LA PROTECCIÓN DE LA PAZ

Noviembre 19

LA PROTECCIÓN DE LA PAZ

La paz de Dios… guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.  (Filipenses 4:7)

El versículo de hoy se refiere a la paz de Dios que protege nuestro corazón y nuestros pensamientos. “Guardará” es un término militar que significa “seguir observando”. Los creyentes de Filipos vivían en una ciudad fortificada donde estaban los soldados romanos para proteger los intereses del imperio en aquella parte del mundo. De igual manera, la paz de Dios nos protege de la ansiedad, la duda, el temor y la angustia.

El creyente que no vive en la confianza de la soberanía de Dios carecerá de su paz y quedará en el caos de un corazón atribulado. Pero nuestra segura confianza en el Señor nos permitirá darle gracias en medio de las pruebas porque tenemos la paz de Dios que protege nuestro corazón y nuestra mente.

Cuando Pablo se refiere a nuestro corazón y nuestros pensamientos, no hace distinción alguna entre ellos. Es una declaración amplia que describe todo el ser interior de la persona. Gracias a nuestra unión con Cristo, Él protege con su paz todo nuestro ser. Y eso es lo que nos ayuda a ser espiritualmente estables.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, www.portavoz.com

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AYUDA

AYUDA

 Charles R. Swindoll

19 de noviembre, 2018

Proverbios 28

Cuando llegamos a la cuarta y última ilustración que Agur utiliza, nos encontramos con un proverbio enigmático. Por lo general, nos encontramos con este problema cuando hay una frase que se relaciona con una experiencia cultural que ya no existe. Por ejemplo, la expresión: «vino a mí con el sombrero en mano» tiene que ver con una época pasada, cuando la mayoría de las personas usaban sombrero, y llevar el sombrero en la mano implicaba una idea de humildad ante la persona que estaba enfrente.

En la actualidad, pocas personas conocen el significado de esta expresión porque ya no es una práctica común.

En este pasaje podemos encontrarnos con la misma situación. Mi opinión personal es que la interpretación del versículo de Proverbios 28 sugiere la virtud sabia de ayudar a los demás.

La lagartijaLa palabra hebrea que designa a este animal es semamit y aparece solo una vez en el Antiguo Testamento. La mayoría de los eruditos piensan que se refiere a una especie de lagartija.

Existe una palabra similar en árabe que denota una especie muy similar a esas lagartijas caseras que se alimentan de insectos. Ciertamente una persona puede «agarrarla con la mano» y matarla, pero la mayoría de las personas la tolera dejándole vivir en la casa, ya que son criaturas que no hacen daño y ayudan a resolver un problema.

La aplicación es relativamente obvia. Las lagartijas son vulnerables y pequeñas, pero generalmente son bienvenidas en los hogares hasta en los palacios de los reyes ya que no causan ningún daño y en cierta manera mejoran el ambiente. Lo mismo puede decirse de una persona sabia. A pesar de cualquier debilidad, incapacidad o desventaja, todos podemos hallar formas de ser útiles. Aun aquellas personas que son egoístas y crueles se benefician de aquellas personas que no hacen daño y que pueden ser benéficas.

Reflexión: Durante las siguientes semanas, busque formas de poder ayudar. Ya sea en el trabajo, en una fiesta para un amigo, en el centro comercial, en la iglesia. Intente ayudar donde pueda. Si se da cuenta de que existe alguna necesidad, sin importar que tan pequeña o insignificante sea, tome la iniciativa de ayudar. Note de qué forma la ayuda cambia el ambiente y la reacción que recibe de los demás.

Aun aquellas personas que son egoístas y crueles se benefician de aquellas personas que no hacen daño y que pueden ser benéficas.

Charles R. Swindoll

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

¿Cómo orar?

Lunes 19 Noviembre

También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar.

Lucas 18:1

Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias.

Colosenses 4:2

Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre.

Mateo 6:6

¿Cómo orar?

Para orar es preferible estar en un lugar tranquilo, pero podemos orar en todo tiempo y en todo lugar. ¡Nos dirigimos a Dios! Él está ahí, a nuestro lado, como un Padre que nos escucha. Hablémosle en voz alta o interiormente, a nuestra manera, de forma sencilla. Oremos desde lo más profundo de nuestro interior, con sinceridad, pues es necesario que la oración venga del corazón.

La oración no consiste en enumerar una lista de necesidades espirituales o materiales. Se trata más bien de un diálogo en una relación de confianza con mi Dios, mi Padre. La oración puede tener diferentes caracteres, según lo que expreso a Dios. Podemos:

– adorar al reconocer la grandeza de Dios en la naturaleza, y aún mucho más en la obra de Jesucristo;

– reconocer nuestros pecados y confesarlos sin ocultar nada;

– darle las gracias por todo lo que el Señor nos da, incluso lo que parece natural;

– pedir expresando con simplicidad nuestras necesidades, nuestras preocupaciones;

– interceder por los demás;

– escuchar las respuestas de nuestro Dios. No es que nos hable de forma audible, sino que el Espíritu Santo “habla” a la mente del cristiano, en la tranquilidad de esos momentos de intercambio con él. Dios también nos habla, y sobre todo mediante versículos de la Biblia que pueden venir a nuestra memoria o, por supuesto, cuando la leemos.

Josué 8 – Hebreos 9:15-28 – Salmo 128 – Proverbios 28:3-4

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