Cantad al Señor, bendecid su nombre; anunciad de día en día su salvación.

Miércoles 26 Septiembre

No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano; porque no dará por inocente el Señor al que tomare su nombre en vano.

Éxodo 20:7

Cantad al Señor, bendecid su nombre; anunciad de día en día su salvación.

Salmo 96:2

Tercer mandamiento: No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano

Debido a este mandamiento, algunos judíos practicantes nunca pronuncian directamente el nombre de Dios. Pero Dios no prohíbe pronunciar su nombre, al contrario, los profetas y los apóstoles nos invitan a orar invocando ese nombre: “Todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo” (Joel 2:32; Hechos 2:21; Romanos 10:13). Dios quiere que no pronunciemos su nombre con ligereza, que no lo empleemos para afirmar mentiras o medias verdades con la intención de enorgullecernos o de engañar a otros. Así, este mandamiento no solo prohibía los falsos juramentos, sino también las imprecaciones. El nombre de Dios tampoco puede ser invocado como un poder que está a nuestra disposición, como una prueba de protección, o para presionar a los demás.

El cristiano no debe olvidar que lleva el hermoso nombre de Cristo: ¡la palabra «cristiano» viene de ese nombre! Quizá débilmente muestra los caracteres de Cristo en su conducta y sus relaciones, da a conocer ese nombre de Jesús, el único mediante el cual podemos ser salvos (Hechos 4:12).

Nuestra cultura actual se caracteriza más bien por olvidar el nombre de Dios. ¿Nos avergonzaríamos de dar testimonio de nuestra fe? Recordemos que alabar el nombre de Dios, exaltar el nombre de Jesús, ese “buen nombre que fue invocado” sobre nosotros (Santiago 2:7), es fuente de gozo, de paz. “Oh Señor… a tu nombre da gloria” (Salmo 115:1).

(continuará el próximo miércoles)

Lamentaciones 2 – Filipenses 1 – Salmo 107:17-22 – Proverbios 24:5-6

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UNA FUENTE INAGOTABLE

Septiembre 25

UNA FUENTE INAGOTABLE

Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido.

1 Pedro 1:22

Los cristianos tenemos la gran responsabilidad de amar a los demás, pero ¿cómo la cumpliremos? Comprendiendo nuestro recurso.

El amor está a nuestro alcance, y es nuestra culpa si no aprovechamos el recurso necesario. Tenemos que someternos al Espíritu y aprender a amar. Debemos purificar nuestro corazón confesando nuestro pecado y comprender la urgencia de atraer a otros a Cristo mediante nuestro amor. Tenemos que tomar una decisión consciente de amar a los demás, tener comunión con otros creyentes y pensar en los demás y no en nosotros mismos. Y debemos considerar el efecto de amar a otros. El amor que se da inevitablemente regresa.

Cuando Dios lo salvó a usted, Él lo hizo una nueva criatura con la capacidad de cumplir la deuda del amor. La fuente del amor es inagotable. Usted tiene el privilegio de representar a Dios en el mundo amando a los demás como Él los amó y recibir amor a cambio.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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La vida depende de la Palabra de Dios

SEPTIEMBRE, 25

La vida depende de la Palabra de Dios

Devocional por John Piper

Les dijo: Fijad en vuestro corazón todas las palabras con que os advierto hoy, las cuales ordenaréis a vuestros hijos que las obedezcan cuidadosamente, todas las palabras de esta ley. Porque no es una palabra inútil para vosotros; ciertamente es vuestra vida. Por esta palabra prolongaréis vuestros días en la tierra adonde vosotros vais, cruzando el Jordán a fin de poseerla. (Deuteronomio 32:46-47)

La Palabra de Dios no es una nimiedad; es una cuestión de vida o muerte. Si tratáramos las Escrituras como palabras triviales o vacías, esto nos costaría la vida.

Incluso la vida de nuestro cuerpo físico depende de la Palabra de Dios, porque por su Palabra fuimos creados (Salmos 33:6Hebreos 11:3) y él «sostiene todas las cosas por la palabra de su poder» (Hebreos 1:3).

Nuestra vida espiritual empieza por la Palabra de Dios: «En el ejercicio de su voluntad, Él nos hizo nacer por la palabra de verdad» (Santiago 1:18); «Pues habéis nacido de nuevo… mediante la palabra de Dios que vive y permanece» (1 Pedro 1:23).

No solo empezamos a vivir por la Palabra de Dios, sino que también seguimos viviendo por la Palabra de Dios: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4Deuteronomio 8:3).

Nuestra vida física fue creada y sigue en pie por la Palabra de Dios, y nuestra vida espiritual surge y se sostiene por la Palabra de Dios. ¡Cuántas historias podríamos reunir que dieran testimonio del poder que la Palabra de Dios tiene para dar vida!

