LA BONDAD DE LA SABIDURÍA DE DIOS

LA BONDAD DE LA SABIDURÍA DE DIOS

9/7/2017

También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría.

Isaías 28:29

La manera más directa en la que vemos la bondad de la sabiduría de Dios es cuando Él la comparte con nosotros. El apóstol Pablo pedía que Dios les concediera a los creyentes de Éfeso y de todas partes el “espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él” (Ef. 1:17). Expresó conceptos similares en su carta a los colosenses: “Nosotros… no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (1:9). “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (3:16).

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Los adversarios y la fe: ambos puestos por Dios

SEPTIEMBRE, 07

Los adversarios y la fe: ambos puestos por Dios

Devocional por John Piper

Solamente comportaos de una manera digna del evangelio de Cristo… de ninguna manera amedrentados por vuestros adversarios… Porque a vosotros se os ha concedido por amor de Cristo, no solo creer en Él, sino también sufrir por Él. (Filipenses 1:27-29)

Pablo le dijo a los filipenses que vivir de una manera digna del evangelio de Cristo significaba no temer a sus adversarios. Luego continuó con la lógica de por qué no debían temer.

La lógica es que Dios nos dio dos dones, no solo uno: la fe y el sufrimiento. Eso es lo que dice el versículo 29.

En este contexto, lo que eso significa es que tanto la fe en la faz del sufrimiento, como el sufrimiento en sí, son regalos de Dios. Cuando Pablo dijo que no debían tener miedo de sus adversarios, tenía en mente dos razones por las que no debían temer:

  1. Los adversarios están en la mano de Dios. Las dificultades que nos presentan son un regalo de Dios. Él los gobierna. Ese es el primer punto acerca del versículo 29.
  2. Actuar sin temor, es decir, nuestra fe, también está en la mano de Dios. También es un regalo. Ese es el segundo punto del versículo 29.

Por lo tanto, la lógica que rige nuestro coraje frente a las adversidades es una verdad doble: tanto la adversidad como la fe frente a la adversidad son regalos de Dios.

¿Por qué se le llama a esto «[comportarse] de una manera digna del evangelio de Cristo»? Porque el evangelio es la buena nueva de que la sangre del pacto de Cristo infaliblemente logró, para todo su pueblo, que la obra soberana de Dios nos dé fe y que gobierne sobre nuestros adversarios — siempre con miras a nuestro bien eterno—.

Por eso, no temamos. Nuestros adversarios no pueden hacer más de lo que Dios les permita hacer, y él nos concederá la fe que necesitamos. Estas promesas fueron pagadas y selladas con sangre. Son las promesas del evangelio.


Devocional tomado del articulo “La Lógica de la Intrepidez”

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Hay ansiedad como en el mar que no se puede calmar

7 de septiembre

«Hay ansiedad como en el mar que no se puede calmar».

Jeremías 49:23 (LBLA)

