LA FUENTE DEL CONTENTAMIENTO

LA FUENTE DEL CONTENTAMIENTO

11/13/2017

He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. (Filipenses 4:11) 

El existencialismo, la actitud mental dominante de la psicología contemporánea, se ha infiltrado no solo en nuestro país, sino también en muchas iglesias. Da a entender que todo hombre tiene el derecho a hacer cualquier cosa que lo haga sentir bien. Pero una manera equivocada de pensar como esa se origina en el orgullo ególatra. Es la persona egoísta la que dice: “Si lo hace sentir bien pero me hace daño a mí, no puede hacerlo. Pero si me hace sentir bien pero lo daña a usted, puedo hacerlo de todas maneras”. Algunos se engañan a sí mismos al pensar que su pecado no perjudica a nadie, pero el pecado siempre termina haciendo daño.

En contraste con la egolatría, la Biblia dice que debemos ser humildes y altruistas (Fil. 2:3-4), amar a quienes nos maltratan (Mt. 5:44), y mostrar misericordia a quienes tropiezan repetidamente (1 P. 4:8). Esas virtudes ayudaron a Pablo a estar contento en cualquier circunstancia. En cambio, algunos creyentes toman todo lo que oyen y ven y lo filtran en su mente para ver si los hiere de alguna manera, lo que resultará en inmediata inestabilidad y ansiedad.

Cuando otros lo maltraten, la humildad lo ayudará a mantener el equilibrio.

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No endurezca su corazón

NOVIEMBRE, 13

No endurezca su corazón

Devocional por John Piper

Vemos, pues, que no pudieron entrar a causa de su incredulidad. (Hebreos 3:19)

A pesar de que el pueblo de Israel había visto la división de las aguas del Mar Rojo y lo había atravesado caminando sobre tierra seca, en el momento en que tuvieron sed, sus corazones se endurecieron contra Dios y no confiaron en que él tendría cuidado de ellos. Murmuraron contra él y dijeron que la vida en Egipto era mejor.

Este versículo fue escrito a modo de prevención. Cuántas personas que profesan ser cristianos dieron sus primeros pasos con Dios, escucharon que sus pecados podían recibir perdón y que ellos podrían salvarse del infierno e ir al cielo, y entonces dijeron: «No tengo nada que perder, así que creeré».

Pero en el transcurso de una semana, un mes, un año o diez años, la prueba llega: una temporada de sequía en medio del desierto. Un hastío por el maná y un deseo sutil pero creciente de volver a los placeres efímeros de Egipto. Como dice Números 11:5-6: «Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, de los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; pero ahora no tenemos apetito. Nada hay para nuestros ojos excepto este maná».

Es espantoso encontrarse en esta condición, descubrir que uno ya no está interesado en Cristo, su Palabra, la oración, la adoración, las misiones, el vivir para la gloria de Dios, y que, al contrario, todos los placeres temporales de este mundo resultan más atractivos que las cosas del Espíritu.

Si usted está en esta situación, le ruego que escuche al Espíritu Santo, que habla en este pasaje. Preste atención a lo que la Palabra de Dios dice. No endurezca su corazón. Despierte del engaño del pecado. Considere a Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra gran confesión, y aférrese a su confianza y esperanza en él.

Si usted nunca dio ni siquiera los primeros pasos con Dios, entonces ponga su esperanza en él. Vuélvase del pecado y de la confianza en sí mismo, y ponga su confianza en un gran Salvador. Estas cosas fueron escritas para que las creamos, perduremos y tengamos vida.