Sin lugar a dudas, la Biblia «no es una palabra inútil» para nosotros: ¡es nuestra vida! El fundamento de todo gozo es la vida. No hay nada más básico que la pura existencia —nuestra creación y la preservación de nuestra vida—.

Todo esto se lo debemos al poder de la Palabra de Dios. Por medio de este mismo poder, Dios habló en las Escrituras, para la creación y el sustento de nuestra vida espiritual. Por lo tanto, la Biblia no es palabra inútil, sino la vida misma: ¡la llama que enciende nuestro gozo!


Devocional tomado del libro “Deseando a Dios”, página 145

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2 Samuel 21 | Gálatas 1 | Ezequiel 28 | Salmo 77

25 SEPTIEMBRE

2 Samuel 21 | Gálatas 1 | Ezequiel 28 | Salmo 77

La larga profecía contra la ciudad-Estado de Tiro culmina con esta otra contra el rey de la misma (Ezequiel 28:1–19). Históricamente, el rey en cuestión fue Itobal II. Sin embargo, parece claro que el capítulo que nos ocupa no se centra tanto en un monarca determinado como en todo aquello que representa.

La acusación que se repite constantemente es que el rey de Tiro dice en su corazón: “Yo soy un dios” (28:2, 6, 9). El contexto muestra que el tema no es que el monarca esté realizando algún tipo de reivindicación personal y ontológica escandalosa, sino que está tipificando la actitud de Tiro en su conjunto, confiando inmensamente en sí mismo, orgulloso de sus fabulosos éxitos comerciales y, en consecuencia, terriblemente independiente. No hay sensación de debilidad o necesidad personal, mucho menos de dependencia del Dios que lo creó y que gobierna providencialmente sobre él. La raíz de esta situación se resume fácilmente: “Eres muy hábil para el comercio; por eso te has hecho muy rico. A causa de tus grandes riquezas te has vuelto arrogante” (28:5).

Las muchas alusiones a Génesis 2–3 (más claras en el texto hebreo que en sus traducciones) destacan las perversas dimensiones de la arrogancia. Creían estar en el Edén, el huerto de Dios (28:13), y ser querubines protectores (28:14), pero el Señor los expulsará (28:16). En otras palabras, su pecado es como el de Adán y Eva. Ellos también quisieron ser como Dios, independientes, conocedores del bien y del mal sin que nadie se lo dijese (¡ni siquiera su Creador!). El resultado es el mismo en ambos casos: ruina, desastre, muerte, juicio catastrófico. Sólo hay un Dios y no tolera tener rivales.

Este es un resumen bastante obvio del pasaje, pero debemos pensar qué dice este a cualquier cultura, país o iglesia aferrados a las riquezas actualmente. Las personas muy pobres pueden ser materialistas, en el sentido de que las posesiones materiales son lo que más desean. No es algo exclusivo de los ricos. No obstante, en este caso, la atención se centra en los pudientes, cuyas posesiones los han vuelto prepotentes. Están por encima de la gente común, de las demás naciones empobrecidas o desposeídas. ¿Hasta qué punto nos afecta la famosa frase de Jesús: “No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas” (Mt. 6:24)?

El hecho de que América sea una gran superpotencia en el panorama internacional ha alimentado mucho la arrogancia. Innumerables expertos han argumentado, con bastante razón, que la indiferencia moral ante las mentiras presidenciales debe atribuirse a una economía poderosa más que a cualquier otra cosa. Así pues, ¿hasta dónde y cuánto tiempo más nos dejará ir Dios si no se produce un gran y profundo arrepentimiento?

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 268). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Señor Dios mío, a ti clamé, y me sanaste.

Martes 25 Septiembre

Señor Dios mío, a ti clamé, y me sanaste.

Salmo 30:2

En la calamidad clamaste, y yo te libré.

Salmo 81:7

No buscaba a Dios (2)

Mi primera oración

“Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré” (Salmo 91:15). «Esta palabra de Dios me inquietaba constantemente… Entonces me dije: «No sabes todo, quizá Dios existe realmente». Y siguiendo el ejemplo que da el matemático Pascal, que en aquel entonces yo ignoraba, hice mi propia apuesta. Si Dios no existe, no tienes nada que perder. Pero si existe, todavía puedes ganarlo todo… En pocas palabras dije a Dios: «¡Seamos claros! No creo en ti, pero no soy omnisciente. Si existes realmente, cosa que dudo mucho, no soy yo el que debo encontrarte. ¡Revélate tú a mí!».