Sabemos poco acerca de qué ansiedad puede haber en el mar en estos momentos. Nosotros estamos seguros en nuestras tranquilas habitaciones; pero lejos, en el salado mar, la tempestad estará, quizá, segando las vidas de los hombres. ¡Oye cómo los demonios de la muerte braman entre el cordaje, cómo cruje cada tabla cuando las olas caen como demoledores arietes sobre la nave! ¡Dios te ayude, pobre marinero empapado y fatigado! ¡Mi oración se eleva al Señor del mar y de la tierra para que él calme la tormenta y te conduzca al deseado puerto! No solo debo orar, debo también beneficiar a esos hombres intrépidos que constantemente arriesgan sus vidas. ¿He hecho alguna vez algo por ellos? ¿Qué puedo hacer? ¡Cuán a menudo el turbulento mar se traga a los que navegan por él! Miles de cadáveres yacen en lo profundo, donde están las perlas. Hay en el mar una ansiedad de muerte, que tiene su repercusión en el prolongado gemido de las viudas y los huérfanos. La sal del mar está en muchos ojos de madres y de esposas. ¡Olas crueles, vosotras habéis devorado el amor de las mujeres y el sostén de las familias! ¡Qué resurrección habrá de aquellos que yacen en lo profundo del mar, cuando este entregue sus muertos! Hasta entonces, persistirá la ansiedad en el mar. El mar, como si quisiera mostrar su simpatía con los dolores de la tierra, está siempre agitándose a lo largo de mil riberas; gimiendo con un gemido lastimero, igual que el de sus aves; retumbando con un estrepitoso estallido de desasosiego; enfureciéndose con ruidoso disgusto; irritándose con enardecida ira y riñendo con los ruidos de diez mil guijarros. El rugido del mar, quizá sea placentero para algún espíritu alegre, pero para el hijo del dolor, el océano es más triste que la tierra. No es este el lugar de reposo (cf. Miq. 2:10): las inquietas olas así nos lo dicen. Hay un mundo en donde el mar no existirá más; nuestros rostros están vueltos resueltamente hacia él. Nos dirigimos al lugar del cual el Señor nos ha hablado; hasta entonces, seguiremos echando nuestras aflicciones sobre el Señor que anduvo sobre el mar y abrió para su pueblo una senda a través de sus profundidades.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 261). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

La liberación de Dios

7 Septiembre 2017

La liberación de Dios
por Charles R. Swindoll

Salmos 54

El versículo final del Salmo 54 describe un cambio repentino. Los primeros versículos describen una situación caótica, que hacen que David pida la ayuda de Dios. Cuando llegamos el versículo 7, su desesperación se ha convertido en un triunfo. David dice: «me has librado de toda angustia». Y esa frase tiene el verbo conjugado en el tiempo pasado perfecto. Cuando leemos la literatura hebrea con frecuencia se utiliza el tiempo perfecto para declarar un evento futuro. David no sabe cuando ni cómo Dios va actuar a su favor; sin embargo, él escribe con total confianza:

Porque me has librado de toda angustia.
Mis ojos han visto la derrota de mis enemigos.

Cuando leemos 1 Samuel 23:26-29, nos damos cuenta de que Dios intervino para proteger a David de sus enemigos:

Saúl iba por un lado del monte, y David con sus hombres iba por el otro lado del monte. David se daba prisa para escapar de Saúl, porque Saúl y sus hombres estaban rodeando a David y a sus hombres, a fin de capturarlos. Entonces llegó a Saúl un mensajero, diciendo:
—Date prisa y ven, porque los filisteos han hecho una incursión en el territorio.
Por tanto, Saúl desistió de perseguir a David y partió contra los filisteos. Por esta razón pusieron por nombre a aquel lugar Sela-hamajlecot.
De allí David subió y habitó en los lugares de difícil acceso de En-guedi.

De un momento a otro, quizás tan pronto como David dijo: Daré gracias a tu nombre, oh Señor, porque es bueno», sus enemigos regresaron a su tierra y la amenaza del peligro inmediato se fue con ellos. Note  que David dijo que sus «ojos han visto la derrota de mis enemigos». Otras versiones de la Biblia agregan la frase, «con satisfacción» dándole una mayor claridad a esta expresión hebrea. Las palabras que usó David denotan un hombre sin amargura. Él podía ver a sus enemigos de frente sin malicia o resentimiento. Él los había entregado a Dios y Dios había tratado con ellos de manera perfecta y soberana.

Si vamos a declarar la guerra que sea en contra de esos hábitos que cultivamos en contra de los demás. Me refiero a los sentimientos negativos, a la falta de perdón, al resentimiento, a la competitividad, a la envidia, la venganza, el odio, el chisme, la crítica y la sospecha. ¡Abandonemos ese camino de una sola vez y para siempre! La única ruta alterna que debemos tomar es la ruta del amor. Los años y el tiempo con Dios (y con los demás), me han enseñado a responder a la mayoría de personas problemáticas con un amor inmerecido, sincero y lleno del poder del Espíritu Santo. A eso le llamo yo poner en práctica la gracia de Dios. Una vez que Cristo es el centro de atención, es asombroso ver lo poderoso que es el amor.