Devocional tomado del sermón “No endurezcan sus corazones en el día de la prueba”

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«La necesidad de orar siempre»

13 de noviembre

«La necesidad de orar siempre»

Lucas 18:1

Si los hombres deberían orar siempre y no desmayar, mucho más deben hacerlo los hombres cristianos. Jesús envió a su Iglesia al mundo con el mismo mensaje que él trajo del Cielo, y la misión que se le ha confiado a ella incluye la intercesión. ¿Qué te parecería si yo dijera que la Iglesia es el sacerdote del mundo? La creación es muda, pero la Iglesia debe proporcionarle una boca. Orar con aceptación constituye el alto privilegio de la Iglesia. Las puertas de la gracia están siempre abiertas a sus peticiones, las cuales nunca vuelven con las manos vacías. El velo se rasgó a causa de ella (de la Iglesia); la sangre se esparció por ella; y Dios constantemente la invita a que le pida aquello que desea. ¿Rehusará la Iglesia el privilegio que tal vez los ángeles le envidiarían? ¿No es ella la esposa de Cristo? ¿No tiene derecho a entrar en la presencia de su Rey a cada instante? ¿Desatenderá esos privilegios? La Iglesia siempre tiene necesidad de orar: siempre hay alguno en medio de ella que está enfriándose o cayendo en pecados manifiestos. Hay corderos por los cuales se debe orar para que Cristo los lleve en su seno. Hay que orar por los fuertes para que no se vuelvan presuntuosos, y también por los débiles para que no se desalienten. Si celebráramos todos los días del año una reunión de oración que durara las veinticuatro horas del día, en ningún momento quedaríamos sin asuntos por los cuales orar. ¿No estamos siempre rodeados de enfermos y de pobres, de afligidos y de vacilantes? ¿No nos rodean quienes ansían la conversión de sus familiares, la restauración de aquellos que se han vuelto al mundo y la salvación de los depravados? También debemos orar por las reuniones que se celebran constantemente, por los pastores que están siempre predicando y por los millones de pecadores muertos en sus delitos y pecados. ¿Cómo se excusará la Iglesia por haber olvidado la comisión que le confió su amante Señor, en un país sobre el cual están descendiendo las tinieblas del romanismo y en un mundo lleno de ídolos, de crueldad y de hechos diabólicos? Que la Iglesia sea constante en sus súplicas; que cada creyente eche en el arca de las ofrendas sus dos blancas de oración (cf. Mr. 12:42).

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 328). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

La Crianza de los Hijos

La Crianza de los Hijos

Marcos Peña

Marcos Peña fue llamado a salvación en algún momento de su adolescencia pues su madre lo expuso desde pequeño a la Palabra de Dios. Siendo un adolescente le predicó el evangelio a otros jóvenes que posteriormente fundaron Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo en 1978. Desde los inicios de nuestra Iglesia fue uno de sus jóvenes líderes, pasando algunos años de estudios teológicos formales entre el 1979 y 1980 en el Instituto Bíblico Quisqueyano. Fue elegido como diácono en febrero de 1987 y en abril del 2001 comenzó a formar parte del cuerpo de pastores de IBSJ. Ha dado clases del Antiguo Testamento en el Instituto Bíblico Logos.

Actualmente es responsable del grupo de jóvenes, imparte clases de Escuela Dominical y predica. El pastor Marcos Peña está casado con Carmen Julia Linares y es padre de tres hijas: Ika Marcel, Jennifer y Susan.

1 Crónicas 1–2 | Hebreos 8 | Amós 2 | Salmo 145

13 NOVIEMBRE

1 Crónicas 1–2 | Hebreos 8 | Amós 2 | Salmo 145

Hay un enlace temático entre las dos lecturas principales de hoy.

Con 1 Crónicas 1–2 comienza una serie de largos capítulos de información genealógica.

Este no es el tipo de material que nos atrae inmediatamente. Sin embargo, las genealogías bíblicas logran muchas cosas además de lo obvio, que es registrar la descendencia genealógica. Si uno estuviera leyendo la Biblia entera, en este momento las listas de nombres servirían, en parte, como un repaso: los inicios hasta David, y luego 1 y 2 Crónicas llevan al lector hasta el final de la dinastía activa de David. La genealogía también presenta brevemente algunas de las ramas que fácilmente podemos perder de vista al leer los relatos en sí. ¿Cómo están conectados los descendientes de Abraham con Noé? El propio Abraham tuvo hijos de tres mujeres: Hagar, Cetura y Sara. ¿Dónde acabaron?