Incluso a una fe tan incompleta, el Dios todopoderoso responde. No se produjo nada tangible; mi estado de abatimiento persistió aún largos meses. Pero desde ese momento pasé del mundo del pecado al reino de la gracia. Durante quince largos meses, la convicción de mi estado de pecado ante mi Creador santo y justo no dejó de aumentar hasta que, maravillado, al fin descubrí que su ira, la cual yo merecía, había caído en la cruz del Gólgota sobre su muy amado Hijo, nuestro Salvador y Señor Jesucristo.

Fue así como el único verdadero Dios, Creador del cielo y de la tierra, Sostén infalible de su creación, Soberano legislador y Redentor de su pueblo, se dio a conocer a mí. En medio de mi admiración, descubrí que ese Dios era totalmente digno de toda mi confianza; y su Palabra escrita, la Biblia, era verdadera, totalmente fiable».

Pasajes del testimonio de J.-M. B.

Lamentaciones 1 – 2 Corintios 13 – Salmo 107:10-16 – Proverbios 24:3-4

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Una decisión consciente

septiembre 24

Una decisión consciente

Sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.

Colosenses 3:14

Todos los creyentes tenemos que tomar la decisión consciente de amar a los demás. Hace algún tiempo aconsejé a una pareja que había estado luchando seriamente en su matrimonio durante mucho tiempo. Les conté que tenían que tomar una decisión consciente de amarse el uno al otro. Tenían que adiestrarse en amar a veces cuando se sentían enojados. Tenían que sustituir la rudeza y las palabras ásperas con el amor.

Dos días después de nuestra conversación, el esposo me llamó y me dijo: “Solo quería que usted supiera que cada vez que surge un problema estamos esforzándonos por hacer todo lo que podamos en el Espíritu de Dios a fin de tomar una decisión consciente de amar, estar en paz y demostrar bondad sin que importe el precio para nuestro ego”. El optar por ser bondadoso con los demás y perdonarlos es un factor en aprender a amar. El Espíritu Santo lo capacita para hacer eso cuando usted adiestra su mente y se compromete a obedecer al Señor.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, www.portavoz.com

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Jesús y su búsqueda de gozo

SEPTIEMBRE, 24

Jesús y su búsqueda de gozo

Devocional por John Piper

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:2)

¿Será que el ejemplo de Jesús contradice el principio del hedonismo cristiano? Ese principio consiste en que el amor es el camino al gozo y que uno debiera elegirlo por esa misma razón, no vaya a ser que nos encontremos obedeciendo al Todopoderoso de mala gana, o que nos irrite el privilegio de ser un canal de la gracia, o que estemos menospreciando la recompensa prometida.

Hebreos 12:2 demuestra de un modo bastante claro que Jesús no contradice este principio.

La mayor obra de amor de todos los tiempos fue posible porque Jesús iba en pos de un gozo mayor de lo que podamos imaginar, es decir, el gozo de ser exaltado a la diestra de Dios en medio de la asamblea de un pueblo redimido: «por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz».

Al decir esto, el escritor tiene la intención de poner a Jesús como otro ejemplo, junto con los santos mencionados en Hebreos 11: aquellos que estaban tan entusiasmados y confiados en el gozo que Dios les ofrecía, que rechazaron los «placeres temporales del pecado» (11:25) y que eligieron ser maltratados con tal de estar alineados con la voluntad de Dios.

Por lo tanto, no es contrario a la Biblia afirmar que lo que sostuvo a Cristo en las horas oscuras en Getsemaní fue la esperanza del gozo que hallaría más allá de la cruz. Esto no cambia la realidad y la grandeza de su amor por nosotros, porque el gozo en el que su esperanza estaba puesta era el gozo de llevar muchos hijos a la gloria (Hebreos 2:10).

Su gozo radica en nuestra redención, que redunda en la gloria de Dios. La posibilidad de abandonar la cruz y, por lo tanto, abandonarnos a nosotros y renunciar a cumplir la voluntad del Padre, presentaba un panorama tan horroroso a la mente de Cristo que él rechazó esta posibilidad y abrazó la muerte.


Devocional tomado del libro “Deseando a Dios”, páginas 132-134

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2 Samuel 20 | 2 Corintios 13 | Ezequiel 27 | Salmos 75–76

24 SEPTIEMBRE

2 Samuel 20 | 2 Corintios 13 | Ezequiel 27 | Salmos 75–76

La estructura del Salmo 76 es de una simplicidad elegante, con una lección teológica que explicaré al final de esta meditación. Los seis primeros versículos recuerdan una gran liberación, un acontecimiento histórico concreto; los seis últimos pintan un cuadro a escala cósmica, cuyas perspectivas indican el triunfo de Dios también en este ámbito.