Le dejo con un extracto del hermoso libro que escribió Amy Carmichael titulado, «Si…» y que nos habla de esto exactamente:

«Si denigro a aquellos a los que Dios me llama a servir, si hablo de sus puntos débiles comparándolos con mis puntos fuertes; si adopto una actitud superior, olvidando que Dios nos hizo diferentes y que lo que tengo no es mío si no lo he recibido, entonces no sé nada acerca del amor del calvario.

Si me ofendo con facilidad, si me alegro en no hacer amigos, aun cuando la amistad es una posibilidad, entonces no sé nada acerca del amor del calvario.

Si siento amargura hacia los que me condenan pensando que injustamente lo hacen, sabiendo que si ellos me conocieran tanto como yo me conozco mi misma, me condenarían mucho más, entonces no sé nada acerca del amor del calvario.«

Afirmando el alma
Una vez más, vuelva a la lista de las personas difíciles. Ya usted les perdonó. Ahora, dé un paso más. Es momento para que la gracia y el amor fluyan. Ore por cada una de esas personas. No solo para que se sometan a la voluntad de Dios o «vean la luz». Pídale a Dios que proteja a cada uno de sus enemigos y que les provea sus necesidades (Lucas 6:28). ¿Qué cree usted que el Señor hará para contestar esa oración?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright
© 2017 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

¡Es tiempo de luto, no de chisme!

7 SEPTIEMBRE

2 Samuel 1 | 1 Corintios 12 | Ezequiel 10 | Salmo 49

Cuando David se entera de la muerte de Saúl y Jonatán (2 Samuel 1), su luto no es meramente formal. Tenía que saber que se le había abierto el camino hacia el trono. Sin embargo, su dolor fue tan genuino, que compuso un extenso lamento (1:19–27), le puso música y se lo enseñó a los hombres de su tribu (1:18) para que se cantara por largo tiempo como una de las baladas populares de la tierra.

Muchos elementos de este lamento merecen una larga reflexión. Hoy meditaré sobre un solo versículo: “No lo anunciéis en Gat, ni lo pregonéis en las calles de Ascalón, para que no se alegren las filisteas, ni lo celebren esas paganas” (1:20). En términos formales, el texto es suficientemente claro. Gat y Ascalón eran las dos ciudades principales de los filisteos. David está diciendo, en efecto, que no se informe a los filisteos sobre la muerte de Saúl y de Jonatán, para que no se alegren ni se regocijen.

Por supuesto que los filisteos inevitablemente se enterarían y David, en especial, lo sabía. Pero su propósito al escribir estas palabras no era literalmente mantener a los filisteos en la ignorancia un poco más. ¿Cómo iba a serlo? Ya habían colgado el cuerpo de Saúl en el muro de Betsán (1 Samuel 31:10) y habían enviado mensajeros con la noticia por toda la tierra de los filisteos (31:9). Entonces, si estos versos de la pluma de David no funcionan como un consejo literal, ¿cuál es su función?

En parte, es sencillamente un lamento. Es una manera poderosa de decir que los enemigos de Israel se deleitarían en la noticia y, por tanto, su placer da medida de la tragedia. Pero sospecho que hay otra insinuación. Cuando uno de nuestros líderes cae, compórtate de tal manera que no le des fuerza a la oposición.