Ciertamente, la genealogía no pretende ser exhaustiva. Se dirige hacia Judá y la dinastía davídica. Hay movimiento y cambio, desarrollos y pactos nuevos, pero desde el principio, el argumento de la Biblia ha sido un relato unificado que se dirige hacia el linaje davídico y, como último objetivo, hacia el “Hijo grandísimo del gran David” (ver meditaciones del 17 de mayo y 10 de septiembre).

En cuanto a género y énfasis, Hebreos 8 es muy distinto a las genealogías de los primeros capítulos de 1 Crónicas. No obstante, parte del argumento de este capítulo coincide con ciertas lecciones de 1 Crónicas. En este capítulo de Hebreos, el autor está afirmando que el tabernáculo (y, en principio, el templo) establecido por el pacto en el Sinaí no debe tomarse con la expresión final de la voluntad de Dios para la adoración de su pueblo. Esto sería malinterpretar su propósito en el panorama más amplio de la historia de la redención. El autor ya ha argumentado extensamente a favor de la superioridad del sacerdocio de Jesús frente al sacerdocio levítico (Hebreos 5–7) e incluso que este sacerdocio superior ya había sido anunciado por las mismas Escrituras del Antiguo Testamento. Ahora resalta el hecho de que el “santuario” construido en el desierto siguió exactamente el “patrón” que se le mostró a Moisés en el monte (8:5). El autor nos explica que se debía a que el santuario era sólo una sombra de la realidad. Convertirlo en la realidad final es malinterpretarlo. Además, los lectores del canon hebreo deberían saberlo. Ese tabernáculo estaba vinculado al pacto mosaico, pero siglos más tarde, en la época de Jeremías, Dios prometió la llegada de un nuevo pacto (8:7–12). “Al llamar ‘nuevo’ a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior; y lo que se vuelve obsoleto y envejece, ya está por desaparecer” (8:13). La llegada del nuevo pacto no sólo relega el tabernáculo del antiguo pacto al pasado, sino que demuestra la unidad del relato bíblico, pues utiliza corrientes diversas, aunque todas estas convergen en Jesús.

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 317). Barcelona: Publicaciones Andamio.

La fe de los padres es un ejemplo (1)

lunes 13 noviembre

Oh Señor, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro.

Génesis 24:12

La fe de los padres es un ejemplo (1)

En la primavera del año 1945, después de años de guerra, en Europa, poco a poco la vida volvió a la normalidad. Las condiciones materiales mejoraron mucho, pero el racionamiento seguía, y para la madre de familia que debía alimentar cada día siete bocas, la cosa no era fácil.

El coche de la familia, que se había estropeado mucho durante las hostilidades, podía circular nuevamente. ¡Para nosotros los niños, esa primera salida fue una fiesta! Tenía el objetivo preciso de buscar, en el campo, algunas patatas para completar la alimentación ordinaria. Desde nuestra más tierna infancia habíamos sido testigos de la fe de nuestros padres. Antes de salir, oramos juntos para pedir al Señor su ayuda y protección.

Después de algunos kilómetros de recorrido, al borde de la carretera, un automovilista trataba de remplazar una llanta pinchada.

–¡Papá, viste, ese hombre solo tiene un brazo!, exclamó mi hermano menor. Rápidamente dimos media vuelta y nos dirigimos al automóvil averiado. –¿Podemos ayudarle, señor?

–¡Por supuesto, muchas gracias! Y la llanta fue cambiada rápidamente.

No recuerdo la conversación que siguió, pero todavía veo a aquel hombre dar a mi padre una tarjeta en la que escribió unas palabras. Luego nos fuimos a la dirección indicada. Al llegar allá, las instrucciones anotadas en la tarjeta fueron ejecutadas rápidamente, y un gran saco de patatas fue colocado generosamente en nuestro maletero.

(mañana continuará)

Job 13-14 – Hebreos 5 – Salmo 122 – Proverbios 27:15-16

Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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