La particularidad histórica de los primeros seis versículos queda clara en los dos iniciales: “Dios es conocido en Judá; su nombre es exaltado en Israel. En Salén [otro nombre de Jerusalén, Génesis 14:18; Hebreos 7:2] se halla su santuario; en Sion [la fortaleza sobre la colina que David capturó] está su morada” (76:1–2). El centro de atención es, pues, Jerusalén, la ciudad en la que Dios se reveló. La referencia al “santuario” puede indicar que el tabernáculo seguía en pie, por lo que el templo aún no se habría edificado. Otra opción es que este existiese, pero se siguiese empleando el lenguaje del tabernáculo al ser la terminología utilizada en el pacto mosaico. En cualquier caso, fue en esta ciudad donde Dios “hizo pedazos las centelleantes flechas” (76:3, literalmente, “centellas”, cp. 78:48) y otras armas de guerra. Los versículos 4–6 sugieren un rescate repentino y espectacular como cuando el ángel del Señor destruyó por la noche al ejército de Senaquerib (Isaías 37:36; véase la meditación del 5 de junio). Dios mismo declaró: “No entrará en esta ciudad, ni lanzará contra ella una sola flecha” (Isaías 37:33). Compárese con: “Ninguno de estos hombres aguerridos volverá a levantar sus manos”.

El resto del salmo pinta con un pincel más grande. Ahora, Dios no reina desde Jerusalén, sino desde el cielo (76:8). Las lecciones de los seis primeros versículos se universalizan: “Tú, y solo tú, eres temido. ¿Quién puede hacerte frente cuando se enciende tu enojo?” (76:7). El versículo 10 es notablemente difícil de traducir. La “furia” de la primera línea puede ser la de Dios o la de las personas (véase nota a pie de página en la NVI). Cualquiera de las dos opciones es posible. Si es la “furia del hombre” (Coverdale) la que se vuelve alabanza a Dios, lo hace en este contexto porque él tiene la última palabra y responde con juicio, aunque también es cierto que el Señor obra con tal sabiduría providencial que puede hacer que la ira de los seres humanos le sirva incluso bajo las condiciones más extraordinarias (Hechos 2:23). Lo que queda claro en los versículos finales es que Dios reina sobre todas las cosas y nadie puede resistirse ante él.

Así pues, la estructura del salmo refleja en algunos aspectos la de la línea argumental de toda la Biblia, permitiendo a los lectores contemporáneos ver en los relatos de gracia y juicio del antiguo pacto representaciones de la revelación absoluta de Dios en gracia y juicio.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 267). Barcelona: Publicaciones Andamio.

No buscaba a Dios (1)

Lunes 24 Septiembre

No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Romanos 3:11-12

No buscaba a Dios (1)

«No buscaba a Dios. Me era indiferente, pese a que mis padres habían dejado las comodidades de la vida en Suiza para ser misioneros en África del Sur. Vivían una fe vigorosa y gozosa, fundada en la Biblia, leída y meditada en familia, y sobre todo obedecida. Yo admiraba todo esto, lo respetaba, pues amaba a mis padres. Pero su religión no me interesaba…

En el año 1960 dejé mi familia y África del Sur, mi país natal, para empezar mis estudios de Historia en la Sorbona, en Francia.

En nuestra vieja Europa descubrí el enfrentamiento inmisericorde de dos civilizaciones, la del ser y el parecer, las apariencias (estar de moda –el espíritu de la corte de todas las épocas– que hoy seduce a las almas a través de la televisión, Internet…), y la de las realidades temporales, morales y espirituales.

Un domingo en la tarde, en los años sesenta, en una estación de tren, todo se derrumbó… Repentinamente perdí incluso el sentimiento de existir. La sensación de la presencia de mi cuerpo me abandonó…

En su misericordia Dios, en un abrir y cerrar de ojos, quitó el velo sobre la vanidad de mi vida, sobre mi orgullo sin límite, mostrándome que el fruto, el único salario del pecado, es la muerte; que sin Él yo estaba espiritualmente muerto. Dios revelaba en mí mismo esta maldad, esta privación de sentido y de vida que, hasta entonces, había visto con repugnancia en los demás».

(continuará mañana)

“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños” (Mateo 11:25).

Jeremías 52:17-34 – 2 Corintios 12 – Salmo 107:1-9 – Proverbios 24:1-2

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SOMÉTASE AL ESPÍRITU

Septiembre 23

SOMÉTASE AL ESPÍRITU

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Romanos 5:5

Tiene que darle al Espíritu Santo el control absoluto de su vida. Usted puede aferrarse a los sentimientos de amargura, ansiedad y odio contra alguien, o puede rendirlos al Espíritu de Dios. Cuando usted se somete al Espíritu Santo, Él toma el control de su vida y sustituye la amargura con el amor y la venganza con el afecto. Pablo dijo: “Acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros” (1 Ts. 4:9).

La capacidad para amar a los demás está en usted; solo tiene que comprender ese recurso. Si usted se somete al Espíritu Santo, Él lo enseñará a amar.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, www.portavoz.com

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