Esta lección debe ser aprendida una y otra vez en la iglesia. Cuando se descubre que un ministro del evangelio ha adulterado o malversado fondos de la congregación, ciertamente es necesario aplicar inmediatamente el principio bíblico de la disciplina. Si ha quebrantado la ley, hay que contactar con las autoridades civiles. Si hay familias afectadas, será necesario mucho trabajo pastoral. No obstante, debemos entender bien que muchos no creyentes estarán frotándose las manos y diciendo: “¿Veis? ¿Qué se puede esperar? Todo eso de la religión es pura hipocresía y falsedad”. Así, se desprecia a Cristo y la credibilidad del testimonio cristiano disminuye. Los cristianos deben refrenar sus lenguas, vigilar lo que dicen y ser especialmente cuidadosos en no decir nada innecesario a los no creyentes. Es tiempo de luto, no de chisme. “No lo anunciéis en Gat…

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 250). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Introducción a Proverbios

Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo

Escuela dominical #1

Introducción a Proverbios

Salvador Gómez Dickson

 

Introducción a Proverbios

“¿Y cuánto vale la sabiduría?¿Cuánto le vamos a atribuir nosotros a la sabiduría? ¿Qué precio le damos? Y, quizás si personalizamos la pregunta un poco más es, ¿Cuánto vale para ti la sabiduría?… El libro de proverbios es un libro que nos ayuda a elevar la apreciación que tenemos por la sabiduría…”

 

Salvador Gómez Dickson

Nació y creció en un hogar no cristiano siendo el menor de 4 hermanos. Conoció la gracia de Dios a la edad de 16 años. Es graduado de Ingeniería Industrial y de la Academia Ministerial de Trinity Baptist Church, New Jersey, donde estudio por cuatro años. Desde el año 1997 pertenece al Consejo de Pastores de Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo, donde tiene la responsabilidad de exponer la Palabra de Dios cada domingo, además de impartir clases de Escuela Dominical. Ha participado como invitado en conferencias nacionales e internacionales. Es profesor de la Academia Ministerial Logos, de IBSJ donde ha impartido clases de Hermenéutica, Exégesis Bíblica, Griego, Doctrina del Hombre, de Cristo y de la Salvación, Introducción al Nuevo Testamento, entre otras. Es miembro del consejo directivo del Midwest Center for Theological Studies (MCTS) en Owensboro, KY, autor del libro “Amigo de Pecadores” y escribe artículos que aparecen en su blog https://www.elsonidodelaverdad.blogspot.com.

Está casado con Johanny Pérez y es padre de cuatro hijos: Mónica, Javier, Verónica y Gabriel.

No hay paz sin Dios

jueves 7 septiembre

 

En los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos… desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural… crueles, aborrecedores de lo bueno.

2 Timoteo 3:1-3

Mas ya habéis sido lavados… santificados… justificados en el nombre del Señor Jesús.

1 Corintios 6:11

No hay paz sin Dios

El siglo 18 fue llamado el «siglo de las luces». La revolución francesa es considerada como la culminación de esta época marcada por corrientes de pensamientos opuestos a la idea de un Dios vivo que interviene en la vida de los hombres. ¿Qué sucede ahora? Nuestra sociedad trata, hoy más que nunca, de borrar toda referencia al cristianismo. Rechaza a Dios pero conserva una total confianza en la razón humana para resolver los problemas.

Sin embargo, después de muchos decenios, el balance de este modo de pensamiento que pretendía traer la libertad es muy negativo: delincuencia, violencia, confusión aumentan constantemente. ¿Y qué decir de las guerras en este mundo? ¡La paz está muy lejos! Ahora bien, desde el primer siglo el apóstol Pablo anunció que las cosas “irán de mal en peor” (2 Timoteo 3:13).

Dios no propone mejorar la sociedad. Sin embargo no abandona al hombre, dejándolo sin guía. Conoce sus necesidades, sus sufrimientos y sus dudas. Dios ama a todos los hombres y desea que todos “sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). Se reveló por medio de Jesucristo, su Hijo, quien vino para acercarse al hombre a fin de liberarlo de las tinieblas morales y de la muerte. Jesús dio su vida por pecadores perdidos y alejados de él. Mediante su sacrificio, ofrece a todos los que creen en él un sentido a la vida presente y un futuro más allá de la muerte: la vida eterna.

2 Crónicas 23 – 1 Corintios 14:1-19 – Salmo 104:5-13 – Proverbios 22:26-27

Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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