Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. (Santiago 4:8)
Lo que este versículo quiere decir es que hay una preciosa experiencia de paz, seguridad, armonía e intimidad con Dios que no es incondicional: depende de que no contristemos al Espíritu.
Depende de que dejemos los malos hábitos. Depende de que abandonemos las triviales inconsistencias de nuestra vida cristiana. Depende de que caminemos a la par con Dios y aspiremos al mayor grado de santidad.
Si esto es verdad, me temo que las afirmaciones po o cuidadosas que hoy en día se hacen acerca del amor incondicional de Dios, podrían llevar a las personas a dejar de hacer justamente lo que la Biblia dice que necesitan hacer para lograr la paz que buscan con tanta ansiedad. En nuestro intento de traer paz a las personas por medio de la «incondicionalidad», podríamos estar privándolas del remedio mismo que la Biblia prescribe.
Declaremos con denuedo las buenas nuevas de que nuestra justificación está basada en el valor de la obediencia y el sacrificio de Cristo, no en los nuestros (como dice Romanos 5:19: «porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos»).
Pero declaremos también la verdad bíblica de que el deleite en esa justificación, que se manifiesta en el gozo, la confianza y el poder para crecer en semejanza a Jesús, está condicionado a nuestra renuncia activa al pecado y a las malas costumbres, a la mortificación de los deseos de la carne, a la búsqueda de la intimidad con Cristo y a no contristar al Espíritu.
Devocional tomado del articulo “Does Unconditionality Conceal the Remedy?”
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6 – [6] – La Santidad de Cristo
Hace más de 30 años que el Dr. R.C. Sproul escribió su afamado libro “La Santidad de Dios”, el cual por la gracia de Dios ha sido de bendición y edificación a una multitud de personas alrededor del mundo. En esta serie de 6 estudios, R.C. Sproul explora bien de cerca el carácter de Dios, llevándonos a nuevas percepciones sobre el pecado, la justicia y la gracia. La Santidad de Dios examina el significado de la santidad y por qué las personas están fascinadas y aterrorizadas por un Dios santo. R.C. Sproul dice: “La santidad de Dios afecta cada aspecto de nuestras vidas – economía, política, atletismo, romance – todo con lo que estamos involucrados”.


