No hay tal cosa como la psicología cristiana | David Barceló

¿Hay psicología cristiana?

Por supuesto que un profesional puede ser cristiano –cualquier profesional- y tendrá una ética diferente. Pero es difícil pensar que un abogado haga abogacía cristiana, diferente de los demás abogados; o que un carpintero haga carpintería cristiana, diferente a los demás carpinteros.

De hecho, aquí hay una cita de la Asociación Cristiana de los Estudios Psicológicos:

“A menudo se nos pregunta si somos psicólogos cristianos. Y encontramos difícil dar una respuesta puesto que sabemos lo que la pregunta implica. Somos cristianos que somos psicólogos. Y es difícil suponer que trabajamos de una manera fundamentalmente distinta a nuestros colegas no cristianos”.

¿Nos damos cuenta de lo que están diciendo?

Aquellos psicólogos que son cristianos son psicólogos y son cristianos; pero practican la misma psicología que vemos en el mundo, una de las trescientas y pico escuelas que tenemos allí fuera.

Por tanto, no existe tal cosa como la psicología cristiana.

Hay psicólogos que son cristianos que practican algunas de esas escuelas pero la psicología no se convierte en cristiana espolvoreando unos versículos bíblicos por encima.

Eso es como decir, “Mi familia es cristiana porque puse un pececito en el coche”.

Está muy bien que pongas el pececito en el coche. Pero eso no os convierte en cristianos.

Del mismo modo, si un psicólogo da una conferencia sobre el autoestima y luego un psicólogo cristiano da la misma conferencia sobre el autoestima pero usa un versículo bíblico al final, eso no la convierte en psicología cristiana.

Dice J. Vernon McGee, el maestro bíblico:

“La llamada psicología cristiana no es sino psicología secular vestida de tópicos píos y de retórica religiosa”.

Es la misma psicología del mundo usada con términos cristianos para ser consumida por evangélicos, sin más ni menos.

¡Juntos pero solos!

Viernes 30 Junio
Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido.
Salmo 25:16
Dios hace habitar en familia a los desamparados.
Salmo 68:6
¡Juntos pero solos!
«Alone Together». Este es el título de un libro de Sherry Turkle, experta en el impacto de la tecnología digital en las relaciones humanas. El título de este libro es sorprendente. A primera vista, los ordenadores, las tabletas y los teléfonos inteligentes facilitan los contactos y las reuniones. Favorecen muchas relaciones, pero a menudo sin ninguna implicación real… Los usuarios simplemente van de contacto en contacto, en detrimento de diálogos más profundos, de intercambios auténticos y cálidos.

¡Estamos solos a pesar de estar juntos! Cada vez hay más tecnología, pero menos relación humana. La tecnología digital, por muy poderosa que sea, no puede brindarnos una cercanía permanente. La soledad no es un problema técnico; tiene que ver ante todo con el corazón. Desde que nuestros primeros padres desobedecieron a Dios en el huerto del Edén, nuestros corazones se endurecieron. Esta dureza nos hace insensibles a la bondad de nuestro Dios Creador, y a menudo nos hace egoístas, indiferentes a las penas y alegrías de los demás. ¡Nos aleja de los demás!

La buena noticia, el Evangelio, es que Jesucristo vino del cielo para derribar estos muros de separación, muros entre el hombre y Dios, muros entre los hombres, entre los pueblos. Si creemos en él, Jesús nos da una vida nueva. Entonces podemos reconocer lo lejos que estábamos de Dios y de nuestros semejantes, y entrar en una verdadera relación con Dios, la de un hijo con su Padre. Y “juntos”, con nuestros hermanos y hermanas en la fe, experimentamos la paz y las alegrías de la familia de Dios.

Daniel 3 – 1 Juan 2:1-17 – Salmo 78:9-20 – Proverbios 18:11-12

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